Historia de las Indias (vol. 3 de 5) - 10

Total number of words is 5053
Total number of unique words is 1362
36.2 of words are in the 2000 most common words
49.1 of words are in the 5000 most common words
56.8 of words are in the 8000 most common words
Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
enferma y fatigada, y la más desmayada. Finalmente, dia de los Reyes
del año siguiente de 1503, entraron en un rio, al cual los indios
llamaban Yebra, y el Almirante le puso por nombre Belem, por honra de
aquel dia que los tres Reyes Magos aportaron á aquel Sancto Lugar.
Adelante deste rio está otro, una legua ó dos, que los indios decian
Veragua; mandó el Almirante sondar la entrada del primero, que es con
cierto plomo mirar qué tantos palmos ó brazas tiene de hondo, y tambien
el de Veragua, y hallaron tener catorce palmos el de Belem, cuando es
llena la mar, y mucho ménos el de Veragua. Subieron las barcas por el
de Belem arriba, hasta llegar á la poblacion, donde tuvieron noticia
que las minas del oro estaban en Veragua, puesto que los vecinos della
se pusieron al principio en armas, no queriendo oir á los españoles
ni hablarles, ántes resistirles la entrada; el dia siguiente fueron
las barcas por el rio de Veragua, y los vecinos tambien dél hicieron
lo mismo apedillándose unos á otros con sus armas; no sólo por tierra
trabajaban de defender que no pasasen adelante, pero entrando en el
agua, mas como iba con los españoles un indio de aquella costa, que
entendia su lenguaje, apaciguólos, afirmándoles que aquellos eran buena
gente, y que no les querian tomar cosa de las suyas sin pagársela,
y así se aseguraron y comenzaron á rescatar y contratar con los
cristianos, de los cuales se hobieron hasta 20 espejos de oro y algunos
cañutos, como cuentas y granos de oro, por fundir. Los cuales, para más
lo encarecer, fingian que se cogia muy léjos en unas sierras ásperas, y
que cuando lo cogian, no comian, ántes se apartaban de sus mujeres, y
otros encarecimientos semejantes.


CAPÍTULO XXV.

Visto que el rio de Belem era más hondo para entrar los navíos, acordó
el Almirante de entrar en él, y así, lúnes, 9 de Enero, entraron los
dos navíos, y otro dia siguiente, por esperar que fuese plena mar,
entraron los otros dos que pedian más agua, puesto que no crece ni
mengua, con la mayor marea, más de dos palmos. Vinieron luégo los
indios á contractar con los cristianos de lo que tenian, especialmente
pescado, el cuál entra de la mar tan inmenso número á temporadas,
que parece cosa increible á quien no lo haya visto; traian tambien
oro que daban por alfileres, y lo que era de más cantidad y precio
trocaban por cuentas y por cascabeles. Y como toda la fama de la
riqueza de las minas, los indios atribuyesen á Veragua, el tercero
dia, despues de la entrada, salió el Adelantado á la mar con las
barcas, para subir por el rio de Veragua hasta el pueblo donde residia
el Rey de la tierra, llamado Quibia, el cual, sabiendo la ida de los
cristianos, descendió él y gentes con él, en sus canoas, á rescebirlos,
el rio abajo. Llegadas las canoas á las barcas, hiciéronse todos buen
rescibimiento, como si fueran hermanos. Dió el Rey al Adelantado de
las joyas de oro que traia, y el Adelantado al Rey de las bujerías
y rescates de Castilla, por manera, que los unos quedaron de los
otros muy contentos y amigos, y volvióse con sus canoas el Rey á su
pueblo, y el Adelantado con sus barcas á los navíos. El dia siguiente
vino el Rey á ver al Almirante á los navíos, y como habia poco que
platicar, por no entenderse las lenguas, despues de obra de una hora,
el Almirante le dió algunas cosas de Castilla, y los suyos rescataron
algunas joyas de oro por cascabeles, y sin muchas ceremonias se
despidió, y se fué como se vino. Estando así, los españoles muy
contentos y alegres, un mártes, 24 de Enero, súbitamente vino aquel
rio de Belem de avenida tan crecido, que, sin poderse reparar echando
amarras á los navíos, dió el ímpetu del agua en la nao del Almirante
con tanta violencia, que le hizo quebrar la una de las dos anclas que
tenia, y fué á dar con terrible furia sobre uno de los otros navíos,
que le rompió la contramesana, que es uno de los mástiles, y entena,
donde va cierta vela, y van garrando ambas á dos (esto es llevar las
anclas arrastrando), y daban los golpes y relanzaduras ó vaivenes de
una parte á otra del rio, que no perderse allí todos cuatro navíos
fué negocio divino. Esta súbita venida é inundacion deste rio debió
ser algun grande aguacero (como los hace muchos en estas Indias), que
debió llover en las montañas muy altas que están sobre Veragua, que
llamó el Almirante de Sant Cristóbal, porque el pico de la más alta
parece exceder á la region del aire, porque nunca se ve sobre aquel
nube alguna, sino todas quedan muy más bajas, y, á quien lo mira,
parece que es una ermita. Estará, por lo ménos, á lo que se juzga,
20 leguas la tierra dentro, todas de grandísima espesura. No sólo
este peligro grande allí tuvieron, pero, ya que quisieran salir á la
mar, que estaba de los navíos no media milla, era tanta la tormenta
y braveza de la mar, que habia fuera, que no se hobieran movido del
rio, cuando fueran hechos los navíos pedazos á la salida de la barra;
en la cual eran tantas las rebentazones que hacia la mar, que ni las
barcas pudieron salir, por muchos dias que duró, para ir á ver por la
costa el asiento y disposicion de la tierra, para hacer un pueblo de
españoles que el Almirante hacer determinaba, y haber nueva de las
minas, que era lo que hacia á su caso. Pasados los dias destos tiempos
adversos, y de afliccion harta para todos, y más para el Almirante,
ya que abonanzó la mar, lúnes, á 6 de Febrero envió al Adelantado con
68 hombres por la mar, hasta la boca del rio de Veragua, que distaba
una legua ó poco más, á la parte del Occidente, y fueron por el rio
arriba otra legua y media, hasta el pueblo de aquel señor que dijimos
llamarse Quibia, donde estuvieron un dia informándose del camino de
las minas. De allí, fueron cuatro leguas y media á dormir en par de
un rio, que pasaron cuarenta y tres veces; y otro dia legua y media,
y llegaron á las minas que les mostraron tres indios quel señor mandó
que con ellos fuesen por guias. Llegados, segun dice el Almirante en
la carta que escribió á los Reyes desde Jamáica, que las guías les
señalaron muchas partes alrededor, que abundaban en oro, hácia el
Poniente, en especial por 20 jornadas. Finalmente, los españoles, en
obra de dos horas que allí quisieron tardar, cada uno cogió su poquillo
de oro entre las raíces (porque todo es gran espesura de arboledas),
con lo cual todos se contentaron y vinieron muy alegres aquel dia al
pueblo, y otro á los navíos; estimando ser gran señal de las riquezas
de aquella tierra, por sacar tanto, aunque poco, en tan poco tiempo, y
careciendo de industria, que se requiere mucha para sacallo. Despues se
supo que aquellas minas no eran las de Veragua, que más cerca estaban,
sino las de Urirá, que era otro pueblo de sus enemigos, á las cuales,
diz que, por hacerles enojo, mandó guiar allá los cristianos; y añide
otra razon D. Hernando, conviene á saber, porque se aficionasen de
pasarse allá, y dejasen su tierra sin embarazos. Tornó el Almirante á
enviar al Adelantado otra vez á que entrase por la tierra, y la costa
abajo, hácia el Poniente, á especular lo que por la tierra habia; y
así, salió el Adelantado, juéves, á 16 de Febrero del dicho año de 503,
con 59 hombres, y una barca por la mar con 14. Los cuales, otro dia
por la mañana, llegaron á un rio llamado Urirá, seis ó siete leguas
de Belem á la parte del Occidente. Sabido que iban por el señor de
aquella tierra, salió á recibillos una legua, con hasta 20 personas,
y presentóles mucha comida y bastimento, y rescataron algunos espejos
de oro. Estando un rato allí donde se toparon, fuéronse todos juntos
al pueblo, indios y cristianos, de donde salió gran número de gente á
recibillos; y teníanles aparejada una gran casa, donde los aposentaron
y les presentaron muchas y diversas cosas de comer. Desde á poco vino
á visitallos el señor de Dururi, otro pueblo de aquel cercano, con
mucha gente que traian algunos espejos para rescatar. De los unos y
de los otros, se supo que habia, la tierra dentro, señores de pueblos
que tenian gran riqueza de oro, y que era gente armada como nosotros,
pero esto postrero, ya pareció que, ó los indios mintieron porque no
entrasen los españoles más dentro, ó no los entendieron como hablasen
por señas. En lo que toca lo primero, que tuviesen mucha suma de oro,
harta verdad fué, segun pareció despues cuando por aquella tierra
dentro, hácia la mar del Sur, anduvo la gente de Pedrarias, como, si
Dios quisiere, se dirá. Otro dia siguiente, determinó el Adelantado de
entrar por la tierra más ahorrado, vista la bondad y mansedumbre de los
indios y caridad con que rescibian los cristianos; para lo cual mandó
volver por tierra toda la gente á los navíos, y, con hasta 30 hombres,
prosiguió su camino hácia un pueblo llamado Cobraba, donde habia más de
seis leguas de labranzas de maizales, y de allí fué á otro pueblo que
se decia Cateba; en los cuales se les hizo buen rescibimiento, dándoles
mucho de comer, y rescatando algunos espejos de oro. Estos espejos
eran como unas patenas de cálices, algunas grandes, otras menores, que
pesarian 12 ducados, y algunas más, y otras ménos, las cuales traian
colgadas al cuello, con una cuerda de algodon, como nosotros traemos un
_Agnus Dei_. Y porque ya el Adelantado se alejaba mucho de los navíos,
y por aquella costa ó ribera de la mar, no se hallaba puerto ni rio
que fuese más hondable que el de Belem, para hacer asiento de pueblo,
volvióse por el mismo camino con mucha cantidad de oro que habia de los
indios rescatado. El cual fué rescibido con harta alegría de su hermano
el Almirante, como trujese tan buenas nuevas, y mejor muestra de haber
por aquella tierra tanta riqueza de oro.


CAPÍTULO XXVI.

Con este contentamiento, y esperanza del mucho bien que se creia
alcanzar de tierra tan opulenta, como esta se les habia mostrado ser,
y en la verdad lo era y agora lo es, deliberó el Almirante dejar su
hermano, el Adelantado, en ella, con la mayor parte de los españoles,
para que poblasen y sojuzgasen la gente della, entre tanto que él
volvia á Castilla, para les enviar socorro de gente y bastimentos.
Estas son palabras de su hijo D. Hernando, con las que se siguen.
Dióse, pues, luégo con suma diligencia, en la quedada del Adelantado,
señalándole 80 hombres que con él quedasen. Acompañáronse de 10 en 10,
más ó ménos, segun entre sí se concertaban, y comenzaron á hacer sus
casas en la orilla ó ribera del rio dicho, Belem, cerca de la boca que
salia á la mar, obra de un tiro de lombarda, pasada una caleta que está
á la mano derecha, como entramos en el rio, sobre la cual entrada está
un morro ó montecillo más alto que lo demas. Las casas eran de madera,
cubiertas de hojas de palma, entre las cuales hicieron una casa grande,
para que fuese alhóndiga y casa de bastimentos. En esta se metió
mucha municion y artillería, con todo lo demas que para el servicio y
sustentacion de los pobladores se requeria, puesto que lo principal
de los bastimentos, como era bizcocho, y vino, y aceite, y vinagre, y
quesos, y legumbres, porque otra cosa de comer no habia, se dejaba,
como en lugar más seguro, en uno de los navíos que habia de quedar
con ellos, así para servicio de la mar, como para la segundad de la
tierra (y este fué el primer pueblo que se hizo de españoles en tierra
firme, puesto que luego desde á poco vino en nada).[1] Quedábales
tambien mucho aparejo de redes y anzuelos para las pesquerías, que,
segun se dijo, eran maravillosas, por la infinidad del pescado que
aquella tierra abunda en los rios y en la mar, que, á tiempos, vienen
de paso diversas especies de pescados. Péscanlos los indios de diversas
maneras, que muestran en ellos industria y mejor ingenio; hacen muy
buenas y grandes redes, y anzuelos de hueso y conchas de tortugas, y,
porque les falta hierro, córtanlos con unos hilos de cierta especie
de cáñamo que hay en estas Indias, que en esta Española llamaban
cabuya, y otra más delicada, nequen, de la manera que los que hacen
cuentas cortan con una sierra de hierro delgada los huesos; y no hay
hierro que de aquella manera no corten. Tienen otra manera de pescar
unos pececitos, tan menudos como unos fideos que se hacen de masa
en Castilla, y en esta isla llamaban tití, la última aguda. Estos
acuden cada luna, por sus temporadas, á la costa, huyendo de los peces
grandes, hasta que llegan á la orilla, y allí los atajan los indios
con unas esterillas ó muy menudas redes, y toman cuantos quieren,
los cuales envuelven en unas hojas de árboles, de la manera que los
boticarios hacen los confites en papeles; pónenlos en el fuego y así
se asan como si fuesen en horno cocidos, y los guardan mucho tiempo
para sus comidas, mayormente para cuando andan camino. Tienen otra
pesquería de sardinas, cuasi como la dicha: vienen á sus temporadas
infinitos cardumes de sardinas, huyendo de los peces mayores que las
persiguen, y con tanta velocidad que saltan en la playa, dos y tres
pasos, infinitas, y así no tienen más trabajo de cogella, como hacian
el maná los judíos. Tómanla tambien por otro artificio, conviene á
saber, que hacen un seto de hojas de palma en sus canoas, desde la proa
hasta la popa, medio por medio, de altura de tres codos, y paséanse los
indios por el rio, golpeando con los remos en el borde de la canoa, y
la sardina, con temor que no sea otro pescado que anda por comella,
salta, por salvar la canoa, y topa en el seto, y cae dentro, y con esta
industria tomaban cuanta querian. De los xureles, sábalos, liças, y
otras especies de pescados, vienen de paso, á temporadas, infinitos,
que es maravilla lo que hay por aquellos rios; toman dellos abundancia,
y muy asado lo conservaban mucho tiempo. Hacian de maíz vino blanco y
tinto, como se hace la cerveza en Flandes ó en Inglaterra, echando en
él de las que ellos tienen por buenas especias; es de muy buen sabor,
aunque como unos vinos bruscos ó de Gascuña. Hacian tambien otro
vino de árboles, que parecen palmas, y así son especie dellas, los
troncos ó mástiles son lisos, muy llenos de espinas, como de puerco
espin; del cogollo destas palmas, que es como palmito, rallándolo y
esprimiéndolo sacan el zumo, de que hacian el vino, hirviéndolo con
agua y mezclándole sus especias; tiénenlo por muy precioso vino, y
por más costoso, y, si lo hobieran de vender, llevaran por ello mayor
precio; hacian otro de piñas, una fruta preciosa y odorífera, de que
hablamos largo en nuestra Historia apologética. Item, otros de otras
frutas hacian, en especial, de una que nasce en árboles altísimos, que
es como toronjas ó pequeñas cidras; tiene cada una dos y tres cuescos
como nueces, aunque no redondos, sino de la forma de ajos ó castañas,
la cáscara de la cual es como de granada, y viéndola fuera del árbol,
luégo luégo parece granada, salvo que no tiene coronilla, el sabor es
como de durazno ó de buena pera; dellas son buenas, dellas mejores,
como acaece en todas las otras frutas. Estando ya las casas hechas y
lo demas que convenia para el pueblo de los españoles que allí habian
de quedar, y el Almirante para salir del rio, y tomar su viaje de
Castilla, como aquel rio de Belem los habia puesto en gran peligro con
las inundaciones y sobra excesiva de agua, que por él venia, que por
poco les hobiera destruido los navíos todos, por el contrario, la falta
del agua que con las muchas bonanzas de los tiempos y sequedad que
sucedió, y la poca que el rio traia, la resaca y olas de la mar, tapó
con arena tanto la boca que, habiendo cuando entraron 14 palmos de
hondo, la cual hondura era tasada para que los navíos nadasen, cuando
querian salir hallaron no más de 10, y así se hallaron cercados y
aislados, sin algun remedio, sino sólo de Dios, suplicándole que diese
lluvias y abundancia de agua, como los dias pasados rogaban que diese
seca y no lloviese tanto; porque, con llover, esperaban que el rio,
trayendo más agua, desazolvaria la entrada ó salida y boca del rio á la
mar, como cada dia se ve y experimenta en los rios semejantes.


CAPÍTULO XXVII.

Como los indios vieron que los españoles hacian casas y pueblo, para se
quedar y morar en aquella tierra, sin con ellos comunicarlo ni pedilles
licencia, sino como en suelo y cosa suya edificar, y conociendo ya
sus importunidades, y los atrevimientos y daños que dellos ya habian
rescibido, y haber tomado algunos indios, en las tierras de atras,
por fuerza, que traian en los navíos, no sintieron bien de su nueva
poblacion, y así, dice aquel piloto, arriba nombrado, Pedro de Ledesma,
en el proceso susodicho, que los indios se alteraron en ver tomar
posesion en su tierra, y lo mismo dijo el Almirante en la carta que
escribió á los Reyes desde Jamáica, como ninguna gente hobiera del
mundo, por bárbara é inculta que fuera, que muy mucho mal no sintiera
dello y que lo consintiera, y que con armas y todas sus fuerzas no
lo resistiera: esto no há menester prueba, porque ningun hombre de
razon hay que no lo acepte y á boca dello no lo conceda. Y porque,
por ventura, conocieron de los indios algunas señales de descontento,
acordaron de adoballo con añidir mayores agravios y más injustos y
violentos, y éstos fueron prender al señor de la tierra, y su mujer y
hijos, para dalles las gracias del buen acogimiento que les hicieron,
y así D. Hernando, como hombre que alcanzó poco del derecho destas
gentes, y de tener por injusticias las primeras que su padre comenzó
en esta isla, contra los naturales della, segun que en el primer
libro queda declarado, dice aquí, que se tuvo noticia por vía del
intérprete, que, «Quibia, rey de Veragua, tenia deliberado de venir
secretamente á poner fuego á las casas y matar los cristianos, porque
á todos los indios pesaba mucho que poblasen en aquel rio, y pareció
que para castigo suyo, y escarmiento y temor de los comarcanos, era
bien prendello con todos sus principales, y traellos á Castilla,
y que su pueblo quedase en servicio de los cristianos.» Estas son
formales palabras de don Hernando. ¿Qué mayor insensibilidad puede ser
boqueada ni pensada? ¿Qué injuria hicieron los indios á los españoles,
pesándoles á todos mucho que quedasen á poblar en su tierra gente
barbada, inquieta, fiera, cuyas obras no sanctas ni de virtud, ántes
escandalosas, injustas y malas, habian ya experimentado? ¿Era medicina
para aplacar aquel pesar, prender al Rey y á su mujer y hijos, y á
sus principales, y que el pueblo quedase para servilles, para que
á él fuese castigo y ejemplo á los comarcanos? ¿Qué delitos habian
cometido? ¿Eran, por ventura, dalles de comer y con alegría recibillos
en sus casas? ¿Y quién habia constituido juez al Almirante, y con qué
jurisdiccion para castigallos? ¿Con qué autoridad y jurisdiccion, con
cuál causa legítima y con qué justicia el Almirante condenaba todo
aquel pueblo á que á los españoles sirviese, siendo tanto y quizá más,
sacada la fe y cristiandad, que ellos, libres? ¿Por ventura, no tenian
más potestad y jurisdiccion, y más jurídica y justa sobre él y sobre
los suyos, pues eran Reyes y señores naturales, y ellos les ofendian
en su territorio y violaban la fe ó fidelidad que debian al buen
hospedaje que en su tierra y casas se les hacia? Y por consiguiente,
si quemalles el pueblo, y hacelles guerra, y matallos deliberaban,
justamente hacer no lo podian. Cuanto más, que porque el intérprete
les dijese que hacer aquello querian, no se seguia, que verdad fuese,
como el Adelantado, despues, cuando los fué á prender, vido que no
tenian ese brio. El remedio que eran obligados á tomar ya que fuera
verdad, lo que el intérprete dijo, si lo dijo, porque quizá no lo
entendieron, pues ninguna cosa, sino por señas le entendian, fuera
procurar de aplacar al Rey y á sus indios, con obras buenas, y dádivas
que le dieran, y lo más seguro y obligatorio que hacer debieran era
salirse de la tierra y dejarlos, lo mejor que pudieran, contentos, y
hecho esto, irse á Castilla y dar nuevas á los Reyes, para que despues,
cuando volvieran rescatadores y tambien predicadores de la fe, los
hallaran tambien quietos y satisfechos, y, con alegría, como á ellos
los recibieron, los recibieran. Pero no fueron dignos de ser alumbrados
para no caer en tan intolerable yerro, pues no pretendian sino buscar
oro por su propio interés y cudicia, errando cerca de los primeros
principios. Tornando á la historia que D. Hernando prosigue diciendo,
que para el efecto de la seguridad de aquellos que querian quedar en
aquel pueblo, el Adelantado con 74 hombres, á 30 de Marzo, fué al
pueblo de Veragua, que no tenia las casas juntas, sino desparcidas
como en Vizcaya, y como el rey Quibia supo que estaba el Adelantado
cerca, envióle á decir que no subiese á su casa, la cual estaba en un
altillo sobre el rio de Veragua. El Adelantado no curó de lo que se le
decia, y porque no se le huyese de temor suyo, acordó de ir con solos
cinco, dejando mandado á los que quedaban, que á trechos, de dos en
dos, se fuesen acercando, y que en sintiendo el sonido de la escopeta,
que agora llaman arcabuz, haciendo ala, rodeasen la casa porque nadie
se les escapase ni huyese. Aquí parece si aparejaba el Rey de matar
los españoles, pues el Adelantado llegó seguro con cinco compañeros, y
hizo lo que hizo. Así que, como ya llegase cerca de la casa del cacique
Quibia, envió otro mensajero diciéndole que no entrase en ella, porque
él saldria aunque estaba herido, y esto, diz que, hacian ellos porque
no viesen sus mujeres, que son celosos sobre manera, y así salió á
la puerta y se asentó diciendo, que sólo el Adelantado se allegase;
el cual fué, dejando proveido que cuando viesen que le asía por el
brazo, arremetiesen, y como llegó, comenzóle á hablar, preguntándole
de su indisposicion y de otras cosas de la tierra, mediante un indio
que traian tomado atras, que les parecia que algo lo entendian. El
Adelantado, fingiendo que señalaba dónde la herida tenia el Rey, asióle
de una muñeca, y como ambos fuesen de grandes fuerzas, túvolo tanto
cuanto bastó para que llegasen los cuatro españoles, y el otro soltase
la escopeta, y así acudieron todos los demas de la celada, y, llegados,
entran en la casa, donde habria 50 personas, entre chicas y grandes,
de los cuales fueron presos los más, entre los cuales hobo algunos
hijos y mujeres del mismo rey Quibia, y otras personas principales, que
ofrecian gran riqueza, diciendo que en el monte ó cierto lugar estaba
el tesoro, y que todo lo darian por su rescate. Esta fué la hazaña que
allí entónces hizo el Adelantado, con otras más. Pero porque ántes que
la tierra se apedillase, dióse priesa en enviar la presa, tan injusta
de aquellos inocentes, á las naos, él quedó, con la mayor parte de
la gente, para correr y perseguir y prender los demas parientes y
vasallos que se habian de sus violentas manos escapado. Platicando con
los que consigo tenia, quién llevaria la cabalgada á los navíos en
una barca, ofrecióse un piloto, tenido por hombre de buen recaudo, al
cual entregaron el Rey atado de piés y manos; y, avisándole que mirase
mucho no se le soltase, respondió quél lo tomaba á su cargo, y que,
si se le fuese, que le pelasen las barbas. Partido con él, y con los
demas, por el rio abajo, no faltando más de media legua de la boca para
entrar en la mar, comenzóse mucho á quejar el Rey del atadura de las
manos, y él, de lástima, desatóle del banco de la barca donde venia
reatado, teniéndolo de la trailla con buen recaudo, mas desde á poco
dió de presto consigo en el agua; él, no pudiendo retener la trailla,
por no ir tras él, acordó de soltallo, y así se escapó de sus manos. Y
porque ya era anochecido y con el rumor y movimientos de los demas que
llevaban en la barca, no pudieron ver ni oir á dónde iba á salir, por
manera, que nunca más dél pudieron saber cosa, y porque no le acaeciese
otro desman con los otros que llevaban presos, acordaron de no parar
hasta los navíos, harto avergonzados de haberles así el Cacique
burlado. El dia siguiente, que fué 1.º de Marzo, viendo el Adelantado
que sería trabajo demasiado seguir por tierra montuosa, como aquella
es, el alcance, acordó volverse á los navíos muy alegre de su hazaña,
con el despojo que habia robado en la casa del rey Quibia, que serian
obra de 300 ducados, en espejos y aguilillas y cañutillos, como cuentas
de oro, que se ponen á los brazos y piernas en hilos ensartados, y en
unas tiras de oro que traen al rededor de las cabezas, en manera de
corona, todo lo cual presentó al Almirante. De lo cual, diz que, sacado
el quinto para Sus Altezas, repartióse lo demas por los que fueron á la
entrada, como si fuera de muy buena guerra, contra turcos, apregonada;
y lo bueno es que añide D. Hernando, que, por señal de aquella tan
singular victoria, se dió una corona al Adelantado. Maravillosa,
cierto, fué por aquellos tiempos la ceguedad que, cerca del venir
á estas tierras y tratar á las gentes dellas como si fueran las de
África, en los entendimientos, primero del Almirante, y despues de los
demas, se hobo enjendrado. Pero pluguiera á Dios que en aquellos siglos
parara, y no estuviera hoy el mundo della estragado.


CAPÍTULO XXVIII.

En estos dias envió Dios muchas lluvias, y creció el rio y abrió la
entrada en la boca para que los navíos pudiesen salir á la mar, y así,
determinó el Almirante de se volver á Castilla con los tres navíos,
dejando el uno á su hermano el Adelantado, y á los que con él quedaban
en el pueblo, que allí, en Veragua, determinaron hacer, como es dicho.
Tambien pensó venir por esta isla Española, y de aquí enviarles el
socorro que pudiese. Salió, pues, con los tres navíos, fuera del
rio, á la mar, despedido de su hermano y de los demas, echadas sus
anclas una legua de la boca, esperando que hiciese buen viento para
proseguir su viaje. No faltó cierta ocasion, para, entre tanto, enviar
la barca á tierra el rio arriba, y esta fué tomar agua y otras cosas
que debiera el Almirante querer á su hermano proveer; y como el rey
Quibia, que de la prision en el rio, llevándolo á los navíos, se habia
escapado, quedase della y de la de su mujer y hijos, y los otros
suyos tan lastimado, y de los otros agravios, y viese salidos los
tres navíos y el Almirante, ó, por ventura, no esperaba que saliesen,
sino, cuando tuvo su gente recogida y aparejada, vino sobre el pueblo
de los españoles, al mismo punto que llegaba por allí la barca, y
hízolo tan secreto que no fué sentido hasta que estaba del pueblo
diez pasos, por la mucha espesura del monte que al pueblo cercaba, y
arremeten con tan gran ímpetu y alarido, que parecian romper los aires.
Y como los españoles estaban descuidados, lo que no debieran, pues
sabian los daños tan graves que habian cometido á quien no les habia
hecho agravio, ántes recreado, y debieran temer que los agraviados
no se descuidaban, y las casas eran cubiertas de paja ó de palmas,
tirábanles las lanzas, que eran palos tostados con puntas de huesos
de pescado, que las clavaban áun por las mismas paredes de las casas,
que pasaban de claro en claro, y así, en breve tiempo, habian á algunos
bien lastimado. El Adelantado era hombre valeroso y de mucho ánimo,
y, con siete ó ocho españoles que á él se allegaron, hizo varonil
rostro, animándolos de manera que retrujeron á los indios, hasta que,
en el monte, que estaba, como se dijo, cerca, los encerraron. De allí
tornaban los indios á hacer algunas arremetidas tirando sus varas y
recogiéndose, como suelen hacer los que juegan, entre nosotros, cañas;
y cierto, sus guerras, como carezcan de hierro y de todas armas que
de hierro se hacen, poco más sangrientas son que juegos de cañas, si
no es cuando los españoles son tan pocos y tan desarmados, y en pasos
peligrosos, y todo es acaso y muy pocas veces en muchos años. Pero como
siempre, por la dicha causa, los tristes desnudos y desarmados, han
de llevar, como siempre llevaron, la peor parte, como los españoles
los lastimasen con las espadas, donde quedaban sin piernas y barrigas,
y cabezas, y sin brazos, y en especial de un perro lebrel que tenian
los españoles, que rabiosamente los perseguia y desgarraba, pusiéronse
en huida, que es su principal arma, dejando un español muerto y siete
ú ocho heridos, pero de ellos bien se puede creer, que no recibieron
chico estrago. Uno de los heridos fué el Adelantado, á quien hirieron
por los pechos con una de sus lanzas, y al cabo no le hizo mucho
You have read 1 text from Spanish literature.
Next - Historia de las Indias (vol. 3 de 5) - 11
  • Parts
  • Historia de las Indias (vol. 3 de 5) - 01
    Total number of words is 4679
    Total number of unique words is 1491
    35.1 of words are in the 2000 most common words
    49.2 of words are in the 5000 most common words
    56.8 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 3 de 5) - 02
    Total number of words is 4980
    Total number of unique words is 1283
    40.1 of words are in the 2000 most common words
    53.5 of words are in the 5000 most common words
    61.1 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 3 de 5) - 03
    Total number of words is 4998
    Total number of unique words is 1349
    39.3 of words are in the 2000 most common words
    53.3 of words are in the 5000 most common words
    59.8 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 3 de 5) - 04
    Total number of words is 4986
    Total number of unique words is 1328
    40.3 of words are in the 2000 most common words
    53.5 of words are in the 5000 most common words
    58.9 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 3 de 5) - 05
    Total number of words is 4964
    Total number of unique words is 1349
    37.4 of words are in the 2000 most common words
    51.3 of words are in the 5000 most common words
    58.4 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 3 de 5) - 06
    Total number of words is 5024
    Total number of unique words is 1391
    37.2 of words are in the 2000 most common words
    48.6 of words are in the 5000 most common words
    54.4 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 3 de 5) - 07
    Total number of words is 5000
    Total number of unique words is 1360
    36.7 of words are in the 2000 most common words
    51.9 of words are in the 5000 most common words
    57.6 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 3 de 5) - 08
    Total number of words is 4936
    Total number of unique words is 1423
    36.5 of words are in the 2000 most common words
    49.6 of words are in the 5000 most common words
    57.4 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 3 de 5) - 09
    Total number of words is 4974
    Total number of unique words is 1318
    37.0 of words are in the 2000 most common words
    53.6 of words are in the 5000 most common words
    60.1 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 3 de 5) - 10
    Total number of words is 5053
    Total number of unique words is 1362
    36.2 of words are in the 2000 most common words
    49.1 of words are in the 5000 most common words
    56.8 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 3 de 5) - 11
    Total number of words is 5048
    Total number of unique words is 1338
    38.0 of words are in the 2000 most common words
    52.4 of words are in the 5000 most common words
    58.9 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 3 de 5) - 12
    Total number of words is 4975
    Total number of unique words is 1338
    37.1 of words are in the 2000 most common words
    49.5 of words are in the 5000 most common words
    55.5 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 3 de 5) - 13
    Total number of words is 4988
    Total number of unique words is 1411
    37.2 of words are in the 2000 most common words
    50.5 of words are in the 5000 most common words
    57.7 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 3 de 5) - 14
    Total number of words is 4972
    Total number of unique words is 1439
    36.7 of words are in the 2000 most common words
    49.9 of words are in the 5000 most common words
    56.8 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 3 de 5) - 15
    Total number of words is 5025
    Total number of unique words is 1332
    38.4 of words are in the 2000 most common words
    51.4 of words are in the 5000 most common words
    58.2 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 3 de 5) - 16
    Total number of words is 4890
    Total number of unique words is 1505
    34.7 of words are in the 2000 most common words
    46.9 of words are in the 5000 most common words
    51.5 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 3 de 5) - 17
    Total number of words is 4981
    Total number of unique words is 1111
    39.3 of words are in the 2000 most common words
    50.1 of words are in the 5000 most common words
    56.7 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 3 de 5) - 18
    Total number of words is 5022
    Total number of unique words is 1305
    40.1 of words are in the 2000 most common words
    53.6 of words are in the 5000 most common words
    59.3 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 3 de 5) - 19
    Total number of words is 5020
    Total number of unique words is 1424
    37.5 of words are in the 2000 most common words
    51.3 of words are in the 5000 most common words
    57.3 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 3 de 5) - 20
    Total number of words is 4961
    Total number of unique words is 1390
    38.3 of words are in the 2000 most common words
    50.8 of words are in the 5000 most common words
    56.6 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 3 de 5) - 21
    Total number of words is 5016
    Total number of unique words is 1440
    35.9 of words are in the 2000 most common words
    47.9 of words are in the 5000 most common words
    55.3 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 3 de 5) - 22
    Total number of words is 4916
    Total number of unique words is 1478
    35.0 of words are in the 2000 most common words
    49.3 of words are in the 5000 most common words
    54.7 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 3 de 5) - 23
    Total number of words is 4992
    Total number of unique words is 1353
    35.8 of words are in the 2000 most common words
    49.2 of words are in the 5000 most common words
    56.0 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 3 de 5) - 24
    Total number of words is 4904
    Total number of unique words is 1430
    35.5 of words are in the 2000 most common words
    47.5 of words are in the 5000 most common words
    52.7 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 3 de 5) - 25
    Total number of words is 4944
    Total number of unique words is 1453
    36.2 of words are in the 2000 most common words
    48.9 of words are in the 5000 most common words
    55.2 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 3 de 5) - 26
    Total number of words is 4950
    Total number of unique words is 1388
    36.2 of words are in the 2000 most common words
    50.0 of words are in the 5000 most common words
    56.7 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 3 de 5) - 27
    Total number of words is 4805
    Total number of unique words is 1517
    31.4 of words are in the 2000 most common words
    44.3 of words are in the 5000 most common words
    49.8 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 3 de 5) - 28
    Total number of words is 4865
    Total number of unique words is 1361
    35.0 of words are in the 2000 most common words
    48.3 of words are in the 5000 most common words
    53.8 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 3 de 5) - 29
    Total number of words is 5023
    Total number of unique words is 1362
    37.9 of words are in the 2000 most common words
    50.0 of words are in the 5000 most common words
    56.3 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 3 de 5) - 30
    Total number of words is 5009
    Total number of unique words is 1262
    37.8 of words are in the 2000 most common words
    50.0 of words are in the 5000 most common words
    56.3 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 3 de 5) - 31
    Total number of words is 5047
    Total number of unique words is 1309
    37.7 of words are in the 2000 most common words
    51.7 of words are in the 5000 most common words
    58.2 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 3 de 5) - 32
    Total number of words is 5105
    Total number of unique words is 1355
    36.7 of words are in the 2000 most common words
    49.7 of words are in the 5000 most common words
    57.4 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 3 de 5) - 33
    Total number of words is 2721
    Total number of unique words is 884
    41.8 of words are in the 2000 most common words
    54.9 of words are in the 5000 most common words
    59.9 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.