Historia de las Indias (vol. 3 de 5) - 04

Total number of words is 4986
Total number of unique words is 1328
40.3 of words are in the 2000 most common words
53.5 of words are in the 5000 most common words
58.9 of words are in the 8000 most common words
Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
en un navío, por la mar, los cuales despachados, hízose á la vela el
navío, y llegaron á la isleta de la Saona, 30 leguas deste puerto, y
que está una legua ó poco más desta isla, cuasi apegada, la gente de
la cual, con toda la provincia de Higuey, que es en esta isla y á la
isleta comarcana, era la alzada, que daban por buenas nuevas á los
que veniamos, cuando llegamos, como arriba queda declarado. Llegado
el navío á la isleta, salieron á tierra ocho hombres á pasearse y
recrearse; los indios, viendo venir el navío, estimando que era de los
que allí habian estado poco ántes, y hecho la obra que luego se dirá,
no tardaron en aparejarse, y así como los ochos salieron en tierra,
puestos los indios en celada, dieron sobre ellos y matáronlos. La
justicia y derechos que para ello tuvieron, es la siguiente, la cual
hobe de personas de aquellos tiempos, y así la refiero con verdad, sin
añadir, ántes creo, que, cuanto á la esencia del caso, quito mucho
encarecimiento y ahorro muchas palabras. Entre la gente de aquella
isleta de la Saona y los españoles que vivian en este puerto y villa
de Sancto Domingo, habia mucha comunicacion y amistad, por lo cual
enviaban los vecinos desta villa una carabela, cada y cuando que tenian
necesidad, y sin ella, y los indios desta isleta se la cargaban,
principalmente de pan, porque era dello abundante. Entre otras, una
vez, pocos dias ántes que con el Comendador de Lares llegásemos, fué
la carabela por el pan; el señor y Cacique de la isleta, con toda su
gente, recibieron á los españoles como tenian de costumbre, como si
fueran ángeles, ó cada uno su padre y su madre. Pusieron luego por obra
de la cargar, con todo el regocijo y alegría que puede mucho pensarse,
y, porque como entre los españoles seglares, se acostumbra de no ir de
una parte á otra sin llevar consigo su espada, de aquella manera no
se mudaban los españoles sin llevar consigo un perro, y perros de los
bravos, muy bien doctrinados á desgarrar y hacer pedazos á los indios,
á los cuales temian los indios más que á los mismos diablos. Andaban,
pues, mucho número de indios acarreando cargas del pan caçabí, y
echábanlo en la barca que á la carabela lo llevaba; el señor y Cacique
de la isla traia una vara en la mano, andando de una parte á otra,
dando priesa á sus indios, por hacer placer á los cristianos. Estaba
por allí un español que tenia el perro por la cadena, y como el perro
via al Cacique con la vara, y mucho menearse, cebábase muchas veces
á querer arremeter á él, como estaba en desgarrar indios tan bien
amaestrado, y con dificultad el español lo podia refrenar, y dijo á
otro español, «¿qué cosa sería si se lo echásemos?» y, dicha aquella
palabra, él ó el otro, revestidos del diablo, dijo al perro: «tómalo»,
burlando, creyendo podello tener. Oido el perro, «tómalo», arremete
con tanta fuerza como si fuera un poderoso caballo desbocado, y lleva
tras sí al español, arrastrándolo; y, no pudiéndolo tener, suéltalo,
y va tras el Cacique, y dale un bocado de aquellos ijares, y creo, si
no me he olvidado, que le asió de las tripas; y el Cacique huyendo
á una parte, y el perro con ellas en la boca, y tirando hácia otra,
las iba desliando. Toman los indios su desventurado señor, que desde
allí á poco espiró, y llévanlo á enterrar, con gritos que ponian en el
cielo, lamentando; los españoles, toman su buen perro y compañero, y
luego, vánse á la carabela, y en ella viénense á este puerto, dejando
hecho aquel buen recaudo. Sábelo á la hora, ó en breve, la provincia
de Higuey, en especial un señor llamado Cotubáno ó Cotubanamá, la
penúltima sílaba del primer vocablo y la última del segundo luengas,
el cual era el más cercano, y tambien harto más que otros esforzado;
pónense todos en armas, con propósito de, cada y cuando que pudiesen,
se vengar, y porque ántes no pudieron hasta que aquellos ocho que
iban al puerto de Plata vinieron, que creo que todos eran marineros,
ó los más, su propósito y justicia no ejecutaron. Estos eran los
indios alzados y de guerra, que nos daban por buenas nuevas, los que
acá estaban, cuando veniamos, porque terniamos donde hacer esclavos.
Agora puede cualquiera leyente que tenga algun juicio de razon, y mejor
si teme á Dios, juzgar, no con mucha dificultad, si en matar á los
ocho, aunque ellos por entónces no los ofendieron, tuvieron derecho,
justicia y razon; y dije «por entónces no los ofendieron», porque quizá
los habian ofendido ántes otras veces, segun que alguno dellos que yo
cognoscí habia por allí andado. Y puesto que aquellos todos hayan sido,
cuanto á este hecho, inocentes, no por eso injustamente los mataron,
porque la nacion que justa guerra tiene contra otra, no es obligada á
andar discerniendo, si aquel es inocente ó aquel nó; si no fuese que
ser inocente alguno pareciese al primer aspecto ó con poco discurso
manifiesto; así como los niños, ninguno dudará en que sean inocentes
al primer aspecto y con poco discurso, como los labradores que andan
ocupados en sus labranzas, y los que estuviesen apartados, como en una
isla, de su propio señor, que mueve la guerra injusta, como suponemos,
de los cuales se puede presumir, con poco discurso de consideracion,
que ni saben della, ó al ménos no ayudan, ni tienen en ella culpa.
Todo el contrario desto es en el presente caso, porque ningun español
hobo en aquellos tiempos, de los que habia en esta isla, que no fuesen
de los indios ofensores, y les hiciesen grandes é irreparables daños;
y, por consiguiente, racionabilísimamente podrian presumir y juzgar,
sin pecado, que cuantos viesen venir á su isleta eran nocentes, y sus
enemigos, y que les venian á hacer las obras que los otros, puesto que
entónces de Castilla llegasen, y así tambien, sin pecado, matallos.
Pero dejemos este derecho y justicia para delante el divino juicio, que
se lo há para sí reservado.


CAPÍTULO VIII.

Sabido este hecho, quedos vecinos indios de la Saona hicieron en
aquellos ocho cristianos luego el Comendador de Lares determinó de
envialles á hacer guerra (porque para se la mover poco achaque bastaba,
segun la costumbre que todos los españoles por entónces tenian), á más
de haber rescibido el agravio de habellos muerto tan inhumanamente á
su señor; porque ya sabian todos los españoles desta isla, que los
indios habian de quedar lastimados y llenos de toda amargura, y que
se habian de alzar, y matar los españoles que pudiesen. De manera,
que haberles hecho grandes injurias, insultos y daños irreparables,
cada y cuando que agravios, y robos y muertes les hacian, tenian por
justa causa y jurídico título para los mover guerra; y el título que
luego publicaban, era que se habian alzado, y su alzamiento, muchas y
diversas veces, cierto, era huirse á los montes y esconderse solamente
dellos. Apercibió, pues, los pueblos de los españoles que habia en
esta isla, que eran, no más de cuatro villas, Santiago, la Concepcion
el Bonao y esta de Sancto Domingo, mandando, que de cada uno saliese
cierta gente, y de la gente que habia venido de Castilla, con él, los
que se hallaron sanos; todos, con el ánsia de hacer esclavos, fueron
de muy buena voluntad. Apregonada ya la guerra á fuego y sangre,
juntarse hian 300 ó 400, segun yo creo; nombró por Capitan general, á
Juan de Esquivel, de quien dijimos en el capítulo precedente, haber
traido del Rey, que del oro que se sacase de las minas no se pagase
más del quinto, y con la gente de cada villa de los españoles, iba
tambien su Capitan. Acostumbrábase tambien llevar toda la gente de
indios que estaban sujetos, con sus armas, en su ayuda, que no era
poca la guerra, que, por miedo de los españoles y por contentarlos,
estos á aquellos hacian, y así se acostumbró despues en todas estas
Indias. Llegados á la provincia de Higuey, que, por comun nombre,
llamamos á mucha de aquella tierra (y es la tierra más oriental desta
isla, y que primero vemos y topamos viniendo de Castilla), hallaron
los indios aparejados para pelear y defender su tierra y sus pueblos,
si así pudieran como querian; pero como todas sus guerras eran como
juegos de niños, teniendo las barrigas por escudos para rescibir
las saetas de las ballestas de los españoles, y las pelotas de las
escopetas; como peleasen desnudos en cueros, no con más armas de sus
arcos y flechas, sin hierro, y con piedras donde las habia, poco sosten
podian tener contra los españoles, cuyas armas son hierro, y sus
espadas cortan un indio por medio, y las fuerzas y corazones tienen
de acero; pues de los caballos no digo, que en una hora de tiempo
alancea uno sólo 2.000 dellos. Finalmente, hacian cara un rato en los
pueblos, y, no pudiendo sufrir las ballestas y escopetas, y tambien
las espadas, cuando se llegaban cerca, deshechos sus escuadroncillos,
y desjarretados y muertos muchos dellos, toda su guerra era huir á los
montes, y por las breñas esconderse. Los cuales, aunque desnudos en
cueros vivos, y sin armas ofensivas ni defensivas, hicieron algunos
hechos señalados, y contaré uno: Dos de caballo, personas señaladas
en la gineta, que yo bien cognoscí, llamados Valdenebro y Pontevedra,
vieron un indio en un bueno y grande campo; dijo el uno al otro:
«déjamele ir á matar;» arremete con el caballo y alcánzalo; el indio,
de que vido que lo alcanzaba, vuélvese á él, no sé si le tiró algun
flechazo, el Valdenebro, encuéntralo con la lanza, y pásalo de parte á
parte, el indio, toma con las manos la lanza, y métela más, y váse por
ella hasta tomar las riendas en la mano; saca el espada el de caballo
y métesela por el cuerpo, el indio quítale de las manos el espada,
teniéndola en el cuerpo; saca el puñal y méteselo en el cuerpo, el
indio, quítaselo de las manos: ya quedó el de caballo desarmado. Vélo
el otro, de donde estaba, bate las piernas al caballo, encontrándolo
con la lanza, y, tomada por el indio, hace lo mismo del espada y del
puñal; hélos aquí ambos desarmados, y el indio con seis armas en el
cuerpo, hasta que se apeó el uno, y sácale el puñal con una coce que le
dió, y luego cayó muerto el indio en el suelo. Esto acaesció en esta
guerra, y fué público y notorio. Idos á los montes, luego era cierto
irlos á montear en cuadrillas, donde, hallándolos con sus mujeres y
hijos, hacian crueles matanzas en hombres y mujeres, niños y viejos,
sin piedad alguna, como si en un corral desbarrigaran y degollaran
corderos. Tenian por regla los españoles, como arriba queda dicho, en
las guerras que hacian á los indios, ser siempre, no como quiera, sino
muy mucho y extrañamente crueles, porque jamás osen los indios dejar
de sufrir la aspereza y amargura de la infelice vida que con ellos
tienen, y que ni si son hombres conozcan, ó en algun momento de tiempo
piensen; muchos de los que tomaban cortaban las manos ambas, á cercen,
ó, colgadas de un hollejo, decíanles: «anda, lleva á vuestros señores
esas cartas;» conviene á saber, esas nuevas. Probaban en muchos las
espadas, quién tenia mejor espada ó mejor brazo, y cortaba el hombre
por medio, ó le quitaba la cabeza de los hombros de un piquete, y sobre
ello hacian apuestas; á los señores que prendian, no escapaban del
fuego. Creo que á la gran señora vieja, que arriba dijimos llamarse
Higuanamá, la última sílaba luenga, presa, la ahorcaron, si bien me
acuerdo. Traian una carabela por la mar, por allí cerca, para cuando
fuese menester, en la cual pasaron á la isleta de la Saona; hicieron
los indios un rato cara, y luego dieron á huir, como suelen, y aunque
es toda montes espesos, y hay algunas cuevas en las peñas, pero no se
pudieron esconder. Juntaron presos sobre 600 á 700 hombres, y métenlos
en una casa, y allí los meten todos á cuchillo; y mandó el Capitan
general, que era, como dije, aquel caballero Juan de Esquivel, que
sacasen todos aquellos muertos y los pusiesen al rededor de la plaza
del pueblo, y que contasen cuántos eran, y halláronse los que dije; y
así vengaran los ocho cristianos, que ántes, pocos dias, los indios
habian allí, con tan justa causa, muerto. Hicieron todos los que
tomaban á vida, esclavos, que es lo que principalmente los españoles,
aquí en esta isla, y despues en todas las Indias, pretendieron, y á
esto enderezaron siempre sus pensamientos, sus deseos, sus industrias,
sus palabras y sus buenos hechos. Desta manera dejaron aquella isleta,
destruida y desierta, siendo el alholi del pan, por ser muy fértil.
Viéndose las gentes de aquel reino tan lastimadas, tan corridas, tan
perseguidas, y de remedio alguno tan desesperados, y que ni en las
entrañas de la tierra podian escaparse, comenzaron á enviar mensajeros
los señores de los pueblos, diciendo que no querian guerrear, que
ellos los servirian, que más no los persiguiesen; rescibiéronlos de
paz, el Capitan general y los Capitanes, benignamente, afirmándoles
que no se les haria más mal, y por eso, que no hobiesen miedo de venir
á morar á sus pueblos. Concertaron y pusieron con todos ellos que
hiciesen allí, en cierta parte, una gran labranza de su pan para el
Rey, y que cumpliendo ellos esto, estarian seguros de que no vernian
á esta ciudad de Sancto Domingo á servir, como ellos temian y pedian,
y de que de algun español mal ni daño rescibiesen. Entre otros que
vinieron á visitar los cristianos y hacer reverencia al Capitan general
y Capitanes, fué uno de los mayores señores, y más valeroso, por ser
muy esforzado entre ellos, y aunque su persona daba noticia de quién
era, por la gran persona que tenia y autoridad que representaba, como,
si Dios quisiere, se dirá más largo, cuando hablaremos otra vez dél;
este fué Cotubanamá ó Cotubáno, segun ya dijimos, que frontero de la
dicha isleta Saona tenia su estado y tierra. A este, como á señor
principal y señalado, el Capitan general dió su nombre, trocándolo por
el suyo, diciendo que se llamase desde adelante Juan de Esquivel, y
que él se llamaria Cotubáno, como él. Este trueque de nombres en la
lengua comun desta isla, se llamaba ser yo y fulano, que trocamos los
nombres, guatiaos, y así se llamaba el uno al otro; teníase por gran
parentesco, y como liga de perpetua amistad y confederacion, y así, el
Capitan general y aquel señor quedaron guatiaos, como perpétuos amigos
y hermanos en armas, y así los indios llamaban al Capitan, Cotubáno, y
al señor, Juan de Esquivel. Hizo edificar una fortaleza de madera en
cierto pueblo de indios, algo cerca de la mar, metido en la tierra,
donde le pareció convenir, y dejó allí nueve hombres con un Capitan
llamado Martin de Villaman; y, despedida la gente de los españoles,
cada uno se tornó á la villa de donde habia venido con la parte que le
venia de los esclavos. En tanto que la guerra se hacia, el Gobernador
mandó que esta villa de Sancto Domingo, que está en la otra parte del
rio, se pasase á esta, donde agora está. Tuvo sola esta consideracion,
conviene á saber, porque todos los pueblos que habia de españoles en
toda esta isla, estaban y hoy están, desta parte acá, y porque los que
viniesen de la tierra dentro á negociar y tratar con el Gobernador, y
con los vecinos desta ciudad y con las naos, no tuviesen impedimento,
por estar en medio el rio, esperando á pasar ellos y sus caballos en la
barca ó barcas que habia de haber, porque aún entónces no las habia,
porque no pasaban de una parte á otra sino en canoas; barquillos de
los indios. Pero en la verdad, para la sanidad, mejor la asentó el
Almirante donde estaba de la otra parte ó banda, por estar al Oriente
del rio, y en saliendo el sol llevaba delante de sí los vapores,
nieblas y humedades, aventándolas del pueblo, y agora todas las echa
sobre él. Item, de la otra banda está una fuente de buen agua, que aquí
no hay sino de pozos muy gruesa, y no todos los vecinos pueden enviar
por ella; y que puedan, todavia es con trabajo y dificultad, habiendo
de esperar la barca á la ida y á la venida, ó de tener cada uno canoa
ó barco propio, lo cual todo causa trabajo y tardanza, y áun peligro
cuando el rio viene avenido ó hay tormenta en la mar. Por todas estas
razones, la ciudad estaba más saludablemente á la otra parte. Pasados
acá todos los vecinos, hicieron sus casas de madera y de paja, pero
desde algunos meses comenzaron, cada uno segun podia, á edificarlas de
piedra y cal. Tiene la comarca desta ciudad los mejores materiales
para edificios que se pueden hallar en alguna parte, así de cantería
como de piedra para cal, y la tierra para tapias, y, para ladrillo y
teja, barriales. De los primeros que edificaron fué el mismo Comendador
de Lares, que hizo sus casas honestas sobre el rio, en la calle de
la Fortaleza, y tambien hizo en la otra acera, que despues dejó á su
órden y al hospital que hizo de Sant Nicolás. El piloto Roldan edificó
una renglera de casas, para su morada y para alquilar, en las cuatro
calles. Luego, un Hierónimo Grimaldo, mercader, y otro llamado Briones
y otros, y cada dia fueron creciendo los edificios, cuanto cuasi
cada año, aunque con alguna interpolacion; algunas veces venian de
aquellas tempestades que acaecia derrocar todas las casas de la ciudad,
sin dejar alguna enhiesta, sino eran las pocas que de piedra eran
edificadas. Despues las guerras de Francia, y áun tambien el demasiado
número de negros esclavos, han causado que de muro bueno se cercase ó
comenzase á cercar. De los monesterios, el primero se edificó el de
Sant Francisco, despues el de Sancto Domingo, y muchos años pasados el
de la Merced. La fortaleza tambien se comenzó luego á edificar, y no
cesó la obra hasta que fué acabada. Dió el alcaidía della el Comendador
de Lares á un sobrino suyo, llamado Diego Lopez de Saucedo, persona muy
cuerda y de autoridad, y muy honrada. Fundó tambien un hospital de Sant
Nicolás, y dotólo de buena renta para rescibir y curar en él cierto
número de pobres, ó creo que todos los que en él se pudiesen curar. Y
porque ya en este tiempo éramos el año de 1503, y los reyes Católicos,
vacando la comendadoría mayor de Alcántara, le hicieron merced della en
este año, de aquí adelante le nombraremos Comendador Mayor.


CAPÍTULO IX.

En este tiempo, estaban ciertos españoles, de los que se alzaron
con Francisco Roldan, en el pueblo y provincia de Xaraguá, donde,
como arriba, en el primer libro, dijimos, era la corte y reino del
rey Behechío, y de Anacaona, su hermana, mujer muy valerosa, y,
por muerte de Behechío, ella el Estado gobernaba. Estos españoles,
cuanto más podian, se apoderaban en los indios, haciéndoles servir en
hacer labranzas, con título que querian poblar allí, fatigándolos y
obrando de aquellas obras, y usando de la libertad á que con Francisco
Roldan estaban acostumbrados. La señora Anacaona y los señores de la
provincia, que eran muchos, y, en su ser, y autoridad, y señorío, muy
nobles y generosos, y que en polideza y lengua, y en muchas otras
cualidades, hacian, como, hablando de aquel reino, en el primer
libro dijimos, á todos los señores desta isla, ventaja, sentian,
por demasiadamente onerosos, á los españoles, y por perniciosos, y
por todas maneras intolerables; y debió de haber algun movimiento
en los indios con alguno ó algunos españoles, no queriendo hacer lo
que les demandaban, ó los señores reñir con ellos, ó amenazallos.
Y cualquiera cosa, por chica que fuese, de resistencia, en obra ó
palabra, que no se cumpliese la voluntad del más astroso y vicioso,
y áun azotado en Castilla, bastaba para luego decir que los indios
eran táles y cuáles, y que se querian alzar; por esta causa, si fué
de algo desto el Comendador Mayor por ellos avisado, ó por visitar
los mismos españoles que en aquella provincia estaban, que eran todos
cerreros y mal domados, y puestos en costumbre de no obedecer, sino
andar en todo á sabor de su vicioso paladar, ó por visitar aquel
reino, que era donde habia gran multitud de gentes y señores grandes,
y aquella señora, sobre todos, que era tan nombrada; y aquella
provincia estaba desta ciudad 70 leguas, y así, más que otras de las
desta isla, tras mano, acordó el Comendador Mayor de ir allá. Llevó
consigo 300 hombres de pié y 70 de caballo, porque entónces habia en
esta isla pocas yeguas, y ménos caballos, y muy rico habia de ser el
que alcanzase una yegua en que andar, y en estas andaban los que las
tenian, y en ellas jugaban cañas, y en ellas peleaban, porque para
todo esto las enseñaban; y áun hombre hobo, de los que vinieron en
el viaje del Comendador Mayor, que, al son de una vihuela, hacian su
yegua bailar ó hacer corvetas ó saltar. Sabido por la reina Anacaona
que el Comendador Mayor la iba á visitar, como mujer muy prudente y
comedida, mandó convocar todos los señores de aquel reino, y gentes de
los pueblos, que viniesen á su ciudad de Xaraguá á rescebir y hacer
reverencia y festejar al Guamiquína de los cristianos, que habia
venido entónces de Castilla. Guamiquína, la penúltima luenga, quiere
decir en su lenguaje, el señor grande de los cristianos. Allegóse una
corte maravillosa, de gentes tan bien dispuestas, hombres y mujeres,
que era cosa de considerar. Ya se ha dicho que las gentes de aquel
reino, en hermosura de gestos, eran en gran manera, sobre todas las
otras desta isla, señaladas. Llegado el Comendador Mayor y su compañía
de pié y de caballo, sale Anacaona é innumerables señores (porque se
dijo venir 300 señores), y gentes infinitas, á lo recibir, con gran
fiesta y alegría, cantando y bailándole delante, porque así era su
costumbre, como se vido en el libro I, cap. 114, en el rescibimiento
que hicieron cuando fué á aquella provincia y entró en aquel pueblo
y ciudad, viviendo Behechío, el Adelantado, hermano del Almirante.
Aposentado el Comendador Mayor en un caney ó casa grande y principal,
y muy labrada, de las que allí solian hacer muy hermosas, puesto que
de madera y cubiertas de paja (como notificamos en la otra nuestra
Historia apológica ó apologética), y la otra gente que traia, por las
otras casas cerca dél, con los españoles que allá estaban, Anacaona
y todos los señores hacíanle mil servicios, mandándole traer de comer
la caza de la tierra, y del pescado de la mar, que legua y media ó dos
de allí distaba, y pan caçabí (esto era lo que ellos alcanzaban), y
de todas las otras cosas que tenian y podian, y gente que sirviesen,
cuanto era menester, para su mesa, y para las de los demas, y para sus
yeguas, y si alguno llevaba caballo; areytos, que eran sus bailes, y
fiestas, y alegrías, y juegos de pelota, que era cosa de ver, no creo
que faltaban. Poco quiso gozar desto el Comendador Mayor, porque luego,
en breve, determinó de hacer una obra, por los españoles en esta isla
principiada, y en todas las Indias muy usada y ejercitada; y esta es,
que cuando llegan ó están en una tierra y provincia donde hay mucha
gente, como ellos siempre son pocos al número de los indios comparados,
para meter y entrañar su temor en los corazones, y que tiemblen como
de los mismos diablos en oyendo el nombre de cristianos, hacer una
muy cruel y grande matanza. Tuvo este señor Gobernador voluntad de
ir por aquel camino y hacer un hecho bien sonado, aunque no, cierto,
romano, y mucho ménos cristiano; y no dudo yo, sino que por parecer,
y persuasion, y importuno inducimiento de aquellos romanos, que, de
aquella simiente de Francisco Roldan, allí quedaron y estaban. Un
domingo, despues de comer, como tenia concertado, mandó cabalgar á
todos los de caballo, con título que querian jugar á las cañas, y á
todos los de pié, allí junto, aparejados; dice Anacaona al Comendador
Mayor, que ella y aquellos señores Caciques, quieren ver con él el
juego de las cañas; dello al Comendador Mayor mucho place, pero que
haga llamar todos los señores, y con ella vengan juntos, que les quiere
hablar en su posada. Tenia concertado que los de caballo cercasen la
casa, y los de fuera y dentro estuviesen aparejados, y que, cuando él
pusiese la mano en una pieza de oro que tenia á los pechos colgada,
comenzasen á atar á los señores que dentro estaban y á Anacaona;
primero sacadas todas sus espadas, y despues hiciesen lo que más les
estaba mandado. _Ipse dixit et facta sunt omnia._ Entra la señora y
reina, noble, Anacaona, y que muchos y grandes servicios habia hecho á
los cristianos, y sufrídoles hartos insultos, agravios y escándalos;
entran 80 señores que por allí más á mano se hallaron, ella y ellos con
su simplicidad y descuidados; esperan la habla del Comendador Mayor.
No habla, sino pone en la joya que á los pechos tenia, la mano; sacan
los satélites sus espadas, tiémblanles á Anacaona y á todos aquellos
señores las carnes, creyendo que los querian allí despedazar. Comienzan
á dar gritos Anacaona, y todos á llorar, diciendo, que por qué causa
tanto mal; los españoles dánse priesa en los maniatar, sacan sola á
Anacaona maniatada, pónense á la puerta del caney ó casa grande, gentes
armadas, que no salga nadie; pegan fuego, arde la casa, quémanse vivos
los señores y Reyes en sus tierras, desdichados, hasta quedar todos,
con la paja y la madera, hechos brasa. Sabido por los de caballo, que
comenzaban los de pié á atar, comienzan ellos, encima de sus caballos,
y con sus lanzas, por todo el pueblo corriendo, á alancear cuantos
hallaban; los españoles de pié, con sus espadas, no dormian entónces,
sino cuantos podian desbarrigaban, y como se habia llegado infinito
número de gente de diversas partes, al rescibimiento, negro para ellos,
del nuevo Guamiquína de los cristianos, fueron grandes los estragos
y crueldades que en hombres, viejos y niños inocentes hicieron, y
el número de gentes que mataron; y acaecia, que algunos españoles,
ó por piedad ó por cudicia, tomaban algunos niños y muchachos, para
escapallos y que no los matasen, y poníanlos á las ancas de los
caballos, venia otro por detrás y pasábalo con una lanza. Otro, si
estaba el muchacho en el suelo, aunque lo tuviese otro por las manos,
le cortaba las piernas con el espada; á la reina y señora Anacaona,
por hacelle honra, la ahorcaron. Alguna gente, que pudo desta inhumana
matanza huir, pasáronse á una isleta llamada el Guanabo, que está ocho
leguas de allí, dentro, en la mar, en sus barquillos ó canoas, por
escapar; á todos los cuales, porque se huyeron de la muerte, condenó á
que fuesen esclavos, é yo tuve uno dellos que me lo dieron por tal.
Estas obras se hicieron por mandado del Comendador Mayor de Alcántara,
don fray Nicolás de Ovando, para pagar á aquellas gentes, señores y
súbditos de la provincia de Xaraguá, el buen recibimiento y servicio
que le habian hecho, y en recompensa de los infinitos agravios y daños
que habian rescibido de Francisco Roldan y de los otros sus aliados.
La causa que publicó y publicaron fué porque, diz que, se querian
alzar y los querian matar, teniendo 70 de caballo, los cuales, con
verdad hablo, bastaban para asolar cien islas como esta y toda la
tierra firme, porque, donde quiera que en estas Indias no habia rios
grandes, ó lagunas, ó pasos malos de sierras ásperas, 10 de caballo lo
pueden todo asolar, cuanto más estando esta triste gente desarmada,
en cueros, descuidada y sin pensamiento de mal. Y que esto sea así,
¿cómo no habian muerto á 40 ó 50 españoles, que allí con ellos estaban
haciéndoles diez mil agravios, sin otras armas ni caballos, más de sus
espadas, dos ó tres años, solos, que fácilmente los pudieran matar, y
acordaban matar á cerca de 400 hombres juntos y 70 de caballo que allí
estaban, y sabian que habian venido á este puerto treinta y tantas
naos, lo que nunca jamás hasta entónces oyeron, sino de una, dos, tres
ó cuatro, y todas aquellas llenas de cristianos? ¡Bien clara está la
inocencia de aquellos corderos y la injusticia y crueldad de quien
así los estirpó y mandó matar! Porque se vea esto más claro, sépase y
considérese esta verdad, conviene á saber: que cuando el año de 505,
muerta la reina Doña Isabel, vino el rey D. Felipe y la reina Doña
Juana á reinar, hobo vehemente fama en esta isla, que proveian otra
cierta persona para que la viniese á gobernar. Entonces el Comendador
Mayor, temiendo la residencia que deste hecho se le habia de tomar,
entendió en que se hiciese proceso contra tantos señores, que, sin
proceso, y sin ser oidos ni defendidos, ni propuesto cargo y dado
descargo, habia quemado, y aquella tan grande señora y tan benemérita
de los cristianos ahorcado, y con tanta inhumanidad la provincia
estirpado; y así lo mandó hacer, á cabo de muchos meses que era pasado,
y quizá de un año, porque no me acuerdo, aquí en esta ciudad y en
You have read 1 text from Spanish literature.
Next - Historia de las Indias (vol. 3 de 5) - 05
  • Parts
  • Historia de las Indias (vol. 3 de 5) - 01
    Total number of words is 4679
    Total number of unique words is 1491
    35.1 of words are in the 2000 most common words
    49.2 of words are in the 5000 most common words
    56.8 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 3 de 5) - 02
    Total number of words is 4980
    Total number of unique words is 1283
    40.1 of words are in the 2000 most common words
    53.5 of words are in the 5000 most common words
    61.1 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 3 de 5) - 03
    Total number of words is 4998
    Total number of unique words is 1349
    39.3 of words are in the 2000 most common words
    53.3 of words are in the 5000 most common words
    59.8 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 3 de 5) - 04
    Total number of words is 4986
    Total number of unique words is 1328
    40.3 of words are in the 2000 most common words
    53.5 of words are in the 5000 most common words
    58.9 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 3 de 5) - 05
    Total number of words is 4964
    Total number of unique words is 1349
    37.4 of words are in the 2000 most common words
    51.3 of words are in the 5000 most common words
    58.4 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 3 de 5) - 06
    Total number of words is 5024
    Total number of unique words is 1391
    37.2 of words are in the 2000 most common words
    48.6 of words are in the 5000 most common words
    54.4 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 3 de 5) - 07
    Total number of words is 5000
    Total number of unique words is 1360
    36.7 of words are in the 2000 most common words
    51.9 of words are in the 5000 most common words
    57.6 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 3 de 5) - 08
    Total number of words is 4936
    Total number of unique words is 1423
    36.5 of words are in the 2000 most common words
    49.6 of words are in the 5000 most common words
    57.4 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 3 de 5) - 09
    Total number of words is 4974
    Total number of unique words is 1318
    37.0 of words are in the 2000 most common words
    53.6 of words are in the 5000 most common words
    60.1 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 3 de 5) - 10
    Total number of words is 5053
    Total number of unique words is 1362
    36.2 of words are in the 2000 most common words
    49.1 of words are in the 5000 most common words
    56.8 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 3 de 5) - 11
    Total number of words is 5048
    Total number of unique words is 1338
    38.0 of words are in the 2000 most common words
    52.4 of words are in the 5000 most common words
    58.9 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 3 de 5) - 12
    Total number of words is 4975
    Total number of unique words is 1338
    37.1 of words are in the 2000 most common words
    49.5 of words are in the 5000 most common words
    55.5 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 3 de 5) - 13
    Total number of words is 4988
    Total number of unique words is 1411
    37.2 of words are in the 2000 most common words
    50.5 of words are in the 5000 most common words
    57.7 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 3 de 5) - 14
    Total number of words is 4972
    Total number of unique words is 1439
    36.7 of words are in the 2000 most common words
    49.9 of words are in the 5000 most common words
    56.8 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 3 de 5) - 15
    Total number of words is 5025
    Total number of unique words is 1332
    38.4 of words are in the 2000 most common words
    51.4 of words are in the 5000 most common words
    58.2 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 3 de 5) - 16
    Total number of words is 4890
    Total number of unique words is 1505
    34.7 of words are in the 2000 most common words
    46.9 of words are in the 5000 most common words
    51.5 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 3 de 5) - 17
    Total number of words is 4981
    Total number of unique words is 1111
    39.3 of words are in the 2000 most common words
    50.1 of words are in the 5000 most common words
    56.7 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 3 de 5) - 18
    Total number of words is 5022
    Total number of unique words is 1305
    40.1 of words are in the 2000 most common words
    53.6 of words are in the 5000 most common words
    59.3 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 3 de 5) - 19
    Total number of words is 5020
    Total number of unique words is 1424
    37.5 of words are in the 2000 most common words
    51.3 of words are in the 5000 most common words
    57.3 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 3 de 5) - 20
    Total number of words is 4961
    Total number of unique words is 1390
    38.3 of words are in the 2000 most common words
    50.8 of words are in the 5000 most common words
    56.6 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 3 de 5) - 21
    Total number of words is 5016
    Total number of unique words is 1440
    35.9 of words are in the 2000 most common words
    47.9 of words are in the 5000 most common words
    55.3 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 3 de 5) - 22
    Total number of words is 4916
    Total number of unique words is 1478
    35.0 of words are in the 2000 most common words
    49.3 of words are in the 5000 most common words
    54.7 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 3 de 5) - 23
    Total number of words is 4992
    Total number of unique words is 1353
    35.8 of words are in the 2000 most common words
    49.2 of words are in the 5000 most common words
    56.0 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 3 de 5) - 24
    Total number of words is 4904
    Total number of unique words is 1430
    35.5 of words are in the 2000 most common words
    47.5 of words are in the 5000 most common words
    52.7 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 3 de 5) - 25
    Total number of words is 4944
    Total number of unique words is 1453
    36.2 of words are in the 2000 most common words
    48.9 of words are in the 5000 most common words
    55.2 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 3 de 5) - 26
    Total number of words is 4950
    Total number of unique words is 1388
    36.2 of words are in the 2000 most common words
    50.0 of words are in the 5000 most common words
    56.7 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 3 de 5) - 27
    Total number of words is 4805
    Total number of unique words is 1517
    31.4 of words are in the 2000 most common words
    44.3 of words are in the 5000 most common words
    49.8 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 3 de 5) - 28
    Total number of words is 4865
    Total number of unique words is 1361
    35.0 of words are in the 2000 most common words
    48.3 of words are in the 5000 most common words
    53.8 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 3 de 5) - 29
    Total number of words is 5023
    Total number of unique words is 1362
    37.9 of words are in the 2000 most common words
    50.0 of words are in the 5000 most common words
    56.3 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 3 de 5) - 30
    Total number of words is 5009
    Total number of unique words is 1262
    37.8 of words are in the 2000 most common words
    50.0 of words are in the 5000 most common words
    56.3 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 3 de 5) - 31
    Total number of words is 5047
    Total number of unique words is 1309
    37.7 of words are in the 2000 most common words
    51.7 of words are in the 5000 most common words
    58.2 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 3 de 5) - 32
    Total number of words is 5105
    Total number of unique words is 1355
    36.7 of words are in the 2000 most common words
    49.7 of words are in the 5000 most common words
    57.4 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 3 de 5) - 33
    Total number of words is 2721
    Total number of unique words is 884
    41.8 of words are in the 2000 most common words
    54.9 of words are in the 5000 most common words
    59.9 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.