Historia de Venezuela, Tomo I - 25

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y por el Capitan y Gouernador le fue mostrado vn pedazo de hierro,
dandole a entender que uenian a buscar adonde auiesse mucho de aquello,
el qual yndio, uiendolo y mirandolo, dijo que por allí no auia semejante
metal ni cosa como la que se le enseñaua. Mostrole el Gobernador, o
hizole mostrar vna paila[349], dandole a entender que de aquel metal
buscauan; y tomandola el yndio en las manos, y rrefregandola oliola, y
como el laton tiene en si vn zierto hedor de herunbre, conocio no ser
oro y dijo que no auia de aquello por aquellas prouincias. Señalaronle y
mostraronle los cauallos, para sauer lo que dezia, y asi rrespondio, que
como los cauallos en aquella tierra no auia, pero que se criauan otros
mas pequeños, mas que no suuian los yndios hen ellos, los cuales eran
dantas[350]: generalmente las ay en todas las yndias.
Otras muchas cosas de España se les mostraron que no las suele auer en
semejantes partes de las Indias, donde nunca entraron españoles, y a
todo dijo que no auia, y a la fin le uinieron a mostrar vna sortija o
anillo de oro que el Gouernador traia en el dedo, y mirandola el yndio,
y conoziendo que hera oro despues de auelle estregado y olido, dijo que
de aquello auia mucho atras de una cordillera que a mano izquierda del
rrio se hazia, donde auia muy muchos yndios, cuyo señor hera vn yndio
tuerto muy baliente, al qual si prendian, podrian enchir los nauios que
traian de aquel metal; mas que les auisaua que para yr adonde aquel
señor estaua heran muy pocos cristianos; que sin llegar al pueblo del
principal auia muchos yndios, que los desuaratarian y matarian, y en
esto se afirmo mucho este yndio. Preguntaronle que si avia benados en
aquella tierra donde estaua aquel, e dijo que si, y que tanuien auia
otros como uenados en que andauan los yndios caualleros, los quales se
entiende ser ouejas de Piru. Enseñosele a este yndio vna uotija o vasija
bidriada de España, y zertifico y afirmo tener aquellos yndios tener
vasijas de la propia color y barro; y aunque despues sobre estas cosas
le fueron echas diferentes y barias preguntas por uer si discrepaua o
uariaua[351], jamas hizo diferencia de lo que dijo a lo que auia dicho
al principio azerca de esta noticia, por lo qual el Gouernador y su
jente la tuuieron por zierta, y ansi se les mouio los espiritus para yr
alla y auella o morir en la demanda.
Mas el Gouernador, a cuyo cargo estaua todo, no le parecia cosa
hazertada entrar tan pocos soldados como alli estauan, en vna noticia y
tierra de tanta jente, donde no solo auenturauan de que los matasen a
hellos, mas a todos los demas que (en) el pueblo y fortaleza de Paria
auian quedado; y tratando y comunicando sobre hello muchas vezes con sus
soldados y jente, a los mas les parecio que hera azertado acuerdo el que
su Gouernador tenia, porque demas de ser tan pocos como heran, no auian
de donde facilmente les pudiese uenir socorro, ni menos auia jente para
poder boluer el rrio auajo a dar auiso y mandado a la jente que auia
quedado en los lugares referidos y a la demas que despaña esperauan de
la nao Marineta; y que dando la buelta y juntando toda la jente y la
demas que de España viniese, con mas facilidad y mejor horden podrian
salir con su enpresa, yntentandola por tierra desde la costa de la mar
que por aquel tan trauajoso rrio de nauegar, asi por sus furiosas
corrientes como por la falta de comidas y naturales que por el auia, lo
cual se podria facilmente hazer por Cumana, donde a la sazon estaua vna
fortaleza con alguna jente española y les seria gran lunbre y guia para
seguir el uiaje de tierra. Y platicado esto, les parecio bien a todos, y
asi determino el Gouernador, dar la buelta con el rresto de la jente que
le auia quedado, que seria casi quatrocientos honbres.
Algunos quieren dezir que este parezer de boluerse desde aqui el
Gouernador y su armada, que los soldados dieron, fue mas por uerse fuera
del gouierno y jurisdicion de Don Diego de Ordas que no porque no fuesen
parte para dar vista a la tierra, porque pues heran pocos menos de
cuatrocientos honbres, claro esta que podrian llegar y uer qualquier
poblazon por grande que fuese; mas el Gouernador, con su grande
arrogancia y mala condicion tenia tan contra si a todos los mas del
canpo, que si no temieran la ynfamia y pena, hellos ovieran procurado su
livertad; auiendo el gouernador Ordas, con su seueridad, causado de que
muchos soldados, demas de ser opremidos del gran trauajo que pasauan y
les daua de la gran hanbre que padecian, e los trataua tan mal de
palabra, que perdiendo la consideracion cristiana que deuia tener, con
vn cierto genero de desesperacion se saliesen y huyesen de su conpañia y
se metiesen por los arcabucos y entre los pueblos de los baruaros, donde
es de creher que abrian y rreciuirian crueles y miserables muertes, y
muchos de los que alli estauan auian sufrido esta ynmensa soueruia y
mala condicion de este capitan, por no perder con las uidas las animas.
Estas y otras consideraciones tenian muy apartados los animos de muchos
soldados de seguir a este Gouernador, pareciendoles que si en tierra
rrica dauan, que seria mayor suplicion[352] y tirania, y asi aprouaron y
tuuieron por cosa azertada el dar la buelta a la costa, donde
facilmente, y por estar tan zerca de alli Cumana y la ysla de Cubagua,
en aquel tienpo florescientes de españoles por las muchas perlas que en
aquella costa se sacavan y esclauos que se hazian, se podrian salir y
quitar del dominio y mando de aquel su tan seuero Gouernador.


CAPITULO DIEZ Y SIETE
De como Hordas con la jente que le quedo, dio la buelta el rrio
auajo y llego al pueblo y fortaleza, donde hallo los españoles que
auia dejado.

O por la determinacion del Gouernador o por la flojedad que en los
soldados auia para proseguir la jornada, por las causas ya dichas,
dieron la buelta contra toda rrazon y disciplina militar que en las
Indias, en semejantes jornadas, an acostunbrado los descubridores y
pobladores de ellas; pues tan a la mano tenian la tierra, estauan
obligados a darle uista, aunque no fuera mas de por uer si hera
verdadero o auia algunas ynsignias de ser uerdad lo quel yndio les auia
dicho, lo qual heran parte para hazer cinquenta honbres, quedando los
demas en guarda de los uergantines, y asi dejaron oscura aquella
noticia, pudiendo traher claridad de hella, lo qual a sido causa que
nunca mas se aya mouido ninguna persona a procurar esta jornada y
hazerla, y el trauajo de tanto tiempo como gastaron en suuir el rrio
arriua, a costa de tanto numero de españoles como en el murieron, fue
ynutil y sin ningun efeto, y a las veces el mucho deliberar[353] y
tardar en semejantes negocios rredunda en ynfamia del capitan y daño de
sus soldados, pues es de creher que como los auia lleuado hasta alli,
los podia lleuar lo poco que quedaua. Yo soy cierto que si tanto pesaran
en los prencipios de los descubrimientos de Piru y Nueua Espana y Nueuo
Reyno de Granada, Corthes y Pizarro y Jimenez de Quesada, los subcesos
del medio y fin de sus jornadas, que nunca salieran a luz con sus
enpresas; mas hellos, desechando los uarios parezeres de algunos
soldados, que con animos amedrentados les dauan, quisieron mas prouar
sus fuerzas y sauer y conozer lo que la fortuna les tenia guardado, que
yncauta y medrosamente dar la buelta de las puertas de sus casas, como
este capitan hizo; los quales fueron muchas vezes forcados a hello por
la gran multitud y poderio de sus contrarios que lo pretendian,
haziendoles grandes daños en sus propias personas, rresistiendoles por
todas las uias que pudieron, mas hellos, por no ser mal mirados con su
propia fortuna ni boluelle las espaldas al mejor tienpo, sacando fuerzas
de sus ynuencibles animos, poniendo, como suelen dezir, de todo punto el
pecho al agua, sujetaron y señorearon los largos rreynos, ynnumerables
jentes que oy posehen y rrijen y gouiernan nuestros Rreyes de Castilla,
quedandose hellos casi con solo el trauajo y rriesgo, como de sus
particulares Istorias y desta se puede uer mas largamente.
Y asi este gouernador Ordas y sus soldados lleuaron el pago que su
ynconstancia merecio por auelles faltado el animo al mejor tienpo, o
auerse querido gouernar tan cauezudamente; porque, como adelante se
uera, fueron desuaratados, y su capitan preso y muerto casi por esta
ocasion, y hasta oy biuen[354] miserablemente algunos soldados, y con
harto trauajo, por no auer querido conseguir ni hazer lo que heran
obligados, en dar vista a esta noticia, pues si la bieran hella les
pusiera animos para no rehusar el menor trauajo, que hera poblalla y
sustentalla.
Eme vn poco alargado en esto, porques de rezeuir pena[355] de los
honbres que rrepudian y desehan[356] su buena fortuna y por vna poca de
pasion, o por, como suelen dezir, quebrar vn ojo a su aduersario, se
quiebran a si entranbos.
Dada la buelta este Capitan con sus soldados, en breue tiempo llego al
pueblo de Uriaparia, donde auia dejado la nao y a Gil Gonzalez de Auila,
su alcalde mayor, con los enfermos, a los quales allo con arto rriesgo
de acauarse de perder, porque de los enfermos heran algunos ya muertos y
de los que quedaron sanos auian enfermado los otros, y la comida que les
auia quedado se les auia apocado y aun faltado del todo, y no heran
parte para ylla a buscar, de suerte que si los que suuieron el rrio
arriua sienpre travajaron, a los que en Paria quedaron nunca les sobro
descanso, con el temor de pereszer alli todos. Y esto fuera por su
culpa, porque bien pudieran, viendo su total perdicion, meterse en vna
de las naos y salir a la mar y irse a la poblazon de cristianos que mas
cerca estuuiese. Mas Gil Gonzalez de Auila nunca quiso, jamas,
venir[357] hen ello, por parescelle que le seria mal contado.
Don Diego de Ordas tomo luego todos los que en el puerto de Uriaparia
hallo, en sus uergantines, y de alli prosiguio adelante su uiaje, y fue
a la fortaleza de Paria que, como se a dicho, estaua en la costa de la
mar, apartada del rrio, donde, segun tengo rreferido, auia dejado a
Martin Niañez Tafur con cinquenta honbres en guarda della y de toda la
prouincia, a los quales hallo con arto travajos, aunque la buena
esperanza de que tendrian cada dia buenas nueuas del suceso y
descubrimiento que Hordas auia ydo a hazer el rrio arriua, viuian o
avian boluido con algun contento; mas desque lo vieron boluer perdido y
desuaratado, si se puede dezir, por su propia boluntad, comenzaron de
nueuo a sentir lo ya pasado y llorar el tiempo perdido, y asi, luego,
dejando aparte las opiniones que en semejantes sucesos se suelen mouer
por los soldados, «o si hizieramos esto, mas si hizieramos lo otro, si
el Gouernador creyera a fulano, si no fuera tan cavicudo[358] nunca nos
perdieramos», rresumiendose en que el daño y el buen consejo que le auia
anteceder, anuos llegan juntos, procurando dar luego horden en lo que se
deuia hazer para rremedio de tantos perdidos como alli estauan, y no
oluidando lo que al tiempo que dieron la buelta el rrio abajo trataron
hazerca de que se haria la jornada por Cumana, se mouio de nueuo la
platica, y pareciendoles el vltimo rremedio para cobrarse, biuieron hen
ello, aunque confusa y arrepentidamente de lo ya echo, los quales fueron
parte para estoruar el pasar adelante. El Gouernador dio ocasion para
que se bolviesen, y asi, viniendo todos en ello, dieron, o comenzaron a
dar horden en proseguir su uiaje para Cumana, por donde auian dentrar en
la noticia y tierra rrica que en el rrio les auian dado.


CAPITULO DIEZ Y OCHO
Como dejando Hordas a Agustin Delgado con jente en la fortaleza de
Paria, se paso con sus soldados a Cumana e Cubagua, donde fue preso
por Pedro Hortiz de Matienco.

Andando ya toda la jente y aderezando su partida con determinacion de
hacer todo su posible por tierra, para descubrir y poblar aquella
prouincia, acordo el Gouernador dejar jente en la fortaleza, por no
perder la posesion de aquella tierra quel tenia por su gouernacion, o
porque si por alli llegase la nao Marieta que esperaua despaña, tuuiese
quien le diese auiso de lo que deuia hazer, o estarse alli y echar la
jente en tierra, y que sus soldados y capitanes tuuiesen lugar de hazer
lo que les pareciese, como en tierra de su gouernacion; porque se temio
que si llegando alli la nao y no hallando jente de la suya se pasase
adelante, que yendo a pasar a distrito y gouernacion agena, facilmente
seria desuaratada la jente, y los capitanes no tendrian jurisdicion
sobre los soldados, y asi no se podria aprouechar de hellos.
Con estos y otros motiuos, nonbro el Gouernador por capitan de la jente
que alli auia de quedar a Agustin Delgado, natural de las yslas de
Canaria, honbre animoso e ynjenioso para entre yndios; y dando
principio a su viaje, ynuio delante a Gil Gonzalez de Auila con toda la
mas de la jente que se fuese a Cumana y alli lo esperase; y dende a poco
se partio el con el rresto, a donde se juntaron para proseguir su
jornada, porque auia el quedado en la fortaleza acauando de rreformalla
y dejalla proueida y bastecida de mantenimiento, de suerte que la
necesidad no constriyese[359] a los que alli quedaban a illos a buscar
entre los yndios, donde por ser pocos fuesen muertos y desuaratados; lo
cual concluso se fue, como se a dicho, a Cumana, donde ya estaua Gil
Gonzalez de Auila con la mas de la jente, al qual auia ya desuaratado y
preso vn Pero Hortiz de Matienco, que era justicia mayor en la ysla de
Cuvagua, y despues de llegado el gouernador Ordas, tanuien los prendio
Pero Hortiz de Matienco e hizo del lo que adelante se uera, porque pasa
desta manera; que en aquella sazon en la isla de Cubagua auia cantidad
de españoles que alli rresidian del[360] prouecho de las perlas que de
la mar se sacauan y esclauos que en la Tierra firme de Cumana se
tomauan, questaua muy zercana esta isla, a los quales administraua y
tenia en justicia este Pero Ortiz de Matienco; y toda el agua que para
el ueuer y sustento de la jente que en la isla rresidia era nezesaria,
se traia de vna fuente o arroyo manantial que auia en tierra de Cumana,
junto a la mar, llamado Chinchiribiche, y por alli zerca no auia otra
agua de donde se sustentasen, por lo qual, y porque los naturales no
les enponzoñasen el agua o se la zegasen[361] o ensuziasen, los
españoles que en la isla rresidian auian echo vna fortaleza o casa
fuerte junto a la fuente o manantial, donde tenian de hordinario jente
que la guardase, por rrespeto de que si aquella fuente les faltava, o se
auia de despoblar la isla o auian de ir muy lejos por ella y con mucho
trauajo, y asi les hera forcoso guardar y conseruar esta fuente o rrio
de Cumana, aunque Francisco Lopez de Gomera en la Istoria general dize
que esta fortaleza de Cumana hizo Jacome Castellon el año de veinte e
tres yendo a pascificar y afirmar aquella prouincia por mandado del
Audiencia y Almirante de Santo Domingo; pero lo mas cierto es esto que
yo aqui e escrito.
Pues estando la jente de Hordas de partida en Paria, dos o tres soldados
de los que mas mal estauan con el ouieron vna piragua de nauegacion de
yndios y metiendose hen ella fueron a la isla de Cubagua, y, llegados,
para yndinar a la justicia y jente de Cubagua contra el gouernador
Ordas, les dijieron que pusiesen cobro en el agua y fortaleza de Cumana,
porque Don Diego de Hordas pensaua benir a ella con toda su jente y
apoderarse en la tierra y bendelles el agua muy vien vendida, lo qual
hera fazil, porque como de lo dicho se a uisto y colije, ni el
Gouernador ni ninguno de sus capitanes tal proposito tenia.
Sauido esto por los de Cuuagua luego se pusieron en harma para prender y
desuaratar a los de Hordas, y enuarcandose todos los mas de los que en
aquella isla estauan con muchos yndios amigos que de Cumana les auian
venido a uer, haziendoles entender, para mouellos a que tomasen las
armas contra la jente de Hordas, que yban a prender a otros españoles
como ellos, que andauan en deseruicio de su Rrey, y que demas desto
heran honbres que uiuian mal y sodomitas, el qual pecado aborrecen
grandemente aquellos yndios, con lo qual los yndios se prefirieron a
ayudalles, y pasando a Cumana y hallando descuidada la jente de Hordas
de semejante echo, facilmente los prendieron y desarmaron sin ninguna
rresistencia, y dende[362] a quinze dias llego el gouernador Hordas con
el rresto de la jente en vn[363] bergantin, al qual asi mesmo
desarmaron, y prendiendole le pusieron a todo rrecaudo.
Este desuarate de Hordas cuentan otros de otra manera, porque aunque a
pocos años que paso no dejan de uariar en el dar de la rrelacion; y
dizese que dada la horden que auia de dar Hordas en la jente que en la
fortaleza quedaua, el con toda la jente se partio para Cumana a
proseguir su jornada, y no creyendo que en Cuuagua se le atreuiera nadie
por la mucha jente que lleuaua, llego aquella isla a uerse con la
justicia y jentes della; y como de los soldados que Hordas lleuaua yban
muchos ynpuestos en hazelle el mal que pudiesen avellos el maltratado en
su gouernacion en la jornada del rrio de Uriaparia, en saltando en la
tierra se fueron y salieron de su conpañia todos los mas de sus
soldados que asta entonces no se auian osado mostrar contra el, y dando
y fyrmando sus quejas ante Pedro Hortiz de Matienzo, y prefiriendose de
ayudalle y fauorezerle para prender a Hordas, fue promouido Pedro Hortiz
de Matienco a prendello, y asi lo efetuo y puso por hobra, mediante los
muchos soldados que de la conpañia de Hordas se le auian ydo a quejar y
prometidole el ausilio y fauor para hello, lo qual hizo con
determinacion de ynuiallo o llevallo a Santo Domingo a la Audiencia
rreal, diziendo o propuniendo contra el Hordas quel lo auia preso porque
sin tener facultad del Rrey se le entraua en su gouernacion de Cumana y
Cuuagua y se le queria alzar con la fortaleza y rrio o fuente de Cumana,
y esto mas se entiende que lo hizo Pedro Hortiz de Matienco a fin de
desvaratando el por esta uia al comendador Ordas, hazer el despues esta
jornada que por Cumana queria hazer Ordas, que con celo de desagrauiar a
nadie.
Otros cuentan esta prision de Ordas que paso cassi de la propia manera
que vltimamente e dicho, mas no en Cuuagua, sino en Cumana, donde
llegado Ordas con toda su jente y hallando alli a Pedro Hortiz de
Matruenco con los que de Cuuagua auian ydo con el, todos los questauan
mal con Hordas, que hera la mayor parte de su jente, viendo el rrecurso
y anparo que en Matruenco podian tener, dejaron a su capitan Ordas y se
fueron a meter deuajo de la jurisdicion de Pedro Hortiz de Matruenco, el
qual viendo como sus propios soldados desanparauan a Hordas, lo prendio
y lleuo a Cuuagua preso.


CAPITULO DIEZ Y NUEVE
Como Hordas y Pedro Hortiz de Matruenco fueron a Santo Domingo, y
de alli a España, y en el camino fue muerto Hordas con ponzoña.

Preso Don Diego de Hordas por Pedro Hortiz de Matruenco, y su jente
desuaratada y arrepentida de lo ya echo, por uerse uiuir miserablemente
y corridos de la jente de Cuuagua, por lo que auian tan
ynconsideradamente hecho, desanparar[364] su gouernador y entregallo en
manos de su contrario, a quien, como es costunbre, ya que la traicion le
agrado, nunca le contentaron los hobradores della, determino de darse
priesa y avreuiar la salida de Cuuagua con el gouernador Ordas, porque
no se uiniesen a desuergonzar los soldados y quisiesen soltar a su
gouernador y a el prender, y nasciese dello algunas guerras ceuiles, por
donde uiniesen a destruirse y perderse asi el como los de su uando y los
demas sus contrarios; y poniendo en efecto la hobra se enuarco en vno de
los vergantines que alli tenia, con Don Diego de Ordas, para ir con el a
Santo Domingo a dar cuenta al Audiencia rreal de lo que auia echo.
Jeronimo Ortal y Alonso de Herrera, que heran de la parte de Don Diego
de Hordas, pareciendoles que no hera cosa justa dejar yr solo a su
Gouernador, se enuarcaron con el, y se fueron todos juntos a Santo
Domingo, donde llegados y auida por el Audiencia rrelacion o ynformacion
de lo que pasaua y cuan ynjusta y cautelosamente auia sido preso y
desuaratado Don Diego de Ordas, le rrestituyeron en su libertad,
mandandole y dandole licencia que se voluiese a su gouernacion y hiziese
lo que Su Magestad le auia mandado y conuiniese. Don Diego de Hordas, no
solo pretendia su liuertad, mas tanuien que fuese castigado Pedro Hortiz
de Matruenco del delito que auia cometido en prendello y le pagase los
daños perdidos[365] y menoscauos que de la ynjusta prision se le auian
seguido; lo qual el Audiencia no quiso hazer, y uiendo esto pidio
lizencia para ir a España ante el Rrey, y suplicando[366] que mandasen a
Pedro Hortiz que[367] tanuien fuese y paresciese con el en Corthe; y
que, pues, le rrestituia su gouernacion y jurisdicion, que el nonbraua
por su teniente della a Alonso de Herrera, a quien el queria ynuiar para
que conseruase y tubiese en justicia la jente y españoles que en Paria
auia quedado; que se le mandase dar prouision rreal para que lo
ouedeciesen y tuuiesen por tal. El Audiencia otorgo y concedio a Hordas
todo lo que pidio, el qual se partio, juntamente con Geronimo Ortal y
Pedro Hortiz de Matruenco en vn nauio para España; y Alonso de Herrera
se quedo en Santo Domingo aderecando su partida y jente que lleuar a
Paria.
Nauegando Hordas y Matruenco yua[368] muy temeroso de que su yda en
España le auia de suceder mal, por rrespeto de que Don Diego de Hordas
hera muy conocido y fauorecido en Corthe y[369] se allaua falto de
fauor, y temiase de algun graue castigo, por la qual ocasion deseaua y
procuraua por todas uias la muerte a Don Diego de Hordas, la qual en el
propio nauio le uino a dar, y fue de esta manera: que segun paresze,
estando Pedro Hortiz de Matruenco en la isla de Cuuagua, llego alli vn
jinoues, voticario, que traia zierto artificio para sacar perlas, y por
causas que al Pedro Hortiz le mouieron, tanvien lo desuarato y prendio
como a Ordas, y lo dejo rresidir alli, y al tienpo que tenia preso a Don
Diego de Ordaz le dijo a este uoticario que le hiziese plazer de hazer
tres pildoras o bocados ponzoñosos con que pudiese matar tres casiques o
principales de Tierra Firme de quien se temia que le andauan por hazer
mal o daño, y que porque no fuesen sentidos de sus suditos y se le
alcase y rreuelase toda la tierra, los queria matar disfrazadamente. El
uoticario, creyendo ser asi, le hizo los uocados que conuenian, los
quales Pedro Hortiz de Matruenco no dio por entonzes a Hordas,
temiendose ser descubierto o sentido o teniendo confianza que la
Audiencia de Santo Domingo daria por bueno y aprouaria todo lo quel auia
echo, y saliendole muy contrarios sus desineos y lleuandose todauia
consigo los vocados de poncoña que el uoticario le auia echo y dado en
Cuuagua, tomo forma y manera como darselos a comer disfrecadamente a Don
Diego de Hordas, el qual desde a muy poco tienpo cayo supitamente
muerto; aunque otros dizen que rreuento, lo qual yo no tengo por cierto,
porque si rreuentara era presuncion de que le auian dado poncoña, y asi,
sobre sospecha, pudieran prender a Pedro Hortiz de Matruenco y
descubrirse la maldad. Mas como es cosa tan hordinaria o que muchas
vezes acaeze el morir supitamente, no se presumio nada contra el que lo
auia muerto, y asi lo echaron al mar; y en auer sido Don Diego de Ordaz
muerto ynopinada y desastradamente, parecio ser permision divina y justo
castigo de su seueridad y arrogancia, con que auia sido causa que muchos
españoles, desesperados del trauajo y hanvre y malos tratamientos que
les hazia e la nauegacion del rrio Uriaparia, como atras se a contado,
desesperados se metiesen por montañas y arcabucos, donde miseravlemente
perescieron; y asi vino a ser sepultado en los vientres de los peces el
que fue causa y ocasion que sus proximos y hermanos, que por no sufrir
su yntolerable condicion el les dio por sepulcros los tigres, leones,
caimanes y otros fieros animales.
En esta sazon auia proueido Su Magestad vn juez de rresidencia para
Cubagua, y la nao que lo traia encontro en el camino con la nao en que
auia partido de Santo Domingo Don Diego de Ordas, y hablandose y
saludandose, se dieron noticia los vnos a los otros de la muerte de Don
Diego de Ordas, y la misma nueua se le dio a la jente que en la nao
Marineta venia despaña en socorro de Don Diego de Hordaz, de la qual se
a echo mencion atras; y sauiendo la jente de la nao Marieta la muerte
del Gouernador, se uinieron a Santo Domingo derecho, donde[370]
esparcieron y cado uno se fue por su parte, como ouejas sin pastor, y el
juez se fue derecho a Cuuagua, donde fue rreceuido de la jente que alli
estaua, sin contradicion alguna.


CAPITULO VEINTE
Como teniendo Sedeño noticia de la muerte de Ordas se paso a
Cuuagua y de alli a Paria, y lleuando consigo algunos de los
soldados que en la fortaleza auia, se fue a la isla de la Trenidad;
y de la llegada de Alonso de Herrera a la mesma isla de Cuuagua y
despues a Paria.

La nueua que la nao Marieta trajo a Santo Domingo de la muerte del
gouernador Ordaz, paso luego a San Juan de Puerto Rrico, a donde estaua
Antonio Sedeño, governador de la Trenidad, el qual asta entonzes no se
avia mouido ni querido boluer a su gouernacion, asi porque no auia
hallado la copia de jente que para tornar a entrar en la isla de la
Trenidad y poblalla y sujetalla hera menester, como porque ya auia
tenido noticia de como Don Diego de Hordaz auia llegado a Paria y le
auia tomado toda la jente que en la fortaleza el auia dejado y se auia
apoderado en toda la tierra, por lo qual, aunque ajuntase alguna jente,
no seria parte para defenderse de Ordas ni de sus soldados.
Auida, pues, noticia de la muerte del gouernador Ordas y de como auia
sido desuaratado, y que la mas de la jente se estaua en Cuuagua, y que
asi mesmo auia quedado Agustin Delgado en la fortaleza de Paria con
algunos soldados, lo mas presto que pudo Antonio Sedeño se aderesco y
con algunos amigos se paso luego a la isla de Cuuagua, donde hallo al
juez de rresidencia que despaña auia uenido, y tratandose y uisitandose
entranbos, el gouernador Sedeño dio rrelacion al juez de Cuuagua, como
por merced y prouision rreal era gouernador y adelantado de la Trenidad,
y le rrogo e ynportuno que le diesse lizencia para sacar toda la jente
de Ordaz que en aquella isla auia, para con ella pasar a la Trenidad y
poblalla y pacificalla o hazer lo que pudiesse. El juez de Cuuagua
estuuo perplejo, sin querer condescender con lo que Sedeño le rrogaua,
con proposito de con aquella jente hazer el o enuiar a hazer algun
descubrimiento a Tierra Firme, y aunque sobre ello andauan terceros
rrogadores, jamas lo quiso hazer el juez.
Estando en estos tratos y contratos los de Cuuagua, llego Alonso de
Herrera, que uenia de Santo Domingo con prouisiones de teniente de
gouernador de la gouernacion de Ordas, al qual Antonio Sedeño pretendio
estoruar su jornada, rrogandole primero y persuadiendole[371] a que
dejase la jornada tan trauajosa que lleuaua y que se fuese con el a la
isla de la Trenidad y le haria su teniente general, poniendole por
delante la muerte de Don Diego de Ordas, y cuan poco le podria turar el
mandar, pues ya en España estaua la nueba de la muerte de su gouernador
Ordas, y de necesidad el Rrey auia de proueher a otro la merced de
aquella gouernacion. Ninguna de estas cosas fue parte para que Alonso
de Herrera dejase de proseguir su jornada, queriendo mas ser teniente y
señor en Paria, o como suelen decir alli, el primero, que en la isla
Trenidad, gouernacion de Sedeño, el segundo, y con esta determinacion
procuraua atraher a si algunos soldados y amigos viejos, para con ellos
pasar a la fortaleza de Paria; y lo mesmo hazia Antonio Sedeño para irse
a su gouernacion; sobre lo qual ouieron de uenir a uer palabras los dos
y amordazarse[372] de suerte que fue necesario que el Juez de Cubagua
entendiese hen ello, aprisionandolos en partes comodas, despues de lo
qual se dio tan buena maña Antonio Sedeño que al cauo hizo con el
Gouernador o Juez de Cubagua que lo soltase y le diese lizencia para que
se fuese a su gouernacion, y luego que la tuuo se partio con alguna
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