El abuelo (Novela en cinco jornadas) - 13

Total number of words is 4350
Total number of unique words is 1426
36.3 of words are in the 2000 most common words
48.1 of words are in the 5000 most common words
54.3 of words are in the 8000 most common words
Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
NELL, ~afectando incredulidad y conteniendo la risa, para que no le
salga al rostro el contento, que, no obstante, sale a borbotones~.
¡Vaya unos embustes que te traes! Quita allá... ¿tú crees que yo soy
tonta?... No me digas esas cosas si no quieres que te...
LA ALCALDESA, ~llamando desde el jardín~.
¡Nell, Nell!
NELL
Aquí estamos... Voy. ~(Corre al jardín, y Senén tras ella.)~
LA ALCALDESA
Hija, no sé dónde se ha metido tu hermana. Hace un momento estaba
aquí...
NELL, ~llamando~.
¡Dolly!
SENÉN
Vámonos pronto.
~(Preguntando en los corros, se averigua que Dolly hablaba momentos
antes con D. Pío, y... no se sabía más.)~
NELL
Se habrá ido con él.
SENÉN
Sin duda. En la Pardina la encontraremos. ~(Despídese Nell, y sale con
Senén, a punto que entra el señor Alcalde, bufando. Viene de la sesión
del Ayuntamiento, que ha sido borrascosa. Sus colegas le han hecho el
desaire de rechazar la moción, por él presentada, para que a la calle
de _Potestad_ se le cambie el nombre, llamándola _Calle del Siglo
XIX_.)~

ESCENA XV
~Comedor en la Pardina.~
~EL CONDE, en la propia actitud en que quedó al final de la escena
XIII. Llegan sucesivamente DOLLY con DON PÍO, NELL con SENÉN; VENANCIO
y GREGORIA, EL CURA, EL ALCALDE.~
EL CONDE, ~oyendo ruido~.
Ya vienen.
DOLLY, ~entrando presurosa~.
¡Abuelito de mi alma... aquí, tan solito, y nosotras de fiesta!
EL CONDE, ~besándola~.
Alma mía, paréceme que hace un siglo que no te veo.
D. PÍO, ~sofocadísimo~.
En cuanto le dije que usía la llamaba, le faltó tiempo para echar a
correr.
EL CONDE
¡Hija querida!
D. PÍO
Ni siquiera se despidió de Doña Vicenta. Me ha traído ¡ay! como si
viniéramos a apagar un fuego.
EL CONDE
¿Y Nell?
DOLLY
Por no detenerme no me cuidé de buscarla entre el tumulto.
D. PÍO
Ya me parece que llega.
NELL, ~entrando, seguida de Senén~.
Albrit... ¿qué ocurre? ¿Qué le pasa al primer caballero de España, mi
ilustre abuelo?
~(Gregoria y Venancio aparecen por el fondo.)~
EL CONDE, ~sorprendido del lenguaje ceremonioso que usa Nell~.
Chiquilla, desde que no nos vemos has estudiado más de lo que creí...
has adelantado prodigiosamente en la ciencia del mundo.
NELL
¿Has paseado mucho...?
DOLLY, ~acariciando al abuelo~.
Demasiado... ¡Pobrecito! ¡Cómo habíamos de permitir tal infamia si la
hubiéramos sabido!
NELL, ~sorprendida~.
¿Pues qué ocurre?
~(Entra el Cura, un tanto cohibido. No sabe a quién dirigirse primero,
si a las niñas o al Conde.)~
DOLLY
D. Carmelo te lo dirá.
EL CURA
Niñas mías, podéis creer que al llevarle a Zaratán nos guiaba el deseo
de aposentarle dignamente. Creía y sigo creyendo...
EL CONDE, ~que sale generosamente a la defensa del Cura~.
No te apures, Carmelo, por sincerarte. Estas tontuelas no están bien
enteradas. Todo se reduce a que me llevásteis a dar un paseo en coche,
y yo tuve la humorada de volverme a pie en compañía del buen Coronado.
EL ALCALDE, ~que entra presuroso, dando resoplidos~.
Me lo temía, sí... me lo temía. El señor Conde se nos ha vuelto un
chiquillo...
EL CURA, ~animándose con el refuerzo del Alcalde~.
Y desconoce el grandísimo bien que hemos querido hacerle.
EL ALCALDE, ~con petulancia~.
¡Vamos, que fugarse del Monasterio! No he visto otra... ¡Desmentir así
su respetabilidad!
EL CONDE, ~con jovialidad desdeñosa~.
Amigo Monedero, no es lo mismo hacer fideos que encerrar leones.
EL ALCALDE, ~quemado~.
En una y otra cosa, Sr. de Albrit, me tengo por hombre que sabe su
obligación.
EL CONDE
No la sabe muy bien cuando tan mal le ha salido esta tentativa.
EL CURA, ~interviniendo pacíficamente~.
Permítame, señor Alcalde...
EL ALCALDE, ~echando roncas~.
Digo y repito que sé mi obligación, y que no necesito que nadie me
enseñe a sujetar a los que no deben estar sueltos.
EL CONDE, ~con desprecio~.
No te conozco... No puedo ver en esas arrogancias al buen Pepe
Monedero, servidor que fue de mi casa, cuando aquí, siguiendo las
tradiciones de mi santa madre, consagrábamos parte de nuestra hacienda
al socorro de los desvalidos.
EL ALCALDE, ~desconcertado~.
Pues si usted me desconoce, le diré...
EL CONDE
No te empeñes en ello. No te conozco. Sobre que no veo bien, la
ingratitud desfigura los rostros...
DOLLY
No sea usted ingrato, D. José María.
EL ALCALDE, ~reventando de vanidad~.
Haga usted entender a su señor abuelo que soy el Alcalde de Jerusa.
DOLLY, ~estallando en ira, con gallarda fiereza~.
Pues al Alcalde de Jerusa, y al Cura de Jerusa, y a todos los alcaldes
y a todos los curas habidos y por haber en el mundo, les digo yo que es
una oficiosidad inicua lo que han querido hacer con mi abuelo...
EL CURA
¿Pero tú...?
EL ALCALDE
¡Esta mocosa...! Usted...
DOLLY, ~creciéndose a cada palabra~.
Sí, señor, yo... yo misma. Han faltado al respeto que merece el noble
desvalido, el anciano, el padre de Jerusa, el que no debiera entrar en
estos valles y en este pueblo sin que antes las piedras se levantaran
para bendecirle, y hasta los árboles se arrodillaran para adorarle...
¿Por qué queréis privarle de libertad? No padece más locura que el
cariño que nos tiene; y si los que se han criado a su sombra le
menosprecian o le ultrajan, aquí estamos nosotras, sus nietas, para
enseñar a todo el mundo la veneración que se le debe.
EL CONDE, ~en pie, cruzando las manos~. ~(La emoción le ahoga.)~
¡Señor, Señor, ella es... es la mía...! Su noble fiereza lo declara...
~(Vuélvese a Coronado, que está junto a él.)~ Esta, esta... la mía.
EL CURA, ~que ha permanecido junto a Nell~.
Cálmate, hija mía: tratábamos de mejorar su situación...
EL MÉDICO
¡Vaya un geniecillo!
NELL, ~corriendo al lado del Conde~.
Abuelito querido, sosiégate. Creyeron que en Zaratán tendrías mejor
albergue que aquí... Y no me parece mala idea, francamente, porque si
nosotras nos vamos con mamá...
EL CONDE, ~con dulzura un poco seca, sin rechazar sus caricias~.
Sí: tú, tú puedes marchar cuando quieras.
NELL, ~sin comprender~.
Se acabó la cuestión... Ahora descansas... Antes se te dispondrá la
cena. Dolly, démosle de cenar.
EL CURA
Podría venir a mi casa...
DOLLY
¡Pero si está en la nuestra!
EL CURA
Dígolo porque... Bien sabéis que las desavenencias de estos días han
creado cierta incompatibilidad entre el señor Conde y Venancio...
NELL
¡Incompatibilidad!... Estamos en nuestra casa.
VENANCIO, ~adelantándose, seguido de Gregoria~.
Perdone la señorita. Las señoritas, lo mismo que el señor Conde, están
en mi casa.
NELL, ~acobardada~.
Es verdad; pero...
DOLLY
¿Qué dices...?
VENANCIO
Digo que, a pesar de todo, por esta noche le alojaremos y le serviremos.
DOLLY, ~con brioso arranque~.
¿Cómo se entiende? ¡Por esta noche! Por esta y por todas las noches del
mundo, mientras nosotras estemos aquí. La casa es tuya, es verdad; pero
somos tus amas nosotras, mi hermana y yo: somos tus amas, ¿lo entiendes
bien? A excepción de esta huerta, las tierras que cultivas y que tienes
en arrendamiento casi de balde, o en administración, nuestras son,
nuestras. Somos las herederas de la casa de Laín, y tú, Venancio, y tú,
Gregoria, servís a mi abuelo, no por caridad, que caridad está visto
que no tenéis, sino porque yo os lo mando, ¿lo entendéis bien? yo os lo
mando... ~(Repite el concepto con firme autoridad.)~
VENANCIO
La que manda... es...
GREGORIA
La señora Condesa.
DOLLY, ~altanera~.
Silencio. A disponer la cena... ~(A Gregoria.)~ Tú a la cocina... de
cabeza... El Conde de Albrit vive con sus nietas. No nos tenéis de
limosna... Cenará aquí, cenaremos los tres aquí ~(Da un fuerte golpe
en la mesa)~, en esta mesa. Dormirá en su aposento, que para eso se lo
arreglé yo misma esta tarde. Y si no queréis ir a la cocina, iré yo...
Y si habéis descompuesto la alcoba, irá Nell a arreglarla... Pronto,
vivo... ~(A Venancio y Gregoria.)~ A poner la mesa... Señores, se les
convida.
EL ALCALDE, ~con desvío~.
Gracias.
EL CURA
Pero, chiquilla, tú...
DOLLY
Yo... Me basto y me sobro. Nieta soy de mi abuelo.
EL CONDE, ~con inmensa ternura y entusiasmo, abrazándola~.
¡Sí, sí!... ¡Sangre mía, corazón de Albrit!

FIN DE LA JORNADA CUARTA


JORNADA QUINTA

ESCENA PRIMERA
~Sala baja en la Pardina.~
~EL CONDE, sentado; EL MÉDICO, que entra a visitarle, y se sienta a su
lado.~
EL MÉDICO
¿Qué tal, señor Conde? ¿Ha pasado usted mala noche?
EL CONDE
Malísima... Insomnio, ideas lúgubres, ideas de exterminio; cosa nueva
en mí, pues aunque de genio impetuoso y autoritario, nunca hice mal a
nadie. Al contrario, mi ruina proviene del...
EL MÉDICO, ~interrumpiéndole~.
Ya lo sé: del altruismo desordenado, de no saber contenerse en la
generosidad y protección a todo bicho viviente.
EL CONDE, ~con amargura~.
He cultivado la ingratitud. En el jardín de mi vida, las rosas que
planté se me han convertido en zarzales, y entre ellos... no faltan
culebras.
EL MÉDICO, ~pulsándole~.
Tenemos que enfrenar los nervios, y, sobre todo, cerrar la llave, el
grifo de la ideación, demasiado afluente.
EL CONDE
Facilillo es eso... ¡Tasarle a uno las ideas o medírselas con
cuenta-gotas!
EL MÉDICO
Todo depende de que usted trate de contener su vida cerebral en
los límites de lo presente, de lo práctico, y, si se quiere, de lo
prosaico. ¿Me explico?
EL CONDE
Sí, hijo, sí. Entiendes por poesía la idea exaltada del honor, de la
justicia. Es un rodeo parabólico para evitar el empleo de la palabra
locura. ~(El Médico deniega, risueño.)~ ¡Y queríais curarme con la
prosa de Zaratán!
EL MÉDICO, ~cortando todo motivo de excitación~.
No se hable más de eso. Considérelo usted como una broma. Y si
me apura, le diré que nos equivocamos... en el procedimiento, se
entiende... ~(El Conde intenta decir algo; pero Angulo, que considera
peligroso aquel tema, le quita la palabra cortesmente.)~ ¡Sí...
la libertad, la preciosa libertad!... Estamos conformes... Ahora
explíqueme usted por qué le encuentro hoy más desanimado y caviloso que
otros días.
EL CONDE
¿Pero estás en Belén? ¿Ignoras que Lucrecia ha vuelto de Verola... y
que viene de mal talante, y con la malvada intención de llevarse a las
niñas?
EL MÉDICO
En su buen juicio, no desconocerá usted que las señoritas necesitan
otro ambiente, otra sociedad...
EL CONDE, ~afligidísimo~.
¡Privarme del único consuelo de mi vida! No, no lo consiento, no puedo
consentirlo. ~(Airado, golpea el brazo del sillón.)~ Me opongo, me
opondré resueltamente, y por cualquier medio, al inicuo monopolio que
esa perversa quiere hacer del cariño filial.
EL MÉDICO
Sosiéguese... Ya trataremos de arreglarlo.
EL CONDE
Sí, sí... ¡Buenos arregladores sois vosotros! ¡Qué amigos me han salido
en esta tierra, donde creí haber arrojado a manos llenas simiente de
bendiciones!... ¡Pero qué remedio!... No puedo hacer que las piedras se
vuelvan amigos.
EL CURA, ~entrando jovial, de rondón~.
¿Qué... qué dice? ¡Ya nos está poniendo de hoja de perejil! ~(El Conde
le mira y calla.)~ ¿Qué ocurre por aquí? Me dicen que el señor Conde
desea verme...
EL CONDE
Sí, Carmelo... Caigo, me hundo, y en mi desolación me agarro a lo único
que encuentro: a las piedras, a vosotros.
EL CURA
Comprendido: se agarra a lo firme, a lo que seguramente le sostendrá.
EL CONDE, ~con tristeza~.
No sois buenos, no... ~(El Cura sonríe, y hace señas al Médico.)~
Pero no está el tiempo para disputas, Carmelo. No eres bueno; pero te
necesito.
EL CURA, ~risueño~.
Quiere decir que soy un mal necesario.
EL CONDE, ~impaciente por entrar en materia~.
Dos palabras: te perdono lo de Zaratán, y a ti también, Angulo. Olvido
la pesada broma, a condición...
EL CURA
A condición de que hagamos comprender a la Condesa que es una triste
gracia arramblar con las niñas.
EL CONDE, ~dolorido~.
Es inicuo, cruel...
EL CURA
Pero como a Lucrecia no le faltan motivos razonables para presentar
a sus hijas en sociedad, a las manifestaciones que le hagamos en el
sentido que pretende nuestro arrogante león de Albrit, contestará
mandándonos a paseo. La cosa es tan lógica, tan sencilla, tan
racional...
EL CONDE, ~vivamente~.
Vete a verla, Carmelo; vete allá...
EL CURA
¡Si de allá vengo! Pero no ha querido recibirme. Ni las moscas pasan
a verla. Según me ha contado Vicenta, viene la Condesa de Laín en un
estado moral lastimoso. Algo ha ocurrido en Verola que la contraría,
que la aflige profundamente. ¿Qué ha sido? Lo ignoramos. Dicen que está
abatidísima, los ojos encendidos de tanto llorar, y la pena que agobia
su alma la desahoga con los pobres pañuelos, haciéndolos trizas con los
dientes.
EL CONDE, ~con hondo interés~.
¿Y qué creéis vosotros? ¿Ese estado de su ánimo será favorable o
adverso a lo que yo pretendo?
EL MÉDICO
Antes de responder, sepamos la causa de ese duelo.
EL CONDE
Sea lo que quiera, tú, _pastor Curiambro_, vuelves allá. Le dices que
vas de parte mía...
EL CURA
¿De parte del león?... Razón más para que me dé con la puerta en los
hocicos.
EL CONDE
No lo creas. Vas como representante de Albrit, para proponerle una
transacción o componenda.
EL CURA
Ya me figuro. Puesto que se disputan las dos niñas... a dividir. Es un
juicio harto más fácil que el de Salomón.
EL MÉDICO
Partes iguales. No está mal pensado.
EL CONDE, ~con gran viveza~.
Ni puede concebirse solución más práctica y elemental. Una para ella,
otra para mí... Pero es condición precisa que yo escoja la mía.
EL CURA
Sí, sí. Con proponérselo nada perdemos. Falta que se ponga al habla, y
que yo pueda hoy dedicar mi tiempo a estos negocios. Señor Conde, esta
noche predico.
EL CONDE
Ya tendrás tu sermón bien guisado... Preséntate a Lucrecia... pero
pronto... No te descuides.

ESCENA II
~EL CONDE, EL CURA, EL MÉDICO, DOLLY~
DOLLY, ~quitándose el sombrero~.
Aquí me tienen otra vez.
EL CURA
¿Y tu mamá, está mejor?
DOLLY
Un poquito más sosegada. ~(Al Conde.)~ Como no podemos atender a las
dos casas a un tiempo, hemos determinado partirnos.
EL CONDE, ~con alborozo~.
¿Os partís?... De eso hablábamos, hija mía.
DOLLY
Allá se queda Nell con mamá, y yo me vengo a la Pardina para cuidarte a
ti.
EL CONDE
¿Lo veis? Su grande inteligencia, sin ninguna sugestión de mi parte,
percibe y pone en ejecución la componenda lógica.
EL CURA
Yo dudo que...
EL CONDE, ~inquietísimo~.
¿Dudas?... Oh, Carmelo, no me quites la esperanza, no aumentes mi
congoja. ¿Te ríes?
EL CURA
Sr. D. Rodrigo de mi alma, ni he dicho nada, ni me he reído, ni haré
más que cumplir fielmente sus órdenes. Vuelvo allá.
EL CONDE, ~desconcertado, variando de pensamiento a cada instante~.
No, no vayas; aguarda... Sí, sí, vete y dile...
EL CURA
¿En qué quedamos?
EL CONDE, ~decidiéndose~.
En que vas. Pero te limitas a anunciarle que yo la visitaré hoy mismo
para tratar con ella de un asunto de familia. Cosas tan delicadas
no puedo fiarlas a nadie. _Tête à tête_ la pantera y el león, yo
propondré...
EL CURA
Y puede que la convenza, sí, señor... Hay panteras razonables. ~(Se
aparta y habla con Dolly.)~
EL MÉDICO, ~despidiéndose~.
Luego volveré. Supongo que seguirá usted en la Pardina.
EL CONDE
De ningún modo. No me faltará hospitalidad en cualquiera de las casas
de labor, o de las cabañas que fueron mías. En Forbes, en Polan y
Rocamor, todos mis antiguos colonos están deseando que el viejo Albrit
llegue a su puerta, pidiéndoles un pedazo de pan y un albergue
humilde. Verdad que en ninguna de estas casas hallaré las comodidades
de la Pardina. Pero no me importa; prefiero guarecerme en la última
choza de pastores, a soportar aquí la estolidez egoísta de estos
ingratos. A otra parte con mis huesos. Iré de puerta en puerta, con la
esperanza de encontrar un corazón noble, un alma cristiana...
EL CURA
Bueno; pues... ya vendré con la respuesta.
EL CONDE
Aquí te aguardo.
EL MÉDICO
Hasta luego.
EL CURA, ~aparte al Médico, retirándose ambos~.
Al fin, nuestra pobre fiera apencará con Zaratán.
EL MÉDICO
¡Si es lo mejor!
EL CURA
¡Lo único, señor, lo único! ~(Salen hablando.)~
DOLLY
Abuelito, tengo que decirte una cosa. Que te quiero mucho, mucho.
EL CONDE, ~con viva ternura, abrazándola~.
¡Corazón grande!
DOLLY
Y vas a saber otra cosa.
EL CONDE, ~poniendo el oído~.
¿Es también secreta?
DOLLY, ~amorosa~.
Sí, muy reservada... Que no se entere nadie. Quiero seguir tu suerte.
Si pasas trabajos, yo también... Si vas de puerta en puerta, como
dices, también yo... Yo contigo, siempre contigo.
EL CONDE, ~con intensa emoción~.
¡Señor, qué alegría!... ¡Compensación hermosa de mis infortunios! Todo
lo que padecí, quebrantos de fortuna, humillaciones, pérdida de seres
queridos, se contrapesa con este inmenso galardón de tu cariño, que
Dios me da sin yo merecerlo... ~(Abrazándola y besándola con efusión.)~
¿Pues qué merezco yo, que nada soy, que nada valgo ya?... Dios da la
bienaventuranza en esta vida, ya lo veo... a mí me la da. No necesita
uno morirse, no, para entrar en el cielo... ~(Pausa.)~
DOLLY
En la prosperidad o en la desgracia, abuelito, tu Dolly no te
abandonará.
EL CONDE, ~con majestuosa solemnidad, levantándose~.
Y yo, por el nombre de Albrit, por los gloriosos emblemas de mi casa,
por todos y cada uno de los varones insignes y de las santas mujeres
que de ella salieron, asombro y orgullo de las generaciones; por la
conciencia del honor y de la verdad que Dios puso en mi alma, por Dios
mismo, juro que antes me harán pedazos que arrancar de mi lado a la que
es luz, consuelo y gloria de mi vida.

ESCENA III
~Jardín del Alcalde.~
~EL ALCALDE, en zapatillas, con batín de vistosos cordones, como un
húsar; LA ALCALDESA, EL CURA, SENÉN.~
EL CURA, ~que acaba de entrar~.
Aquí otra vez; mas ahora no vengo por mi cuenta. _Mensajero soy,
amigo..._
EL ALCALDE
Ya, ya... Alguna nueva _leonada_.
LA ALCALDESA
¿Pero qué quiere ese hombre?
EL ALCALDE, ~en jarras~.
Ya me va cargando a mí ese fantasmón, que, después de todo, no es
más que un desagradecido, pues bien podía mirar que, enchiquerándole
en Zaratán, le dábamos más de lo que merece la polilla de sus
pergaminos... Agradezca que da con un hombre de mi pasta... ~(No se
refiere a la de sopa.)~
EL CURA
Amigo mío, hay que respetar las grandezas caídas.
EL ALCALDE
Pues digo... ¡los moños que se puso anoche, María Santísima!...
LA ALCALDESA
Hijo, como no somos aristócratas...
EL ALCALDE
Y hay más. Bien sabía el vejete que ayer celebrábamos tu fiesta
_monástica_...
LA ALCALDESA
Onomástica.
EL ALCALDE
Y ni un recado de atención, ni una fineza... Pues digo, la niña
segunda, esa Dolly, ha heredado el tupé y la caballería andante o
cargante de todos los Albrites y Laínes del obscurantismo. ¿Pues no se
me subió a las barbas la muy mocosa? ¡Si la hubieras oído, Vicenta!...
Y todo ello cuando acabábamos de atracarla de dulces y de atenciones,
aquí, en tu fiesta _numismática_.
LA ALCALDESA
Ono... mástica.
EL ALCALDE, ~bufando~.
Lo mismo da... Sacan ahora unas palabras que le vuelven a uno loco...
Acabaremos por tener que hablar por señas.
EL CURA
Lo de anoche, mi querido Monedero, ha perdido su interés con la vuelta
repentina de la Condesa en ese estado de tribulación que ustedes me
pintaron esta mañana.
EL ALCALDE
Lo que digo a esta: menudo _jollín_ habrán armado en Verola los duques
y marqueses...
EL CURA, ~a la Alcaldesa~.
¿Y no se espontanea con usted, no le cuenta...?
LA ALCALDESA
Ni una palabra.
EL ALCALDE
Este tunante de Senén debe de saber algo. Pero ahora, desde que ha
dado en tener _bouquet_, como el vino de Burdeos, se nos ha vuelto tan
reservadillo, que ni con saca-corchos se le destapa la boca. ~(Los
tres miran hacia un cenador, cubierto de madreselvas, en cuyo interior
está Senén, sentado, tristón, mirando al suelo.)~ Tú, funcionario, ven
acá... o te voy a poner en mi jardín de estatua de la Hacienda pública
esperando un ministro.
LA ALCALDESA
Desde las ocho de la mañana le tiene usted ahí, esperando audiencia de
la que fue su ama.
SENÉN, ~destemplado, acercándose~.
Ya he dicho que no sé nada.
EL ALCALDE
No negarás que estuviste en Verola.
EL CURA
¿Qué personas de viso había en el castillo de Donesteve?
SENÉN
Anda, anda... ¿quién las puede contar?
EL ALCALDE
¿A que no faltaba el Marqués de Pescara?
SENÉN
Llegó el lunes, y con él los Duques de Utrech y sus hijos; y el martes
otros, y otros...
EL CURA
¿Viste a la Condesa?
SENÉN
Sí, señor... Cuatro minutos nada más.
EL CURA
¿Qué cara tenía?
SENÉN
La de siempre: la bonita.
EL CURA, ~riendo~.
Pues si no nos das más noticias, debemos decirte que nos devuelvas el
dinero.
EL ALCALDE
Este es muy cuco y no se compromete.
LA ALCALDESA, ~viendo entrar en el jardín a Consuelito con medio palmo
de lengua fuera~.
Aquí viene Consuelito, y en la cara le conozco que no ha perdido el
tiempo. Trae comidilla.
EL ALCALDE
Con tal que no sea fiambre...

ESCENA IV
~LOS MISMOS; CONSUELITO~
CONSUELITO, ~gozosa~.
Ya estoy de vuelta, y con las alforjas bien repletas.
EL CURA
¿La de la espalda?
CONSUELITO
Las dos... Sois unos mandrias, que aguantáis sin rascaros la comezón de
la curiosidad. Yo no puedo: o averiguo lo que no sé, o reviento.
EL ALCALDE
¿Sabes algo, maestra?
CONSUELITO
¿Cómo algo?
EL CURA
Y algos.
CONSUELITO
No me ofendáis suponiendo que sé las cosas a medias. No: Consuelo
Briján, o las ignora por entero, o las sabe de cabo a rabo; y todo,
todito lo que pasó ayer en Verola lo conoce ya... y vosotros...
ni palabra... y estáis rabiando porque yo os lo cuente: de donde
resulta que sois tan curiosones como yo; pero hipócritas al propio
tiempo, porque os regaláis con la fruta que buscan los que llamáis
chismosos... ¡Ay, dejadme que me siente!... estoy cansadísima... he
venido volando para contaros... No, no: punto en boca. Ahora me vengo
de los hipocritones, negándome a darles la golosina... ~(Gozándose en
la ansiedad de los que la rodean.)~ No, no: no digo nada. Sois más
fisgones que yo, y más ávidos del escándalo ajeno que yo... Mira,
mira los ojos chispos del Alcaldillo... Y el curita... cómo se relame
esperando el dulce... Pues me callo... Soy muy discreta... No me gusta
meterme en vidas ajenas. ~(Con énfasis cómica.)~ Es pecado; es falta
de caridad, de delicadeza... Cada cual se las arregle para buscar la
comidilla, que a mí mi trabajito me ha costado sacarla de las entrañas
de la tierra. ¡Ahora se fastidian, se fastidian!
EL ALCALDE
Vaya, no marees, y dinos lo que sepas.
EL CURA
¿Pero cómo puede usted saber...? ¿Acaso tiene espías en Verola?
EL ALCALDE
Los tiene en todas partes. Son corresponsales que le escriben, y hasta
le ponen telegramas.
CONSUELITO
Espías, no; pero tengo mi representación en Verola. ¿Cómo no, habiendo
allí tanta gente gorda de la que da que hablar, y estando además
Lucrecia, que por sí se basta y se sobra para dar materia a setenta
corresponsales?
LA ALCALDESA
Pues suelta la sin hueso. Abre la espita. ¿Qué ha ocurrido?
CONSUELITO, ~sin poder contenerse~.
Una bronca fenomenal. Lucrecia ha reñido con el Marqués de Pescara,
el cual, en una entrevista que tuvieron en la estufa, debió de
insultarla... ¡Cosas tremendas, señores, que ponen los pelos de punta!
¡Qué tal habrá sido la gresca, que de ella resultó desafío...!
EL CURA
Dios nos asista.
CONSUELITO
La conducta del de Pescara no le pareció bien al Duquesito de
Malinas... Que si esto, que si lo otro, que patatín y que patatán.
Salieron desafiados para la frontera, donde a estas horas se habrán
disparado el uno al otro la mar de tiros.
LA ALCALDESA
Pero la causa, el porqué de toda esa zaragata...
EL ALCALDE
Vete a saber. Probablemente celos...
CONSUELITO
Algún motivo daría Lucrecia para que el Marqués echara los pies por
alto.
SENÉN, ~vivamente~.
No habrá sido la Condesa quien ha dado el motivo, sino el Marqués, que
hace tiempo venía faltando...
EL CURA
¡Ah! tunante; luego tú sabes... Permítame la señora Doña
Consuelo Briján que ponga en cuarentena todo ese folletín de _La
Correspondencia_ que acá nos trae...
CONSUELITO
Mis informaciones, Sr. D. Carmelo, son siempre _competentemente
autorizadas_, y proceden...
EL CURA
De chismes de lacayos o marmitones.
EL ALCALDE
Eso no: el corresponsal de mi prima en Verola es un punto que sabe su
obligación.
LA ALCALDESA, ~riendo~.
Tadea, la planchadora de los Donesteve.
EL ALCALDE
Y que no se descuida. Larga unas cartas de seis pliegos, llenos de
garabatos, que parecen una alambrera. Esta sola los entiende.
CONSUELITO
Y que no se le escapa nada. Antes de la gresca, los Donesteve y
Lucrecia habían concertado casar a Nell con el Marquesito de Breda,
primogénito de Utrech.
EL CURA
Buena boda. ¿Y a Dolly?
CONSUELITO
Seguían los tratos para apalabrarla con el hijo segundo.
EL ALCALDE
Eso se llama barrer para adentro.
LA ALCALDESA
¿Y qué más?
CONSUELITO
La noticia gorda, la bomba final... ¡Ah! esa no te la digo si no me la
pagas en lo mucho que vale.
LA ALCALDESA, ~riendo~.
¿Qué quieres por ella?
CONSUELITO
Me has de dar el tarro de dulce de coco con batata que recibiste ayer
de la confitería. Ya sabes que me muero por el coco.
EL CURA, ~a carcajadas~.
Golosa había de ser.
EL ALCALDE
Está bueno. ¡Que le den el dulce por las mentiras!
CONSUELITO, ~poniendo morros~.
Pues si no me lo dan, no hay caso. No suelto una palabra.
LA ALCALDESA
Hija, no: lo que es el coco, no lo catas...
CONSUELITO
Pues no cataréis vosotros la miel que tanto os gusta... ¿Ves, ves al
curita cómo se relame?...
EL CURA, ~riendo~.
Vicenta, dele usted el tarro, ¡por San Blas! porque si no se lo dan, no
habla; y si no habla, revienta.
LA ALCALDESA
Bueno; le cederé la mitad.
CONSUELITO
Anda, cicatera... Pues la noticia es que a Lucrecia le dieron como unos
siete ataques espasmódicos, seguiditos.
EL ALCALDE
Bah, bah...
CONSUELITO
Espérate... Y se tiró de los pelos, y se abofeteó a sí misma,
You have read 1 text from Spanish literature.
Next - El abuelo (Novela en cinco jornadas) - 14
  • Parts
  • El abuelo (Novela en cinco jornadas) - 01
    Total number of words is 4609
    Total number of unique words is 1581
    36.3 of words are in the 2000 most common words
    47.4 of words are in the 5000 most common words
    54.4 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • El abuelo (Novela en cinco jornadas) - 02
    Total number of words is 4345
    Total number of unique words is 1477
    35.3 of words are in the 2000 most common words
    49.1 of words are in the 5000 most common words
    55.8 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • El abuelo (Novela en cinco jornadas) - 03
    Total number of words is 4384
    Total number of unique words is 1474
    36.6 of words are in the 2000 most common words
    50.1 of words are in the 5000 most common words
    56.6 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • El abuelo (Novela en cinco jornadas) - 04
    Total number of words is 4417
    Total number of unique words is 1540
    34.2 of words are in the 2000 most common words
    48.4 of words are in the 5000 most common words
    54.8 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • El abuelo (Novela en cinco jornadas) - 05
    Total number of words is 4266
    Total number of unique words is 1439
    36.1 of words are in the 2000 most common words
    49.0 of words are in the 5000 most common words
    56.0 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • El abuelo (Novela en cinco jornadas) - 06
    Total number of words is 4282
    Total number of unique words is 1401
    36.1 of words are in the 2000 most common words
    48.9 of words are in the 5000 most common words
    55.2 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • El abuelo (Novela en cinco jornadas) - 07
    Total number of words is 4424
    Total number of unique words is 1493
    35.4 of words are in the 2000 most common words
    48.5 of words are in the 5000 most common words
    54.9 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • El abuelo (Novela en cinco jornadas) - 08
    Total number of words is 4280
    Total number of unique words is 1306
    37.7 of words are in the 2000 most common words
    50.7 of words are in the 5000 most common words
    56.7 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • El abuelo (Novela en cinco jornadas) - 09
    Total number of words is 4366
    Total number of unique words is 1435
    35.5 of words are in the 2000 most common words
    47.9 of words are in the 5000 most common words
    56.1 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • El abuelo (Novela en cinco jornadas) - 10
    Total number of words is 4374
    Total number of unique words is 1469
    34.7 of words are in the 2000 most common words
    48.3 of words are in the 5000 most common words
    54.9 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • El abuelo (Novela en cinco jornadas) - 11
    Total number of words is 4648
    Total number of unique words is 1631
    33.3 of words are in the 2000 most common words
    46.4 of words are in the 5000 most common words
    53.6 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • El abuelo (Novela en cinco jornadas) - 12
    Total number of words is 4627
    Total number of unique words is 1492
    36.1 of words are in the 2000 most common words
    50.1 of words are in the 5000 most common words
    56.2 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • El abuelo (Novela en cinco jornadas) - 13
    Total number of words is 4350
    Total number of unique words is 1426
    36.3 of words are in the 2000 most common words
    48.1 of words are in the 5000 most common words
    54.3 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • El abuelo (Novela en cinco jornadas) - 14
    Total number of words is 4458
    Total number of unique words is 1355
    37.0 of words are in the 2000 most common words
    51.2 of words are in the 5000 most common words
    57.4 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • El abuelo (Novela en cinco jornadas) - 15
    Total number of words is 4473
    Total number of unique words is 1420
    35.4 of words are in the 2000 most common words
    49.5 of words are in the 5000 most common words
    56.8 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • El abuelo (Novela en cinco jornadas) - 16
    Total number of words is 1543
    Total number of unique words is 636
    43.0 of words are in the 2000 most common words
    55.1 of words are in the 5000 most common words
    60.2 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.