El abuelo (Novela en cinco jornadas) - 02

Total number of words is 4345
Total number of unique words is 1477
35.3 of words are in the 2000 most common words
49.1 of words are in the 5000 most common words
55.8 of words are in the 8000 most common words
Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
y la otra mitad mascarían tronchos de berzas.
VENANCIO
Vaya que eres parlanchín, y entiendes la aguja de marear.
GREGORIA, ~imitando, sin saberlo, a las brujas de Macbeth.~
¡Senén, tú serás ministro!
SENÉN
¿Ministro yo? No, no: mi ambición, como nacida del lodo, no quiere
viento, sino barro, barro substancioso que amasar. _Mis tendencias_ son
a lo positivo; _tiendo_ a ganar dinero, mucho dinero. No me conformo
con un sueldo más o menos cuantioso; ambiciono más, ambiciono el
trabajo libre...
GREGORIA
Manos libres, quieres decir.
VENANCIO. ~(Da un cigarro a Senén, y fuman los dos.)~
Lo que tú buscas, tunante, es una dote; andas a la husma de una rica
heredera.
GREGORIA
Por eso vistes tan elegantito, y te quitas el pan de la boca para
comprarte trapos... Por eso gastas anillos, y te echas esencia en el
pañuelo. Vaya, que hueles bien. ~(Oliéndole.)~ ¿Qué es eso? ¿Heliotropo?
SENÉN, ~reventando de fatuidad~.
Es mi perfume favorito... Pues no he pensado en casarme, y lo pruebo.
Claro, si se me presentase una buena ganga matrimonial, no la
desperdiciaría. Estamos a la que salta.
GREGORIA
Por un camino o por otro, has de ser rico.
VENANCIO
A trabajar, se ha dicho. En la corte hay mil maneras de afanar el
garbanzo.
GREGORIA
Allí donde hay bambolla, derroche, y donde los ricos por su casa
gastan, según dicen, más de lo que tienen, el pobre allegador,
económico y despabilado como tú, sabe encontrar piltrafa. Ahí tienes el
caso del señor Conde. Toda su riqueza se ha repartido entre muchos que
andaban quizás con los codos al aire.
VENANCIO
Prestamistas, curiales, cuervos y buitres, y todos los golosos de carne
muerta.
SENÉN, ~desdeñoso~.
Mal fin ha tenido el prócer. Vaya usted preparando, Gregoria, las
buenas calderadas de patatas, las sopitas de leche, para que se
acostumbre a la frugalidad, y olvide sus hábitos gastronómicos.
GREGORIA
No, no: lo que es hoy, al menos, si viene, tengo que prepararle una
buena comida.
VENANCIO
Como se entretenga en Polan y no coja el coche que ha salido de allí a
las diez, no vendrá hasta mañana.
SENÉN
_Me inclino a creer_ que le veremos venir en carreta, porque el buen
señor padece tal _tronitis_, que no tendrá para el coche.
GREGORIA
No exageres... Esos nobles arrumbados siempre guardan algo para sus
últimas, y también te digo que suelen encontrar algún tonto que les
alimente los vicios.
SENÉN
Albrit no tiene más vicios que la rabia de verse pobre, y el orgullo de
casta, que se le ha recrudecido con la pobreza.
GREGORIA, ~intranquila~.
Dime, Senén, ¿y al señor Conde no le dará la ventolera de quitarnos a
las niñas?
SENÉN
¿Para qué?... ¿Y a dónde las lleva?
VENANCIO
A un colegio de Francia.
SENÉN
No temáis perder esta ganga. El Conde no tiene con qué pagarles un buen
colegio, y la mamá no está por esos gastos, que _dejarían indotado_ su
presupuesto. Todo es poco para ella. Además, la presencia de las niñas
en sociedad junto a ella, la envejece. _Su obsesión_ es ser joven, o
parecerlo.
VENANCIO
Su... ¿qué has dicho? ¡Vaya unas palabras finas que te traes!
GREGORIA, ~incomodándose~.
Pero ya son creciditas, jinojo... Algún día tiene que presentarlas en
la corte, casarlas...
SENÉN
¿Casarlas? Dificilillo es... y lo pruebo.
GREGORIA
¿Cómo no, si son tan monas?
SENÉN
Les concedo el buen palmito. Pero cualquiera carga con ellas, educadas
en la ñoñería, con hábitos y maneras de pueblo, y, por añadidura,
pobres... porque la Condesa está dando aire a la fortuna, y cuando
toquen a liquidar, no habrá más que pagarés vencidos, cuentas no
liquidadas, y el diluvio... Ya lo dijo Luis XV ~(estropeando el
francés)~: _Apré muá, le diluch._
GREGORIA, ~incomodándose más~.
La madre será lo que quieran: una feróstica, una púa extranjera; pero
Dorotea y Leonor a ella no salen, digo que no salen... y lo pruebo
también.
VENANCIO
Son buenísimas, aunque algo traviesas; almas puras, ángeles de Dios,
como dice D. Carmelo.
GREGORIA
Créelo, Senén; las quiero como si fueran mis hijas, y el día que se las
lleven me ha de costar algunas lágrimas.
SENÉN, ~con impertinencia~.
¿Y de instrucción, qué tal?
VENANCIO
Poca cosa les enseña D. Pío, el maestro jubilado del pueblo. Sobre
que él sabe poco, no tiene carácter, y las chicas le han tomado por
monigote para divertirse.
GREGORIA
Todo el día se lo pasan enredando. Ya se ve: no están en su esfera,
como dice Angulo, nuestro médico.
VENANCIO, ~repitiendo una frase del Doctor~.
Su institutriz es la Naturaleza, su elegancia la libertad, su salón el
bosque. Bailan al compás de la mar con la orquesta del viento.
SENÉN, ~que se levanta, recordando con inquietud algo que había
olvidado~.
¡Buena la hemos hecho!
VENANCIO
¿Qué te pasa?
SENÉN
Que con tanto charlar se me olvidó el encargo del señor Alcalde.
GREGORIA
¿Para nosotros?
SENÉN
Sí... ¡qué cabeza! Pues que inmediatamente le llevéis las niñas, para
que la Condesa las vea en cuanto llegue.
VENANCIO
Es natural. Y comerán allí.
SENÉN
¿Están en casa?
GREGORIA
De paseo andan por el bosque. ~(Mirando hacia la izquierda.)~ No las
veo.
VENANCIO
Correteando, y de juego en juego, se habrán ido a media legua de
Jerusa.
SENÉN
¿Y las dejáis andar solas por el bosque?
GREGORIA
Solitas van. Todo el mundo las respeta.
VENANCIO
Hay que ir corriendo a buscarlas.
SENÉN
Si queréis, iré yo... ¿No saben todavía que hoy viene su mamá?
GREGORIA
No lo saben... ¡pobres hijas!
SENÉN
Pues yo se lo diré, y las traeré por delante, como un pavero de Navidad.
VENANCIO
Las encontrarás, de fijo, bosque arriba, en el sendero de Polan... Pero
mira, chico, no les hagas la corte. Verdad que sería inútil.
SENÉN, ~con ganas de irse pronto~.
¿La corte yo?... ¿Yo, _este cura_? ¡Señoritas que no viven en _su
elemento_ y reúnen todo lo malo, orgullo y pobreza...!
GREGORIA
Están verdes.
SENÉN
Que las madure quien quiera. ¿Decís que bosque adentro?...
VENANCIO
Vete, y tráelas pronto.
GREGORIA
Vivo... ~(Viéndole partir.)~ ¡Vaya un pájaro!
VENANCIO
¡Vaya un peje!

ESCENA III
~Bosque en las inmediaciones de Jerusa, formado de corpulentos robles,
hayas y encinas. Lo atraviesa un tortuoso sendero, donde se ven los
surcos trazados por los carros del país. Por el Norte, formidable
cantil de roca y conglomerado, en cuyos cimientos baten las olas del
mar; al Sur cierra el paisaje la espesura de la vegetación; hacia el
Oeste serpentea y se subdivide el sendero, atravesando algunas calvas y
espesos matorrales.~
~LEONOR y DOROTEA, niñas de quince y catorce años respectivamente,
lindas, graciosas, de tipo aristocrático, la tez bronceada por el
aire marino y el sol. Son negros sus ojos, rasgados, melancólicos;
negro también su cabello, peinado al descuido en moño alto. Se lo
adornan con flores silvestres, que van clavando en él como se clavan
los alfileres en un acerico. La diferencia de edad, un año y meses,
apenas en ellas se distingue, y por gemelas las tienen muchos, viendo
la semejanza de sus rostros, y la igualdad del talle y estatura. Son
ágiles, correntonas, traviesas; dos diablillos encantadores. Visten,
con sencillez graciosa y elegancia no aprendida, trajecitos claros,
cortados y cosidos en Jerusa. La modestia da más realce a su gentileza
vivaracha, y les imprime cierta gravedad dulce cuando están quietas.
Desde la niñez, su madre, irlandesa, las nombraba con los diminutivos
ingleses NELL y DOLLY, y estos nombres exóticos prevalecieron en Madrid
como en Jerusa. Las acompaña y juega y brinca con ellas un perrito
canelo, de pelo largo y fino, hocico muy inteligente, rabo que parece
un abanico. Atiende por _Capitán_.~
DOLLY
Estoy cansada; yo me siento. ~(Se recuesta en el tronco de un roble.)~
NELL
Estoy entumecida; yo quiero correr. ~(Disparándose en carrera circular,
vuelve al punto de partida.)~
DOLLY, ~mirando a la copa del árbol~.
¡Qué gusto poder subir, y posarse en una rama!... ¡Nell!
NELL
¿Qué quieres?
DOLLY
Decirte una cosa. ¿Qué te apuestas a que me subo a este árbol?
NELL
Te desgarrarás el vestido...
DOLLY
Lo coseré... sé coser tan bien como tú... ¿A que me subo?
NELL
No está bien. Nos tomarían por chiquillas de pueblo.
DOLLY, ~que suspendiéndose de una rama, se balancea~.
Pues ser chiquilla de pueblo o parecerlo, ¿crees tú que me importa
algo? Dime, Nell, ¿andarías tú descalza?
NELL
Yo no.
DOLLY
Yo sí... Y me reiría de los zapateros. ~(Viendo que Nell se sienta y
saca un librito.)~ ¿Qué haces?
NELL
Quiero repasar mi lección de Historia. Ya hemos corrido bastante;
estudiemos ahora un poquito. Acuérdate, Dolly: ayer, D. Pío te dijo que
no sabes jota de Historia antigua ni moderna, y en buenas formas te
llamó burra.
DOLLY
Burro él... Yo sé una cosa mejor que él: sé que no sé nada, y D. Pío no
sabe que no sabe ni pizca.
NELL
Eso es verdad... Pero debemos estudiar algo, aunque no sea más que por
ver la cara que pone el maestrillo cuando le respondemos bien. Es un
alma de Dios.
DOLLY
Mejor la pone cuando le damos alguna golosina, de las que guardamos
para _Capitán_.
NELL
Anda, ven; estudiemos un poquito. ¿Sabes que es un lío tremendo esto de
los Reyes godos?
DOLLY
El demonio cargue con ellos. Son ciento y la madre... y con unos
nombres que pican como las zarzas, cuando una quiere metérselos en la
memoria.
NELL
Ninguno tan antipático y majadero como este señor de Mauregato.
DOLLY
¡Valiente bruto!
NELL
Nada: que tenían que echarle cien doncellas por año para desenfadarle.
DOLLY
Para desengrasar, como dice D. Carmelo.
NELL
La verdad es que la Historia nos trae acá mil chismes y enredos que no
nos importan nada.
DOLLY. ~(Siéntase junto a su hermana. El perro se echa entre las dos.)~
Figúrate qué tendremos que ver nosotras con que hubiera un señor que se
llamaba Julio César, muy vivo de genio... Ni qué nos va ni nos viene
con que le matara otro caballero, cuyo nombre de pila era Bruto... ¿A
mí qué me cuenta usted, señora Historia?
NELL
Pero, hija, la ilustración... ¿A ti no te gustaría ser ilustrada?
DOLLY, ~acariciando al perrito~.
Ilústrate tú también, _Capitán_. La verdad: me carga la ilustración
desde que he visto que también se ha hecho ilustrado Senén. ¿Te
acuerdas de cuando estuvo aquí hace dos meses, creyendo que venía mamá?
NELL
Sí: a cada instante sacaba la Edad Media, y qué sé yo qué.
DOLLY
¡Qué tendremos nosotras que ver con las edades medias o partidas!... Y
el mejor día nos salen con que a Cleopatra le dolían las muelas.
NELL
O que a Doña Urraca le salieron sabañones.
DOLLY
Pero, en fin, nos ilustraremos algo, puesto que mamá, en todas sus
cartas, nos manda que aprendamos, que seamos aplicaditas.
NELL
Mamá nos idolatra; pero no nos lleva consigo. ~(Con tristeza.)~ ¿Por
qué será esto?
DOLLY
Porque, porque... Ya nos lo ha dicho. Como nos criamos tan raquíticas,
quiere que engordemos con los aires del campo. Ya sabe mamá lo que hace.
NELL
Mamá es muy buena. Pero que venga al campo con nosotras a robustecerse
también.
DOLLY
Tonta, ¿no le oíste decir que se espanta de engordar, y que lo que
quiere ahora es enflaquecer?
NELL
Gorda o flaca, mamá es guapísima.
DOLLY
Sí que lo es... Ya nos llevará consigo cuando seamos mayores. Yo no
tengo prisa.
NELL, ~rayando la tierra con su dedito~.
Como prisa, yo tampoco.
DOLLY
Me gusta el campo.
NELL
Y la soledad, ¡que me gusta!
DOLLY
En la soledad piensa una mejor que entre personas.
NELL
¡Y esta libertad...!
DOLLY, ~poniendo en dos patas al perrito~.
Yo te digo una cosa: creo que cuanto más salvajes, más felices somos.
NELL
Eso no: la civilización, Dolly...
DOLLY
Me carga la civilización desde que oigo hablar tanto de ella a nuestro
amigo el Alcalde, que se ha hecho rico y personaje fabricando fideos.
NELL, ~mordiendo el palo de una florecita~.
Salvaje no quiero yo ser... ni civilizada a estilo de D. José Monedero.
También te digo que dentro de la civilización puede existir la soledad
que tanto me agrada. ¿A ti no se te ha ocurrido alguna vez ser monjita?
DOLLY
¡Ay, no! Nunca he pensado en eso.
NELL
Yo sí, sobre todo cuando nos llevan a misa a las Dominicas. ¡Qué
iglesita más mona y más sosegada! Me figuro yo que de aquellas rejas
para dentro hay una paz, una tranquilidad...
DOLLY, ~recogiendo piedrecitas~.
La religión es cosa bonita... lo mejor entre lo bueno. El rezar
consuela... Pero eso de estar siempre rezando, siempre, siempre...
francamente, hija... Y metida entre rejas, como están las monjas, ni
ves árboles, ni ves flores...
NELL
Tonta, si tienen huertas y jardines...
DOLLY
Pero no ves el mar.
NELL
¡Bah!... Veo a Dios, que es más grande.
DOLLY
¡Si Dios está en todas partes! ¿Crees que no está también aquí, oyendo
todo lo que decimos?
NELL
Pero no le vemos ni le oímos nosotras.
DOLLY
Hay que mirar bien, Nell, y escuchar callandito.
~(Pausa. Las dos, silenciosas y un tanto sobrecogidas, exploran con
lento mirar el horizonte, mar y cielo, y la sombría espesura del
bosque.)~
NELL
¿Qué oyes?
DOLLY
Como un aliento muy grande. ¿Y tú, qué ves?
NELL
Como una mirada grandísima. ~(Otra pausa larga. Bruscamente, como quien
vuelve sobre sí, se incorpora.)~ Pero se nos va el tiempo charlando, y
no hemos estudiado ni una letra.
DOLLY
¡Está el día tan hermoso!
NELL
Salimos con ganas de leer. Tú dijiste que estudiaríamos en el campo
mejor que en casa.
DOLLY
Porque allí nos molestaban los berridos de Venancio.
NELL, ~repitiendo una frase de su maestro~.
¡Sus, valientes, y a los libros! ~(Dando a su hermana el manualito de
Historia.)~ Mira, lees en alta voz, y así nos enteramos las dos a un
tiempo.
DOLLY. ~(Toma el libro y levántase de un brinco.)~
Dame acá. ¿Sabes lo que se me ocurre? Que conviene que se instruyan
también los pájaros... Toda la ciencia no ha de ser para nosotras.
~(Lanzando el libro a los aires con fuerte impulso.)~
NELL
¿Qué haces, tonta? ~(El libro, abierto en el aire y dando al viento sus
hojas, describe una curva, y se detiene al fin en una rama de encina,
como pájaro que se posa.)~
DOLLY
Ya lo ves. ~(El perro se entrega al trajín inocente de cazar moscas.)~
NELL
¡Buena la has hecho! ¿Y cómo lo cogemos ahora?
DOLLY
De ninguna manera. Los pájaros se enterarán ahora de lo que hicieron D.
Alejandro Magno, el señor de Atila y el moro Muza.
NELL, ~riendo~.
¡Si a los pajaritos todo eso les tiene sin cuidado!
DOLLY
Como a mí.
NELL
¡Vaya un compromiso! ¡Si pasara por ahí un chiquillo que se subiera a
cogerlo!
DOLLY
Me subiré yo. ~(Disponiéndose a encaramarse en la encina.)~
NELL, ~tirándole de la falda~.
No, no, que te desnucas.
DOLLY
Espérate; le tiraré piedras a ver si se atonta y cae. ~(Hace lo que
dice.)~
NELL
Hay viento... Puede que vuele el libro.
DOLLY
¡Ay, no, que es muy pesado! ~(Tirando piedras.)~ A mí, bribón; baja,
ven acá... ~(El perro cree de su obligación ladrar fuertemente al libro
para que baje.)~
NELL, ~sintiendo pasos~.
Basta, Dolly. Viene gente... ¡Qué vergüenza! Te tomarán por una
desarrapada del pueblo.
DOLLY
¿Y qué me importa?
NELL
Que te estés quieta. ~(Mirando a lo largo del sendero.)~ Aquí viene un
señor, un hombre... por el camino que baja de Polan, ¿ves?... Mira.
~(Aparece por entre los robles el Conde de Albrit, con lento paso.)~
DOLLY
No le veo.
NELL
Mírale... Se ha parado al vernos, y allí le tienes como una estatua. No
nos quita los ojos...

ESCENA IV
~NELL y DOLLY.--D. RODRIGO DE ARISTA-POTESTAD, CONDE DE ALBRIT, MARQUÉS
DE LOS BAZTANES, SEÑOR DE JERUSA Y DE POLAN, GRANDE DE ESPAÑA, etc...
Es un hermoso y noble anciano, de luenga barba blanca y corpulenta
figura, ligeramente encorvado. Viste buena ropa de viaje, muy usada;
calza gruesos zapatones, y se apoya en garrote nudoso. Revela en su
empaque la desdichada ruina y acabamiento de una personalidad ilustre.~
NELL, ~observándole medrosa~.
Es un pobre viejo... ¿Por qué nos mira así? ¿Nos hará daño?
DOLLY
Parece el Santa Closs de los cuentos ingleses. Pero no trae saco a la
espalda.
NELL
¿Sabes que tengo miedo, Dolly?
DOLLY
Yo también. ¿Será un mendigo?
NELL
Si tuviéramos cuartos, se los daríamos... ¡Ay, no se mueve!...
DOLLY
Y ahora, en nosotras clava los ojos...
NELL, ~palideciendo~.
Parece que habla solo... ¡Qué miedo!
DOLLY, ~trémula~.
Y no pasa un alma. Si llamamos, nadie nos oirá.
NELL
No nos hará nada, creo yo.
DOLLY
Lo mejor es hablarle.
NELL
Háblale tú... Dile: «Señor mendigo...»
DOLLY
Mendigo no es. Parece más bien una persona decente mal trajeada.
~(Lánzase el perrillo con furiosos ladridos hacia el Conde.)~
NELL
_Capitán_, ven acá...
DOLLY
¡Ay, Nell, yo conozco esa cara!...
NELL
Y yo también. Yo le he visto en alguna parte... ¡Ay, ay! ~(Se juntan
las dos, como para protegerse mutuamente.)~ Ahora se adelanta... Nos
hace señas...
DOLLY
Parece que llora. ¡Pobre señor!...
EL CONDE, ~con voz grave, avanzando~.
Preciosas niñas, no me tengáis miedo. ¿Sois Leonor y Dorotea?
NELL
Sí, señor: así nos llamamos.
EL CONDE, ~llegándose a ellas~.
Pues abrazadme. Soy vuestro abuelo. ¿No me conocéis? ¡Ay! Han pasado
algunos años desde que me visteis por última vez. Erais entonces
chiquitinas, y tan monas... Me volvíais loco con vuestra gracia, con
vuestra donosura angelical... ~(Las abraza, las besa en la frente.)~
DOLLY
¡Abuelito!
NELL
Yo decía: le conozco.
DOLLY
Por el retrato te conocemos.
EL CONDE
Y yo a vosotras por la voz. No sé qué hay en el timbre de vuestras
vocecitas, que me remueve toda el alma. ¿Y como es que los dos sonidos
me parecen uno solo? Dejadme que os mire bien: ¿serán iguales vuestras
caritas como lo son vuestras voces?... No, no puedo veros bien, hijas
de mi alma. Estoy casi ciego. Vamos, sigamos hacia Jerusa. ~(_Capitán_
abre la marcha.)~
NELL
¡Qué sorpresa tan agradable, abuelito! Pues, mira, te tuvimos miedo.
EL CONDE
¿Miedo a mí, que os adoro?
DOLLY
Senén nos dijo anoche que venías; pero no creímos que llegaras tan
pronto.
NELL
¿Y cómo no has venido en el coche?
EL CONDE
Me molesta horriblemente el traqueteo de ese armatoste... y el venir
prensado entre personas groseras y estúpidas... No, no... He preferido
venirme a pie, sin más compañía que la de este palo, que me ha regalado
un pastor de mis tiempos, a quien encontré en Polan. ¡Figuraos si será
viejo el hombre! Era yo un niño, y él un mocetón como un castillo que
me llevaba a la pela por estos montes...
NELL
¿Pero vienes de Polan?
EL CONDE
Allí pasé la noche, en la cabaña de Martín Paz... Luego me he venido
pasito a paso por el filo del cantil, recordando mis tiempos. ¡Ah!
Todos los caminos y veredas de este país me conocen; conócenme las
breñas, las rocas, los árboles... Hasta los pájaros creo que son los
mismos de mi niñez... Esta hermosa Naturaleza fue mi nodriza. No
podréis comprender, niñas inocentes que empezáis a vivir, cuán grato,
y cuán triste al mismo tiempo, es para mí recorrer estos sitios, ni
cuánto padezco y gozo haciendo revivir a mi paso cosas y personas. Todo
lo que me rodea paréceme a mí que me ve y me reconoce... y que desde el
mar grande al insecto casi invisible, todo cuanto aquí vive, se queda
en suspenso... no sé cómo decirlo... se para y mira... para ver pasar
al desdichado Conde de Albrit. ~(Las dos niñas suspiran.)~
DOLLY
Apóyate en mi brazo, abuelito.
NELL
En el mío.
EL CONDE
En los dos... Una por cada lado. Así... Me lleváis como en volandas.

ESCENA V
~NELL y DOLLY; EL CONDE; SENÉN, que ha presenciado de lejos, oculto
tras un árbol, el encuentro del abuelo y sus nietas.~
SENÉN
¡Qué estropeado y qué caído está el viejo león de Albrit!... Hoy
por hoy, no me conviene malquistarme con él. Nunca se sabe de qué
cuadrante sopla la suerte. ~(Viendo avanzar el grupo, se adelanta
sombrero en mano.)~ Señor Conde, bien venido sea, mil veces bien
venido, a la tierra de sus mayores. ¡Qué hermosa figura hace Vuecencia
en medio de estos dos ángeles!
EL CONDE, ~parándose~.
¿Quién me habla?
NELL
Es Senén, papá.
DOLLY
¿No te acuerdas?
SENÉN
Senén Corchado, señor, el que fue... no me avergüenzo de decirlo...
criado del señor Conde de Laín.
EL CONDE
¡Ah, lacayo! ~(Con súbita cólera, requiriendo el garrote.)~ ¿Vienes a
que te dé dos palos?
SENÉN, ~retirándose~.
¡Señor...!
NELL
Abuelito, ¿qué haces?
DOLLY
¡Si es de casa, si es nuestro amigo!
EL CONDE, ~reportándose~.
Perdonadme, niñas queridas... he confundido sin duda... Y tú, Séneca,
Cenón, o como quiera que te llames, perdóname también... te he tomado
por otro. Pensé que eras tú el infame que se permitió decirme... Ven
acá, dame la mano. Tengo el genio poco sufrido...
SENÉN, ~dándole la mano~.
Siempre fue lo mismo Vuecencia.
EL CONDE
Luego, esta continua disminución de mi vista no me permite distinguir a
los bribones de las personas honradas. La ceguera me hace irascible...
¿Y qué tal? Ya recuerdo que me hablaron de ti: sé que estás hecho un
hombre.
SENÉN, ~con falsa humildad~.
Aunque me iba muy bien en casa del señor Conde de Laín, me dio por
abandonar la servidumbre y trabajar en cualquiera industria o negocio...
EL CONDE
Muy bien pensado. Así se hacen los hombres. ¿Y qué eres ahora?
¿Zapatero?
SENÉN
Señor, no.
NELL
Papá, si es empleado.
DOLLY
Empleado de Hacienda con tantos miles de sueldo.
EL CONDE
Vamos, que tú querías ganar dinero a todo trance... El dinero lo ganan,
Senén, todos aquellos que con paciencia y fina observación van detrás
de los que lo pierden: fíjate en esto.
SENÉN, ~inflándose~.
La señora Condesa me consiguió un destinito...
NELL
Mamá le ha protegido y le protege, porque es buen muchacho...
EL CONDE
La Condesa es una gran potencia. Nadie le niega nada. Ya sabes tú,
picaruelo, a qué aldabones te agarras.
DOLLY
Aquí donde le ves, papá, es la economía andando, y mira por su ropa
como una mujer.
EL CONDE
Séneca, digo, Senén, tú pitarás. Y ahora, ¿estás aquí con licencia?
SENÉN
He venido de Durante para tener el honor de saludar al señor Conde de
Albrit y a la señora Condesa de Laín, que también debe de llegar hoy.
NELL
¡Que viene mamá! ~(Despréndense las dos de los brazos de su abuelo, y
saltan gozosas.)~
DOLLY
¡Jesús, qué alegría!
NELL
Pues no sabíamos nada. ¿Lo sabías tú, abuelito?
EL CONDE, ~pensativo~.
Sí.
DOLLY, ~volviendo a coger el brazo de Albrit~.
Vamos, a prisita.
NELL, ~inquieta~.
Tenemos que arreglarnos.
SENÉN
Las señoritas han de ir al _hotel_ del señor Alcalde, a esperar a su
mamá.
NELL
¿Pero va mamá a casa del Alcalde?
DOLLY
¿Por qué no viene a la Pardina con nosotros, con Abuelito? ~(Senén se
encoge de hombros.)~
EL CONDE
La Pardina no le parecerá a tu mamá bastante cómoda... En fin, no
quiero que os detengáis por mí... Vamos, hijas mías.
NELL
¡Ah! Se me olvidaba... Amigo Senén, ¿querrías hacernos un favor?
SENÉN
Todo lo que las señoritas quieran. ¿Qué es?
NELL
Subirse a aquel árbol a coger la Historia.
EL CONDE
¡A coger la Historia!
DOLLY
El pícaro libro, que se echó a volar.
NELL
Jugando, lo tiramos al aire.
EL CONDE, ~gozoso~.
Comprendo, sí... Estudiáis mirando al cielo... Senén, intrépido Senén,
sube pronto, hijo... Anda, que cuando eras muchacho ya treparías más de
una vez para coger nidos.
SENÉN ~(disimulando su disgusto, se quita la americana)~.
Allá voy.
NELL
Ten cuidado no se te rompa el traje.
SENÉN
Que es nuevo... ya lo ven.
DOLLY
¡Vaya un alfiler de corbata que te traes!... Por Dios, no te caigas.
EL CONDE
No temáis: este sabe subir y agarrarse bien. Si cae, será porque le
tiene cuenta.
SENÉN
Por ahora, señor Conde, me tiene más cuenta apoyarme bien en las ramas
fuertes... Ajajá... Ya te cojo, Historia maldita.
DOLLY
Bájate pronto... ~(Desciende Senén a las ramas bajas, y se tira de un
salto.)~
NELL, ~cogiendo el libro~.
Dios te lo pague. Vaya, sigamos.
DOLLY
¿No quiere el abuelito entrar por el pueblo?
EL CONDE
No, no: vamos por el atajo, que nos lleva directamente a la Pardina sin
pisar las calles de Jerusa. No quiero ver gente, y menos jerusanos.
SENÉN, ~poniéndose la americana~.
¡Lástima no haber sabido antes que venía el señor Conde! El pueblo le
habría preparado un buen recibimiento.
EL CONDE, ~con desdén~.
¿A mí?... ¿A mí Jerusa?... Brrr...
SENÉN
Habría salido la música, el orfeón... No faltaría el arquito de ramaje;
y luego _lunch_ en la Casa Consistorial.
EL CONDE
Veo que eres un cursi tremendo. Conozco esos homenajes, que en otro
tiempo, cuando los merecía y estaba en disposición de recibirlos, me
halagaban, sí. Hoy me harían el efecto de una burla cruel. Antes de
verme tan viejo y tan pobre como ahora, tuve ocasión de apreciar la
villana ingratitud de mis compatriotas, los habitantes del Señorío de
Jerusa. ~(Se detiene y suspira.)~ Veinte años ha, la última vez que
aquí estuve, los colonos que habían llegado a ser ¡Dios sabe cómo!
propietarios de mis tierras, los señoritingos nacidos de mis cocineras,
o engendrados por mis mozos de cuadra, me recibieron con frío desdén,
que me llenó de tristeza y amargura. Dijéronme que la villa se había
civilizado. Era una civilización improvisada y postiza, como la levita
que compra el patán en un bazar de ropas hechas.
NELL
Papaíto, no olvida tu pueblo los beneficios que de ti ha recibido.
DOLLY
No los olvida, no. La calle principal de Jerusa se llama _de Potestad_.
NELL
La fuente de los cinco caños, junto a la iglesia, se llama _del Buen
Conde_.
EL CONDE
Sí, sí, mi abuelo paterno. Historia, cosas pasadas que solo dejan tras
sí un letrero, una inscripción... Todo se borra, ¡ay! aun las piedras
escritas. Cuando la roña y el musgo las empuercan, y se han criado en
You have read 1 text from Spanish literature.
Next - El abuelo (Novela en cinco jornadas) - 03
  • Parts
  • El abuelo (Novela en cinco jornadas) - 01
    Total number of words is 4609
    Total number of unique words is 1581
    36.3 of words are in the 2000 most common words
    47.4 of words are in the 5000 most common words
    54.4 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • El abuelo (Novela en cinco jornadas) - 02
    Total number of words is 4345
    Total number of unique words is 1477
    35.3 of words are in the 2000 most common words
    49.1 of words are in the 5000 most common words
    55.8 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • El abuelo (Novela en cinco jornadas) - 03
    Total number of words is 4384
    Total number of unique words is 1474
    36.6 of words are in the 2000 most common words
    50.1 of words are in the 5000 most common words
    56.6 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • El abuelo (Novela en cinco jornadas) - 04
    Total number of words is 4417
    Total number of unique words is 1540
    34.2 of words are in the 2000 most common words
    48.4 of words are in the 5000 most common words
    54.8 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • El abuelo (Novela en cinco jornadas) - 05
    Total number of words is 4266
    Total number of unique words is 1439
    36.1 of words are in the 2000 most common words
    49.0 of words are in the 5000 most common words
    56.0 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • El abuelo (Novela en cinco jornadas) - 06
    Total number of words is 4282
    Total number of unique words is 1401
    36.1 of words are in the 2000 most common words
    48.9 of words are in the 5000 most common words
    55.2 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • El abuelo (Novela en cinco jornadas) - 07
    Total number of words is 4424
    Total number of unique words is 1493
    35.4 of words are in the 2000 most common words
    48.5 of words are in the 5000 most common words
    54.9 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • El abuelo (Novela en cinco jornadas) - 08
    Total number of words is 4280
    Total number of unique words is 1306
    37.7 of words are in the 2000 most common words
    50.7 of words are in the 5000 most common words
    56.7 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • El abuelo (Novela en cinco jornadas) - 09
    Total number of words is 4366
    Total number of unique words is 1435
    35.5 of words are in the 2000 most common words
    47.9 of words are in the 5000 most common words
    56.1 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • El abuelo (Novela en cinco jornadas) - 10
    Total number of words is 4374
    Total number of unique words is 1469
    34.7 of words are in the 2000 most common words
    48.3 of words are in the 5000 most common words
    54.9 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • El abuelo (Novela en cinco jornadas) - 11
    Total number of words is 4648
    Total number of unique words is 1631
    33.3 of words are in the 2000 most common words
    46.4 of words are in the 5000 most common words
    53.6 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • El abuelo (Novela en cinco jornadas) - 12
    Total number of words is 4627
    Total number of unique words is 1492
    36.1 of words are in the 2000 most common words
    50.1 of words are in the 5000 most common words
    56.2 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • El abuelo (Novela en cinco jornadas) - 13
    Total number of words is 4350
    Total number of unique words is 1426
    36.3 of words are in the 2000 most common words
    48.1 of words are in the 5000 most common words
    54.3 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • El abuelo (Novela en cinco jornadas) - 14
    Total number of words is 4458
    Total number of unique words is 1355
    37.0 of words are in the 2000 most common words
    51.2 of words are in the 5000 most common words
    57.4 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • El abuelo (Novela en cinco jornadas) - 15
    Total number of words is 4473
    Total number of unique words is 1420
    35.4 of words are in the 2000 most common words
    49.5 of words are in the 5000 most common words
    56.8 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • El abuelo (Novela en cinco jornadas) - 16
    Total number of words is 1543
    Total number of unique words is 636
    43.0 of words are in the 2000 most common words
    55.1 of words are in the 5000 most common words
    60.2 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.