Cosas que fueron: Cuadros de costumbres - 09

Total number of words is 4729
Total number of unique words is 1712
33.1 of words are in the 2000 most common words
46.3 of words are in the 5000 most common words
52.4 of words are in the 8000 most common words
Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
era, como una pobre criatura de barro; como Eva, nuestra primera madre;
como Julia se portó con aquel amigo mío...
--¡Adelante!...
--Y los pobres románticos quedáronse tan corridos y avergonzados, que, ó
se metieron á neo-católicos, ó se pegaron un tiro.--En cuanto á la
Novela, se dedicó á divinizar á las modistas y á las cómicas.--La
pintura, la escultura y la arquitectura (las dos últimas especialmente)
cesaron en sus funciones.--E hicieron bien... ¿Qué Dios, qué mito, qué
héroe, qué fé, qué alteza habían de simbolizar en estos tiempos
constitucionales? ¿Era cosa de erigir estatuas y templos á los
economistas de frac azul, á los filántropos de bata, á los ingenieros
vestidos á la inglesa?--¡Ah! señora... ¡yo disculpo á las pobres mujeres
que, para luchar con esos impíos, con esos iconoclastas..., digo mal...,
con esos adoradores de sí propios, se han creido en la precisión de
imitarlos, de hacerse lógicas y positivistas, de _masculinizarse_ (verbo
nuevo), y de aspirar á tener voto en Cortes y sillones en las
Academias! ¡Yo disculpo á los niños que, careciendo de juguetes y de
temores, se meten á políticos y á filósofos! ¡Yo disculpo á esos
viejos...--Pero aquí sale el Vizconde.
--¡Oh! de seguro no opinará como V...
--¿De qué se trata?--Buenas noches, amigo mío.
--Es muy sencillo, señor Vizconde. Decía yo á la Marquesa, ó pensaba
venir á parar á probarle, que en la sociedad española (hablo de la
sociedad inteligente, que forma las modas y las costumbres, de la
sociedad de todas las aristocracias, de la sociedad de los sabios, los
nobles, los políticos, los poetas y los banqueros) hacen mucha falta
_doce mujeres de corazón_.
--¡Doce hombres, querrá V. decir!...
--¡Eh! ¡no sea V. _polaco_! Hablábamos formalmente.--Yo creo que esas
doce mujeres son más necesarias, y harían mucho más bien, que esos doce
hombres. Ellas resucitarían las ideas de gloria, de amor y de heroismo.
Ellas ensancharían el mezquino horizonte de la bolsa y de la política,
en que hoy se asfixia toda idea santa y generosa. Ellas protestarían
contra el descreimiento general, rehabilitarían el sentimiento,
enardecerían la fé, resucitarían el entusiasmo, ennoblecerían la lid, en
una palabra; y, de las emboscadas alevosas y torpes escaramuzas de los
pasillos del Congreso ó de los teatros, harían magníficos torneos en que
la inteligencia fuera la espada, la hermosura el premio del vencedor, y
Dios y sus verdades eternas el tema constante de la gloriosa pugna!
--¡Delirios de poeta, joven incauto!--exclamó el Vizconde.
--¡No tan delirios! (respondió la Marquesa). Pero, en fín, dejémoslo.
Oigo crugido de faldas en el salón, y no es cosa de que reciba usted
esta noche un voto de censura de las mujeres que tenemos..., buenas ó
malas.
--¡Oh... magníficas, Marquesa!... ¡son magníficas! ¡En medio de todo,
cuanto peores me gustan más! Las mujeres son como el queso: hasta que se
echa á perder, no agrada á _les connaisseurs_...
--¡Ah, libertino!...--Mas ¿qué veo?
--Buenas noches...
--¡Oh! generala, ¿cómo va?
--Bien, Marquesa...
--Matilde, Pepita... ¡Gracias á Dios que parecéis por aquí!...--Ya sé
que os divertís mucho...
--¡Oh! tres noches nada más en toda la semana pasada.
--Diga V. que no, Marquesa: que las siete noches han tenido función.
--¿Cómo, mamá?
--¡Justo!--Verá V.--El lunes............
* * * * *

SEGUNDA VISITA.
DEL LUJO.--BAILE EN CASA DE LA SEÑORA CONDESA DEL MONTIJO.
--Cuando V. S. guste...
--Vamos... Vamos á comer.
--Buenas noches.
--¡Bonita hora de venir, señor folletinista!
--Ello es que llego á tiempo...
--Sí; por una casualidad... ¡Todos los pícaros tienen Vds. suerte!--En
fín... Dé V. el brazo á Manuela.--Vamos, Barón.
--Dígame V., Manolita: ¿qué ha sucedido aquí, que los encuentro á Vds.
tan acalorados? Desde el recibimiento creí oir aplausos, y protestas, y
hasta pedir la palabra como en el Congreso.
--¡Justamente! Acabamos de celebrar toda una sesión de Cortes. ¡Se han
pronunciado magníficos discursos!
--Supongo que serían contra el Gobierno...
--¡Hola! se alarma el principiante de o'donnellista...
--¡Oh! no, Marquesa... Ya sabe V. que soy ecléctico.
--Entonces, va V. á darme la razón.
--A su lado de V. es difícil tenerla.
--¡Adulador!--Siéntese V. aquí, junto á Manolita.--Vizconde, V. á mi
lado.--¡Usted, Barón, que me hacía la contra, á la izquierda, en la
Montaña!--Pues verá V., señor poeta, la que se ha perdido. Hemos hablado
de economía política, de Bellas artes, del lujo, del derecho al
trabajo..., y, por último, de la inmortalidad del alma!
--Entre personas lógicas, toda discusión va á parar á eso.--Veamos ahora
el tema primitivo...
--Principiamos por el lujo.--El Barón, que, como V. sabe, es
progresista, tronaba contra él.
--¡Tronaba contra él, y al mismo tiempo abogaba por el progreso del arte
y la industria!--añadió el Vizconde.
--¡Es decir, que aumentaba la mercancía y suprimía los
consumidores!--concluyó la Marquesa.
--¡Cómo, señora!--exclamó el Barón.
--¡Nada! Progresando, progresando..., quería V. volvernos al estado
natural.
--¡Señores! ¡yo he dicho eso?
--Lo decía V. en el mero hecho de combatir el lujo (replicó la
Marquesa); y yo le he contestado que sin grandes capitales no puede
haber armonía social. Nivele V. la riqueza, y Samper y Pizzala están
demás en el mundo. Nivele V. la condición de los hombres, y se acabaron
las artes, las ciencias y la literatura.--Para que haya _Pasmos de
Sicilia_ (por ejemplo), es menester un capitalista, amante del lujo, que
pueda pagar á Rafael Sancio el trabajo de muchos meses, y varios
obreros, rudos y pobres, que saquen los colores de las entrañas de la
tierra, tejan el lienzo y siembren el lino, en tanto que el artista
viaja estudiando Museos.--Las artes y el lujo son
inseparables.--Aristocracia y sabiduría significan una misma cosa.--Y es
justo: ¡Antes de que la sociedad desnivelase las fortunas, Dios había
desnivelado las inteligencias!--El tonto será siempre precursor del
pobre. Hacer la guerra á los ricos, es hacérsela á los
necesitados.--Elija V. entre estas teorías y las del comunismo.--Ahora,
si V. me pide el derecho de todos á todo..., eso es otra cosa. ¡Cuente
V. conmigo contra los privilegios artificiales!
--¡Bravo, Marquesa!--exclamaron todos los convidados.
--¡Pero es que irritan (dijo el Barón) esos alardes de lujo, esas
fiestas esplendorosas, esos trenes, esos palacios...!
--¡Dale! ¡V. quiere volvernos al estado natural!--Amigo barón: los
trenes, las fiestas y los palacios son la riqueza de las clases
trabajadoras. El magnate no come ocho veces al día. De todas sus
riquezas apenas consume lo que su criado de V.--El resto es para la
industria, para el comercio, para los artistas, para los
menestrales.--Cada baile de esos que exaltan la bilis del liberal
irreflexivo, llena de oro el bolsillo de los guanteros, de las modistas,
de los sastres, de los tapiceros, de los cazadores, de los pescadores,
de los confiteros, de los perfumistas... ¡Qué sé yo!--¡La función es
para ellos!--Al cabo de la noche, V., que ha dado el baile, se halla con
menos dinero en el bolsillo, fatigado de atender á todo el mundo y
muerto de sueño, mientras que el comerciante se despierta muy gordo y
colorado, y le cuenta á su costilla el gran negocio que hicieron el día
anterior á costa de V.
--Señora: el Sr. Morón está en la sala.
--Que pase aquí.
--Siento haber comido fenomenal Marquesa...
--Lo creo... lo creo, Sr. D. Fermín; pues, según deciamos hace poco, no
bastan todas las riquezas del mundo para comprar la dicha de comer dos
veces seguidas.
* * * * *
Suspendida aquí la discusión, la Marquesa dijo, levantándose:
--Tomemos café, y entremos en _la orden del día_.--El folletinista de
_La Época_ tiene la palabra para describirnos el baile que dió anoche la
condesa del Montijo.
--En efecto... (añadió Dolores), esa es la _cuestión del día_. Hoy no se
habla de otra cosa en Madrid...
--¡Oh! Marquesa... ¿En qué berengenal me mete V.? Yo soy incompetente...
--¡Es absolutamente necesario! _Fernando Pérez_ (ó sea Juan Valera), el
folletinista de _El Estado_, nos ha remitido á V.--Conque así...
--¡Oh! _¡Fernando Pérez!_... ¡Él me la pagará!--En cuanto á mí,
Marquesa, ya se lo dije á V. el otro día; yo soy demasiado salvaje para
hablar de ciertas cosas. Es más; yo no podría acercarme al bello sexo
para estudiar sus _toilettes_, sin correr grave riesgo de
enamorarme.--Luego, yo abomino la política de nombres propios, ó sea
aquello de «_La señorita de X llevaba_... _La baronesa de J. parecía_...
_La señora de H. tenía puesto_...»--¡Yo estoy por los principios!--Sin
embargo, recordaré algunos _pormayores_ (no pormenores), ya que Vds. lo
desean.
El primero y principal, es la exquisita finura con que la Condesa del
Montijo... etc., etc., etcétera... (Pongan Vds. aquí todas las
_generales de la ley._)--Lo segundo que recuerdo es aquella casa, donde
el lujo y la moda están maravillosamente armonizados con el arte; donde
el buen gusto brilla tanto, que eclipsa los mármoles y el oro, y donde
la elegancia corre parejas con las antigüedades históricas. La _Galería
árabe_, que se estrenó aquella noche, me trasportó á mi Granada. Allí,
entre aéreas columnas, entre flores y cristales, á la luz de lámparas
moriscas, viendo por un lado el cielo salpicado de estrellas, y por otro
los espléndidos salones, salpicados de astros de hermosura, soñé con la
Alhambra de otros días, con Andalucía y con Oriente, con Zulemas y
Zoraidas, con los cuentos de las _Mil y una noches_ y con las visiones
de mi adolescencia.
--Al orden, señor folletinista...
--¡Tiene V. razón, Marquesa! ¡Estamos en Madrid!--Pues bien: hasta como
madrileño, puedo referir prodigios de aquel inolvidable sarao.--¡V.
_las_ conoce! ¡V. _las_ habrá visto reunidas muchas veces!...--Hablo de
esas cien beldades, de quince á cuarenta años por cabeza, que se mueven
juntas, como los sistemas solares, ó como las golondrinas cuando viajan,
y que contemplamos, ora en el Teatro Real, ora en los salones de los
condes de Galen, ya en los de Osma, ya en la Embajada de Rusia, ya en la
Fuente Castellana...
¡Todas, todas estaban allí! Luceros, estrellas, planetas, satélites,
constelaciones (ó sea familias de ángeles), _nebulosas_ (ó sea mujeres
incomprensibles), la Estrella Polar (ó sea _la dama de las bellas
perlas_, oriunda del Norte...), la noble é indomable Vesta; el Lucero
del Alba; Héspero, ó sea la enlutada y melancólica estrella de la tarde;
la irresistible Venus, y otros muchos astros que fuera prolijo nombrar.
Porque allí estaban (como ha dicho muy profundamente _Fernando Pérez_),
las señoras de A. E. I. O. U. y las señoritas de B. C. D. F. G. H. J. K.
L. LL. M. N. Ñ. P. Q. R. S. T. V. X. Y. Z., entre las cuales las había
bellas, hermosas, bonitas, interesantes, esbeltas, lánguidas,
distinguidas, elegantísimas, rubias, morenas, graciosas, discretas,
dulces y saladas (por lo que aconsejo á cada una que se apodere del
adjetivo que le corresponda). Allí estaban, por último (pasando á
terreno más ingrato), todas las condecoraciones de Europa, la mitad de
los títulos de Castilla, la tercera parte de los ministros y
ex-ministros de la Corona, algo de las Letras y de las Artes, toda la
Diplomacia, mucho del Ejército de mar y tierra, no pocos diputados, el
suficiente número de pollos, y una respetable cámara alta de mamás.--Ahí
tienen Vds. aquella fiesta inolvidable, aquella noche semi-oriental,
semi-parisién, aquellas horas dulcísimas, cuya desaparición lloraríamos
con lágrimas de sangre, si de la amabilidad de la Condesa no nos
prometiésemos otras muy parecidas.--¡Allá voy, Barón!--Perdone V.,
Marquesa; me llaman para jugar al tresillo.

TERCERA VISITA.
FEBRERO LOCO.--LA RIFA DE LA INCLUSA. LA ABOLICIÓN DEL DINERO.
--Se lo anuncié á V., Marquesa: ¡estamos perdidos! Febrero no lloró al
subir al poder después de la muerte de su padre el viejo Enero, y ha
concluido por volverse loco.--Dice el proverbio valenciano: _Si la
Candelaria plora, el inverno fora; y si non plora, ni dins ni fora_...
Ahora bien: el día de la Candelaria no llovió, y, desde entonces, el
termómetro y el barómetro han perdido el juicio. Cada veinticuatro horas
nieva, llueve, está raso, hace calor, hiela, silba el viento y pica
tanto el sol que _busca la sombra el perro_.--Demos un adios, por
consiguiente, á la Fuente Castellana, al Retiro, al Prado, á la montaña
del Príncipe Pío y á la cuesta de la Vega...
--Pero ¿qué tiempo hace esta noche?
--Ahora nieva, si hay que nevar. ¡No parece sino que allá en el cielo
nuestros patronos los Bienaventurados van á emigrar por causas
políticas, según la prisa que se dan á romper cartas y memoriales! El
aire y la tierra están cuajados de pedacitos de papel...
--¡Qué fastidio!
--¡Oh!... Vizconde... ¡todo lo ve V. de la misma manera! ¿Hay nada más
delicioso que un día de nieve?
--¡Cómo, Marquesa! (exclamó el Barón, que entraba en aquel momento). Una
dama tan filantrópica como V., que defiende á capa y espada la Rifa de
la Inclusa, y está medio ofendida porque no le han dado á regentar en
ella una tienda de juguetes, ¿verá con gusto estos horribles días en que
el pobre no trabaja ni encuentra pan, en que el viajero pierde el camino
y se hiela, y en que los niños que no tienen zapatos pisan una
alfombra... que les ulcera los sabañones?...
--¡Calló el polaco y empezó el progresista!--¡Ah, señores: son Vds.
insoportables con su cosa-pública! La nieve, la Rifa, la temperatura,
todo lo convierten en artículos de fondo...--Venga V. en mi ayuda, señor
folletinista, y sáqueme V. de este atolladero.
--Seré breve, Marquesa; pues sabe V. que me aguardan.--Todos tienen Vds.
razón. La Rifa de la Inclusa, los perjuicios que la nieve causa á las
clases pobres, y la imposibilidad de pasear en estos días, ofrecen sus
contras y sus ventajas...
--Esa es una salida de _unión_-liberal; quiero decir, pastelera... Pero,
en fín... hable V., principiando por la Rifa.
--La Rifa, Marquesa, es la _diablura más santa_ que se ha podido
inventar;--y perdóneme V. la frase.
--¡Oh! no se la perdono... Al contrario: pido que se escriban esas
palabras.
--Las explicaré. Es ya una _santa diablura_ el que las damas más
elegantes y más hermosas de Madrid se sitúen la Semana Santa en las
puertas de los templos, armadas de sus mantillas españolas, de sus
dientes de azúcar de pilón y de sus ojos de miel negra, nos cierren el
paso á los buenos católicos que vamos andando las Estaciones sin
acordarnos de ustedes (por no quebrantar la vigilia ni áun con el
pensamiento), y nos digan con voz de ángeles caidos:--_Señorito, una
limosna por el_ AMOR... _de_... _Dios_...--Pero es todavía _más santo y
más diabólico_ el que esas mismas irresistibles misioneras se pongan sus
más caseros y peligrosos trajes, se vayan al ex-convento de la Trinidad,
tomen á su cargo una tienda, se coloquen detrás del mostrador y empleen
en contra de sus mejores amigos aquella fatal literatura de: _No puedo
darlo más barato_... _No lo encontrará V. por el mismo precio_... _¿Qué
quisiera yo sino vender?_... _Me cuesta más_... _Uno igual se ha llevado
el Embajador de Andorra_, etc., etc.--¡Reconózcalo V., Marquesa! Esto es
_santo_ por el fín; pero _diabólico_ por los medios.--¡Yo lo confieso!
Por _regatear_ con la Duquesa de... (iba á decir _de tres estrellas_, y
me parece poco)... con la Duquesa _de todas las estrellas_, me dejaría
en su tienda, no sólo el dinero, sino el bastón y hasta la ropa. Pues
por jugar á la lotería con la Marquesa de X... ó con la Condesa de Z...
¡no digo nada los sacrificios que pueden hacerse!--Perdone mi amigo
Hazañas; pero en las loterías de la Trinidad hay premios más gordos que
en las que él dirige.--¡Y cuenta que en la Trinidad sólo se juega á la
_primitiva_!--Por eso sin duda inventaron nuestros padres aquel cantar:
Si quieres que te toque
la lotería,
juega con el lotero
siquiera un día.
--Si le parece á V., podemos pasar á lo de la nieve...
--Con mucho gusto.--He aquí mi tesis, contenida en otro cantar: si la
nieve es mala para los pobres,
la culpa tiene el dinero.
Y, á propósito; debo manifestar á Vds. una gran idea económica que se me
ocurrió el otro día.--Saben Vds. cuánto hablan hoy en favor de _la
moneda_ los mismos poetas y filósofos que antes la llamaban _vil metal_.
Saben Vds. también los conflictos que diariamente surgen en España y en
otros paises por falta de metálico y abundancia de papel. Saben Vds., en
fín, que todos los economistas convienen en que la supresión del dinero
sonante traería consigo la ruina de la sociedad... Pues bien; yo he
encontrado un medio de abolir la moneda, dejando á la sociedad en el
mismo estado en que se halla.
--Apelará V. al crédito...
--No señor. Eso es el papel.
--Al cambio de objetos, como en los tiempos patriarcales...
--Tampoco.
--Pues, ¿de qué manera?
--Contrayendo deudas y no pagándolas...--No se rían Vds., ni se indignen
contra mi proposición; que en ella no hay broma ni cinismo.--Sería una
medida general.--_Nadie le paga á nadie._--Yo, por ejemplo, no le
pagaría al maestro de coches: el maestro de coches tomaría un palco en
la Zarzuela y lo dejaría á deber: la empresa de la Zarzuela ajustaría
cantantes y no les daría un maravedí: los cantantes comerían en la
fonda, y dirían _¡vuelvo!_: el fondista haría lo mismo con el carnicero,
el pescadero, el cazador y el hortelano: el hortelano tomaría fiado en
la tahona: el tahonero debería el trigo al labrador: el labrador no
llevaría la renta al propietario: el propietario no pagaría las
contribuciones, y el Gobierno le debería á todo el mundo!--Y, á
propósito del Gobierno: de esta manera, no habiendo oro, plata, cobre,
billetes de banco ni papel del Estado, resultaría que todos los
ministros serían sumamente morales, á no ser que se dedicaran á robar
cuadros y alhajas, cosa que ni siquiera puede imaginarse, sobre todo en
nuestra hidalga nación.--Por lo demás, ya no habría jugadores, ni
monederos falsos, ni multas, ni depósito exigido por la ley de imprenta,
ni amor vendido por esas calles...
--Está V. disparatando...
--Pues lo peor es que me marcho ahora mismo al Teatro Real. Son las
nueve y media...
--¿Qué dan esta noche?
--Esta noche se da una función á beneficio de los pobres, á petición de
la Junta de Damas de honor y mérito. Se cantan dos actos de _Hernani_,
un duo del _Otello_, y no sé qué más, y el teatro estará brillantísimo,
pues las susodichas _loteras_ hacen esta noche el papel de
_revendedoras_.--¡Cuando les digo á Vds. que ya no hay más que hombres!
--V. no sabe lo que se dice, ni lo que hay.
--¡Vaya si lo sé!--Conque... muy buenas noches!
* * * * *
--¡Eh! ¡Muchacho!... ¡despierta!--¡Al Teatro Real!

CUARTA VISITA.
LA PRIMAVERA DE LAS VIOLETAS.--NECROLOGÍA.
--¡Alabado sea Dios, Marquesa!
--Por siempre sea bendito y alabado, señor folletinista.--¿Cómo va?
--Hoy no soy folletinista. Llámeme usted _poeta_.
--Pues ¿qué hay?
--Que el día de hoy ha sido para mí tan grato como solemne. Vengo con el
alma llena de poesía...
--¡Oh! y con las manos llenas de violetas...--¿Qué le ha sucedido á V.?
--No ha sido á mí solamente: ha sido á España entera.
--¿Cómo? ¿Hemos tomado á Hué? ¿Hemos vencido á Benisidel? ¿Somos dueños
de Vera-Cruz? ¿Ha parecido el Lozoya? ¿Se ha hundido Gibraltar?
--¡No se trata de eso! Mi poesía de hoy es puramente bucólica. Si V.
madrugara, ó pasease por las tardes, ya me habría comprendido.--Empiece
V. por aceptar unas violetas que he cojido esta mañana en
Aranjuez.--¡Ah, Marquesa!... ¡Qué hermoso día ha hecho hoy!
--¿Y es eso todo?
--Sí, amiga mía. _¡Voilá tout!_--Hoy ha empezado la _primavera de las
violetas_. Esta mañana á las siete apareció el sol en un cielo limpio de
nieblas; el aire tembló alborozado al sentir su cariñosa llama; las
aves, enronquecidas por el frío, templaron sus instrumentos y
preludiaron el primer canto de amor. Yo me desperté súbitamente,
inundado de una inefable dicha, y deseé pasear por el campo, como si
estuviéramos en Junio. ¡El grito de resurrección de la Tierra había
resonado en mi alma!
--Creo que V. delira, ó, por mejor decir, que efectivamente hoy se ha
levantado V. poeta. Yo no he notado nada de lo que V. dice; y, por lo
demás, creo que hoy nos hallamos tan en pleno invierno como ayer.
--¡Oh, no, Marquesa! no me equivoco. Yo bien sé que el invierno volverá;
que tendremos todavía nieves y lluvias, vientos y nublados; pero la
naturaleza ha resucitado ya. La primavera _precursora_, la _pequeña_
primavera, la _primavera de las violetas_, ha llegado á Madrid esta
mañana.
--Pero ¿qué primavera es esa?
--Yo se lo diré á V.--Entre los últimos hielos del solsticio de invierno
y las primeras lluvias del equinoccio, hay quince días risueños,
apacibles, esplendentes, que no tienen otro objeto que hacer brotar de
la escarcha las primeras flores del año, ó sea las flores de almendro y
las violetas. Pero las flores de almendro se hielan por lo regular á
poco de abrir, mientras que las violetas perfuman el templo que ha de
habitar _Flora_ pocos días después.--Estas dos semanas de sol y
eflorescencia son un paréntesis en el invierno, una isla afortunada en
medio de un océano furioso, un oásis enclavado en las arenas. También
puede decirse que son un preludio, un aviso, una alborada, un arco-iris
que anuncia la felicidad á la naturaleza, ó, lo que es más claro, son el
primer antojo, el primer capricho, la primera monada de la creación, que
se siente preñada de frutos y de flores, de fragancias y de
armonías.--Pero me ocurre otra comparación más propia: la _primavera de
las violetas_ se parece á los últimos quince días en que las
adolescentes llevan pantalones; á esos quince días en que se las ve
pensativas y ruborizadas, con el infinito en los ojos, con el corazón
de mujer y con los piés á palo seco...--No he dicho con los piés de
niña, porque eso le sucede á V. todavía...
--¡Y ya hace tiempo que estoy vestida de largo! ¡Ay!... ¡Pronto cumpliré
el medio siglo!
--Nadie lo diría, Marquesa...
--¡Adulador!--¡Vamos! continúe V.
--Pues bien, señora; esa primavera ha principiado. Los cinco y siete
grados bajo cero que nos ha regalado Boreas durante el difunto Januario,
pertenecen ya á la historia: el estanque del Retiro, el baño de la
Elefanta y las charcas del camino de Vicálvaro se han deshelado
completamente; los patines y los chanclos de goma han caido en desuso;
el sol hace cacarear á las gallinas y desentumece las yemas de algunos
árboles; el aire ha adquirido elasticidad y aromas; los gorriones
empiezan á hacer de las suyas en los campanarios, mientras que los
fieros infanzones de la gatomaquia firman una paz honrosa á la sombra de
las chimeneas. ¡Toda la naturaleza, en fín, principia hoy una nueva
jornada de vida y reproducción.--¡Ah! Cualquier idea de muerte ó de
aniquilamiento parecería ya una pesadilla ó un cuento de Hoffman.
¡Creese un absurdo eso de morir, cuando todo se conmueve y
resucita!--Ni ¿cuál será el arbol seco, cuál el corazón gastado que
permanezca aterido cuando llueven del cielo promesas de amor y
placidísimas esperanzas?--Por el contrario: ¡es tan grato dejar la capa
umbrosa y tétrica, atacarse el pantalón de lana dulce, desabotonarse la
levita de primavera, calzarse el guante de medio color y dar cuatro
vueltas por el paseo de las Estatuas! ¡Es tan dulce comprar flores,
comer fresa, revolcarse en los trigos, leer á la sombra de un árbol,
fumar en Chamberí hablando con un amigo, tirar á la pistola en la Fuente
Castellana, almorzar en la Alameda de Osuna, escribir versos en la
Montaña del Príncipe Pío, tomar leche en la Casa de Campo! ¡Es tan
hermoso vivir, andar, correr, dar brincos como un corzo, estirarse como
un D. Frutos, bailar si llega la mano, armar camorras si nos dan pié, y
disputar si nos buscan la boca!--¡Ah, pesimistas! ¡Levantaos á las ocho
de cualquiera de estas mañanas de Febrero, salid al campo, dejad por una
hora ese aire que os asfixia á fuerza de suspirarlo siempre; mirad á los
cielos y á la tierra..., y la paz y la mansedumbre bajarán á vuestro
corazón! ¡Mirad esos árboles que pasan sin hojas todo un invierno, y que
no por eso desesperan, sino que aguardan confiados la hora de su
resurrección!--¡Insensatos! ¡Aprended filosofía en esos alcornoques!
--Usted se entenderá, amigo mío. Yo desconozco á V. esta noche.
--¡Mi reino no es de este mundo, amiga mía!--Pero, á propósito del otro
mundo: tengo una tristísima noticia que dar á Vds. ¿Saben Vds. quién ha
muerto en Lima á los diez días de llegar?
--¿Quién?
--El _Labi_.
--¡El Labi!
--Sí, señores...; el Labi..., aquel torero empírico, aquel gran poeta,
aquel político consumado. ¡Y la ingrata prensa no ha escrito su
necrología!--El Labi fué uno de los españoles más españoles que ha
producido España. El fué quien exclamó en Bayona, enojado de los
sarcasmos que le dirigían algunos franceses: «_¡Yo desprecio á Vds. y á
todos los extranjeros que hay aquí!_» El fué quien, en un convite
célebre, improvisó aquellos versos:
Un hombre bien comido, bien bebido y bien querido,
Se mete en la cama y se queda dormido.
¡El fué quien se hizo querer de una famosa criatura «_por lo bruto y lo
solificante que era_»(fueron sus palabras!) ¡El, quien pisó _sombras_ y
se lavó con _ponjas_! ¡El, quien citó á un bicho de la ganadería de
cierto canónigo, diciéndole: _¡Embiste, presbítero!_ ¡El, quien brindó
en Bayona, dirigiéndose al Prefecto, antes de matar un toro: ¡_Por_
VOUS, _por la mujer de_ VOUS, _por los amigos de_ VOUS, _y por el_ VOUS
_de todos los franceses_! ¡El fué, en fín, quien en Julio de 1856
acompañó á Espartero en su paseo póstumo por las calles de Madrid, y le
dió en la del Prado famosísimos consejos, que hacen olvidar los de D.
Quijote á Sancho!--¡Ah! este hombre (Manuel Diaz (a) Labi) conoció que
no cabía en la caduca Europa, y partió á la virgen América en busca de
nuevos horizontes.--¡Ha muerto; sí!... Pero de él puede decirse lo que
Chateaubriand dijo de Napoleón:--«Ninguna estrella ha faltado á su
destino: la mitad del cielo alumbró su cuna, y la otra mitad ilumina su
sepulcro.»--¡Dios le tenga en su gloria!
--¿La señora ha llamado?
--El té.
--Aquí tenemos al Barón...
--¿De dónde tan tarde?
--Vengo del _Príncipe_, de ver el drama nuevo.
--¿Y qué tal?
* * * * *

QUINTA VISITA.
UNA TARDE DE SOL.
--¡Confiese V., querida Marquesa, que soy el primer barómetro de Madrid!
Hace ocho días, cuando aún se helaban _hasta las conjeturas_, y el cielo
y la tierra estaban llenos de agua, anuncié á V. repentinamente que
acababa de empezar la _primavera médica_, ó sea la _primavera de las
violetas_, como yo insisto en llamarla. Mi pronóstico se ha cumplido.
¡Qué días tan hermosos están haciendo! ¡Qué tardes tan divinas! ¡Cuánta
luz, cuánto oxígeno, cuánta electricidad en el aire! ¡Qué Retiro y qué
Fuente Castellana! ¡Qué océano de luz aquel, y qué peces tan bonitos los
del tal océano! ¡Y vaya si los peces tienen conchas y escamas!--¡Oh!...
¡Qué dulce es vivir cuando hace sol!... Me acuerdo de que, á los diez y
ocho años, exclamaba yo siempre en ocasiones semejantes: «¡Hermoso día
para ser amado y tener mucho dinero!»
--_¡Oh primavera, juventud del año!... ¡Juventud, primavera de la
vida!_--murmuró el Vizconde.
--Decía bien ese poeta.--En cuanto á mí, puedo asegurarle á V. que esta
tarde miraba los árboles de la _Castellana_, esperando á cada momento
verlos cubrirse de flores. ¡Tanta era la vida que irradiaba el sol sobre
You have read 1 text from Spanish literature.
Next - Cosas que fueron: Cuadros de costumbres - 10
  • Parts
  • Cosas que fueron: Cuadros de costumbres - 01
    Total number of words is 4439
    Total number of unique words is 1715
    32.7 of words are in the 2000 most common words
    46.4 of words are in the 5000 most common words
    52.9 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Cosas que fueron: Cuadros de costumbres - 02
    Total number of words is 4626
    Total number of unique words is 1668
    35.0 of words are in the 2000 most common words
    48.7 of words are in the 5000 most common words
    54.7 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Cosas que fueron: Cuadros de costumbres - 03
    Total number of words is 4683
    Total number of unique words is 1723
    32.8 of words are in the 2000 most common words
    45.1 of words are in the 5000 most common words
    52.7 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Cosas que fueron: Cuadros de costumbres - 04
    Total number of words is 4709
    Total number of unique words is 1643
    34.5 of words are in the 2000 most common words
    47.3 of words are in the 5000 most common words
    54.6 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Cosas que fueron: Cuadros de costumbres - 05
    Total number of words is 4580
    Total number of unique words is 1700
    34.7 of words are in the 2000 most common words
    48.6 of words are in the 5000 most common words
    55.0 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Cosas que fueron: Cuadros de costumbres - 06
    Total number of words is 4654
    Total number of unique words is 1669
    35.1 of words are in the 2000 most common words
    47.3 of words are in the 5000 most common words
    53.0 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Cosas que fueron: Cuadros de costumbres - 07
    Total number of words is 4834
    Total number of unique words is 1720
    33.1 of words are in the 2000 most common words
    46.6 of words are in the 5000 most common words
    52.5 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Cosas que fueron: Cuadros de costumbres - 08
    Total number of words is 4713
    Total number of unique words is 1749
    34.0 of words are in the 2000 most common words
    47.2 of words are in the 5000 most common words
    53.7 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Cosas que fueron: Cuadros de costumbres - 09
    Total number of words is 4729
    Total number of unique words is 1712
    33.1 of words are in the 2000 most common words
    46.3 of words are in the 5000 most common words
    52.4 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Cosas que fueron: Cuadros de costumbres - 10
    Total number of words is 4640
    Total number of unique words is 1678
    34.1 of words are in the 2000 most common words
    46.2 of words are in the 5000 most common words
    52.5 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Cosas que fueron: Cuadros de costumbres - 11
    Total number of words is 4714
    Total number of unique words is 1774
    32.6 of words are in the 2000 most common words
    45.8 of words are in the 5000 most common words
    52.5 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Cosas que fueron: Cuadros de costumbres - 12
    Total number of words is 4677
    Total number of unique words is 1736
    33.7 of words are in the 2000 most common words
    45.4 of words are in the 5000 most common words
    51.2 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Cosas que fueron: Cuadros de costumbres - 13
    Total number of words is 277
    Total number of unique words is 155
    43.8 of words are in the 2000 most common words
    53.3 of words are in the 5000 most common words
    55.1 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.