Divinas palabras : Tragicomedia de aldea - 4

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¡Arrenegado!
EL CABRÍO
¡Esta noche bien me retorciste los cuernos!
MARI-GAILA
¡A las cuatro, el canto del gallo!
EL CABRÍO
¡Jujurujú! ¡Bésame en el rabo!
_El paraje se trasmuda. Mari-Gaila atraviesa una calzada por un estero
rielante. El Cabrío, sentado sobre las patas, en medio de la vereda,
ríe con aquella gran risa que pasa retorciéndose por las perillas de su
barba._
MARI-GAILA
¡A las cinco, lo que está escrito!
¡A las seis, la estrella de los Reyes!
¡A las siete, ceras de muerte!
EL CABRÍO
Cuando remates, echaremos un baile.
MARI-GAILA
¡A las ocho, llamas del Purgatorio!
¡A las nueve, tres ojos y tres trébedes!
¡A las diez, la espada del Arcángel San Miguel!
¡A las once, se abren las puertas de bronce!
¡A las doce, el trueno del Señor revienta en las tripas del Diablo
Mayor!
_Mari-Gaila espera el trueno, y solo oye la risa del Cabrío. Otra vez
se trasmuda el paraje. Hay una iglesia sobre una encrucijada. Las
brujas danzan en torno. Por la puerta sale un resplandor rojizo, y pasa
el viento cargado de humo, con olor de sardinas asadas. El Cabrío,
sobre la veleta del campanario, lanza su relincho._
EL CABRÍO
¡Jujurujú!
MARI-GAILA
¡Arrenegado una y mil veces!
EL CABRÍO
¿Por qué me desconoces?
MARI-GAILA
¡Negro, si jamás te vi!
EL CABRÍO
¡Vente conmigo al baile!
MARI-GAILA
De tus romerías saber no quiero.
EL CABRÍO
¡Jujurujú! Te llevaré por los aires, más alto que el Sol y la Luna.
¡Jujurujú!
MARI-GAILA
Tu poder aborrezco.
EL CABRÍO
¿Quieres que te ponga al final de tu camino? Con solo soplar puedo
hacerlo.
MARI-GAILA
Ya lo sé que puedes.
EL CABRÍO
Tú en toda la noche no das andado lo que te falta.
MARI-GAILA
¡Arrédrate, Cabrío, y déjame pasar!
_Mari-Gaila tira del dornajo sin poder moverlo. Lo siente pesado, como
si fuese de piedra. El Cabrío deja oír su relincho._
EL CABRÍO
¡Jujurujú! En toda la noche no arribas a tu puerta. ¿Quieres mi ayuda?
MARI-GAILA
¿Por qué precio me la otorgas?
EL CABRÍO
Por ninguna cosa. En rematando el viaje echamos un baile.
MARI-GAILA
Como solamente fuera eso...
EL CABRÍO
Eso y no más.
MARI-GAILA
Tengo mejor cortejo.
EL CABRÍO
¡Jujurujú! A tu ventura te quedas.
_El Cabrío revienta en una risada, desaparece del campanario,
cabalgando sobre el gallo de la veleta. Otra vez se trasmuda el paraje,
y vuelve a ser el sendero blanco de luna, con rumor de maizales.
Mari-Gaila se siente llevada en una ráfaga, casi no toca la tierra.
El impulso acrece, va suspendida en el aire, se remonta y suspira con
deleite carnal. Siente bajo las faldas la sacudida de una grupa lanuda,
tiende los brazos para no caer, y sus manos encuentran la retorcida
cuerna del Cabrío._
EL CABRÍO
¡Jujurujú!
MARI-GAILA
¿Adónde me llevas, negro?
EL CABRÍO
Vamos al baile.
MARI-GAILA
¿Por dónde vamos?
EL CABRÍO
Por arcos de Luna.
MARI-GAILA
¡Ay, que desvanezco! ¡Temo caer!
EL CABRÍO
Cíñeme las piernas.
MARI-GAILA
¡Qué peludo eres!
_Mari-Gaila se desvanece, y desvanecida se siente llevada por las
nubes. Cuando, tras una larga cabalgada por arcos de Luna, abre los
ojos, está al pie de su puerta. La Luna grande, redonda y abobada, cae
sobre el dornajo donde el enano hace siempre la misma mueca._


JORNADA SEGUNDA: ESCENA IX

_Simoniña, en camisa, los pies furtivos y descalzos, desciende la
escalera del sobrado. En la cocina, negra y vacía, resuenan los golpes
con que llaman a la puerta._
SIMONIÑA
¡Están a petar, mi padre!
PEDRO GAILO
Petar petan...
SIMONIÑA
¿Pregunto quién sea?
PEDRO GAILO
¿Y qué mal puede venir de preguntar?
LA VOZ DE MARI-GAILA
¡Abriréis, condenados!
SIMONIÑA
¡Es mi madre que está de retorno! ¡Como ella es de ley!...
PEDRO GAILO
¡A saber qué achaque la trae!
SIMONIÑA
¿Dónde quedaron los mixtos?
PEDRO GAILO
De mi mano no quedaron.
LA VOZ DE MARI-GAILA
¡Ay, aborrecidos! ¿Es que cuidáis de tenerme toda la noche a la luna?
SIMONIÑA
Estoy a cachear por los mixtos.
LA VOZ DE MARI-GAILA
¡Llevo aquí la vida perdurable!
SIMONIÑA
Aguarde que encienda el candil.
_La sombra del sacristán, larga y escueta, asoma por encima del cañizo.
Bajo la chimenea, el candil, ya encendido, se mece con lento balance, y
la mozuela, cayéndole por los hombros la camisa, levanta las trancas de
la puerta. Mari-Gaila se aparece en el claro de luna, negra y donosa.
En el camino, medio volcado, está el carretón._
MARI-GAILA
¡Sois piedras cuando os echáis a dormir!
PEDRO GAILO
A los cuerpos cansados del trabajo, no ha de pedírseles que duerman con
un ojo abierto, como las liebres.
MARI-GAILA
¿Qué estás a barullar, latino? ¡Así durmieses y no despertases!
PEDRO GAILO
¿No tienes mejores palabras cuando te acoges a tu casa, descarriada?
MARI-GAILA
¡No me quiebres la cabeza!
PEDRO GAILO
¡Más me cumplía, y era el rebanártela del pescuezo!
MARI-GAILA
¡Loqueaste, latino!
PEDRO GAILO
¿Dónde está mi honra?
MARI-GAILA
¡Vaya el cantar que te acuerda!
PEDRO GAILO
¡Te hiciste Pública!
MARI-GAILA
¡A ver si te enciendo las liendres!
SIMONIÑA
¡No comiencen la pelea!
MARI-GAILA
¡Buenos latines cuando perdimos nuestro bien!
SIMONIÑA
¿El baldadiño, mi madre?
MARI-GAILA
Espichó.
PEDRO GAILO
Por modo que... ¿Algún dolor repentino?
MARI-GAILA
Una alferecía. ¡Acabose nuestro provecho!
PEDRO GAILO
Él dejó de padecer, y no miró más.
MARI-GAILA
Cuatro machacantes junté en este medio tiempo.
_Mari-Gaila desanuda con los dientes una punta del pañuelo, y
haciéndolas saltar en la mano, muestra las cuatro monedas. Simoniña,
ante aquellas luces, comienza el planto._
SIMONIÑA
¡Ya se fue el sol de nuestra puerta! ¡Ya se acabó el bien de nuestra
casa! ¡Ay, que se fue de este mundo sin mirar por nos!
PEDRO GAILO
Corresponde dar aviso a mi hermana Marica.
MARI-GAILA
Que la rapaza se llegue por su puerta al ser de mañana.
SIMONIÑA
¡Madre del Señor, cómo mi tía se va a poner de remontada! ¡La mar de
Corrubedo!
MARI-GAILA
Tú no le hablas palabra. Le dejas el carretón a la puerta, y con la
misma, te caminas.
SIMONIÑA
¿He de llevar el carretón?
MARI-GAILA
¡Por sabido, aborrecida! ¡Por sabido! ¡No han de ser nuestras costillas
a pagar el entierro!
PEDRO GAILO
¡Y andar en declaraciones!...
SIMONIÑA
Falta que mi tía sea conforme.
MARI-GAILA
Cuando se mire con el carretón a la sombra de las tejas, verá si lo
pone en salmuera.
PEDRO GAILO
Determinado de hacer conforme a este hablar, cumple que ello se remate
antes de venirse el día.
MARI-GAILA
¡Ahí estás asesado, latino!
SIMONIÑA
No me llego a la puerta de mi tía sin cuatro chinarros en el mandil.
PEDRO GAILO
¡Calla, mal enseñada! ¡Es tu tía y no has de alzarte contra ella!
MARI-GAILA
Si te acoge con malas palabras, le rompes las tejas.
PEDRO GAILO
No hay caso de tal incumbencia, aprovechando el rabo de la noche.
MARI-GAILA
No dictaminas mal.
PEDRO GAILO
Hay que evitar pleitos entre familias. Simoniña, tú le dejas el
carretón a la puerta, y te caminas sin promover voces.
SIMONIÑA
Ya pudo mi madre hacerlo cuando acá dio la vuelta.
PEDRO GAILO
Son discursos de hombre.
MARI-GAILA
¡Calla, latino! ¿Consideras que no alcanzo tanta doctrina?
PEDRO GAILO
No te hago de menos, pero el hombre tiene otras luces.
SIMONIÑA
¡Muera el cuento!
MARI-GAILA
Muerto y sepultado. Aprovecha este ínterin de noche y llega con el
carretón a la puerta de tu tía.
SIMONIÑA
¡Estoy a temblar!
MARI-GAILA
¡Eres muy dama!
SIMONIÑA
¡El muerto me impone!
MARI-GAILA
Anda a turrar del carretón.
SIMONIÑA
¡Ir por esos caminos tan negros!
MARI-GAILA
Por ellos vino tu madre.
PEDRO GAILO
No seas rebelde, Simoniña.
SIMONIÑA
Venga usted conmigo, mi padrecito.
PEDRO GAILO
Yo te hablaré desde la puerta, Simoniña.
MARI-GAILA
No te dilates con retóricas, aborrecida.
_Simoniña se ata el refajo con manos temblorosas, échase el mantelo
por la cabeza a guisa de capuz, y sale al camino haciéndose cruces y
gimoteando. Por el claro de luna tira del negro carretón, donde la
enorme cabeza del idiota, lívida y greñuda, hace su mueca. Las manos
infantiles, enclavijadas sobre la cobija, tienen un destello cirial.
Pedro Gailo, arrodillado en la puerta, con los brazos abiertos, envía
la escolta de sus palabras._
PEDRO GAILO
¡Sé bien mandada!... ¡Llegas en una carrera!... ¿Óyesme?... ¡No lleves
temor!... ¡Tienes luna!... ¿Óyesme?...
LA VOZ LEJANA DE SIMONIÑA
¡Hábleme, mi padrecito!


JORNADA SEGUNDA: ESCENA X

_Prima mañana, rosadas luces, cantos de pájaros. En la copa de las
higueras abren los brazos derrengados peleles, y dos marranos gruñen
sobre el dornajo, ante la puerta aún cerrada de Marica del Reino. La
vieja, raída y pelona, saca la cabeza por el ventano, y con gritos
espanta a las bestias._
MARICA DEL REINO
¡Cache!... ¡Cache!... ¡Cache, grandísimos ladrones!... ¡Nuestro Señor
me valga, los bacuriños sobre el carretón! ¡A las calladas me lo
trujeron! ¡Las malas almas ni una voz para advertirme!
_Marica del Reino, el refajo mal ceñido, y los pechos de cabra seca
fuera del justillo, surge del fondo de la cocina, enarbolando la
escoba._
MARICA DEL REINO
¡Cache, ladrones! ¡Cache, empedernidos!... ¡Alma, no te espantes!
¡No te me vayas, alma! ¡Ay, que toda la cara le comieron! ¡Devorado!
¡Devorado de los bacuriños! ¡Frío del todo!
_A las voces van acudiendo los vecinos: Asoman a los ventanos angostos
que se abren al socaire de los tejados, se agrupan en los patines,
salen de los establos, envueltos en el vaho de los mugidos. La bruja,
toda en un grito, apalea las escurridas ancas de los puercos, que
gruñen y dan vueltas en la querencia del carretón. Habla Serenín de
Bretal, un viejo docto que ahora apaga un farol en la puerta del
establo._
SERENÍN DE BRETAL
Está el mundo desgobernado. Ya las bestias se vuelven sin miramiento
para comerse a los cristianos.
_Una mujer encinta que, rodeada de críos, está en lo alto de un patín,
se santigua y abre los brazos sobre su prole, con expresión triste y
resignada de muerte lenta._
LA MUJER EN PREÑEZ
¡Madre de Dios! ¡Madre de Dios!
SERENÍN DE BRETAL
Conócese que durmió el carretón a la luna.
UNA VIEJA EN UN VENTANO
Así pudo suceder.
LA MUJER EN PREÑEZ
¡Madre de Dios! ¡Madre de Dios!
MARICA DEL REINO
¡Calladamente esta noche me lo trujeron, y calladamente se caminaron
sin revelarme del sueño con una voz, sin batirme en la puerta! ¡Su
negra conducta ocasiona este ejemplo!
LA MUJER EN PREÑEZ
¡Su madre estaba a llamar por él!
MARICA DEL REINO
¡Aquí tenéis este cuerpo frío! ¡Cara y manos le comieron los cerdos!
¡Duélense las entrañas, la vista se duele viendo esta carnicería!
¡Testigos sois! ¡Comido de las bestias!
SERENÍN DE BRETAL
Las bestias no tienen idea.
LA VIEJA DEL VENTANO
¡Es manifiesto!
MARICA DEL REINO
¡Las entrañas se estremecen viendo estos despojos! ¡Abandonado fuiste a
mi puerta, Laureaniño! ¡Almas soberbias te trajeron la muerte!
LA VIEJA DEL VENTANO
¡Extraño se hace que al ser mordido no diese voces!
UNA RAPAZA
Y pudiera ser que las diese, tía Justa.
MARICA DEL REINO
Hubiérame revelado del sueño.
LA MUJER EN PREÑEZ
Yo en toda la noche no cerré los ojos.
LA VIEJA DEL VENTANO
¡Se hace extraño!
SERENÍN DE BRETAL
¿Y si era muerto cuando los cerdos vinieron a comer en él? ¡Reparad
que no ha corrido la sangre! ¡Y el carretón había de estar encendido!
Conócese que murió del relente de la luna, que es una puñalada para
estos titulados fenómenos.
LA VIEJA DEL VENTANO
¡A saber si lo trajeron ya muerto!
SERENÍN DE BRETAL
De andar en justicias no os libráis.
MARICA DEL REINO
¡Si hay culpados, no se verán sin cadena!
LA VIEJA DEL VENTANO
¡Muy calladamente vinieron!
MARICA DEL REINO
¡Un levante de barbas honradas había de haber contra este vituperio!
¿Quién te quitó la vida, Laureaniño? ¡Si hablaras tú, cuerpo muerto!
SERENÍN DE BRETAL
No alces esas voces, que son responsabilidades. El carretón finó de
muerte propia, que nadie va contra su sustento.
MARICA DEL REINO
¿Quieres decir que acabó bajo mi custodia?
SERENÍN DE BRETAL
Quiero decir que se lo llevó la voluntad del Señor.
MARICA DEL REINO
¿Y por qué del sigilo con que me lo dejaron a la puerta? ¡Acabó en sus
manos ladronas!
SERENÍN DE BRETAL
Si es así, tú cumples con volver a llevárselo. Como ellos hicieron,
haces.
LA VIEJA DEL VENTANO
¡Aquí hay misterio!

FIN DE LA JORNADA SEGUNDA


JORNADA TERCERA


DIVINAS PALABRAS: JORNADA TERCERA: ESCENA PRIMERA
_La casa de los Gailos. En la cocina, terreña y ahumada, se acurrucan
—sombras taciturnas— marido y mujer. Por el tejado rueda burlona una
piedra, y un vuelo esparcido de rapaces que pasa ante la puerta,
levanta esta copla:_
COPLA DE RAPACES
¡Tunturuntún! La Mari-Gaila.
¡Tunturuntún! Que tanto bailó.
¡Tunturuntún! La Mari-Gaila.
¡Tunturuntún! Que malparió.
MARI-GAILA
¡Hijos de la grandísima!
PEDRO GAILO
¡Prudencia!
MARI-GAILA
¡Centellas!
PEDRO GAILO
No los incitemos.
MARI-GAILA
¡Más mereces!
PEDRO GAILO
¡Titulada de adúltera!
MARI-GAILA
¡Titulado de cabra!
_Tornan a quedar en silencio. La sombra de una bruja pasa escurrida
pegada a la casa, y se detiene a mirar por la puerta. Es Rosa la
Tatula, encorvada, sin dientes, escueta la alforja y el palo en la
mano. Mari-Gaila se levanta, y en voz baja tiene coloquio con la vieja.
Entran las dos. Mari-Gaila canta._
LA TATULA
¿Nada me dices, Pedro Gailo?
PEDRO GAILO
Que vamos viejos, Tatula.
LA TATULA
Tú aún no rompes unas mangas.
MARI-GAILA
Y unas bragas. Por cuentos está virado contra mí, como un león
africano. ¡Hasta habló de picarme el cuello!
LA TATULA
Es hablar que tienen los hombres.
MARI-GAILA
¡Si de hablar no pasa!
_Un profundo suspiro levanta el pecho de Mari Gaila. Con garbo de talle
y brazos alcanza el pichel, llena una copa, que cata con mimos de
lengua, y desde lejos, desgarrándose, se la ofrece al marido._
MARI-GAILA
¡Bebe!
PEDRO GAILO
¡Quería recibir a Dios!
MARI-GAILA
Bebe en mi copa.
PEDRO GAILO
Quería descargar mi conciencia.
MARI-GAILA
¿Me haces ese feo?
PEDRO GAILO
¡Tengo sobre mi alma una negra culpa!
MARI-GAILA
Bebe, que yo te lo ofrezco.
PEDRO GAILO
Mi alma no te pertenece.
MARI-GAILA
Bebe sin escrúpulo.
PEDRO GAILO
¡Pestilencia!
MARI-GAILA
¡Ahí tienes sus textos, Tatula!
PEDRO GAILO
¡Mujer de escándalo!
MARI-GAILA
¡Alumbrado!
_El sacristán échase fuera, negro y zancudo, mas queda espantado sobre
el umbral, con los pelos de pie, los brazos en aspa. Marica del Reino,
cubierta con el manteo, venía rostro a la casa, tirando del carretón._
PEDRO GAILO
¡El fin de los tiempos, mi hermana Marica!
MARICA DEL REINO
Lo recibido vuelvo.
MARI-GAILA
Ese cuerpo frío a mi puerta no lo dejas.
_Marica del Reino, antes de contestar, vuelve la cabeza: Una sombra y
una mirada hostil, adivina a su espalda. Simoniña, que tornaba de la
fuente, estaba erguida en medio del camino, las manos firmes en las
caderas. En aquella hora tenía un recuerdo de su madre la Mari-Gaila._
SIMONIÑA
Llévese esa boleta, señora mi tía.
MARICA DEL REINO
Franquéame el paso.
SIMONIÑA
¡No se ponga en pasar!
MARICA DEL REINO
En pasar y en picarte la cresta.
SIMONIÑA
¡Acuda, mi padre!
PEDRO GAILO
¿Qué cisma traes a mi casa?
MARICA DEL REINO
Es difunto de tu sangre.
PEDRO GAILO
Y de la tuya, Marica.
MARICA DEL REINO
En mis manos no murió.
MARI-GAILA
Vivo te fue entregado, cuñada.
MARICA DEL REINO
¡Cuñada! ¡Maldita palabra que mi lengua encadena!
MARI-GAILA
¡Habla! ¡Tendrás tu respuesta!
MARICA DEL REINO
¡Malcasada!
PEDRO GAILO
¡Selle vuestra boca el respeto de la muerte! ¡Espante su presencia las
malas palabras!
LA TATULA
¡Asustas!
SIMONIÑA
Abájese los pelos que tiene derechos, mi padre.
PEDRO GAILO
El que está sobre la puerta me los ha levantado con su aire. ¡Pide
sepultura!
MARICA DEL REINO
Y cumples dándosela. ¡Pero no murió en mis manos, y la sepultura no es
del mi cargo!
MARI-GAILA
¡Bruja cicatera!
MARICA DEL REINO
¡Malcasada!
PEDRO GAILO
¡Vete, Marica! ¡Vete de mi puerta! El sobrino tendrá su entierro de
ángel.
SIMONIÑA
¡Muy rico se encuentra mi padre!
MARI-GAILA
¡Iluminado!
MARICA DEL REINO
¡Déjame paso, Simoniña!
SIMONIÑA
Está en pasar, y no pasa.
MARICA DEL REINO
¡Que te clavo esta lezna!
SIMONIÑA
¡Bruja!
MARICA DEL REINO
¡Que con ella el corazón te paso!
SIMONIÑA
¡Acuda, mi madre!
MARI-GAILA
¡Aborrecida, déjala que se vaya!
PEDRO GAILO
Simoniña, rueda para dentro de la casa ese cuerpo difunto. Hay que
lavarle y amortajarle con mi camisa planchada, pues va a comparecer en
presencia de Dios.
SIMONIÑA
¿Oye, mi madre?
MARI-GAILA
Oigo, oigo, y me estoy callada.
LA TATULA
No arméis vosotros una nueva parranda. Tres días que os pongáis con el
carretón a la puerta de la iglesia, juntáis el entierro y mucho más.
MARI-GAILA
Tres días no los resiste con estas calores.
LA TATULA
Está curtido del aguardiente.
PEDRO GAILO
Hay que muy bien lavarle la cara, rabecharle las barbas que le nacían,
y ponerle su corona de azucenas. Como era inocente, le cumple rezo de
ángel.
MARI-GAILA
¿Y tú, latino, no tocas para la misa? ¿Esperas que toquen solas las
campanas?
_Tapando la luz de la puerta, negro en la angosta sotana, el sacristán
juzga de la hora por la altura del sol, y corre al atrio, sonando las
llaves de la iglesia. En torno de la casa vuelve a rodar la copla de
los rapaces._
COPLA DE RAPACES
¡Tunturuntún! La Mari-Gaila.
¡Tunturuntún! No sé que le dio.
¡Tunturuntún! La Mari-Gaila.
¡Tunturuntún! Que malparió.


JORNADA TERCERA: ESCENA II

_Mari-Gaila y la Tatula conversan secretamente a espaldas de la casa,
bajo la pompa de la higuera donde abre los brazos el espantapájaros:
Una sotana hecha jirones, vestida en la cruz de dos escobas._
LA TATULA
Ya podemos hablar sin misterio.
MARI-GAILA
Pues comienza.
LA TATULA
¿Recuerdas de la suerte que una cierta ocasión te pronosticaron las
cartas?
MARI-GAILA
¡Cartas veletas!
LA TATULA
Prendas de amor te salieron por tres veces.
MARI-GAILA
¡Fallidos pronósticos!
LA TATULA
Tú misma pudiste leerlas.
MARI-GAILA
Mi suerte no muda.
LA TATULA
Será porque tú no quieras... He de darte cierto aviso.
MARI-GAILA
¿Qué es ello?
LA TATULA
Palabras de uno que espera las tuyas.
MARI-GAILA
¿Vienes mandada de Séptimo Miau?
LA TATULA
Diste pronto en el sujeto. ¿Sabrás igualmente cuál es su tocata?
MARI-GAILA
La tocata es buena.
LA TATULA
Quiere entrevistarse contigo.
MARI-GAILA
¡Ay, qué trueno! ¿Qué ceño puso al conocer el fin del carretón?
LA TATULA
Interrogó a los presentes, y sacó el hilo como un juez. Te conviene
saberlo. El baldadiño espichó de tanta aguardiente como le hizo
embarcar el maricuela.
MARI-GAILA
¡Había de ser ese ladrón! ¿Y Séptimo, qué dijo al enterarse?
LA TATULA
Al pronto quedó suspenso picando un cigarro.
MARI-GAILA
Disimulaba.
LA TATULA
¡Le conoces! Luego se puso a beber con todos, y con el maricuela el
primero. Cuando lo tuvo a barlovento, saltole encima, le afeitó el
lunar, y sin calzones lo echó al camino. ¡Lo que allí pudimos reír!
MARI-GAILA
¿Y Ludovina?
LA TATULA
¡Se escachaba!
MARI-GAILA
¿Tú no sospechas que tenga trato con Séptimo?
LA TATULA
Lo habrá tenido.
MARI-GAILA
Si lo tuvo, lo tiene.
LA TATULA
¡Ya te encelas!
MARI-GAILA
¡Libres son!
LA TATULA
¡Séptimo está por ti que ciega!
MARI-GAILA
De un ojo.
LA TATULA
¡Bien te lo declara su deseo de hablar contigo!
MARI-GAILA
¡Acaso no le bastará con una!...
LA TATULA
¿Es esa tu respuesta?
MARI-GAILA
Mi respuesta aún no te la di.
LA TATULA
Pues otra cosa no espero.
MARI-GAILA
La tengo de pensar.
LA TATULA
Los dictados del corazón son repentinos.
MARI-GAILA
Eso dicen...
LA TATULA
¿Qué le respondes?
MARI-GAILA
¡Ay, no estoy por sus conciertos!
LA TATULA
¡Buena vida pierdes!
MARI-GAILA
Andar errante.
LA TATULA
¡Contar pesetas!
MARI-GAILA
¡Soles y lluvias!
LA TATULA
¡Comer de mesones!
MARI-GAILA
¡Sobresaltos!
LA TATULA
¡Una reina! Para ti son estas medias listadas y estos pendientes
de brillos. Las medias, si las pruebas, llevaré razón de cómo te
aprisionan la pantorra.
MARI-GAILA
¿Son altas las medias?
LA TATULA
¡Clase superior! A estas llama el señorío conejeras.
MARI-GAILA
¡Pues está ocurrente el señorío!
LA TATULA
¿Qué me respondes para Séptimo?
MARI-GAILA
Le das las gracias.
LA TATULA
¿Sin otra palabra, Mari-Gaila?
MARI-GAILA
Si otra te pide, dile que venga por ella.
_Mari-Gaila sonríe pensativa, mirando al río cubierto de reflejos
dorados. Por la orilla va una caravana de húngaros con osos y calderos.
Mari-Gaila canta._
CANTAR DE MARI-GAILA
Si mensajes me mandas,
No lo celebro.
Suspiros en el aire
Son mensajeros.
LA TATULA
Séptimo pide hablarte en lugar retirado.
MARI-GAILA
Para darnos la despedida.
LA TATULA
La despedida, si otra cosa con él no conciertas. ¿Qué respondes?
MARI-GAILA
¡Y qué puede responder la mujer enamorada!
LA TATULA
¿Irás adonde él te cite?
MARI-GAILA
¡Iré!
LA TATULA
¿Lo confirmas?
MARI-GAILA
Confirmado.
LA TATULA
Pues dame una copa, y me camino con tu acuerdo.
MARI-GAILA
Entremos a tomarla.
LA TATULA
Espera.
_La vieja retenía del brazo a Mari-Gaila. La Guardia Civil cruzaba el
camino con un hombre maniatado. Asombradas bajo la hoguera, las dos
mujeres reconocieron al peregrino de las barbas venerables y el cabezal
de piedra._
MARI-GAILA
¡Siempre pegan en el más infeliz!
LA TATULA
¡Qué engañada! ¡Ese es el Conde Polaco!
MARI-GAILA
¡Ese!... Por tal tuve a Séptimo.
LA TATULA
El Condado de Séptimo es sacar dinero con sus títeres.
MARI-GAILA
¡Muy tunante!
LA TATULA
¡Y muy divertido!
MARI-GAILA
¡Por algo yo le aborrezco!


JORNADA TERCERA: ESCENA III

_San Clemente. La iglesia románica de piedras doradas. La quintana
verde. Paz y aromas. El sol traza sus juveniles caminos de ensueño
sobre la esmeralda del río. Séptimo Miau aparece sentado en el muro
de la quintana. Simoniña, en la sombra del pórtico, arrodillada a la
vera del carretón, pide para el entierro. La enorme cabeza del idiota
destaca sobre una almohada blanca, coronada de camelias la frente de
cera. Y el cuerpo rígido dibuja su desmedrado perfil bajo el percal de
la mortaja azul con esterillas doradas. Encima del vientre, inflamado
como el de una preñada, un plato de peltre lleno de calderilla recoge
las limosnas, y sobrenada en el montón de cobre negro una peseta
luciente._
SÉPTIMO MIAU
¡Qué! ¿Se junta mucha moneda?
SIMONIÑA
¡Algo pinga!
SÉPTIMO MIAU
¡No sabéis vosotras el bien que enterráis!
SIMONIÑA
¿Será usted el solo que lo sepa?
SÉPTIMO MIAU
Esos fenómenos son sujetos delicados, y hay que tener mucha mano con
ellos.
SIMONIÑA
¡Mejor cuido del que tenía!
SÉPTIMO MIAU
¡Me lo cuentas a mí, mozuela! ¿Pues no veo el carro sin un mal toldo,
sin una pintura que luzca? ¡Y era propio el fenómeno para enseñarlo en
una verbena de Madrid!
SIMONIÑA
¡Bien que le revolvieron la cabeza a mi madre con esos discursos!
SÉPTIMO MIAU
Tu madre es una mujer de provecho.
SIMONIÑA
Aun cuando usted no lo crea.
SÉPTIMO MIAU
No es soflama, niña. Si hubiera querido encartarse conmigo, salía de
miserias.
SIMONIÑA
Mi madre mira mucho por su conducta, y no quiere encartes.
SÉPTIMO MIAU
Encartes son tratos legales.
SIMONIÑA
Y amancebamientos.
SÉPTIMO MIAU
Conveniencia de dos que se juntan para ganar la plata. Tratos legales.
Yo hubiera tomado el carro en arriendo, pagando un buen porqué, le
hubiera puesto dos perros enseñados a tirar... ¡Y no digo!...
SIMONIÑA
¡Pues ya no tiene remedio!
_Simoniña suspira, e incorporándose sobre las losas del pórtico, de
rodillas a la vera del dornajo, esparce las moscas que comen en la
cabeza de cera. Unas beatas con olor de incienso en las mantillas,
salen deshiladas de la iglesia._
SIMONIÑA
¡Una limosna para ayuda del entierro!
UNA VIEJA
¡Cómo hiede!
OTRA VIEJA
¡Corrompe!
BENITA LA COSTURERA
¿Cuándo lo enterráis?
SIMONIÑA
Cuando ajuntemos para ello.
BENITA LA COSTURERA
¡Vaya unas puntadas que le echaron a la mortaja! ¡Son hilvanes!
SIMONIÑA
Para los gusanos, ya está bastante.
BENITA LA COSTURERA
¿Quién se la cortó?
SIMONIÑA
Todo lo hizo mi madre.
BENITA LA COSTURERA
¡No es muy primorosa!
SIMONIÑA
Tampoco es costurera.
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