Divinas palabras : Tragicomedia de aldea - 2

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A mi hermano, que lo es, me refería.
MARI-GAILA
Mas yo te respondía.
EL PEDÁNEO
Muera el cuento.
PEDRO GAILO
¿Qué esperamos, Bastián?
EL PEDÁNEO
Esperamos la comparecencia de la Justicia.
PEDRO GAILO
Poco tiene que esclarecer. Para mí, la difunta bebió alguna agua
corrompida, y eso la mató. Es probado que los sulfatos de las viñas
emponzoñan las aguas y producen muertes.
EL PEDÁNEO
¿Recordáis aquella mi vaca pintada?
MARI-GAILA
¡Una vaca como una reina!
EL PEDÁNEO
Pues a la muerte la tuve, que la saqué adelante con cocimientos de
genciana. Por cima de siete reales gasté en botica.
UNA VIEJA
Hay aguas mortales.
PEDRO GAILO
Que las hay no tiene duda, y al cuerpo adolecido más pronto lo dañan.
Le corrompen el interior.
MARI-GAILA
Entre el señorío, tanto mirar mal el aguardiente, y no decir cosa
ninguna contra las aguas.
EL PEDÁNEO
El señorío mira mal el aguardiente porque se regala con otros resolios.
MARI-GAILA
¡Anisete escarchado!
_Por el camino real vese venir al juez, caballero en un rucio de gayas
jalmas y anteojeras con borlones. El alguacil zanquea al flanco, como
espolique. Las mujerucas, alzadas sobre las rodillas y soplándose los
dedos, avivan la luciérnaga de sus faroles. Comienza un planto solemne._
MARICA DEL REINO
¡Juana, hermana mía, si en el mundo de la verdad topas con mi difunto,
dirasle la ley que le guardé! ¡Dirasle que nunca más quise volver a
casar, y que no me faltaron las buenas proporciones! Ahora soy una
vieja, pero me dejó bien lozana. Dirasle que un habanero de posibles me
pretendía, y que jamás le viré cara. ¡Un mozo como un castillo!
MARI-GAILA
¡Cuñada, flor de los caminos, ya estás a la vera de Dios Nuestro Señor!
¡Cuñada, que tantos trabajos pasaste, ya tienes regalo a su mesa! ¡Ya
estás en el baile de los ángeles! ¡De hoy más, tu pan es pan con huevos
y canela! ¡Ay, cuñada, quién como tú pudiese estar a oír los cuentos
divertidos de San Pedro!


JORNADA PRIMERA: ESCENA V

_San Clemente. El atrio con la iglesia en el fondo. Pasa entre los
ramajes el claro de la luna. Algunos faroles, posados en tierra, abren
sus círculos de luz aceitosa en torno al bulto de la difunta, modelado
bajo una sábana blanca. Los aldeanos del velorio —capas y mantillas—
beben aguardiente al abrigo de la iglesia. El murmullo de las voces,
las pisadas, las sombras tienen el sentido irreal y profundo de las
consejas._
PEDRO GAILO
Desde el momento primero, yo fui en decir que la difunta finó por haber
bebido de alguna fuente ponzoñosa, pues ya van muchas desgracias en
ganados y cristianos así aparejadas.
MARI-GAILA
Y el engendro bebió algún trago de la misma agua, pues todo se derramó,
con perdón, en las pajas. Fue menester lavarlo como a un niño de teta.
¡Y si supieseis qué completo es de sus partes!
MARICA DEL REINO
¡Calla, cuñada! Poco tendrás que renegar de tales trabajos, que yo me
hago cargo del carretón.
MARI-GAILA
¡Ahí está tu hermano! Con él te gobiernas, Marica.
MARICA DEL REINO
¿Qué tienes tú que deponer, hermano mío?
PEDRO GAILO
Los brazos de un hombre llevan mejor cualisquiera carga.
MARICA DEL REINO
La voluntad de la difunta era encomendarme el cuido del carretón.
¡Declarado me lo tenía!
MARI-GAILA
¿Dónde están los testigos, Marica?
MARICA DEL REINO
Con mi hermano hablaba.
MARI-GAILA
Pero yo te escuchaba.
MARICA DEL REINO
¡Ay, si la difunta pudiera declarar su voluntad!
PEDRO GAILO
¡Habla tú, difunta hermana mía! Habla si era tu intención negar la ley
de familia.
LA TATULA
No esperes te responda, que la muerte no hila palabras.
EL PEDÁNEO
Tiene sin aire el fol, y no hay palabra sin aire, como no hay llama.
PEDRO GAILO
Pero se obran prodigios.
EL PEDÁNEO
En otros tiempos, que en estos al carro de la muerte ninguno le quita
los bueyes.
MARICA DEL REINO
¡Y todo este hablar salió a cuento del pleito que tratan entre sí de
sustentar dos hermanos propios carnales!
MARI-GAILA
No habrá pleito si tú respetas el derecho del que nació varón.
MARICA DEL REINO
Consultaremos con hombres de Ley.
EL PEDÁNEO
¡Como lleguéis a la puerta del abogado, os enredáis más! Sin salir de
la aldea hallaréis barbas honradas sabiendo de Ley.
PEDRO GAILO
¿Cuál es tu dictado, Bastián de Candás?
EL PEDÁNEO
Si fuese a daros mi dictado, a ninguno había de contentar. ¡Como que
ninguno tiene la Ley!
MARI-GAILA
¿No llama al hermano varón?
EL PEDÁNEO
Las voces de la Ley tú no las alcanzas.
MARI-GAILA
¡Pero aquí hay alguno que sabe latines!
EL PEDÁNEO
A eso solamente respondo que latines de misa no son latines de Ley.
PEDRO GAILO
¿Cuál es tu dictado, Bastián de Candás?
EL PEDÁNEO
¡Si no habéis de seguirlo, para qué escucharlo!
MARICA DEL REINO
Te pedimos tu consejo, y cumples con darlo.
EL PEDÁNEO
Si como la finada no deja otro bien que el hijo inocente, dejase un
par de vacas, cada cual se llevaría su vaca de la corte. Tal se me
alcanza. Y si dejase dos carretones, cada cual el suyo.
LA TATULA
Tampoco había pleito.
EL PEDÁNEO
Pues si solamente deja uno también habéis de repartiros la carga que
represente.
LA TATULA
No es carga, que es provecho.
EL PEDÁNEO
Son bienes proindivisos, que dicen en juzgados.
MARI-GAILA
¡Ay, Bastián, tú sentencias, pero no enseñas cómo se puede repartir el
carretón! ¿Zueco en dos plantas, dónde irás que lo veas?
EL PEDÁNEO
Pero vi muchos molinos, cada día de la semana, moler para un dueño
diferente.
UNA MOCINA
Mi padre muele doce horas en el molino de András.
MARICA DEL REINO
Por manera que el justo sentir es de repartirse el carretón entre las
familias, determinados los días.
EL PEDÁNEO
Un suponer: Sois dos llevadores de un molino. De lunes a miércoles saca
el uno la maquila, y el otro de jueves a sábados. Los domingos van
alternados.
LA TATULA
Así no había pleito.
MARICA DEL REINO
A ti te corresponde hablar, hermano mío.
PEDRO GAILO
Lo que propone aquí este vecino honrado es un consejo, y a nosotros
cumple tomarlo o dejarlo. Mi sentir ya está manifiesto, el tuyo debes
declararlo.
MARICA DEL REINO
Mi sentir está con el tuyo, y de ahí no me descarrío.
MARI-GAILA
Retuertas vienen esas palabras.
MARICA DEL REINO
Claras como el sol.
EL PEDÁNEO
Veremos si yo marcho por tus caminos, Marica del Reino. A mi ver, con
tales palabras quieres significar que te avienes con aquello que se
avenga este tu hermano.
MARICA DEL REINO
¡Claramente!
EL PEDÁNEO
¿Y tú qué respondes, Pedro del Reino?
MARI-GAILA
Este bragazas se conforma al respective.
EL PEDÁNEO
Pues muera el cuento.
MARICA DEL REINO
Por manera que tres días el carretón al cargo mío, y otros tres al
cargo de mi cuñada.
EL PEDÁNEO
El domingo es el indiviso.
LA TATULA
Ya tenéis hechas las partijas, sin peritos.
MARI-GAILA
Hay que cumplimentarlo bebiendo una copa. Cachea por el caneco del
aguardiente, marido.
PEDRO GAILO
Míralo a la vera tuya, arrimado a las parihuelas de la difunta.
MARI-GAILA
Y hay que darle una copa al baldadiño.
EL PEDÁNEO
¿Lo cata?
MARI-GAILA
Y se relame. Veréis vosotros cómo no se conforma con una. Está imbuido
en la bebida.
LA TATULA
Tantas lluvias y soles por caminos... Sin ese reparo moría.
MARI-GAILA
¿Quieres echar una copa, Laureano?
LA TATULA
Amuéstrale el caneco, que por palabras no saca el sentido.
_Mari-Gaila, donairosa y gentil, erguida al pie de la difunta, colma el
vaso de las rondas, y respira con delicia el aroma del aguardiente._
MARI-GAILA
Bastián, a ti toca beber el primero, que fallaste el pleito.
EL PEDÁNEO
Pues a la salud de toda la compañía.
MARI-GAILA
A tras de ti va el baldadiño. Ahora lo catas, Laureano.
LA TATULA
Dáselo para que remede el trueno. ¡Lo hace cumplidamente!
MARI-GAILA
¡Mirad aquí, por vuestra alma! ¡Saca la lengua como un pito!
EL IDIOTA
¡Hou! ¡Hou! ¡Dade acá!
MARI-GAILA
¿Quién lo da?
EL IDIOTA
Nanay.
LA TATULA
¿Qué es ello, Laureano?
EL IDIOTA
¡Hou! ¡Hou!
MARI-GAILA
¿Cómo se pide?
EL IDIOTA
¡Releche! ¡Hou! ¡Hou!
MARICA DEL REINO
Dale el trago y no lo hagas más condenar.
MARI-GAILA
Has de hacer el trueno, si quieres beber.
EL IDIOTA
¡Miau! ¡Fu! ¡Miau!
MARI-GAILA
Cativo, así es el gato.
LA TATULA
Laureano, remeda el cohete que vas a beber.
MARICA DEL REINO
No lo hagáis más condenar.
EL IDIOTA
¡Ist!... ¡Tun!... ¡Tun!... ¡Tun!... ¡Ist!... ¡Tun!...
EL PEDÁNEO
Ya se ganó el trago.
MARI-GAILA
¡Es un mundo de divertido!
PEDRO GAILO
¡Enternece!
MARICA DEL REINO
¡La finada, muy bien adeprendido lo tenía! No por ser nuestra hermana
dejaba de ser una mujer de provecho. ¡Ay, Juana, qué negro sino tuviste!
MARI-GAILA
¡Ay, cuñada, espera el día para el planto, y bebe tu copa, que ya se me
cansan los brazos de estar alzados con el caneco!
_La otra suspira y, antes de catar el aguardiente, se pasa por los
labios un pico de la mantilla. Luego, de un sorbo y con mueca de
repulsa, apura el trago. Mari-Gaila bebe la postrera y se sienta en
el corro. Una vieja comienza un cuento, y el idiota, balanceando la
cabeza enorme sobre la almohada de paja, da su grito en la humedad del
cementerio._
EL IDIOTA
¡Hou! ¡Hou!
EL SAPO
¡Cro! ¡Cro!

FIN DE LA JORNADA PRIMERA


JORNADA SEGUNDA


DIVINAS PALABRAS: JORNADA SEGUNDA: ESCENA PRIMERA

_Lugar de Condes. Viejo caserío con palios de vid ante las puertas.
Eras con hórreos y alminares. Sobre las bardas, ladradores perros. El
rayar del alba, estrellas que se apagan, claras voces madrugueras,
mugir de vacas y terneros. Sombras con faroles entran y salen en los
establos oscuros, portando brazadas de yerba. Cuece la borona en
algún horno, y el humo de las jaras monteses perfuma al casal que se
despierta. Marica del Reino, acurrucada en el umbral de su casa, se
desayuna con el cuenco de berzas._
UNA VECINA
¿Cuido que espera al carretón, tía Marica?
MARICA DEL REINO
Desde ayer que lo espero.
LA VECINA
Pues se demora su cuñada la Gaila.
MARICA DEL REINO
¡Cuñada! Esa palabra me sujeta la lengua. A la gran ladra, como trae
otras luces dentro del fol, la toma el escuro sobre los caminos, y se
pasa la noche por ventorrillos y tabernas, perdiendo la conducta.
LA VECINA
Cuando tiene una copa, muy divertida se pone. ¡San Blas, lo que
pudimos reír con ella estos tiempos pasados en el ventorrillo de
Ludovina! El Ciego de Gondar, que también estaba a barlovento, la
requería para que se le juntase, y ella le cerraba la boca con cada
sentencia...
MARICA DEL REINO
Pues el ciego es agudo.
LA VECINA
Pues no le valía su agudeza. Y todo se lo decían en coplas: El ciego
con la zanfona, y ella con el pandero.
MARICA DEL REINO
Milagros del vino, y mal mirar por la conducta.
LA VECINA
¡Si no se paga todo lo que bebe! Muchos la convidan por su labia y por
oírle las coplas tan divertidas que saca.
MARICA DEL REINO
¡Es gracia nueva que nunca le conocí! ¡Y no haber modo de redención
para el baldadiño! Ni mira por él, ni le remuda la paja del jergón, ni
le pasa unas aguas por sus vergüenzas, que está llagado como un San
Lázaro. ¡Ay, qué alma negra!
LA VECINA
Pues el carretón rinde su provecho. ¡Algunos quisieran ese bien!
MARICA DEL REINO
A ella le rinde, porque no se duele de pasearlo por soles y lluvias,
de feria en feria. Otra cosa acontece conmigo. Como es mi sangre, me
compadece, y solamente trabajos me procura. ¡Rodando el carretón todo
el día, nunca arribé al estipendio de una peseta!
LA VECINA
Pues su cuñada, en bebida ya lo sobrepasa.
MARICA DEL REINO
A mí me ata la decencia.
LA VECINA
Y cuando ella bebe, convida al carretón.
MARICA DEL REINO
¡No es mérito! También se lo gana.
LA VECINA
Pues el anisado tampoco ha de ser cosa buena para el Inocente.
MARICA DEL REINO
Superado, no. Una copa, si tiene lombrices, se las quema.
LA VECINA
Quedárase en una...
MARICA DEL REINO
¡No me lo digas!
LA VECINA
Y hoy no espere a su cuñada la Mari-Gaila.
MARICA DEL REINO
¡Cállate ese texto! ¡Cuñada! ¡Cuñada! ¡Nunca esa gran bribona lo fuera!
¡Y el hermano mío, tan engañado!
LA VECINA
Tío Pedro canta en los entierros, y la mujer en los ventorrillos.
MARICA DEL REINO
¡Cuánta verdad que las mujeres somos hijas de la Serpiente! ¡Y el
hermano mío, tan ajeno de su vergüenza!
LA VECINA
Él solamente ve la moneda.
MARICA DEL REINO
¡Ni eso!
LA VECINA
La Mari-Gaila aventuro que se fue con el carretón a la feria de Viana.
No pierde ella ese provecho.
MARICA DEL REINO
¡Y me roba mi día! ¡Santo Tomás, una y no más! Rescato el carretón y no
se lo vuelvo. Te lo digo secretamente: La sombra de mi hermana vino a
llamar en mi puerta: Ve los trabajos que pasa el hijo de su pecado, y
me declaró que no quiere verlo en manos ajenas. Me ordenó hacerme todo
el cargo del carretón, y a esa intrusa le pronosticó fierros de cadenas
en este mundo y en el otro. ¡Si te digo mentira, que me condene!
LA VECINA
Son cosas que traen los sueños.
MARICA DEL REINO
Estaba bien despierta.
LA VECINA
¿Y talmente habló con el alma de la difunta?
MARICA DEL REINO
¡Talmente! No lo divulgues.
LA VECINA
Sepulto queda.
_La vecina entra en su casa a mirar por la lumbre. Pica en el umbral
una clueca con pollos, y tres críos, sucios, que enseñan las carnes, se
desayunan sobre una higuera._


JORNADA SEGUNDA: ESCENA II

_Un soto de castaños, donde hace huelgo la caravana de mendigos,
lañadores y criberos, que acuden anuales a las ferias de agosto en
Viana del Prior. La Mari-Gaila, gozosa de su nueva ventura, sofocada y
risueña, llega tirando del dornajo, por la carretera cegadora de luz._
MIGUELÍN
Mucho te vale el tesoro, Mari-Gaila.
MARI-GAILA
Ni un mal chavo pelón.
EL CIEGO DE GONDAR
¡Si robas la plata con la ocurrencia que sacaste de enseñar las
vergüenzas del engendro!
MARI-GAILA
No son tiempos estos en que corra dinero.
EL VENDEDOR DE AGUA DE LIMÓN
El dinero, aun cuando se deje sentir, es a corros, y siempre se duelen
los de algún arte.
EL CIEGO DE GONDAR
¡Por acá nos dolemos todos!
MIGUELÍN
No hay dinero, y el que hay lo emboba el Compadre Miau.
MARI-GAILA
¡Séptimo Miau! Tengo oído, y también de su perro Coimbra. A lo que
cuentan, es un tuno de mucho provecho.
MIGUELÍN
¡Un condenado!
_Mari-Gaila arrima el dornajo a la sombra de los castaños y se sienta a
la vera, los ojos y los labios alegres de malicias._
MARI-GAILA
Me va por la pierna una pulga con zuecos, y voy a ver si la cazo. ¡No
mires, Padronés!
MIGUELÍN
¿Qué temes? ¿Que te saque tacha? Público es que las piernas tienes
tuertas.
MARI-GAILA
Tuertas y encanilladas.
EL CIEGO DE GONDAR
Contigo no hay penas. Puestos los dos a correr ferias y romerías,
ganáramos muy buenos machacantes. Y tú ya no dejas esta vida.
MARI-GAILA
Es el bien que me trujo la herencia renegada.
MIGUELÍN
¿Pues no abandonaste el Palacio del Rey?
MARI-GAILA
Abandoné mi casa, donde era reina.
EL VENDEDOR DE AGUA DE LIMÓN
Muy mal le irá a usted, señora, pero tiene usted unas carnes que no
tenía.
LA TATULA
¡Y colores!
MARI-GAILA
Toda la vida tuve las colores de una rosa, así me achacaron lo de la
bebida. ¡Cuando era la buena conducta!
_Ríen los mendigos, negros y holgones, tumbados a la sombra de los
árboles. Por la carretera, una niña con hábito nazareno, conduce un
cordero encintado, sonriendo extática entre la pareja de sus padres,
dos aldeanos viejos. Mozas vestidas de fiesta pasan cantando, entre
tropas de chalanes y pálidos devotos que van ofrecidos..._
EL VENDEDOR DE AGUA DE LIMÓN
Promete estar superior la feria de Viana.
MIGUELÍN
La feria que estos tiempos suena, es la del Cristo de Bezán.
MARI-GAILA
Esas ferias distantes son buenas para vosotros, que sois cuerpos
libres. ¿Pero, adónde voy yo, siete leguas tirando del carretón?
EL CIEGO DE GONDAR
Se busca una buena compañía, y se hace el camino por jornadas. Para
sacar del carretón su porqué, las ferias de la montaña. Esas son ferias
de mucho bien de Dios.
MARI-GAILA
A donde ese año no falto es al San Campio de la Arnoya.
EL CIEGO DE GONDAR
Y verás tu provecho, si te pones en un acuerdo conmigo.
MARI-GAILA
De acuerdo ya estamos, salvo que tú llames acuerdo al dormir juntos, y
eso de mí no lo esperes.
LA TATULA
¡Amén de Dios, si el pecado no puede con vosotros!
MARI-GAILA
Con mi carne de rosas, que este cativo ya me está palpando. ¡Aparta la
mano, centellón!
EL CIEGO DE GONDAR
¡No escapes, Mari-Gaila!
MARI-GAILA
Cachea si tienes un mixto.
EL CIEGO DE GONDAR
¿Quieres hacerte la calderada?
MARI-GAILA
¡Mucho penetras!
EL CIEGO DE GONDAR
Me llegaron vientos de sardinas. ¿Y si juntáramos el compango,
Mari-Gaila?
MARI-GAILA
De mi banda, solamente puedo poner cuatro arenques que me dieron en una
puerta. Es comida que reclama bebida.
EL CIEGO DE GONDAR
Tiéntame las alforjas, que algo bueno viene en ellas.
MARI-GAILA
¡Ay, tunante! Te das el trato de un Padre Prior.
_Mari-Gaila, los brazos desnudos y las trenzas recogidas bajo el
pañuelo de flores, enciende unas ramas, y se levantan cantando las
lenguas de una hoguera. El humo tiende olores de laurel y sardinas, con
el buen recuerdo del vino agrio y la borona aceda. Un viejo venerable,
que parecía dormido, se incorpora lentamente. Tiene el pecho cubierto
de rosarios y la esclavina del peregrino en los hombros._
EL PEREGRINO
A fe que siento, cristianos, no tener cosa que ofreceros para ser parte.
MARI-GAILA
Pues la alforja rumbo mete.
EL PEREGRINO
No guarda otra cosa que mi penitencia.
EL CIEGO DE GONDAR
¡Algún pernil!
EL PEREGRINO
La piedra donde descanso la cabeza cuando duermo.
_Abre la alforja y enseña un canto del río con un gran alvéolo redondo
y pulido, la huella de largos sueños penitentes. Mari-Gaila, ante aquel
prodigio, siente una gozosa ternura._
MARI-GAILA
Llegue acá venturoso, y haremos entre los tres reparto.
EL PEREGRINO
¡Alabado sea Dios!
MARI-GAILA
¡Alabado siempre sea!
_Mari-Gaila aparta las sardinas de la lumbre y las pone en una
escudilla de peltre. Luego saca el pan y la bota de las alforjas del
ciego, y hace un lugar al peregrino en torno de la capa remendada,
que sirve de mantel. Mientras come la compañía, el ciego, con risa
socarrona, huele su sardina puesta sobre una tajada de pan, y alarga la
oreja._
EL CIEGO DE GONDAR
El cabezal lo tiene de piedra, pero las muelas aún le ganan. La
penitencia es para el mal dormir, que para el mal comer... ¡Contro con
el santo!
EL PEREGRINO
Tres días llevaba sin tocar sustento.
EL CIEGO DE GONDAR
¿Indigestado?
EL PEREGRINO
¡Penitente!
EL CIEGO DE GONDAR
Somos viejos en esos engaños, amigo.
_El Peregrino acoge tales palabras con gesto seráfico, y el ciego, tras
de refrescar la boca con el trago, torna a reír. Miguelín el Padronés,
que en las mismas sombras remienda un paraguas, hace un guiño maleante
y silba un aire. La pareja de tricornios, negra y polvorienta, penetra
en las sombras del soto donde sestea la taifa de hampones. Viéndola
llegar, todos callan, y la pareja, inquiridora, cruza entre unos y
otros._
UN GUARDIA
¿No estuvo aquí uno que hasta hace poco corría las ferias con una mujer
de la vida? El Conde Polaco.
EL CIEGO DE GONDAR
Aquí no tratamos con gente tan política.
EL OTRO GUARDIA
Es el nombre con que viene reclamado.
EL CIEGO DE GONDAR
El nombre se cambia más pronto que la pelleja.
MIGUELÍN
¿En qué oficio se emplea ese sujeto, Señores Guardias?
UN GUARDIA
En los más peores, y se me representa extraño que os sea desconocido.
EL CIEGO DE GONDAR
Unos corremos el mundo con honradez, y otros sin ella.
MARI-GAILA
Ya se les alcanza a los Señores Guardias.
EL OTRO GUARDIA
Yo, para no equivocarme, os ponía a todos a la sombra. ¡Cuidado con lo
que se hace, que andamos vigilantes!
MARI-GAILA
Nuestras obras están a la luz del sol, Señores Guardias.
UN GUARDIA
¡Pues mucho ojo!
_Los señores Guardias, adustos, partida la jeta cetrina por el
barboquejo de hule, se alejan bajo miradas de burla y temor. El
correaje, los fusiles, los tricornios, destellan en la carretera
cegadora de luz._
EL CIEGO DE GONDAR
¡No hay prenda como la vista! Estos son más ciegos que los que andamos
a las escuras.
MIGUELÍN
Pudiera suceder.
EL CIEGO DE GONDAR
Me parece que señalamos al mismo santo.
MIGUELÍN
Yo nada aventuro.
EL CIEGO DE GONDAR
Pues mi boca está sellada.
MARI-GAILA
¡Qué hablar por cifra!
EL CIEGO DE GONDAR
Acá nos entendemos.
MIGUELÍN
¡Miau!
_El taimado mozuelo, recostado en el tronco de un árbol, abre el
paraguas por juzgar del arte con que puso el remiendo, y silba un nuevo
aire. Mari-Gaila, procurando tomarle al oído, escucha con una sonrisa
quieta y los ojos entornados._
MARI-GAILA
¡Linda tocata! Parece habanera.
EL VENDEDOR DE AGUA DE LIMÓN
El Compadre Miau vino con ella del fin del mundo.
MARI-GAILA
Será de reír la primera vez que nos encontremos. No le conozco, y llevo
tres noches que sueño con él y con su perro.
MIGUELÍN
Falta que el hombre de tu sueño tenga la cara del Compadre.
MARI-GAILA
Padronés, si tal acontece, también te digo que tiene pacto.


JORNADA SEGUNDA: ESCENA III

_La Mari-Gaila rueda el dornajo y dice donaires. Para convocar gentes
bate el pandero. Claros de sol entre repentinas lluvias. Tiempo de
ferias en Viana del Prior. Rinconada de la Colegiata. Caballetes y
tabanques bajo los soportales: Verdes y rojas estameñas, jalmas y
guarniciones. Un campo costanero sube por el flanco de la Colegiata.
Sombras de robles con ganados. A las puertas del mesón, alboroque de
vaqueros, alegría de mozos, refranes de viejos, prosas y letanías de
mendicantes. Miguelín el Padronés, bajo la mirada de la mesonera, laña
una fuente de flores azules. Coimbra, vestida de colorines, irrumpe
entre el gentío, y el alcázar del pájaro mago aparece sobre los hombros
del farandul, que ahora se cubre el ojo izquierdo con un tafetán verde.
El Compadre Miau levanta su tabanque a la puerta del mesón, y tañe
la flauta haciendo bailar a Coimbra. El pájaro mago entra y sale en
su alcázar, profetizando. Mari-Gaila se arregla sobre los hombros el
pañuelo de flores, y buscando que la mire el farandul, canta una copla
en el ritmo habanero que mueve la flauta del Compadre._
MARI-GAILA
¡Yo quisiera vivir en la Habana,
A pesar del calor que hace allí,
Y salir al caer de la tarde
A paseo en un quitrí!
MIGUELÍN
¿Reconoces al hombre de tu sueño?
MARI-GAILA
Cambia por el ojo que lleva tapado.
MIGUELÍN
Compadre Miau, una suerte del pajarito para esta mujer. Yo la abono.
EL COMPADRE MIAU
Yo se la regalo, que más merece por su gracia. Colorín, saca la suerte
de esta señora. Colorín, interroga su estrella.
MARI-GAILA
Mi suerte es desgracia.
_Colorín, caperuza verde y bragas amarillas, aparece en la puerta de su
alcázar, con la suerte en el pico. Mari-Gaila recoge el billete, y sin
desdoblarlo se lo entrega al farandul, que hace la lectura en una rueda
de rostros atentos._
LECTURA DEL COMPADRE MIAU
«Venus y Ceres. En esta conjunción se descorren los velos de tu
Destino. Ceres te ofrece frutos. Venus, licencias. Tu destino es el de
la mujer hermosa. Tu trono, el de la Primavera.»
MARI-GAILA
¡Quebrados aciertos! Mi suerte es desgracia.
_Bajo el parral ancho y corrido sobre las puertas del mesón, las
figuras se definen en una luz verdosa y acuaria. Miguelín el Padronés,
lañada la fuente, se arrima al corro, la lengua sobre el lunar, la risa
torcida, recogidos los brazos, el andar ondulante._
MIGUELÍN
¿Qué representa el ojo que lleva usted cubierto, Compadre Miau?
EL COMPADRE MIAU
Que con uno me basta para conocerle a usted las intenciones, Comadre
Maricuela.
MARI-GAILA
Vuelve por otra, Padronés.
EL COMPADRE MIAU
¿No me hace gracia el ojo tapado? ¿Dígalo usted, señora?
MARI-GAILA
Si usted se lo descubre, amigo, podré compararlo.
EL COMPADRE MIAU
Luego nos apartaremos secretamente para el cotejo. ¿Hace?
MARI-GAILA
¿Qué representa esa palabra?
EL COMPADRE MIAU
¿Quiere decir si quedamos convenidos?
MARI-GAILA
Si usted lo desea.
_El Ciego de Gondar, con la montera derribada y una taza de vino entre
las manos, asoma en la puerta del mesón. Tiene la risa jocunda del
mosto y del yantar._
EL CIEGO DE GONDAR
Mari-Gaila, ven a echar un trago.
MARI-GAILA
Se agradece.
EL CIEGO DE GONDAR
Bebe para refrescar la voz, Mari-Gaila. Adentro oí tu copla.
_Mari-Gaila enjúgase los labios con un pico del pañuelo que lleva a la
cabeza, recibe la taza desbordante y roja de manos del ladino viejo, y
bebe gorjeando el vino en la garganta._
MARI-GAILA
¡Es canela!
EL CIEGO DE GONDAR
Propio del Condado.
MARI-GAILA
Y con estas calores se aprecia doblemente.
EL CIEGO DE GONDAR
¿Quieres catar ahora un blanco que hay de Amandi? ¡Sabe a fresas!
MARI-GAILA
¡Buena vida te das!
EL CIEGO DE GONDAR
Si quieres catarlo, entra.
MARI-GAILA
¿Y si da en mareárseme la chola?
EL CIEGO DE GONDAR
Nos subimos a dormir al sobrado.
MARI-GAILA
¡Condenada tema! ¿Cómo estás tú sin una buena rapaza?
EL CIEGO DE GONDAR
Las rapazas solamente valen para sí. Un ciego requiere mujer lograda.
EL COMPADRE MIAU
¡Más parece al contrario! Como no ve, no puede apreciar hermosura, y
cuando palpe querrá encontrar las mollas prietas.
EL CIEGO DE GONDAR
¿Tú, cómo las tienes, Mari-Gaila?
LA VENTERA
Después de parir, no hay mollas duras.
MARI-GAILA
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