Filosofía Fundamental, Tomo II - 14

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sentido, pues que esta percepcion necesitaba la determinacion de la
figura y otros accidentes, distintos de la esencia del cuerpo.
Así es que distinguian los escolásticos objetos sensibles de tres
clases: propio, comun y por accidente: _proprium, commune, et per
accidens._ El propio es el que se ofrece inmediatamente al sentido, y no
es percibido sino por uno solo: el color, el sonido, el olor, y el
sabor. El comun, es el que es percibido por varios sentidos, como la
figura, la cual es objeto de la vista y del tacto. El accidental, ó _per
accidens_, es el que no es percibido directamente por ningun sentido,
que está oculto bajo las calidades sensibles, y se nos descubre por
medio de estas: como las substancias. Lo sensible _per accidens_, está
enlazado con las calidades sensibles; pero estas no lo ofrecen al
entendimiento como una imágen el original, sino como un signo la cosa
significada. De aquí es que á lo sensible _per accidens_, no se le
suponian las emisiones de especies para reducir al acto á la facultad
sensitiva: era mas bien inteligible que sensible.
[181.] En el universo corpóreo, considerado _en su esencia_, no hay
necesidad de suponer nada que sea semejante á la representacion
sensible, pero sí es necesario suponer una correspondencia entre el
objeto y la idea; de otro modo seria menester admitir, que las verdades
geométricas pueden ser desmentidas por la experiencia.
[182.] Aunque la extension no sea mas que un órden de seres de que
nosotros no podemos formar perfecto concepto, por no sernos dable
depurar las ideas de toda forma sensible, este órden ha de corresponder
á nuestras ideas, y aun á nuestras representaciones sensibles, en cuanto
es necesario para comprobar la verdad de las ideas. Es evidente que el
órden fenomenal, aunque distinto del real, está sin embargo ligado con
él y depende del mismo, por leyes constantes: si suponemos que no hay un
paralelismo entre la realidad y el fenómeno, y que en aquella no hay
todas las condiciones necesarias para satisfacer las exigencias de este,
no habrá ninguna razon porque los fenómenos estén sometidos á leyes
constantes, y no suframos en nuestra experiencia perturbaciones
continuas. No suponiendo una correspondencia fija y constante entre la
realidad y la apariencia, el mundo para nosotros se convierte en un
caos; y se nos hace imposible toda experiencia constantemente ordenada.
[183.] Desenvolvamos la observacion que precede. Una de las
proposiciones elementales de la geometría dice: los ángulos opuestos al
vértice son iguales. Para demostrar su verdad, necesito la intuicion
interna de dos líneas que se cortan prolongándose por ambos lados; pero
la proposicion geométrica no se ciñe á ninguna de aquellas intuiciones
particulares, sino que se extiende á todas las imaginables, sin ningun
límite en su número, sin ninguna determinacion en cuanto á la medida de
los ángulos, ni á la longitud de las líneas, ni á su posicion en el
espacio. Hé aquí la idea pura, abarcando infinitos casos; cuando la
intuicion sensible no representa mas que uno solo, si se trata de un
mismo tiempo, y varios aisladamente, si se trata de representaciones
sucesivas. El entendimiento no se limita á afirmar esta relacion entre
las ideas, sino que aplica lo mismo á la realidad, y dice: donde quiera
que se realicen las condiciones de este órden ideal, se verificará en el
real lo mismo que estoy viendo en mis ideas; y si estas condiciones no
se realizan con toda exactitud, en proporcion de esta se verificará mas
ó menos la relacion expresada: cuanto mas delicadas sean las líneas
reales que se corten, cuanto mas se aproximen á la perfeccion en cuanto
á ser rectas, tanto mas aproximadamente se verificará la relacion de la
igualdad de los ángulos. Este convencimiento se funda en el principio de
contradiccion, el cual resultaria falso si la proposicion no se
verificase; y se halla confirmado por la experiencia, en cuanto esta
puede alcanzar de algun modo las condiciones puestas en el órden ideal.
[184.] Ahora bien: en la realidad ¿qué es lo que corresponde á dicha
proposicion? una línea existente ó real, será un órden de seres; dos
líneas que se corten serán dos órdenes de seres, con una relacion
determinada; el ángulo será el resultado de esta relacion, ó mejor la
relacion misma; y la igualdad del ángulo opuesto será la correspondencia
de estas relaciones en razon de igualdad, por la continuacion del mismo
órden en otro sentido. Este conjunto de relaciones entre los órdenes de
los seres, y la correspondencia de estos órdenes entre sí, será lo que
corresponde en la realidad á la idea geométrica pura, ó bien á la idea
separada de toda representacion sensible. Con tal que las relaciones de
la idea tengan sus objetos correspondientes en las relaciones de la
realidad, la geometría existe no solo en el órden ideal sino tambien en
el real. Como el fenómeno, ó sea la representacion sensible, está
sometido á las mismas condiciones que la idea, habiendo tambien en el
órden de los fenómenos ciertas relaciones en la misma razon que en la
idea y en el hecho, tendremos acordes la idea, el fenómeno y la
realidad, y explicado por qué el órden intelectual se confirma con la
experiencia, y esta á su vez recibe con toda seguridad la direccion de
aquel.
[185.] Esta armonía ha de tener una causa; es menester buscar un
principio donde se pueda encontrar la razon suficiente de ese acuerdo
admirable entre cosas tan distintas: y aquí surgen nuevos problemas que
por una parte abruman el entendimiento y por otra lo ensanchan y le
alientan, con el grandioso espectáculo que ofrecen á su vista, y el
campo inmenso que le brindan á recorrer.


CAPÍTULO XXVI.
CARÁCTER DE LAS RELACIONES DEL ÓRDEN REAL CON EL FENOMENAL.

[186.] El acuerdo de la idea, del fenómeno y de la realidad, ¿es
necesario, esto es, fundado en la esencia de las cosas, ó ha sido
establecido libremente por la voluntad del Criador?
Si el mundo no tuviese mas realidad que la expresada por la
representacion sensible, si las apariencias contuviesen una copia exacta
de la esencia íntima de las cosas, seria menester decir que este acuerdo
es inalterable, que las cosas no son mas que lo que parecen; y que en el
supuesto que existan, han de ser tales como parecen, y esto por absoluta
necesidad; pues que ninguna cosa puede estar en contradiccion con su
nocion constitutiva. Lo que ahora es extenso, seria por necesidad
extenso; y no podria menos de serlo del _mismo modo_ que nos lo parece,
y bajo las _mismas condiciones_: la relacion de los cuerpos entre sí
estaria necesariamente sujeta á las mismas leyes fenomenales: todo lo
que fuera apartarse de este órden seria una contradiccion, que no cae ni
bajo el poder de la omnipotencia.
[187.] Los cuerpos se nos presentan en la intuicion sensible con
magnitudes determinadas, y estas en cierta relacion fija, que nosotros
calculamos, comparándola con una extension inmóvil, cual nos figuramos
el espacio. Por la magnitud ocupan los cuerpos cierto lugar, tambien
determinado, aunque mudable con el movimiento. Por la relacion de las
magnitudes, ocupan mayor ó menor lugar, y se excluyen recíprocamente de
uno mismo: esta exclusion la llamamos impenetrabilidad. La cuestion que
aquí se ofrece es la siguiente: la determinacion de las magnitudes, y la
relacion de ellas con respecto á la ocupacion de lugares, ¿son cosas
absolutamente necesarias de manera que su alteracion envuelva
contradiccion? nó.
[188.] La relacion al lugar, considerando á este como una porcion del
espacio puro, no significa nada; pues ya hemos visto que este espacio no
es mas que una simple abstraccion de nuestro entendimiento, y que en sí
mismo no tiene ninguna realidad: es nada. Luego la relacion á él, será
tambien nada, á causa de que la relacion es nula, cuando falta el
término á que se ordena. Luego todas las relaciones de los cuerpos á los
lugares, no pueden ser otra cosa que las relaciones de los cuerpos entre
sí.
[189.] Este es el principal punto de vista en las presentes cuestiones;
el entendimiento se confunde, cuando comienza por suponer al espacio una
naturaleza absoluta, con relaciones necesarias con todos los cuerpos.
Recuérdese la doctrina de los capítulos (XII, XIII, XIV y XV) donde se
explica cómo se engendra en nosotros la idea del espacio, qué objeto le
corresponde en la realidad y de qué manera; y se echará de ver que esas
relaciones absolutas y esenciales, que creemos descubrir entre los
cuerpos y una capacidad _vacía y real_, son ilusiones de nuestra
imaginacion, efecto de que no depuramos bastante el órden ideal, de que
no le separamos de las impresiones sensibles. En estas cuestiones, no se
puede entender nada, ni aun el sentido de ellas, si no se hace un
esfuerzo por lograr esta separacion, en cuanto es posible á nuestra
naturaleza. Si esto se consigue, las cuestiones que voy á examinar en
los capítulos siguientes, parecerán muy filosóficas; y su resolucion, si
nó verdadera, al menos verosímil; pero si se confunden cosas tan
distintas como son el órden intelectual puro, y el sensible, dichas
cuestiones parecerán absurdas. Es inadmisible el idealismo que destruye
el mundo real; pero no lo es menos el empirismo que aniquila el órden
ideal; si no pudiéramos elevarnos sobre las representaciones sensibles,
debiéramos renunciar á la filosofía, dejando el pensar, y limitándonos á
sentir.


CAPÍTULO XXVII.
SI TODO HA DE ESTAR EN ALGUN LUGAR.

[190.] ¿Es necesario que todo lo que existe esté en algun lugar? hé aquí
una cuestion extraña á primera vista, pero en el fondo muy filosófica.
_Ser_, no es lo mismo que _estar_ en un lugar; el ser, ya se tome
sustantivamente en cuanto significa existir, ya copulativamente en
cuanto expresa la relacion de un predicado con un sujeto, no envuelve la
idea de estar en un lugar. La relacion de un objeto con un lugar, no le
es necesaria, pues que no la encontramos en su nocion: es una cosa
añadida, ya se la demos nosotros atribuyéndosela con mas ó menos
fundamento, ya la tenga en realidad, ó comunicada por otro, ó en cuanto
se le considera en relacion con otro.
La imaginacion no se figura nada que no esté _situado_; pero el
entendimiento puede concebir las cosas sin situacion en ningun lugar.
Cuando reflexionamos sobre la esencia de los objetos, ¿los consideramos
por ventura con alguna situacion? nó. El acto intelectual va acompañado
de las representaciones sensibles, que á veces le auxilian, y otras le
embarazan y confunden; pero en todo caso el acto del entendimiento es
siempre distinto de ellas.
[191.] ¿Qué razon hay para decir que todo ha de estar en algun lugar?
ninguna. La imaginacion no lo alcanza; pero el entendimiento no descubre
ningun absurdo; antes por el contrario, lo ve muy ajustado á los
principios de la filosofía. Si el lugar considerado en sí, no es mas que
una porcion del espacio terminada por alguna superficie, y el espacio
abstraido de los cuerpos no es nada; la relacion á los lugares, ó sea á
puntos designados ó designables en el espacio, no será nada; es preciso
pues apelar á los cuerpos para encontrar un término de la relacion;
luego si suponemos un ser que no tenga ninguna relacion con los cuerpos,
no es necesario que esté en ningun lugar.
[192.] La relacion de un ser con los cuerpos puede ser de tres maneras:
la de conmensurabilidad, como lo es la de las líneas, superficies y
volúmenes entre sí; la de generacion, como concebimos que la línea se
engendra por el punto; y la de accion, en general, como concebimos la de
los espíritus puros sobre la materia. La primera relacion no existe ni
puede existir, cuando el objeto que ha de tenerla carece de dimensiones:
pues entonces no es mensurable; la segunda, solo cabe en los puntos
inextensos ó infinitésimos, con que se engendra la extension; de lo que
se infiere que dichas dos relaciones no pueden tener cabida sino entre
los cuerpos ó sus elementos generadores. Luego todo lo que no sea cuerpo
ó elemento corpóreo, no puede estar _situado_ bajo ninguno de estos
conceptos. En cuanto á la tercera relacion, esto es, la de accion de una
causa sobre un cuerpo, puede hallarse en todos los agentes capaces de
obrar sobre la materia; pero es evidente que la situacion que de ésto
resulte, será muy diferente de la que concebimos en los cuerpos ó en sus
elementos: es cosa de un órden totalmente distinto, que mas bien se
refiere á la idea pura de causalidad, que nó á la intuicion del espacio.
[193.] Es claro que podemos concebir un ser que no sea cuerpo, ni
elemento de los cuerpos, ni ejerza sobre los mismos ninguna accion: en
cuyo caso, este ser no tendrá ninguna de las tres relaciones expresadas;
luego no estará en ningun lugar: y el decir que está aquí ó que está
allá, que está cercano ó que está distante, será emplear palabras sin
sentido.
[194.] A la luz de esta doctrina se resuelven con facilidad las
cuestiones siguientes.
¿Dónde estaria un espíritu puro que no tuviese ninguna relacion de
causalidad ó influencia de ninguna clase, sobre el mundo corpóreo? en
ninguna parte. La respuesta no parecerá extraña, sino á quien no haya
comprendido que la pregunta es absurda. En el caso supuesto, no hay
_donde_; porque el donde envuelve una relacion, y aquí no hay ninguna.
¿Dónde estarian los espíritus puros, si no existiese el mundo corpóreo?
en ninguna parte: á no ser que se quiera decir que estarian en sí
mismos. Pero entonces la palabra _estar_ no significa la situacion de
que hablamos aquí; sino mas bien ó la existencia del espíritu, ó su
identidad consigo mismo.
¿Dónde estaba Dios antes de criar el mundo? _era; no estaba_ en ninguna
parte: porque no habia partes.
[195.] Aquí haré notar una equivocacion de Kant. Ha creido este filósofo
que el espacio era concebido por nosotros como una condicion de toda
existencia en general; y en esto ha fundado una de sus razones para
sostener que el espacio era una forma puramente subjetiva. Al explicar
en la segunda edicion de su _Crítica de la razon pura_, cómo debe
entenderse la subjetividad del espacio, parece afirmar que nosotros no
concebimos ni aun las cosas del órden intelectual puro, sin referirlas
al espacio. Hace la observacion de que en la teología natural, al
tratarse de un objeto que no puede serlo de intuicion sensible ni para
nosotros, ni para sí mismo, se tiene mucho cuidado de no atribuir á su
intuicion ó manera de ver, el tiempo y el espacio, condiciones de las
intuiciones humanas: «pero, añade, con qué derecho puede procederse así
cuando antes se ha hecho del espacio y del tiempo las formas de las
cosas en sí mismas, y formas tales que como condiciones de la existencia
de las cosas _à priori_, subsisten aun despues de haberlo aniquilado
todo con el pensamiento: porque como condiciones de toda existencia en
general, deben serlo tambien de la existencia de Dios. Si el espacio y
el tiempo no se los hace formas objetivas de _todas_ las cosas, _solo
resta_ hacerlos formas subjetivas de nuestro modo de intuicion, tanto
interna como externa. Tiene razon Kant en que el espacio y el tiempo no
deben ser considerados como formas reales, incapaces de ser anonadadas,
y por consiguiente necesarias y eternas; pero no alcanzo la razon de la
disyuntiva por la cual pretende que si no hacemos al espacio y al tiempo
formas objetivas de _todas_ las cosas, estamos precisados á convertirlas
en subjetivas, de suerte que en el caso contrario el espacio y el tiempo
serian una condicion de la existencia del mismo Dios.
[196.] El espacio lo consideramos como condicion actual de la existencia
de las cosas situables; pero nó de todas las cosas. En los espíritus
puros se concibe la existencia sin necesidad de relacion á ningun lugar,
y por tanto independiente de posicion en el espacio.
En este punto, como en todos los relativos al órden intelectual puro, se
encuentran en los teólogos doctrinas sumamente importantes, dignas de
ser consultadas por los que quieren profundizar las cuestiones
filosóficas; en ellos hubiera podido encontrar el autor de la _Crítica
de la razon pura_, observaciones que le habrian aclarado dificultades
cuya solucion le embarazaba: en la cuestion presente, habria podido ver
cuán inexacto es el que el espacio sea una condicion de la existencia de
todas las cosas, al encontrar la bellísima y profunda teoría con que
muchos escolásticos explican la presencia de Dios en el mundo corpóreo,
la de los ángeles en diferentes lugares, la de sus movimientos de un
punto á otro sin pasar por el medio, y la manera con que el alma se
halla toda en todo el cuerpo, y toda en cualquiera de las partes del
mismo. En esas obras tan poco consultadas como dignas de serlo, habria
podido notar el filósofo aleman, que la presencia en un lugar tratándose
de los espíritus, era una cosa enteramente distinta de la presencia de
los cuerpos; y que nada tenia que ver con la intuicion del espacio, ni
en cuanto es base de la representacion sensible, ni aun en cuanto es una
idea geométrica.
[197.] Busca Santo Tomás (1. P. cuest. 8. art. 1.) si Dios está en todas
las cosas, y responde que sí: mas para probar su aserto, no echa mano de
la necesidad de que todo esté situado, antes por el contrario, se olvida
de la idea de espacio, y apela á la de causalidad. «Siendo Dios el mismo
ser por su esencia, es necesario que el ser criado sea su propio efecto:
como el inflamar es propio del fuego. Este efecto, Dios le causa en las
cosas, no solo cuando empiezan á ser por primera vez, sino mientras se
conservan en el ser: como la luz del aire, mientras se conserva
iluminado, dimana del sol. Es necesario pues, que mientras la cosa tiene
el ser, Dios le esté presente, segun el modo con que ella tiene el ser:
el ser es lo mas íntimo que hay en cualquiera cosa, y lo que está mas
profundamente inherente á ella: porque es lo formal de todo lo que hay
en la cosa: así pues, Dios está en todas las cosas, é íntimamente.»
El estar situado en el espacio es estar contenido en el mismo: así
concebimos todo lo que consideramos situado en él: Santo Tomás rechaza
este sentido, cuando se trata de los seres espirituales, y dice, que si
bien los corpóreos están en las cosas como contenidos; los espirituales
por el contrario, contienen las cosas en que están.
En el artículo segundo pregunta si Dios está en todos los lugares,
_ubique_; y dice que Dios está en todas las cosas dándoles el ser, y la
fuerza y la operacion; y en todo lugar, dándole el ser y la capacidad,
_virtutem locativam_. Se propone el argumento de que las cosas
incorpóreas no están en ningun lugar: y responde con las siguientes
palabras altamente filosóficas: «Las cosas incorpóreas no están en el
lugar por el contacto de cantidad dimensiva, sino por el contacto de la
actividad, _virtutis_.» Luego, explicando cómo lo indivisible puede
estar en diferentes lugares dice: «lo indivisible es de dos clases; uno
que es término de lo continuo, como el punto en lo permanente y el
momento en lo sucesivo. Lo indivisible en lo permanente, no puede estar
en muchas partes de un lugar, ó en muchos lugares, á causa de que tiene
una situacion determinada: así como lo indivisible en la accion ó el
movimiento, no puede estar en muchas partes del tiempo porque tiene un
órden determinado en el movimiento ó en la accion. Pero hay otro
indivisible que _está fuera de todo género de continuo_, y de este modo
las substancias incorpóreas como Dios, el ángel y el alma, se llaman
indivisibles. Lo que es indivisible de esta manera, no se aplica á lo
continuo _como cosa que le pertenenezca_, sino en cuanto lo toca con su
actividad: y así segun que esta pueda extenderse á uno ó muchos objetos,
á lo pequeño ó á lo grande, se halla en uno ó muchos lugares y en un
lugar pequeño ó grande.»
¿Qué cosa mas clara, refiriéndonos á la intuicion del espacio, que
cuando una cosa está toda en un lugar, nada haya de ella fuera de aquel
lugar? y sin embargo el santo Doctor, elevándose sobre las
representaciones sensibles, asienta resueltamente que Dios puede estar
todo en todo, y todo en cualquier parte; como el alma está toda en
cualquier parte del cuerpo. ¿Y por qué? porque lo que se llama totalidad
en las cosas corpóreas, se refiere á la cantidad; y la totalidad de las
incorpóreas es totalidad de esencia, que por consiguiente no es
conmensurable con una cantidad, ni está ceñida á ningun lugar.
En el Tratado de los ángeles, (1. P. cuest. 52. art. 1.) al decir que
están en el lugar, advierte que esto se afirma equívocamente,
_æquivocè_[2].
[Nota 2: Término _equivoco_ llaman los dialécticos el que en distintas
cosas tiene significacion totalmente diversa: suelen poner el ejemplo de
la palabra _leon_ y otras, que se aplican, equívocamente, á un animal, y
á una constelacion celeste. «Æquivoca sunt quorum nomen commune est, et
ratio per nomen significata, simpliciter diversa.» Así hablaban las
escuelas.] del ángel y del cuerpo: porque el cuerpo está en el lugar,
aplicado á él por el contacto de la cantidad dimensiva; pero el ángel
está únicamente por la cantidad virtual, esto es, en cuanto ejerce su
accion sobre algun cuerpo: por lo cual no se debe decir que el ángel
esté situado en lo continuo, _habeat situm in continuo_.
En el Tratado del alma, (1.P. cuest.70. art.8.) afirma que esta, se
halla toda en todo el cuerpo y toda en cualquiera de las partes; y
vuelve á distinguir entre la totalidad de esencia y la totalidad
cuantitativa; valiéndose de un razonamiento semejante al que hemos visto
con respecto á los ángeles. Los que se hayan reido de esta doctrina, que
se descubre tanto mas profunda cuanto mas se reflexiona sobre ella, se
han manifestado superficiales en lo concerniente á las relaciones de las
cosas espirituales con las corpóreas. En general, es peligroso el reirse
de opiniones sostenidas por grandes hombres en materias tan graves;
porque si no aciertan, tienen por lo menos en su favor razones fuertes.
Nada mas contrario á las representaciones sensibles que la posibilidad
de hallarse una cosa á un mismo tiempo en diferentes lugares; pero nada
mas filosófico que esta posibilidad, cuando se han analizado
profundamente las relaciones de la extension con las cosas inextensas, y
se ha descubierto la diferencia que va de la situacion cuantitativa á la
situacion de causalidad.
[198.] Infiérese de estas doctrinas que el estar en el espacio no es una
condicion general de todas las existencias, ni aun segun nuestro modo de
concebir: pues concebimos muy bien una cosa existiendo, sin relacion á
ningun lugar. En este punto, se confunde la imaginacion con el
entendimiento, y se cree imposible para este lo que solo lo es para
aquella. Es cierto que nada podemos _imaginar_, sin referirlo á puntos
del espacio: y que por lo mismo nos sucede que aun al ocuparnos de los
objetos del entendimiento puro, siempre se nos ofrece alguna
representacion sensible: pero no es verdad que el entendimiento se
conforme con esas representaciones, pues que las tiene por falsas. Como
la imaginacion es una especie de continuacion de la sensibilidad, ó sea
un sentido interno, y la base de las sensaciones es la extension, no nos
es posible ejercitar este sentido interno, sin que se nos ofrezca el
espacio, que como hemos visto, no es mas que la idea de extension en
general. Así pues, la situacion en el espacio es una condicion general
de todas las cosas en cuanto sentidas, pero nó en cuanto entendidas.


CAPÍTULO XXVIII.
CONTINGENCIA DE LAS RELACIONES CORPÓREAS.

[199.] La situacion en el lugar, es la relacion de un cuerpo con otros:
¿estas relaciones son necesarias? condicionalmente, sí; esencialmente,
nó; quiero decir: que Dios las ha establecido así, y en este concepto
son necesarias: pero Dios habria podido establecerlas de otra manera, y
puede aun en la actualidad alterarlas, sin variar la esencia de las
cosas.
Si se admite, como no se puede menos, una correspondencia entre lo
subjetivo y lo objetivo, ó entre la apariencia y la realidad, no es
dable negar que las relaciones de los cuerpos, son constantes; esta
constancia dimana de alguna necesidad. Pero, el que el órden actual se
halle sujeto á leyes fijas, no prueba que estas radiquen en la esencia
de las cosas, de tal manera que, supuesta la existencia de los objetos,
sus relaciones no hubiesen podido ser muy diferentes de lo que son en la
actualidad.
[200.] Para afirmar que el órden actual del universo es intrínsecamente
necesario, seria preciso conocer su misma esencia, y nosotros no podemos
alcanzar á tanto, á causa de que los objetos no están presentes á
nuestro entendimiento sino mediatamente, y bajo un aspecto, cual es, el
que los pone en relacion con nuestras facultades sensitivas. La mejor
prueba de la ignorancia en que nos hallamos sobre la esencia de los
cuerpos, es la mucha division que en esta parte ha reinado en las
escuelas; sosteniendo unos que la extension, ó sea las dimensiones,
constituian la esencia de los cuerpos; y afirmando otros que la
extension no era mas que un accidente, no solo distinto de la substancia
corpórea, sino tambien separable.
La profunda oscuridad de que están rodeadas las cuestiones en que se
trata de investigar los elementos constitutivos de los cuerpos,
manifiesta que estos seres son desconocidos en cuanto á su esencia, y
que solo sabemos de ellos, lo que tiene relacion con nuestra
sensibilidad.
[201.] El aspecto bajo el cual se presenta un ser, no es necesario que
contenga toda su naturaleza: decir que en los cuerpos no hay mas que lo
que nosotros sentimos, es erigir nuestras facultades en regla de las
cosas en sí mismas: pretension intolerable en un ser que experimenta á
cada paso los límites de su actividad, que en sus relaciones con el
mundo corpóreo se encuentra casi siempre en una disposicion pasiva; y
que cuando quiere ejercer sus facultades en lo exterior, se ve precisado
á sujetarse á las leyes del mundo externo, so pena de luchar con
obstáculos absolutamente invencibles.
Si ignoramos la esencia de los cuerpos, nada podemos resolver sobre lo
que es intrínsecamente necesario en ellos; exceptuando la composicion,
que se nos manifiesta, aun en el órden sensible, y de que no podemos
despojarlos sin incurrir en contradiccion. Simplicidad y composicion,
envuelven ser y no ser; lo que en un mismo objeto, es incompatible.
[202.] De estas doctrinas se infiere, que en todo lo perteneciente á las
relaciones de los cuerpos, debemos abstenernos de juzgar bajo el punto
de vista absoluto, y limitarnos al condicional. Podemos decir: «esto
sucede ahora; esto ha de suceder segun el órden actualmente
establecido;» pero no podemos decir: «esto sucede, y esto ha de suceder
por necesidad absoluta.» El tránsito de la primera proposicion á la
segunda, supone el conocimiento de que el aspecto bajo el cual se nos
presenta el mundo externo, es la imágen de su esencia, conocimiento que
ningun hombre puede tener.
[203.] Una de las equivocaciones mas graves de Descartes fue el no
hacerse cargo de esta diferencia: el constituir la esencia de los
cuerpos en las dimensiones, es confundir el mundo real con el fenomenal,
tomando un aspecto de las cosas por la naturaleza de ellas. Es verdad
que lo que nos afecta tiene extension, y que esta es la base de las
relaciones de nuestra sensibilidad con el mundo externo; pero de aquí
inferir que este mundo considerado en su esencia, no es mas que lo que
se nos presenta en las dimensiones, es como si se tomasen por la esencia
de un hombre, los lineamientos que constituyen su figura.
[204.] La diversidad de aspectos bajo los cuales se ofrece á nuestros
sentidos el mundo externo, es una advertencia de que no debemos
confundir lo que en él hay de absoluto con lo que tiene de relativo. Un
hombre privado de un sentido, no discurrirá bien, si infiere que el
mundo no tiene mas aspectos que los que él percibe: ¿qué sabemos
nosotros sobre el modo con que los objetos se presentan á los espíritus
puros, ni sobre las muchas otras fases con que se pudieran ofrecer á
nuestra sensibilidad?
Dejemos pues á la naturaleza sus secretos: no limitemos la omnipotencia,
afirmando que el órden del mundo es intrínsecamente necesario de tal
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  • Filosofía Fundamental, Tomo II - 05
    Süzlärneñ gomumi sanı 4860
    Unikal süzlärneñ gomumi sanı 1145
    38.5 süzlär 2000 iñ yış oçrıy torgan süzlärgä kerä.
    52.9 süzlär 5000 iñ yış oçrıy torgan süzlärgä kerä.
    60.1 süzlär 8000 iñ yış oçrıy torgan süzlärgä kerä.
    Härber sızık iñ yış oçrıy torgan 1000 süzlärneñ protsentnı kürsätä.
  • Filosofía Fundamental, Tomo II - 06
    Süzlärneñ gomumi sanı 4677
    Unikal süzlärneñ gomumi sanı 1156
    37.3 süzlär 2000 iñ yış oçrıy torgan süzlärgä kerä.
    53.0 süzlär 5000 iñ yış oçrıy torgan süzlärgä kerä.
    61.7 süzlär 8000 iñ yış oçrıy torgan süzlärgä kerä.
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  • Filosofía Fundamental, Tomo II - 07
    Süzlärneñ gomumi sanı 4808
    Unikal süzlärneñ gomumi sanı 1042
    35.6 süzlär 2000 iñ yış oçrıy torgan süzlärgä kerä.
    50.7 süzlär 5000 iñ yış oçrıy torgan süzlärgä kerä.
    58.8 süzlär 8000 iñ yış oçrıy torgan süzlärgä kerä.
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  • Filosofía Fundamental, Tomo II - 08
    Süzlärneñ gomumi sanı 4714
    Unikal süzlärneñ gomumi sanı 1120
    35.0 süzlär 2000 iñ yış oçrıy torgan süzlärgä kerä.
    50.0 süzlär 5000 iñ yış oçrıy torgan süzlärgä kerä.
    57.6 süzlär 8000 iñ yış oçrıy torgan süzlärgä kerä.
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  • Filosofía Fundamental, Tomo II - 09
    Süzlärneñ gomumi sanı 4749
    Unikal süzlärneñ gomumi sanı 996
    36.0 süzlär 2000 iñ yış oçrıy torgan süzlärgä kerä.
    50.7 süzlär 5000 iñ yış oçrıy torgan süzlärgä kerä.
    58.5 süzlär 8000 iñ yış oçrıy torgan süzlärgä kerä.
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  • Filosofía Fundamental, Tomo II - 10
    Süzlärneñ gomumi sanı 4660
    Unikal süzlärneñ gomumi sanı 1130
    35.6 süzlär 2000 iñ yış oçrıy torgan süzlärgä kerä.
    49.4 süzlär 5000 iñ yış oçrıy torgan süzlärgä kerä.
    56.4 süzlär 8000 iñ yış oçrıy torgan süzlärgä kerä.
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  • Filosofía Fundamental, Tomo II - 11
    Süzlärneñ gomumi sanı 4711
    Unikal süzlärneñ gomumi sanı 1065
    35.3 süzlär 2000 iñ yış oçrıy torgan süzlärgä kerä.
    51.0 süzlär 5000 iñ yış oçrıy torgan süzlärgä kerä.
    58.9 süzlär 8000 iñ yış oçrıy torgan süzlärgä kerä.
    Härber sızık iñ yış oçrıy torgan 1000 süzlärneñ protsentnı kürsätä.
  • Filosofía Fundamental, Tomo II - 12
    Süzlärneñ gomumi sanı 4687
    Unikal süzlärneñ gomumi sanı 1100
    36.8 süzlär 2000 iñ yış oçrıy torgan süzlärgä kerä.
    50.6 süzlär 5000 iñ yış oçrıy torgan süzlärgä kerä.
    57.1 süzlär 8000 iñ yış oçrıy torgan süzlärgä kerä.
    Härber sızık iñ yış oçrıy torgan 1000 süzlärneñ protsentnı kürsätä.
  • Filosofía Fundamental, Tomo II - 13
    Süzlärneñ gomumi sanı 4607
    Unikal süzlärneñ gomumi sanı 1084
    36.0 süzlär 2000 iñ yış oçrıy torgan süzlärgä kerä.
    50.6 süzlär 5000 iñ yış oçrıy torgan süzlärgä kerä.
    57.5 süzlär 8000 iñ yış oçrıy torgan süzlärgä kerä.
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  • Filosofía Fundamental, Tomo II - 14
    Süzlärneñ gomumi sanı 4766
    Unikal süzlärneñ gomumi sanı 1036
    35.1 süzlär 2000 iñ yış oçrıy torgan süzlärgä kerä.
    50.4 süzlär 5000 iñ yış oçrıy torgan süzlärgä kerä.
    58.4 süzlär 8000 iñ yış oçrıy torgan süzlärgä kerä.
    Härber sızık iñ yış oçrıy torgan 1000 süzlärneñ protsentnı kürsätä.
  • Filosofía Fundamental, Tomo II - 15
    Süzlärneñ gomumi sanı 4566
    Unikal süzlärneñ gomumi sanı 1091
    36.8 süzlär 2000 iñ yış oçrıy torgan süzlärgä kerä.
    51.0 süzlär 5000 iñ yış oçrıy torgan süzlärgä kerä.
    58.5 süzlär 8000 iñ yış oçrıy torgan süzlärgä kerä.
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  • Filosofía Fundamental, Tomo II - 16
    Süzlärneñ gomumi sanı 4616
    Unikal süzlärneñ gomumi sanı 1212
    36.9 süzlär 2000 iñ yış oçrıy torgan süzlärgä kerä.
    51.5 süzlär 5000 iñ yış oçrıy torgan süzlärgä kerä.
    60.2 süzlär 8000 iñ yış oçrıy torgan süzlärgä kerä.
    Härber sızık iñ yış oçrıy torgan 1000 süzlärneñ protsentnı kürsätä.
  • Filosofía Fundamental, Tomo II - 17
    Süzlärneñ gomumi sanı 4545
    Unikal süzlärneñ gomumi sanı 1165
    31.4 süzlär 2000 iñ yış oçrıy torgan süzlärgä kerä.
    43.4 süzlär 5000 iñ yış oçrıy torgan süzlärgä kerä.
    48.7 süzlär 8000 iñ yış oçrıy torgan süzlärgä kerä.
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  • Filosofía Fundamental, Tomo II - 18
    Süzlärneñ gomumi sanı 4036
    Unikal süzlärneñ gomumi sanı 1153
    30.8 süzlär 2000 iñ yış oçrıy torgan süzlärgä kerä.
    43.7 süzlär 5000 iñ yış oçrıy torgan süzlärgä kerä.
    50.1 süzlär 8000 iñ yış oçrıy torgan süzlärgä kerä.
    Härber sızık iñ yış oçrıy torgan 1000 süzlärneñ protsentnı kürsätä.