Verdadera historia de los sucesos de la conquista de la Nueva-España (3 de 3) - 19

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Pues tener excesos carnales hijos con madres, y hermanos con hermanas,
y tios con sobrinas, halláronse muchos que tenian este vicio desta
torpedad.
Pues de borrachos, no lo sé decir, tantas suciedades que entre ellos
pasaban; sola una quiero aquí poner, que hallamos en la provincia de
Pánuco, que se embudaban por el sieso con unos cañutos, y se henchian
los vientres de vino de lo que entre ellos se hacia, como cuando entre
nosotros se echa una melecina; torpedad jamás oida.
Pues tener mujeres, cuantas querian; tenian otros muchos vicios
y maldades; y todas estas cosas por mí recontadas, quiso nuestro
Señor Jesucristo que con santa ayuda, que nosotros los verdaderos
conquistadores que escapamos de las guerras y batallas y peligros de
muerte, ya otras veces por mí dicho, se lo quitamos, y les pusimos en
buena policía de vivir y les íbamos enseñando la santa doctrina.
Verdad es que despues desde á dos años pasados, y que todas las más
tierras teniamos de paz, y con la policía y manera de vivir que he
dicho, vinieron á la Nueva-España unos buenos religiosos franciscos,
que dieron muy buen ejemplo y doctrina, y desde ahí á otros tres ó
cuatro años vinieron otros buenos religiosos de señor Santo Domingo,
que se lo han quitado muy de raíz, y han hecho mucho fruto en la santa
doctrina y cristiandad de los naturales.
Mas, si bien se quiere notar, despues de Dios, á nosotros los
verdaderos conquistadores que los descubrimos y conquistamos, y desde
el principio les quitamos sus ídolos y les dimos á entender la santa
doctrina, se nos debe el premio y galardon de todo ello, primero que á
otras personas, aunque sean religiosos; demas que religiosos llevamos
con nosotros de la Merced; porque cuando el principio es bueno, el
medio y el cabo todo es digno de loor; lo cual pueden ver los curiosos
letores de la policía y cristiandad y justicia que les mostramos en la
Nueva-España.
Y dejaré esta materia, y diré los más bienes que, despues de Dios, por
nuestra causa han venido á los naturales de la Nueva-España.


CAPÍTULO CCIX.
DE CÓMO IMPUSIMOS EN MUY BUENAS Y SANTAS DOCTRINAS Á LOS INDIOS DE LA
NUEVA-ESPAÑA, Y DE SU CONVERSION, Y DE CÓMO SE BAUTIZARON, Y VOLVIERON
Á NUESTRA SANTA FE, Y LES ENSEÑAMOS OFICIOS QUE SE USAN EN CASTILLA, Y
Á TENER Y GUARDAR JUSTICIA.

Despues de quitadas las idolatrías y todos los malos vicios que se
usaban, quiso Nuestro Señor Dios que con su santa ayuda, y con la buena
ventura y santas cristiandades de los cristianísimos Emperador don
Cárlos, de gloriosa memoria, y de nuestro Rey y Señor, felicísimo y
invictísimo Rey de las Españas, don Felipe nuestro señor, su muy amado
y querido hijo, que Dios le dé muchos años de vida, con acrecentamiento
de más reinos, para que en este su santo y feliz tiempo lo goce él y
sus descendientes, se han bautizado desde que los conquistamos todas
cuantas personas habia, así hombres como mujeres, y niños que despues
han nacido, que de ántes iban perdidas sus ánimas á los infiernos, y
ahora, como hay muchos y buenos religiosos de señor San Francisco y de
Santo Domingo y de nuestra Señora de la Merced, y de otras órdenes,
andan en los pueblos predicando, y en siendo la criatura de los dias
que manda nuestra santa madre Iglesia de Roma, los bautizan; y demas
desto, con los santos sermones que les hacen, el santo Evangelio está
muy bien plantado en sus corazones, y se confiesan cada año, y algunos
de los que tienen más conocimiento á nuestra santa fe se comulgan.
Y demas desto, tienen sus iglesias muy ricamente adornadas de altares,
y todo lo perteneciente para el santo culto divino, con cruces y
candeleros y ciriales, y cáliz y patenas, y platos, unos chicos y otros
grandes, de plata, é incensario, todo labrado de plata.
Pues capas, casullas y frontales, en pueblos ricos los tienen, y
comunmente de terciopelo y damasco y raso y de tafetan, diferenciados
en las colores y labores, y las mangas de las cruces muy labradas de
oro y seda, y en algunas tienen perlas; y las cruces de los difuntos
de raso negro, y en ellas figurada la misma cara de la muerte, con su
disforme semejanza y huesos, y el cobertor de las mismas andas, unos
las tienen buenas y otros no tan buenas.
Pues campanas, las que han menester segun la calidad que es cada pueblo.
Pues cantores de capilla de voces bien concertadas, así tenores como
tiples y contraltos, no hay falta; y en algunos pueblos hay órganos, y
en todos los más tienen flautas y chirimías y sacabuches y dulzainas.
Pues trompetas altas y sordas, no hay tantas en mi tierra, que es
Castilla la Vieja, como hay en esta provincia de Guatimala; y es para
dar gracias á Dios, y cosa muy de contemplacion, ver cómo los naturales
ayudan á decir una santa Misa, en especial si la dicen franciscos ó
mercenarios, que tienen cargo del curato del pueblo donde la dicen.
Otra cosa buena tienen, que les han enseñado los religiosos, que así
hombres como mujeres, é niños que son de edad para las deprender, saben
todas las santas oraciones en sus mismas lenguas, que son obligados á
saber; y tienen otras buenas costumbres cerca de la santa cristiandad,
que cuando pasan cabe un santo altar ó cruz abajan la cabeza con
humildad y se hincan de rodillas, y dicen la oracion del Pater-noster ó
el Ave-María; y más les mostramos los conquistadores á tener candelas
de cera encendidas delante los santos altares y cruces, porque de ántes
no se sabian aprovechar della en hacer candelas.
Y demas de lo que dicho tengo, les enseñamos á tener mucho acato y
obediencia á todos los religiosos y á los clérigos, y que cuando fuesen
á sus pueblos les saliesen á recibir con candelas de cera encendidas y
repicasen las campanas, y les diesen bien de comer, y así lo hacen con
los religiosos; y tenian estos cumplimientos con los clérigos.
Demas de las buenas costumbres por mí dichas, tienen otras santas y
buenas, porque cuando es el dia del Corpus Christi ó de Nuestra Señora,
ú de otras fiestas solenes que entre nosotros hacemos procesiones,
salen todos los más pueblos cercanos de esta ciudad de Guatimala en
procesion con sus cruces y con candelas de cera encendidas, y traen
en los hombros en andas la imágen del Santo ó Santa de que es la
advocacion de su pueblo, lo más ricamente que pueden, y vienen cantando
las letanías y otras santas oraciones, y tañen sus flautas y trompetas;
y otro tanto hacen en sus pueblos cuando es el dia de las tales
solenes fiestas, y tienen costumbre de ofrecer los domingos y pascuas,
especialmente el dia de Todos-Santos.
Y pasemos adelante, y digamos cómo todos los más indios naturales
destas tierras han deprendido muy bien todos los oficios que hay en
Castilla entre nosotros, y tienen sus tiendas de los oficios y obreros,
y ganan de comer á ello, y los plateros de oro y de plata, así de
martillo como de vaciadizo, son muy extremados oficiales, y asimismo
lapidarios y pintores; y los entalladores hacen tan primas obras con
sus sútiles alegras de hierro, especialmente entallan esmeriles, y
dentro dellos figurados todos los pasos de la santa Pasion de nuestro
Redentor y Salvador Jesucristo, que si no los hubiera visto, no pudiera
creer que indios lo hacian; que se me significa á mi juicio que
aquel tan nombrado pintor como fué el muy antiguo Apéles, y de los de
nuestros tiempos, que se dicen Berruguete y Micael Ángel, ni de otro
moderno ahora nuevamente nombrado, natural de Búrgos, que se dice que
en sus obras tan primas es otro Apéles, del cual se tiene gran fama,
no harán con sus muy sútiles pinceles las obras de los esmeriles, ni
relicarios que hacen tres indios grandes maestros de aquel oficio,
mejicanos, que se dicen Andrés de Aquino y Juan de la Cruz y el
Crespillo.
Y demas desto, todos los más hijos de principales solian ser
gramáticos, y lo deprendian muy bien, si no se mandara quitar en el
santo sínodo que mandó hacer el reverendísimo Arzobispo de Méjico; y
muchos hijos de principales saben leer y escribir y componer libros de
canto llano; y hay oficiales de tejer seda, raso y tafetan, y hacer
paños de lana, aunque sean veinticuatrenos, hasta frisas y sayal, y
mantas y frazadas, y son cardadores y perailes y tejedores, segun y
de la manera que se hace en Segovia y en Cuenca, y otros sombrereros
y jaboneros; solos dos oficios no han podido entrar en ellos, aunque
lo han procurado, que es hacer el vidrio ni ser boticarios; mas yo los
tengo por de tan buenos ingenios, que lo deprenderán muy bien, porque
algunos dellos son cirujanos y herbolarios, y saben jugar de mano y
hacer títeres, y hacen vihuelas muy buenas.
Pues labradores, de su naturaleza lo son ántes que viniésemos á la
Nueva-España, y ahora crian ganado de todas suertes y doman bueyes,
y aran las tierras, y siembran trigo, y lo benefician y cogen, y lo
venden, y hacen pan y bizcocho, y han plantado sus tierras y heredades
de todos los árboles y frutas que hemos traido de España, y venden el
fruto que procede dello; y han puesto tantos árboles, que porque los
duraznos no son buenos para la salud y los platanales les hacen mucha
sombra, han cortado y cortan muchos, y lo ponen de membrillares y
manzanas y perales, que los tienen en más estima.
Pasemos adelante y diré de la justicia que les hemos enseñado á guardar
y cumplir, y cómo cada año eligen sus alcaldes ordinarios y regidores y
escribanos y alguaciles, fiscales y mayordomos, y tienen sus casas de
cabildo, donde se juntan dos dias de la semana, y ponen en ellas sus
porteros y sentencian y mandan pagar deudas que se deben unos á otros,
y por algunos delitos de crímen azotan y castigan; y si es por muertes
ó cosas atroces, remítenlo á los gobernadores, si no hay audiencia
Real; y segun me han dicho personas que lo saben muy bien, en Tlascala
y en Tezcuco y en Cholula, y en Guaxocingo y en Tepeaca, y en otras
ciudades grandes, cuando hacen los indios cabildo, que salen delante de
los que están por gobernadores y alcaldes, maceros con mazas doradas,
segun sacan los Vireyes de la Nueva-España; y hacen justicia con tanto
primor y autoridad como entre nosotros, y se precian y desean saber
mucho de las leyes del reino por donde sentencien.
Demas desto, todos los caciques tienen caballos y son ricos, traen
jaeces con buenas sillas, y se pasean por las ciudades, villas y
lugares donde se van á holgar ó son naturales, y llevan sus indios
por pajes que les acompañan, y aun en algunos pueblos juegan cañas y
corren toros y corren sortijas, especial si es dia de Corpus Christi ú
de señor San Juan ó señor Santiago, ú de Nuestra Señora de Agosto, ó
la advocacion de la iglesia del santo de su pueblo; y hay muchos que
aguardan los toros, y aunque sean bravos, y muchos dellos son jinetes,
en especial en un pueblo que se dice Chiapa de los Indios, y los que
son caciques todos los más tienen caballos y algunos hatos de yeguas y
mulas, y se ayudan con ello á traer leña y maíz y cal, y otras cosas
deste arte, y lo venden por las plazas, y son muchos dellos arrieros
segun y de la manera que en nuestra castilla se usa.
Y por no gastar más palabras, todos los oficios hacen muy
perfectamente, hasta paños de tapicería.
Dejaré de hablar más en esta materia, y diré otras muchas grandezas que
por nuestra causa ha habido y hay en esta Nueva-España.


CAPÍTULO CCX.
DE OTRAS COSAS Y PROVECHOS QUE SE HAN SEGUIDO DE NUESTRAS ILUSTRES
CONQUISTAS Y TRABAJOS.

Ya habrán oido en los capítulos pasados lo por mí recontado acerca de
los bienes y provechos que se han hecho con nuestras ilustres hazañas
y conquistas; diré ahora del oro, plata y piedras preciosas, y otras
riquezas de granas é lanas, y hasta zarzaparrilla y cueros de vacas,
que desta Nueva-España han ido y van cada año á Castilla á nuestro Rey
y Señor, así lo de sus reales quintos como otros muchos presentes que
le hubimos enviado así como le ganamos estas tierras, sin las grandes
cantidades que llevan mercaderes y pasajeros; que despues que el sábio
Rey Salomon fabricó y mandó hacer el santo templo de Jerusalen con el
oro y plata que le trujeron de las islas de Társis y Ofir y Sabá, no
se ha oido en ninguna escritura antigua que más oro, plata y riquezas
han ido cotidianamente á Castilla que de estas tierras, y esto digo
así, porque ya que del Pirú, como es notorio, han ido muchos millares
de oro y plata, en el tiempo que ganamos esta Nueva-España no habia
nombre del Pirú ni estaba descubierto, ni se conquistó desde ahí á
diez años, y nosotros siempre desde el principio, como dicho tengo,
comenzamos á enviar á su majestad presentes riquísimos, y por esta
causa, y por otras que diré, antepongo á la Nueva-España, porque bien
sabemos que en las cosas acaecidas del Pirú siempre los capitanes y
gobernadores y soldados han tenido guerras civiles, y todo revuelto en
sangre y en muertes de muchos soldados; y en esta Nueva-España siempre
tenemos, y ternemos para siempre jamás el pecho por tierra, como somos
obligados, á nuestro Rey y señor, y pornemos nuestras vidas y haciendas
en cualquiera cosa que se ofrezca para servir á su majestad.
Y demas desto, miren los curiosos letores qué de ciudades, villas y
lugares están pobladas en estas partes de españoles que, por ser tantos
y no saber yo los nombres de todos, se quedarán en silencio; y tengan
atencion á los Obispados que hay, que son diez, sin el arzobispado de
la muy insigne ciudad de Méjico, y cómo hay tres audiencias Reales,
todo lo cual diré adelante, así de los que han gobernado, como de
los Arzobispos y Obispos que ha habido; y miren las santas iglesias
catedrales y los monasterios donde están dominicos, como franciscos y
mercenarios y agustinos; y miren qué hay de hospitales, y los grandes
perdones que tienen, y la santa casa de nuestra Señora de Guadalupe,
que está en lo de Tepeaquilla, donde solia estar asentado el real
de Gonzalo de Sandoval cuando ganamos á Méjico; y miren los santos
milagros que ha hecho y hace de cada dia, y démosle muchas gracias á
Dios y á su bendita Madre nuestra Señora por ello, que nos dió gracia y
ayuda que ganásemos estas tierras, donde hay tanta cristiandad.
Y tambien tengan cuenta cómo en Méjico hay colegio universal, donde
estudian y deprenden la gramática, teología, retórica y lógica y
filosofía, y otros artes y estudios, é hay moldes y maestros de
imprimir libros, así en latin como en romance, y se gradúan de
licenciados y doctores; y otras muchas grandezas pudiera decir, así de
minas ricas de plata que en ellas están descubiertas y se descubren
á la continua, por donde nuestra Castilla es prosperada y tenida y
acatada; y si no basta lo bien que ya he dicho y propuesto de nuestras
conquistas, quiero decir que miren las personas sábias y leidas esta
mi relacion desde el principio hasta el cabo, y verán que en ningunas
escrituras en el mundo, ni en hechos hazañosos humanos, ha habido
hombres que más reinos y señoríos hayan ganado, como nosotros los
verdaderos conquistadores para nuestro Rey y Señor, y entre los fuertes
conquistadores mis compañeros, puesto que los hubo muy esforzados,
á mí me tenian en la cuenta dellos, y el más antiguo de todos; y
digo otra vez que yo, yo, yo lo digo tantas veces, que yo soy el más
antiguo y he servido como muy buen soldado á su majestad.
Y quiero poner una cuestion á manera de diálogo; y es, que habiendo
visto la buena é ilustre fama que suena en el mundo de nuestros muchos
y buenos y notables servicios que hemos hecho á Dios y á su majestad
y á toda la cristiandad, da grandes voces y dice que fuera justicia y
razon que tuviéramos buenas rentas, y más aventajadas que tienen otras
personas que no han servido en estas conquistas ni en otras partes á
su majestad; y asimismo pregunta que donde están nuestros palacios
y moradas, y qué blasones tenemos en ellas diferenciadas de las
demas; y si están en ellos esculpidos y puestos por memoria nuestros
heróicos hechos y armas, segun y de la manera que tienen en España los
caballeros que dicho tengo en el capítulo pasado, que sirvieron en
los tiempos pasados á los Reyes que en aquella sazon reinaban, pues
nuestras hazañas no son menores que las que ellos hicieron; ántes son
de muy memorable fama, y se pueden contar entre los nombrados que ha
habido en el mundo.
Y demas desto, pregunta la ilustre fama por los conquistadores que
hemos escapado de las batallas pasadas y por los muertos, dónde están
sus sepulcros y qué blasones tienen en ellos. Á estas cosas se le puede
responder con mucha brevedad:
«Oh excelente é ilustre Fama, y entre buenos y virtuosos deseada y
loada, y entre maliciosos y personas que han procurado escurecer
nuestros heróicos hechos no querrian ver ni oir vuestro ilustre
nombre, porque nuestras personas no ensalceis como conviene; hágoos,
señora, saber que de quinientos cincuenta soldados que pasamos con
Cortés desde la isla de Cuba, no somos vivos en toda la Nueva-España
de todos ellos hasta este año 1568, que estoy trasladando esta
relacion, sino cinco; que todos los demas murieron en las guerras
ya por mí dichas, en poder de indios, y fueron sacrificados á los
ídolos, y los demas murieron de sus muertes.
»Y los sepulcros, que me pregunta dónde los tienen, digo que son
los vientres de los indios, que los comieron las piernas y muslos,
brazos y molledos, piés y manos; y lo demas, fueron sepultados sus
vientres, que echaban á los tigres y sierpes y alcones, que en aquel
tiempo tenian por grandeza en casas fuertes, y aquellos fueron sus
sepulcros y allí están sus blasones; y á lo que á mí se me figura,
con letras de oro habian de estar escritos sus nombres, pues murieron
aquella cruelísima muerte, y por servir á Dios y á su majestad y dar
luz á los que estaban en tinieblas, y tambien por haber riquezas, que
todos los hombres comunmente venimos á buscar.
»Y demas de le haber dado cuenta á la ilustre Fama, me pregunta por
los que pasaron con Narvaez y con Garay; digo que los de Narvaez
fueron mil y trecientos, sin contar entre ellos hombres de la mar,
y no son vivos de todos ellos sino diez ó once, que todos los más
murieron en las guerras y sacrificados, y sus cuerpos comidos de
indios, ni más ni ménos que los nuestros; y los que pasaron con Garay
de la isla de Jamáica, á mi cuenta, con las tres capitanías que
vinieron á San Juan de Ulúa, ántes que pasase el Garay con los que
trajo á la postre cuando él vino, serian por todos mil y ducientos
soldados, y todos los más fueron sacrificados en la provincia de
Pánuco, y comidos sus cuerpos de los naturales de la provincia.
»Y demas desto, pregunta la loable Fama por otros quince soldados que
aportaron á la Nueva-España, que fueron de los de Lúcas Vazquez de
Ayllon cuando le desbarataron, y él murió en la Florida.
»Á esto digo que todos son muertos; y hágoos saber, excelente Fama,
que todos los que he recontado y ahora somos vivos de los de Cortés,
hay cinco y estamos muy viejos y dolientes de enfermedades, y muy
pobres y cargados de hijos, é hijas para casar y nietos, y con poca
renta, y así pasamos nuestras vidas con trabajos y miserias.
»Y pues ya he dado cuenta de lo que me han preguntado, y de nuestros
palacios y blasones y sepulcros, suplícoos, ilustrísima Fama, que de
aquí adelante alceis más vuestra excelente y virtuosísima voz, para
que en todo el mundo se vean claramente nuestras grandes proezas;
porque hombres maliciosos, con sus sacudidas y envidiosas lenguas, no
las escurezcan.»
Á esto que he suplicado á la virtuosísima Fama, me responde que lo hará
de muy buena voluntad, y que se espanta cómo no tenemos los mejores
repartimientos de indios, pues los ganamos, y su majestad lo manda dar
como lo tiene el marqués Cortés; no se entiende que sea tanto, sino
moderadamente.
Y más dice la loable Fama, que las cosas del valeroso y animoso Cortés
han de ser siempre muy estimadas y contadas entre los hechos de
valerosos capitanes, y que no hay memoria de ninguno de nosotros en los
libros históricos que están escritos del coronista Francisco Lopez de
Gómora, ni en la del doctor Illescas, que escribió el Pontifical, ni en
otros modernos coronistas; y sólo el marqués Cortés dicen en sus libros
que es el que lo descubrió y conquistó, y que los capitanes y soldados
que los ganamos quedamos en blanco, sin haber memoria de nuestras
personas y conquistas, y que ahora se ha holgado mucho en saber
claramente que todo lo que he escrito en mi relacion es verdad; y que
la misma escritura conmigo al pié de la letra dice lo que pasó, y no
lisonjas viciosas, ni por sublimar á un solo capitan quieren deshacer á
muchos capitanes y valerosos soldados, como ha hecho el Francisco Lopez
de Gómora y los demas coronistas que siguen su propia historia.
Y más me prometió la buena Fama, que por su parte lo porná con voz muy
clara á doquiera que se hallare.
Y demas de lo que ella declara, que mi historia si se imprime, cuando
la vean é oyan, la darán fe verdadera, y escurecerá las lisonjas de los
pasados.
Y demas de lo que he propuesto á manera de diálogo, me preguntó un
doctor, oidor de la audiencia Real de Guatimala, que cómo Cortés,
cuando escribia á su majestad y fué la primera vez á Castilla, no
procuró por nosotros, pues por nuestra causa, despues de Dios, fué
marqués y gobernador.
Á esto respondí entónces, y ahora lo digo, que, como tomó para sí al
principio, cuando su majestad le hizo merced de la gobernacion, todo lo
mejor de la Nueva-España, creyendo que siempre fuera señor absoluto y
que por su mano nos diera indios ó quitara, y á esta causa se presumió
que no lo hizo ni quiso escribir; y tambien, porque en aquel tiempo
su majestad le dió el marquesado que tiene, y como le importunaba que
le diese luego la gobernacion de la Nueva-España, como de ántes la
habia tenido, y le respondió que ya le habia dado el marquesado, no
curó de demandar cosa ninguna para nosotros que bien nos hiciese, sino
solamente para él.
Y demas desto, habian informado el factor y veedor y otros caballeros
de Méjico á su majestad que Cortés habia tomado para sí las mejores
provincias y pueblos de la Nueva-España, y que habia dado á sus amigos
y parientes que nuevamente habian venido de Castilla otros buenos
pueblos y que no dejaba para el Real patrimonio sino poca cosa; despues
supimos mandó su majestad que de lo que tenia sobrado diese á los que
con él pasamos; y en aquel tiempo su majestad se embarcó en Barcelona
para ir á Flandes; y si Cortés en el tiempo que ganamos la Nueva-España
la hiciera cinco partes, y la mejor y de más ricas provincias y
ciudades diera la quinta parte á nuestro Rey y señor de su Real quinto,
bien hecho fuera, y tomara para sí una parte y media, y dejara para
iglesias y monasterios y propios de ciudades, y que su majestad tuviera
que dar y hacer mercedes á caballeros que le servian en las guerras de
Italia ó contra turcos ó moros, y las dos partes y media nos repartiria
perpétuas, con ellas nos quedáramos, así Cortés con la una parte como
nosotros; porque, como nuestro César fué tan cristianísimo y no le
costó el conquistar cosa ninguna, nos hiciera estas mercedes.
Y demas desto, como en aquella sazon no sabiamos qué cosa era demandar
justicia, ni á quién la pedir sobre nuestros servicios, ni otros
agravios y fuerzas que pasaban en las guerras, sino solamente al mismo
Cortés como capitan, y que lo mandaba muy de hecho, nos quedamos en
blanco con lo poco que nos habian depositado, hasta que vimos que á
don Francisco de Montejo, que fué á Castilla ante su majestad, le hizo
merced de ser Adelantado y gobernador de Yucatan, y le dió los indios
que tenia en Méjico y le hizo otras mercedes; y Diego de Ordás, que
asimismo fué ante su majestad, le dió una encomienda de Santiago y
los indios que tenia en la Nueva-España; y á don Pedro de Albarado,
que tambien fué á besar los piés á su majestad, le hizo Adelantado
y gobernador de Guatimala y Chiapa, y comendador de Santiago, y
otras mercedes de los indios que tenia; y á la postre fué Cortés y
le dió el marquesado y capitan general del mar del Sur; y desque los
conquistadores vimos que los que no parecian ante su majestad no tenian
quien suplicase nos hiciese el Rey mercedes, enviamos á suplicalle que
lo que de allí adelante vacase, nos lo mandase dar perpétuo; y como se
vieron nuestras justificaciones, cuando envió la primera audiencia Real
á Méjico, y vino en ella por presidente Nuño de Guzman y por oidores el
licenciado Delgadillo, natural de Granada, y Matienzo, de Vizcaya, y
otros dos oidores que llegando á Méjico murieron; y mandó su majestad
expresamente al Nuño de Guzman que todos los indios de la Nueva-España
se hiciesen un cuerpo, á fin que las personas que tenian repartimientos
grandes que les habia dado Cortés, que no les quedasen tanto y les
quitasen dello, y que á los verdaderos conquistadores nos diese los
mejores pueblos y de más renta, y que para su Real patrimonio dejasen
las cabeceras y mejores ciudades.
Y tambien mandó su majestad que á Cortés que le contasen los vasallos,
y que le dejasen los que tenian capitulados en su marquesado, y lo
demas no me acuerdo qué mandó sobre ello; y la causa por donde no hizo
el repartimiento perpétuo el Nuño de Guzman y los oidores, fué por
malos terceros, que por su honor aquí no nombro, porque le dijeron que
si repartia la tierra, que cuando los conquistadores y pobladores se
viesen con sus indios perpétuos no les ternian en tanto acato ni serian
tan señores de les mandar, porque no tenian que quitar ni poner, ni
les vernian á suplicar que les diesen de comer; y de otra manera, que
ternian que dar de lo que vacase á quien quisiesen, y ellos serian
ricos y ternian mayores poderes; y á este fin se dejó de hacer.
Verdad es que el Nuño de Guzman y los oidores, en vacando indios, luego
los depositaban á conquistadores y pobladores, y no eran tan malos como
los hacian para los vecinos y pobladores, que á todos les contentaban
y daban de comer; y si les quitaron redondamente de la audiencia Real,
fué por las contrariedades que tuvieron con Cortés y sobre el herrar de
los indios libres por esclavos.
Quiero dejar este capítulo y pasaré á otro, y diré acerca del
repartimiento perpétuo.


CAPÍTULO CCXI.
CÓMO EL AÑO DE 1550, ESTANDO LA CÓRTE EN VALLADOLID, SE JUNTARON EN
EL REAL CONSEJO DE INDIAS CIERTOS PRELADOS Y CABALLEROS, QUE VINIERON
DE LA NUEVA-ESPAÑA Y DEL PIRÚ POR PROCURADORES, Y OTROS HIDALGOS QUE
SE HALLARON PRESENTES, PARA DAR ÓRDEN QUE SE HICIESE EL REPARTIMIENTO
PERPÉTUO; Y LO QUE EN LA JUNTA SE HIZO Y PLATICÓ ES LO QUE DIRÉ.

En el año de 1550 vino del Pirú el licenciado de la Gasca, y fué á
la córte, que en aquella sazon estaba en Valladolid, y trujo en su
compañía á un fraile dominico que se decia don fray Martin el Regente;
y en aquel tiempo su majestad le mandó hacer merced al mismo Regente
del obispado de las Charcas; y entónces se juntaron en la córte don
fray Bartolomé de las Casas, Obispo de Chiapa, y don Vasco de Quiroga,
Obispo de Mechoacan, y otros caballeros que vinieron por procuradores
de la Nueva-España y del Pirú, y ciertos hidalgos que venian á pleitos
ante su majestad, que todos se hallaron en aquella sazon en la córte,
y juntamente con ellos, á mí me mandaron llamar, como á conquistador
más antiguo de la Nueva-España; y como el de la Gasca y todos los demas
peruleros habian traido cantidad de millares de pesos de oro, así para
su majestad como para ellos, y lo que traian de su majestad se le envió
desde Sevilla á Augusta de Alemania, donde en aquella sazon estaba
su majestad, y en su Real compañía nuestro felicísimo don Felipe,
Rey de las Españas, nuestro señor, su muy amado y querido hijo, que
Dios guarde; y en aquel tiempo fueron ciertos caballeros con el oro y
por procuradores del Pirú á suplicar á su majestad que fuese servido
hacernos mercedes para que mandase hacer el repartimiento perpétuo; y
segun pareció, otras veces ántes de aquella se lo habian suplicado por
parte de la Nueva-España, cuando fué un Gonzalo Lopez y un Alonso de
Villanueva con otros caballeros procuradores de Méjico; y su majestad
mandó en aquel tiempo dar el obispado de Palencia al licenciado de la
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