Romance de lobos, comedia barbara - 4

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_El Capellan acude, y levanta el desfallecido cuerpo del Caballero. El
hijo, mas tardo por miedo o desamor, se acerca tambien y le ayuda. Casi
en brazos le sacan de la capilla. Don Juan Manuel, en la puerta los
hace detener y se arrodilla_.
EL CABALLERO
iAbierta queda mi sepultura!... iMaldito quien intente poner la losa
antes de haber bajado yo a la cueva! iMaria Soledad, esperame!
[Ilustracion]

JORNADA SEGUNDA
ESCENA QUINTA

_La alcoba donde murio Dona Maria.--En el fondo, bajo los cortinajes
de damasco carmesi, que tienen algo de liturgico, abandonada y fria
aparece la cama antigua, de nogal tallado y lustroso. Don Juan Manuel
esta en el umbral de la puerta. Su hijo y el capellan le sostienen. El
rostro palido y la barba de plata se sumen en el pecho_.
EL CABALLERO
Quiero morir aqui, en la misma cama donde murio aquella santa... He
vivido siempre como un hereje, sin pensar que hay otra vida, y ahora
siento una luz dentro de mi....
EL CAPELLAN
Es la luz de la Gracia.
EL CABALLERO
Senor capellan, necesito la absolucion de mis pecados para reunirme con
mi mujer en el Cielo.
EL CAPELLAN
Es menester que haga confesion de ellos.
EL CABALLERO
No tengo mas que uno... iUno solo que llena toda mi vida!... Hare
Confesion publica... Llamad a los criados... Que acudan todos...
iCriados de mi casa!... iHermanos que llegasteis aqui conmigo!...
?Donde estais? iQuiere hacer confesion ante vosotros Don Juan Manuel
Montenegro! ?Donde estais? iLlegad todos!
_El hijo y el capellan se interrogan con una mirada. En sus ojos asoma
el mismo pensamiento, y se dicen si no ha pasado sobre ellos, en
aquellas palabras, una rafaga de locura. Los criados y los mendigos van
llegando de la cocina con un rumor lento, ojos de susto, gesto de
misterio, y se detienen sobre el umbral de la puerta_.
ALGUNAS VOCES
iAve Maria Purisima!
EL CABALLERO
iCavada tengo la sepultura! He visto en mi camino a la muerte y estan
marcadas mis horas... Cuando echeis el cuerpo a la tierra, volved a
poner la losa que han alzado mis manos, pero antes no. iMaldito sea
quien lo intente!... Tu, mal hijo, no finjas dolor... Lleva a los otros
la noticia, y celebradla juntos en la cueva de los ladrones, en el
cubil de un lobo, donde nadie os vea. Cuanto era mio, manana sera
vuestro, y el cuerpo que sera de los gusanos, tendra mas noble
destino... No lloreis vosotros, criados y hermanos mios, que estas
puertas las hallareis siempre francas, y, aunque fria, siempre
sentireis mi mano tendida hacia vosotros. iNo dejo otra manda para que
mis crimenes me sean perdonados, y he de alzarme de la sepultura si no
fuese cumplida! No lloreis, y haced silencio, que quiero confesar mis
pecados al senor capellan de mi casa. No tengo mas que un pecado...
iUno solo que llena toda mi vida!... He sido el verdugo de aquella
santa con la impiedad, con la crueldad de un centurion romano en los
tiempos del emperador Neron... Un pecado de todos los dias, de todas
las horas, de todos los momentos... No tengo otro pecado que
confesar... La aficion a las mujeres y al vino, y al juego, eso nace
con el hombre... Pecado grande es haber sido verdugo de un alma y haber
puesto en ella garfios encendidos en las hogueras del Infierno. iLos
garfios que en las carnes de los condenados clava Satanas!... Y ahora
me arrodillo para recibir la absolucion... Senor capellan, la
absolucion, y la tuya tambien, mal hijo, ya que tienen esa gracia tus
manos impuras. Absolvedme y despues clavad esa ventana, clavad esa
puerta, dejadme aqui como en un pozo, solo, para morir.

_El Capellan traza una cruz con su diestra sobre la cabeza del viejo
linajudo, y el murmullo de los rostros aldeanos y mendigos,
resplandeciente de fe, se eleva en una grave onda_.
[Ilustracion]

JORNADA SEGUNDA
ESCENA SEXTA

_Sobre la encrucijada de dos caminos aldeanos, un campo de yerba
humilde salpicada de manzanilla, donde hay un retablo de animas entre
cuatro cipreses. Es paraje en que hacen huelgo los caminantes, y rezan
las viejas, anochecido. Don Rosendo, Don Mauro y Don Gonzalito,
descansan al pie de los cipreses, con los caballos del diestro. Mas
lejos un mozo aldeano deja pacer la yunta de sus vacas, y a lo largo de
los caminos, que se pierden entre verdes y sonoros maizales, trotan
cabalgadas de chalanes que van de feria, y cruzan graves y
procesionales, viejos vestidos de estamena, con sus grandes bueyes de
cobre luciente, hermosos como idolos, con verdes ramos de roble en las
testas_.
DON MAURO
?Donde se habra metido el clerigo?
DON ROSENDO
En casa de alguna moza.
DON MAURO
A Pedro son muchos los que le han visto pasar solo. ?Como se habran
separado?
DON GONZALITO
Renirian al repartirse lo que nos robaron.
DON ROSENDO
iLastima que no se matasen!
DON MAURO
Hay que volver por alla....
DON GONZALITO
Si ellos no nos ganan la mano.
DON MAURO
iHaber olvidado la capilla!
DON ROSENDO
Cuando se tiene una pena no se esta para recordar....
DON GONZALITO
iPobre madre! Ella acudia a todos, y teniamos un amparo.... ?Pero
ahora, que sera de nosotros?... Hemos amargado sus ultimos momentos con
nuestras disputas. iSomos como fieras!
DON MAURO
Lo hicimos de obligados. Si no lo hacemos, los otros bandidos nos dejan
sin una hilacha.
DON GONZALITO
Pero es triste.
DON MAURO
Si, lo es.

_Por un momento los tres hermanos quedan silenciosos. Una tropa de
chalanes llega y descabalga para descansar a la sombra de los cipreses,
dejando libres los jacos en el verde y oloroso campo, que cruzan
aquellos caminos aldeanos por donde se pierden huestes de mujerucas,
viejas y mozas, que van al molino con maiz y con centeno. Los chalanes
son siete: Manuel Tovio, Manuel Fonseca, Pedro Abuin, Sebastian de
Xogas y Ramiro de Bealo con sus dos hijos. Oliveros, el mayor, tiene el
noble y varonil tipo suevo de un hidalgo montanes. La barba de cobre,
los ojos de esmeralda y el corvar de la nariz soberbio, algo que evoca,
con un vago recuerdo, la juventud putanera de Don Juan Manuel
Montenegro. Alla, en su aldea, la madre y el hijo suelen enorgullecerse
de aquella honrosa semejanza con el Senor Mayorazgo. Y Ramiro de Bealo
ha conseguido por ello que el viejo linajudo le diese en parceria
cuatro yuntas, y en aforo las tierras de Lantanon_.
LOS CHALANES
iSantos y buenos dias!
LOS SEGUNDONES
iSantos y buenos!
RAMIRO DE BEALO
?El Senor Don Mauro camina para su casa de Bealo?
DON MAURO
Para alla se camina.
RAMIRO DE BEALO
?Tornan del entierro de la senora mi ama, que goce de Gloria?... iDios
les otorgue su santa conformidade!... ?Por alla verian a la parienta?
Cuando salimos para la feria, dijonos que tenia determinado acudir.
iPor alla la verian! Nos hubieramos cumplido como ella, de no hallarnos
con un buey escordado, sin yunta para labrar la tierra.... Si Dios nos
mantiene con vida y salud, el domingo bajaremos a la villa para oir una
misa y saludar al Senor Don Juan Manuel.
DON MAURO
Pues yo os digo que en la casa de mi padre haceis vosotros la misma
falta que los canes en la de Dios. Eso os digo.
DON GONZALITO
Harto habeis ordenado esa vaca, y no penseis que por ser muerta mi
madre....
OLIVEROS
Pues alla iremos, sin contar con su venia.
RAMIRO DE BEALO
iCalla, rapaz! No muevas pleitos.
OLIVEROS
Hablo aquello que bien me parece, mi padre.
DON ROSENDO
iLo malo sera que te arranquen la lengua!
OLIVEROS
La defienden los dientes.
RAMIRO DE BEALO
Ten miramiento, rapaz.
DON ROSENDO
Defensa de mujer.
OLIVEROS
Y de lobo.
DON MAURO
iNo te los haga yo dejar clavados en la tierra!
OLIVEROS
iMucho hablar es!...
DON GONZALITO
Si los quieres bien, no los saques al aire.
OLIVEROS
iMirenlos!

_Oliveros muestra los dientes albos, jovenes, fuertes, con un gesto
lleno de violencia, que recoge los labios y los estremece con
sanguinaria y primitiva fiereza_.
DON MAURO
iDientes de hambre, no asustan!
OLIVEROS
iHambre de morder!
DON GONZAITO
Un mendrugo.
DON ROSENDO
iCadelo sarnoso!
OLIVEROS
De su sangre me vendra la sarna.
RAMIRO DE BEALO
Rapaz, ten miramiento, que son mas que tu.
OLIVEROS
A ustede, tocale callar, mi padre.
RAMIRO DE BEALO
Que ellos son caballeros, rapaz.
OLIVEROS
De la nobleza que vengan, vengo yo.
DON ROSENDO
Por detras de la iglesia no hay nobleza, sino hijos de puta.
DON MAURO
Tu siempre seras el hijo de un cuerno de Ramiro de Bealo.
OLIVEROS
Ni de puta ni de cabron soy nacido, ni nunca dos veces me lo dijeron.

_El Mozo chalan adelanta hacia los segundones blandiendo la luenga
pica con que acucia y guia su vacada por llanos y veredas. Los otros
chalanes, en banderia, se ponen a su lado, y la tropa de villanos cerca
a los segundones_.
DON MAURO
iPara mi, tres!
SEBASTIAN DE XOGAS
iAlla va uno con quien sera bastante!
DON ROSENDO
iNo cejes, Gonzalo!
OLIVEROS
iMiren estos dientes!....
RAMIRO DE BEALO
iRapaz, que me matan!... iAcude aqui!....
DON MAURO
iPara mi, tres!

_El segundon lanza su grito en medio del campo, como un gigante
antiguo, desnudo y vencedor. A sus pies, con la cabeza abierta, muerden
la yerba Sebastian de Xogas y Pedro Abuin. Los otros segundones casi
sucumben bajo la acometida de todos los chalanes unidos_.
DON GONZALITO
iSiete contra tres!... iMiserables!
DON ROSENDO
iComo si fuesen setenta!
OLIVEROS
iYo para uno solo!

_El mozo, siempre blandiendo su pica, va sobre Don Mauro. El bastardo
y el segundon se miran frente a frente: Oliveros palido por el ansia de
la pelea, estremecido con el deseo del vencimiento, y el segundon
fuerte, soberbio, con la cabeza desnuda y las manos rojas de sangre,
como el heroe de un combate primitivo en un viejo romance de Castilla_.
OLIVEROS
iAhora veras si son buenos los hijos de puta!
DON MAURO
iPara mis galgos ha de ser tu lengua!

_Se acometen los dos: El chalan blande su pica, y el segundon, con
arrogante brio, sigue clavandole los ojos, puestas en alto las manos
ensangrentadas, para guarnecer su cabeza desnuda. Restalla el golpe.
Entre las manos del segundon queda la pica, que vuela por los aires,
luego, partida en dos. La lucha continua brava, bella, rugiente. Los
caballos, asustados, huyen arrastrando las riendas, y alla lejos, en
medio de los caminos, relinchan. Manuel Tovio, Manuel Fonseca, Ramiro
de Bealo y el menor de sus hijos acosan en cerco a Don Gonzalo y Don
Rosendo. De pronto, entre el restallar de las picas sobre los craneos y
el concavo tundir de los punos contra los pechos, se levanta, como el
claro canto de un gallo el grito de Don Manro_.
DON MAURO
iPara mi, tres!
DON ROSENDO
iAnimo, hermanos!
DON GONZALITO
iAnimo!

_Como una rafaga, la hueste de chalanes siente el triunfo de los
segundones. En un tacito acuerdo comienzan a cejar, sin vergueenza de
ser vencidos por aquellos tres hidalgos.--iQue para eso son hidalgos y
senores de torre!--Oliveros, en tierra, de cara contra la yerba, ruge,
sofocado por las manos del herculeo segundon. El grito de Don Mauro es
un claro clarin_.
DON MAURO
iPara mi, tres!
[Ilustracion]

JORNADA TERCERA

JORNADA TERCERA
ESCENA PRIMERA

_Una rincon en la iglesia de Flavia-Longa. Lega como mosconeo, la voz
desentonada y gangosa el abad, un exclaustrado ordo, que guia las
Cruces en la Capilla e Jesus Nazareno. Una mujeruca del pueblo, que
lleva el manteo a modo de capuz, suspira al terminar sus rezos y besa
la tierra con la lengua. Es muy vieja, toda arrugada, con ese color
oscuro y clasico que tienen las nueces de los nogales centenarios.
Atraviesa la nave, y el lento arrastrar de sus madrenas cuenta sus
anos. Aquella mujeruca sirve desde nina en la casa de Don Juan Manuel
Montenegro: Es Micaela la Roja, que conocio a los difuntos senores
cuando entro de rapaza de las vacas, por el yantar y el vestido. Ahora
camina apoyada en un palo. Renqueando entra en una capilla con puerta
de hierro, toda tristeza y herrumbre, y se acerca a una mujer que reza.
Es Sabelita, que fue otro tiempo barragana del Caballero. Con las
cabezas juntas hablan quedo en aquella sombra humeda que parece
destilar oraciones, y dos velas se consumen en el altar, dos velas
rizadas y pintadas como dos madamas_.
LA ROJA
iDabame mi alma que aqui la toparia!
SABELITA.
No te ha enganado.
LA ROJA
Cuando remate sus obligaciones, tiene de venirse conmigo.
SABELITA
?Adonde?
LA ROJA
A la casona.
SABELITA
Roja, no quiero verlos mas, ni al padre ni a los hijos....
LA ROJA
A los rapaces, no digo... Mas al senor mi amo fuerza es que le vea.
Cordera, por ese mor vengo procurandola. Esta el cuitado como adolecido
desde que tuvo el primer anuncio, que fueron las luces de la Santa
Compana.
SABELITA
?Vio a la Santa Compana?
LA ROJA
Si la vio.... Era una hueste muy luenga de animas en pena, todas
vestidas de blanco. Pareciosele de noche en el Campo de la Iglesia.
SABELITA
iAlla, en Viana!
LA ROJA
iY en la misma hora que dejaba el mundo Dama Maria!... El marinero con
la carta llego despues.... Don Galan bajo conmigo a franquealle la
puerta.
SABELITA
?Vosotros vinisteis con Don Juan Manuel?
LA ROJA
Nosotros vinimos por tierra. iAy, cuide de no llegar! El senor mi amo,
embarco solo en la barca que luego fue naufraga.
SABELITA
iQue desgracia tan grande! Recemos una Salve por el descanso de esos
pobres marineros ahogados.
LA ROJA
Estaba de Dios que ellos pereciesen y que el amo se salvase.

_Las dos rezan a media voz, con un bisbiseo devoto y confuso, que se
junta en las sombras de la capilla al chisporroteo de las velas. Las
dos inclinan las cabezas y ponen en blanco los ojos para poder alzarlos
al altar, desde donde responde a su mirada, la mirada extatica de una
Dolorosa. El parpadeo de las luces da una apariencia de vida al cerco
amoratado de aquellos ojos, a la boca dolorida, a las mejillas con dos
lagrimas de cristal. Sabelita y la vieja se santiguan al terminar su
rezo_.
LA ROJA
Pronto cerraran la iglesia. iVamonos!
SABELITA
Yo, no....
LA ROJA
Es una obra de caridad que acuda a llevarle un consuelo.
SABELITA
Tu sabes que no puede ser....
LA ROJA
Agora es solamente un pecador arrepentido.
SABELITA
?Que dice?
LA ROJA
Con nadie habla y a nadie quiere ver. Encerrado en la alcoba donde
murio la santa, se oyen sus pasos, que vienen y que van.... Cuando
alguien se acerca requiere la escopeta y amenaza con matarle.
SABELITA
?Tu no le has visto?
LA ROJA
No, cordera. Su pensamiento es dejarse morir de hambre.
SABELITA
?Y que puedo hacer?
LA ROJA
Venir a suplicarle.
SABELITA
No oira mi voz.
LA ROJA
Es la sola que oira.... iNo puede ser que le deje morir solo, como un
can!
SABELITA
iYo no se que hacer!
LA ROJA
?Que le dice su corazon?
SABELITA
iMe dice tantas cosas encontradas!
LA ROJA
?Y ninguna grita mas fuerte?
SABELITA
iAh, si!
LA ROJA
?Por que no obedece esa voz.
SABELITA
iTemo el pecado!...

_Sabelita se santigua, y la rosa marchita de su boca se estremece con
el murmullo de mi rezo. Sus ojos se clavan en el altar, y las dos velas
que lloran sin consuelo sobre las arandelas de cristal, al alma llena
de supersticiones milenarias le fingen dos mujeres desmidas que se
consumen en llamas, no sabe si las del pecado, si las del infierno. Un
viejo de guedejas blancas cruza la iglesia agitando alunas llaves en
manojo_.
LA ROJA
Vamonos, cordera, que ya San Pedro anda tocando los fierros.
SABELITA
Vamonos....
LA ROJA
?No le acordo una resolucion la Santisima Virgen?
SABELITA
No.
LA ROJA
?Sigue batallando con sus dudas?
SABELITA
iAy, Jesus!

_Salen de la iglesia. En el cancel esperan las viudas de los naufragos
para tratar del entierro con el senor abad. Es un grupo de mujeres que
huelen a marinada, con los ojos encendidos y las grenas flojas, con los
vestidos humedos, pardos, de una tristeza salobre, restos de otros
lutos_.
LA ROJA
El Senor Don Juan Manuel dispuso que se diese a cada viuda una carga de
maiz. iFue la sola cosa que hablo!
SABELITA
iVamos alla!
LA ROJA
iDios te lo premiara, mi hija!
[Ilustracion]

JORNADA TERCERA
ESCENA SEGUNDA

_Una antesala en la casona. Andreina hila y otros criados desgranan
maiz, a la redonda de una cesta colmada de mazorcas. Hablan en voz
baja, atentos a los pasos que vienen y van en la alcoba donde murio la
senora ama. La puerta esta cerrada, y de tiempo en tiempo alguno de los
criados se acerca sin ruido y escucha. Los otros callan contemplandole,
y cuando se les junta, otra vez comienza el calido susurro de la
conversacion. Y el rumor de los pasos que vienen y van, parece marcar
todos los gestos y todas las actitudes de aquellos criados que
desgranan mazorcas en la antesala oscura_.
ANDREINA
iTal como agora veis, de dia y de noche!...
EL RAPAZ DE LAS VACAS
iPor la noche se oian sus lamentos!...
LA RECOGIDA
iUna voz de desespero que llenaba toda la casa!
ANDREINA
iLa voz del enemigo que tenia en el cuerpo, y turraba por salir!...
LA REBOLA
iAve Maria!
DON GALAN
iAhi lo teneis arrepentido como un fraile, por lo mucho que hizo sufrir
a la senora ama!
LA REBOLA

?Y dejarase morir de hambre?
DON GALAN
Antes rabiara.
LA REBOLA
iNi que fuera can!
EL RAPAZ DE LAS VACAS
iTengo dolidas las manos! ?Desgrana bien ese carozo, Rebola?
LA REBOLA
Hace el solo la labor.
EL RAPAZ DE LAS VACAS
Yo no atopo uno bueno.
LA REBOLA
Este lo tuve en el lar, por mor que endureciese.
DON GALAN
Si me lo regalas, te doy palabra de casamiento.
ANDREINA
?Y ha de ser ella quien te de el carozo?
EL RAPAZ DE LAS VACAS
iNunca tal vi, ser la mujer quien lleve el carozo!
DON GALAN
Asi juntabamos dos. iNo teneis oido que cuanto mas, mas gracia de Dios!
ANDREINA
iGran maricallo!

_Dona Moncha entra en la antesala, y los criados al verla, callan,
aparecen graves, con algo de sombras en la vastedad de aquella antesala
oscura. No se distinguen los rostros, son los ademanes de una rara
lentitud y las figuras parecen vestir tunicas de niebla_.
DONA MONCHA
?Se oyen sus pasos?
ANDREINA
Si, senora.
DONA MONCHA
iNo descansa!....
DON GALAN
iTiene un verme que le roe y no le deja!
ANDREINA
iComo si estuviese ya difunto, roele un verme!

_Se acerca Dona Moncha a la puerta y escucha. Los pasos se alejan.
Espera. Los pasos retornan ya. Dona Moncha pulsa timidamente en la
puerta. Todos callan y esperan_.
DONA MONCHA
iTio!... iTio!... iQue se esta matando... iTio!... iTio!... iQue es un
pecado lo que hace! iTio!... iTio!....
ANDREINA
iNo contestara!
EL RAPAZ DE LAS VACAS
iHallase firme en dejarse morir de hambre!
DON GALAN
iEsta adolecido!... iTiene el alma ausente!....

_Sin ruido, lentamente, Dona Moncha se aparta de la puerta y se sienta
entre los criados a desgranar espigas. Se oye alguna voz apagada, y el
alarido del viento y las pisadas que vienen y van. Desgranada una cesta
de mazorcas, traen otra. En la antesala vaga ahora una sombra negra, la
sombra del capellan_.
EL CAPELLAN
Los pasos no dejan de oirse ni de dia ni de noche.
DONA MONCHA
iNi de dia ni de noche!
EL CAPELLAN
iConcluira por enloquecer!
DONA MONCHA
iEnloquecido esta ya!
EL CAPELLAN
iNo debiamos dejarle!
DONA MONCHA
iPobres de nosotros, que podremos hacer!... Yo tiemblo cuando me
acerco a esa puerta.
DON GALAN
iTiene un verme que le roe!
ANDREINA
iComo si estuviera ya difunto, comele, comele!....

_El capellan se acerca a la puerta y pulsa con los artejos. Espera un
momento, y como ninguna voz responde, vuelve a pulsar. Les pasos vienen
y van_.
EL CAPELLAN
iSenor Don Juan Manuel!... iSenor Don Juan Manuel!... iDios nos manda
tener valor! Debemos conservar la existencia como un don precioso, y
amarla a pesar de sus espinas....
ANDREINA
iNo respondera!
LA RECOGIDA
iEs como un rey, y a nadie escucha!

_La sombra del clerigo vuelve a vagar por la antesala. Los criados
comentan en voz baja, graves, lentos, reunidos a la redonda de la cesta
llena de mazorcas, y sus voces supersticiosas, parece que van en la
oscuridad, de un misterio hacia otro misterio. Y los pasos vienen y
van_.
ANDREINA
iY asi dia y noche!
LA RECOGIDA
iNo descansa!
DON GALAN
iYa tendra su descanso, y que luengo sera!
LA RECOGIDA
iPara siempre!
EL RAPAZ DE LAS VACAS
iNo escucha ninguna voz!
ANDREINA
iYa escuchara la de Nuestro Senor!
LA RECOGIDA
iEsa todos los nacidos la escuchamos!
ANDREINA
iEs mas fuerte que el huracan!
EL RAPAZ DE LAS VACAS
iY mas que los truenos!
DON GALAN
iY mas que el broar de la mar!
LA RECOGIDA
Esta noche no dejo de oirse la mar de Corrubedo.
LA REBOLA
iDicen que se oye en la redondez de quince leguas!
ANDREINA
iEn toda la redondez del mundo oyese la voz de Nuestro Senor!

_Cesa de pronto la glosa de los criados que hacen rueda desgranando
mazorcas. Artemisa la del Casal, moza blanca y rubia, briosa y
rozagante, con manteo cercado de velludo y capotillo marinan, acaba de
aparecer en el umbral de la antesala. Se la tiene por hija bastarda del
Caballero. Trae de la mano a un nino de ojos picarescos, que se
tambalea sobre los zuecos blancos, que muestran no haber pisado la
tierra. Un tirante amarillo cruza el pecho del rapaz con la prosapia de
una banda, y sujeta el calzon de pana, que no llega a los zuecos. En
una mano sostiene el gorro catalan, que aun tocaba su cabeza al parecer
en la antesala, y en la otra estruja una rana viva_.
ARTEMISA
iSantas y buenas noches! Saluda, Floriano.
EL NINO
iBendito y alabado sea el Santisimo Sacramento del Altar!....
ARTEMISA
Besa la mano al senor capellan. Besa tambien la mano a Dona Moncha.
DONA MONCHA
?Que os trae?
ARTEMISA
Saber si ha tenido mudanza el senor.
EL CAPELLAN
Parece resuelto a dejarse morir.
ARTEMISA
iLa Santisima Virgen de Gundarin no lo permitira!
ANDREINA
?Y si lo quiere asi la Santisima Virgen?
DON GALAN
iTopanse con gana de pleitos en el Cielo!
ARTEMISA
Todo el dia estuve con cuidado, y el pequeno, como sentiame suspirar,
habian de ver que consuelos me daba. ?Y sigue de la misma conformidad
el senor?
DONA MONCHA
De la misma.
ARTEMISA
?Por que le dejan asi? Acabara por subirsele toda la sangre a la
cabeza.
DONA MONCHA
Hablale tu a ver si te responde. iYo tiemblo de acercarme a esa puerta!

_Artemisa la del Casal, se acerca a la puerta con el nino de la mano.
En la alcoba los pasos vienen y van obstinados y extranos como el
pensamiento de los locos. Artemisa atiende algunos momentos_.
ARTEMISA
iPasea en la oscuridad!
EL CAPELLAN
Al entrar en la alcoba, mando clavar las ventanas.
ARTEMISA
iSenor!... iSenor!... ?Ya no me conoce? iSoy Artemisa!... iSenor,
franquee la puerta! iPor el alma de aquella santa! iSenor, que soy
Artemisa!

_Las pisadas que vienen y van dejan de oirse y la puerta se abre con
estrepito. En el umbral, sobre el fondo oscuro de la alcoba, aparece la
figura de Don Juan Manuel Montenegro. Tiene un fulgor de colera en las
pupilas, en las manos de marfil anoso la escopeta, y su barba se
derrama sobre el pecho, tremula y blanca_.
EL CABALLERO
iSera preciso que mate a uno! iNo me dejareis morir en paz!...
iMalditos todos, que llegais a esta puerta y no respetais mi dolor! iYo
tambien sere maldito, porque vosotros no me dejais morir arrepentido!
iMis horas estan contadas!... iTengo ya la sepultura abierta! iDejadme!
iToda la noche han aullado los perros!... iCierro los ojos para morir,
y vuestras voces me despiertan!... iSois como las hienas, que
desentierran a los cadaveres!... iTendre que mataros!... iDejadme,
hienas y lobos y escorpiones!... iDejadme que muera y que la tierra
caiga a punados sobre mis ojos!...

_El viejo linajudo atraviesa la antesala y huye por el largo corredor
lleno de resonancias. Todos se miran en silencio, con ojos de susto, y
se acercan, uno a uno, al umbral de la alcoba que hiede a muerte. Alli
agrupados dudan de entrar, como si continuasen oyendo aquellos pasos
obsesos y viesen la sombra, en la sombra ir y venir_.
ARTEMISA
iEspanto en el alma me pusieron sus palabras!
DONA MONCHA
iSon bien de espantar!
LA RECOGIDA
iQuiere morir!
ANDREINA
iY buscara la muerte!
ARTEMISA
iY condenara su alma!
LA RECOGIDA
iAdonde ira!
DON GALAN
iSi no le temiere, iria tras el!
El CAPELLAN
iNo acosemos al leon!... Si nuestros ojos no pueden seguirle, que le
sigan nuestras oraciones.

_El capellan pasea la estancia de uno a otro testero, con un murmullo
de rezo, y los criados, reunidos a la redonda de la cesta colmada de
mazorcas, hablan en voz baja. De pronto se oyen pisadas de caballos
refrenados ante el porton_.
DONA MONCHA
?Que sera en tal hora?
EL CAPELLAN
Los lobos que bajan del monte. ?Quienes pueden ser sino los hijos?....
DON GALAN
Llegan para repartirse la herencia.
ARTEMISA
iPronto tuvieron noticia!....
DON GALAN
iAlguna bruja!....
ANDREINA
iDe hoy son nuestros amos.
[Ilustracion]

JORNADA TERCERA
ESCENA TERCERA

_Don Juan Manuel Montenegro cruza una y otra calle, calles angostas
asombradas por altas tapias, sobre las cuales ya se derrama una
higuera, ya descuella un cipres. iViejas calles de una vieja villa
feudal, con iglesias, con caserones, con huertos conventuales! De los
negruzcos aleros gotea la lluvia, y en las angostas ventanas que se
abren debajo asoma el contorno de un gato, alguna rara vez_.
EL CABALLERO
?Donde esperar la muerte sin que me acosen con sus voces?... ?En que
oscura cueva de lobo o de leon ire a esconderme?... iNo hallo paz en la
vida!iFui pastor de lobos y ahora mis ganados me comen iEngendre
monstruos y estoy maldito! ?Por que de aquel vientre de mujer santa
salieron demonios en vez de angeles con alas? iEstaba maldito el
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