Obras completas de Fígaro, Tomo 2 - 04

Total number of words is 4871
Total number of unique words is 1537
35.7 of words are in the 2000 most common words
48.2 of words are in the 5000 most common words
54.6 of words are in the 8000 most common words
Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
de los defectos de la comedia. El señor de Gorostiza ha adquirido un
nuevo laurel, y nosotros quisiéramos que la obligación de periodista
se limitara á alabar: mucho nos daría que hacer aun en este caso esta
composición dramática.
En cuanto á la representación, podemos asegurar que no nos acordamos de
haber visto en Madrid nada mejor desempeñado en este género.
Sepan los actores que ningún placer podemos tener mayor que el que nos
proporcionan el día en que sólo elogios tenemos que escribir de ellos.
Para el elogio corre nuestra pluma rápidamente. Cuando se trata empero
de vituperar, sólo á fuerza de horas podemos dar concluido á la prensa
el artículo más conciso.


DON TIMOTEO Ó EL LITERATO

_Genus irritabile vatum_ ha dicho un poeta latino. Esta expresión
bastaría á probarnos que el amor propio ha sido en todos tiempos el
primer amor de los literatos, si hubiésemos menester más pruebas de
esta incontestable verdad que la simple vista de los más de esos
hombres que viven entre nosotros de literatura. No queremos decir por
esto que sea el amor propio defecto exclusivo de los que por su talento
se distinguen: generalmente se puede asegurar que no hay nada más
temible en la sociedad que el trato de las personas que se sienten con
alguna superioridad sobre sus semejantes. ¿Hay cosa más insoportable
que la conversación y los dengues de la hermosa que lo es á sabiendas?
Mírela usted á la cara tres veces seguidas; diríjala usted la palabra
con aquella educación, deferencia ó placer que difícilmente pueden
dejar de tenerse hablando con una hermosa; ya le cree á usted su _don
Amadeo_, ya le mira á usted como quien le perdona la vida. Ella sí,
es amable, es un modelo de dulzura; pero su amabilidad es la afectada
mansedumbre del león, que hace sentir de vez en cuando el peso de sus
garras; es pura compasión que nos dispensa.
Pasemos de la aristocracia de la belleza á la de la cuna. ¡Qué amable
es el señor marqués, qué despreocupado, qué llano! Vedle con el
sombrero en la mano, sobre todo para sus inferiores. Aquella llaneza,
aquella deferencia, si ahondamos en su corazón, es una honra que
cree dispensar, una limosna que cree hacer al plebeyo. Trate éste
diariamente con él, y al fin de la jornada nos dará noticias de su
amabilidad: ocasiones habrá en que algún manoplazo feudal le haga
recordar con quién se las ha.
No hablemos de la aristocracia del dinero, porque si alguna hay falta
de fundamento es ésta: la que se funda en la riqueza, que todos pueden
tener: en el oro, de que solemos ver henchidos los bolsillos de éste ó
de aquél alternativamente, y no siempre de los hombres de más mérito;
en el dinero, que se adquiere muchas veces por medios ilícitos, y que
la fortuna reparte á ciegas sobre sus favoritos de capricho.
Si algún orgullo hay, pues, disculpable, es el que se funda en la
aristocracia del talento, y más disculpable ciertamente donde es á toda
luz más fácil nacer hermosa, de noble cuna, ó adquirir riqueza, que
lucir el talento que nace entre abrojos cuando nace, que sólo acarrea
sinsabores; y que se encuentra aisladamente encerrado en la cabeza de
su dueño como en callejón sin salida. El estado de la literatura entre
nosotros, y el heroísmo que en cierto modo se necesita para dedicarse
á las improductivas letras, es la causa que hace á muchos de nuestros
literatos más insoportables que los de cualquiera otro país: añádese á
éste el poco saber de la generalidad, y de aquí se podrá inferir que
entre nosotros el literato es una especie de oráculo que, poseedor
único de su secreto y solo iniciado en sus misterios recónditos, emite
su opinión oscura con voz retumbante y hueca, subido en el trípode
que la general ignorancia le fabrica. Charlatán por naturaleza, se
rodea del aparato ostentoso de las apariencias, y es un cuerpo más
impenetrable que la célebre cuña de la milicia romana. Las bellas
letras, en una palabra, el saber escribir es un oficio particular que
sólo profesan algunos, cuando debiera constituir una pequeñísima parte
de la educación general de todos.
Pero, si atendidas estas breves consideraciones es el orgullo del
talento disculpable porque es el único modo que tiene el literato de
cobrarse el premio de su afán, no por eso autoriza á nadie á ser en
sociedad ridículo, y éste es el extremo por donde peca don Timoteo.
No hace muchos días que yo, que no me precio de gran literato, yo
que de buena gana prescindiría de esta especie de apodo, si no fuese
preciso que en sociedad tenga cada cual el suyo, y si pudiese tener
otro mejor, me vi en la precisión de consultar á algunos literatos
con el objeto de reunir sus diversos votos y saber qué podrían valer
unos opúsculos que me habían traído para que diese yo sobre ellos
mi opinión. Esto era harto difícil en verdad, porque, si he de decir
lo que siento, no tengo fijada mi opinión todavía acerca de ninguna
cosa, y me siento medianamente inclinado á no fijarla jamás: tengo mis
razones para creer que éste es el único camino del acierto en materias
opinables: en mi entender todas las opiniones son peores; permítaseme
esta manera de hablar antigramatical y antilógica.
Fuíme, pues, con mis manuscritos debajo del brazo (circunstancia que no
le importará gran cosa al lector) deseoso de ver á un literato, y me
pareció deber salir para esto de la atmósfera inferior donde pululan
los poetas noveles y lampiños, y dirigirme á uno de esos literatazos
abrumados de años y de laureles.
Acerté á dar con uno de los que tienen más sentada su reputación. Por
supuesto que tuve que hacer una antesala digna de un pretendiente,
porque una de las cosas que mejor se saben hacer aquí es esto de
antesala. Por fin tuve el placer de ser introducido en el oscuro
santuario.
Cualquiera me hubiera hecho sentar; pero don Timoteo me recibió en
pie, atendida sin duda la diferencia que hay entre el literato y el
hombre. Figúrense ustedes un ser enteramente parecido á una persona;
algo más encorvado hacia el suelo que el género humano, merced sin
duda al hábito de vivir inclinado sobre el bufete; mitad sillón, mitad
hombre; entrecejo arrugado; la voz más hueca y campanuda que la de
las personas; las manos _mijt_ y _mijt_, como dicen los chuferos y
valencianos, de tinta y tabaco; gran autoridad en el decir; mesurado
compás de frases; vista insultantemente curiosa, y que oculta á su
interlocutor por una rendija que le dejan libres los párpados fruncidos
y casi cerrados, que es manera de mirar sumamente importante y como
de quien tiene graves cuidados; los anteojos encaramados á la frente;
calva, hija de la fuerza del talento, y gran balumba de papeles
revueltos y libros confundidos que bastaran á dar una muestra de lo
coordinadas que podía tener en la cabeza sus ideas; una caja de rapé
y una petaca: los demás vicios no se veían. Se me olvidaba decir
que la ropa era adrede mal hecha, afectando desprecio de las cosas
terrenas, y todo el conjunto no de los más limpios, porque éste era de
los literatos rezagados del siglo pasado, que tanto más profundos se
imaginaban cuanto menos aseados vestían. Llegué, le vi, dije: éste es
un sabio.
Saludé á don Timoteo y saqué mis manuscritos.
--¡Hola! me dijo ahuecando mucho la voz para pronunciar.
--Son de un amigo mío.
--¿Sí? me respondió. ¡Bueno! ¡Muy bien! Y me echó una mirada de arriba
abajo por ver si descubría en mi rostro que fuesen míos.
--¡Gracias! repuse, y empezó á hojearlos.
--«Memoria sobre las aplicaciones del vapor».
--¡Ah! esto es acerca del vapor, ¿eh? Aquí encuentro ya... Vea usted...
aquí falta una coma: en esto soy muy delicado. No hallará usted en
Cervantes usada la voz _memoria_ en este sentido; el estilo es duro, y
la frase es poco robusta... ¿Qué quiere decir _presión_ y...?
--Sí; pero acerca del vapor... porque el asunto es saber si...
--Yo le diré á usted; en una oda que yo hice allá cuando muchacho,
cuando uno andaba en esas cosas de literatura... dije... cosas buenas...
--Pero ¿qué tiene que ver?
--¡Oh! ciertamente ¡oh! Bien, me parece bien. Ya se ve; estas ciencias
exactas son las que han destruido los placeres de la imaginación: ya no
hay poesía.
--¿Y qué falta hace la poesía cuando se trata de mover un barco, señor
don Timoteo?
--¡Oh! cierto... pero la poesía... amigo... ¡oh! aquellos tiempos se
acabaron. Esto... ya se ve... estará bien, pero debe usted llevarlo á
un físico, á uno de ésos...
--Señor don Timoteo, un literato de la fama de usted tendrá siquiera
ideas generales de todo, demasiado sabrá usted...
--Sin embargo... ahora estoy escribiendo un tratado completo con notas
y comentarios, míos también, acerca de quien fué el primero que usó el
asonante castellano.
--¡Hola¡ Debe usted darse prisa á averiguarlo: esto urge mucho á la
felicidad de España y á las luces... Si usted llega á morirse, nos
quedamos á buenas noches en punto á asonantes... y...
--Sí, y tengo aquí una porción de cosillas que me traen á leer; no
puedo dar salida á los que... ¡Me abruman á consultas!... ¡Oh! estos
muchachos del día salen todos tan... ¡Oh! ¿Usted habrá leído mis
poesías? Allí hay algunas cosillas...
--Sí; pero un sabio de la reputación de don Timoteo habrá publicado
además obras de fondo y...
--¡Oh! no se puede... no saben apreciar... ya sabe usted... á salir del
día... Sólo la maldita afición que uno tiene á estas cosas...
--Quisiera leer con todo lo que usted ha publicado: el género humano
debe estar agradecido á la ciencia de don Timoteo... Dícteme usted los
títulos de sus obras. Quiero llevarme una apuntación.
--¡Oh! ¡Oh!
--¿Qué especie de animal es éste, iba yo diciendo ya para mí, que
no hace más que lanzar monosílabos y hablar despacio, alargando los
vocablos y pronunciando más abiertas las _aes_ y las _oes_?
Cogí sin embargo una pluma y un gran pliego de papel presumiendo que se
llenaría con los títulos de las luminosas obras que habría publicado
durante su vida el célebre literato don Timoteo.
--Yo hice, empezó, una oda á la _Continencia_... ya la conocerá
usted... allí hay algunos versecillos.
--_Continencia_, dije yo repitiendo. Adelante.
--En los periódicos de entonces puse algunas anacreónticas; pero no con
mi nombre.
--_Anacreónticas_; siga usted; vamos á lo gordo.
--Cuando los Franceses escribí un folletito que no llegó á
publicarse... ¡como ellos mandaban!...
--_Folletito_ que no llegó á publicarse.
--He hecho una oda al Huracán, y una silva á Filis.
--_Huracán_, _Filis_.
--Y una comedia que medio traduje de cualquier modo; pero como en
aquel tiempo nadie sabía francés, pasó por mía: me dió mucha fama. Una
novelita traduje también...
--¿Qué más?
--Ahí tengo un prólogo empezado para una obra que pienso escribir, en
el cual trato de decir modestamente que no aspiro al título de sabio:
que las largas convulsiones políticas que han conmovido á la Europa
y á mí á un mismo tiempo, las intrigas de mis émulos, enemigos y
envidiosos, y la larga carrera de infortunios y sinsabores en que me
he visto envuelto y arrastrado juntamente con mi patria, han impedido
que dedicara mis ocios al cultivo de las musas; que habiéndose luego
el gobierno acordado y servídose de mi poca aptitud en circunstancias
críticas, tuve que dar de mano á los estudios amenos que reclaman
soledad y quietud de espíritu, como dice Cicerón; y en fin, que en la
retirada de Vitoria perdí mis papeles y manuscritos más importantes; y
sigo por ese estilo...
--Cierto... Ese prólogo debe darle á usted extraordinaria importancia.
--Por lo demás, no he publicado otras cosas...
--Conque una oda y otra oda, dije yo recapitulando, y una silva,
anacreónticas, una traducción original, un folletito que no llegó á
publicarse, y un prólogo que se publicará...
--Eso es. Precisamente.
Al oir esto no estuvo en mí tener más la risa, despedíme cuanto antes
pude del sabio don Timoteo, y fuíme á soltar la carcajada al medio del
arroyo á todo mi placer.
--¡Por vida de Apolo! salí diciendo. ¿Y es éste don Timoteo? ¿Y cree
que la sabiduría está reducida á hacer anacreónticas? ¿Y porque ha
hecho una oda le llaman sabio? ¡Oh reputaciones fáciles! ¡Oh pueblo
bondadoso!
¿Para qué he de entretener á mis lectores con la poca diversidad que
ofrece la enumeración de las demás consultas que en aquella mañana
pasé? Apenas encontré uno de esos célebres literatos, que así pudiera
dar su voto en poesía como en legislación, en historia como en
medicina, en ciencias exactas como en... Los literatos aquí no hacen
más que versos, y si algunas excepciones hay, y si existen entre ellos
algunos de mérito verdadero que de él hayan dado pruebas positivas, no
son excepciones suficientes para variar la regla general.
¿Hasta cuándo, pues, esa necia adoración á las reputaciones usurpadas?
Nuestro país ha caminado más de prisa que esos literatos rezagados;
recordamos sus nombres que hicieron ruido cuando, más ignorantes,
éramos los primeros á aplaudirlos; y seguimos repitiendo siempre como
papagayos: _Don Timoteo es un sabio_. ¿Hasta cuándo? Presenten sus
títulos á la gloria y los respetaremos y pondremos sus obras sobre
nuestra cabeza. ¿Y al paso que nadie se atreve á tocar á esos sagrados
nombres que sólo por antiguos tienen mérito, son juzgados los jóvenes
que empiezan con toda la severidad que aquéllos merecerían? El más
leve descuido corre de boca en boca; una reminiscencia es llamada robo;
una imitación plagio, y un plagio verdadero intolerable desvergüenza.
Esto en tierra donde hace siglos que otra cosa no han hecho sino
traducir nuestros más originales hombres de letras.
Pero volvamos á nuestro don Timoteo. Háblesele de algún joven que
haya dado alguna obra. No lo he leído... ¡Como no leo esas cosas!
exclama. Hable usted de teatros á don Timoteo.--No voy al teatro; eso
está perdido... porque quieren persuadirnos de que estaba mejor en
su tiempo; nunca verá usted la cara del literato en el teatro. Nada
conoce, nada lee nuevo; pero de todo juzga, de todo hace ascos.
Veamos á don Timoteo en el Prado; rodeado de una pequeña corte que á
nadie conoce cuando va con él: vean ustedes cómo le oyen con la boca
abierta; parece que le han sacado entre todos á paseo para que no se
acabe entre sus investigaciones acerca de la ruina que á nadie le
importa. ¿Habló don Timoteo? ¡Qué algazara y qué aplausos! ¿Se sonrió
don Timoteo? ¿Quién fué el dichoso que le hizo desplegar los labios?
¿Lo dijo don Timoteo, el sabio autor de una oda olvidada ó de un
ignorado romance? Tuvo razón don Timoteo.
Haga usted una visita á don Timoteo; en buena hora; pero no espere
usted que se la pague. Don Timoteo no visita á nadie. ¡Está tan
ocupado! El estado de su salud no le permite usar de cumplimientos; en
una palabra, no es para don Timoteo la buena crianza.
Veámosle en sociedad. ¡Qué aire de suficiencia, de autoridad, de
supremacía! Nada le divierte á don Timoteo. ¡Todo es malo! Por supuesto
que no baila don Timoteo, ni habla don Timoteo, ni ríe don Timoteo, ni
hace nada don Timoteo de lo que hacen las personas. Es un eslabón roto
en la cadena de la sociedad.
¡Oh sabio don Timoteo! ¿Quién me diera á mí hacer una mala oda para
echarme á dormir sobre el colchón de mis laureles; para hablar de mis
afanes literarios, de mis persecuciones y de las intrigas y revueltas
de los tiempos; para hacer ascos de la literatura; para recibir á las
gentes sentado; para no devolver visitas; para vestir mal; para no
tener que leer; para decir del alumno de las musas que más haga: «es un
mancebo de dotes muy recomendables, es mozo que promete»; para mirarle
á la cara con aire de protección y darle alguna suave palmadita en la
mejilla, como para comunicarle por medio del contacto mi saber; para
pensar que el que hace versos, ó sabe donde han de ponerse las comas, y
cuál palabra se halla en Cervantes, y cuál no, ha llegado al _summum_
del saber humano; para llorar sobre los adelantos de las ciencias
útiles; para tener orgullo y amor propio; para hablar pedantesco y
ahuecado; para vivir en contradicción con los usos sociales; para ser
en fin ridículo en sociedad sin parecérselo á nadie?


LA POLÉMICA LITERARIA
...à Madrid la république des lettres était celle des loups,
toujours armés les uns contre les autres; et livrés au mépris où ce
visible acharnement les conduit, tous les insectes, les moustiques,
les cousins, les critiques, les maringouins, les envieux, les
feuillistes, les libraires, les censeurs, et tout ce qui s'attache
à la peau des malheureux gens de lettres, achevait de déchiqueter
et de sucer le peu de substance qui leur restait.
BEAUMARCHAIS. _Le Barbier de Séville_, act. I.

Muchos son los obstáculos que para escribir encuentra entre nosotros
el escritor, y el escritor sobre todo de costumbres que funda sus
artículos en la observación de los diversos caracteres que andan por la
sociedad revueltos y desparramados: si hace un artículo malo, ¿quién es
él, dicen, para hacerle bueno? Y si le hace bueno, _será traducido_,
gritan á una voz sus amigos. Si huyó de ofender á nadie, son pálidos
sus escritos, no hay chiste en ellos ni originalidad; si observó bien,
si hizo resaltar los colores, y si logra sacar á los labios de su
lector tal cual picante sonrisa, «es un payaso», exclaman, como si el
toque del escribir consistiera en escribir serio; si le ofenden los
vicios, si rebosa en sus renglones la indignación contra los necios, si
los malos escritores le merecen tal cual varapalo, «es un hombre feroz,
á nadie perdona. ¡Jesús, qué entrañas!» ¡Habrá pícaro que no quiere que
escribamos disparates! ¿Dibujó un carácter, y tomó para ello toques
de éste y de aquél, formando su bello ideal de las calidades de todos?
¡Qué picarillo, gritan, cómo ha puesto á don fulano! ¿Pintó un avaro
como hay ciento? Pues ése es don Cosme, gritan todos, el que vive aquí
á la vuelta.--Y no se desgañite para decirle al público:--«Señores, que
no hago retratos personales, que no critico á uno, que critico á todos.
Que no conozco siquiera á ese don Cosme».--¡Tiempo perdido!--Que el
artículo está hecho hace dos meses, y don Cosme vino ayer.--Nada.--Que
mi avaro tiene peluca y don Cosme no la gasta.--¡Ni por ésas! Púsole
peluca, dicen, para desorientar; pero es él.--Que no se parece á don
Cosme en nada.--No importa; es don Cosme, y se lo hacen creer todos á
don Cosme por ver si don Cosme le mata; y don Cosme, que es caviloso,
es el primero á decir: «ése soy yo». Para esto de entender alusiones
nadie como nosotros.
¿Consistirá esto en que los criticados que se reconocen en el cuadro de
costumbres se apresuran á echar el muerto al vecino para descartarse de
la parte que á ellos les toca? ¡Quién sabe! Confesemos de todos modos
que es pícaro oficio el de escritor de costumbres.
Con estas reflexiones encabezamos nuestro artículo de hoy, porque, no
nos perdone Dios nuestros pecados, si no creemos que antes de llegar al
último renglón han de haber encontrado nuestros perspicaces lectores
el original del retrato que no hacemos. Como cosa de las doce serían
cuando cavilaba yo ayer acerca del modo de urdir un artículo bueno que
gustase á todos los que le leyesen, y encomendábame á toda priesa, con
más fe que esperanza, á santa Rita, abogada de imposibles, para que me
deparara alguna musa acomodaticia, la cual me enviase inspiraciones
cortadas á medida de todo el mundo. Pedíale un modo de escribir que ni
fuese serio, ni jocoso, ni general, ni personal, ni largo, ni corto,
ni profundo, ni superficial, ni alusivo, ni indeterminado, ni sabio,
ni ignorante, ni culto, ni trivial; una quimera, en fin, y pedíale
de paso un buen original francés de donde poder robar aquellas ideas
que buenamente no suelen ocurrirme, que son las más, y una baraja
completa de transposiciones felices, de éstas que el diablo mismo que
las inventó no entiende, y que por consiguiente no comprometen al que
las escribe... Pero estoy para mí que no debía de hacer más caso de
mis oraciones la santa que el que hacen los cómicos de los artículos
de teatros, porque ni venía musa, ni yo acertaba á escribir un mal
disparate que pudiese dar contento á necios y á discretos. Mesábame las
barbas, y renegaba de mi mal cortada pluma, que siempre ha de pinchar,
y de mi lengua que siempre ha de maldecir, cuando un cariacontecido
mozalbete con cara de literato, es decir, de envidia, se me presentó, y
mirándome zaino y torcido, como quien no camina derecho ni piensa hacer
cosa buena, díjome entre uno y otro piropo, que yo eché en saco roto,
como tenía que consultarme y pedirme consejos en materias graves.
Invitéle á que se sentara, lo cual hizo en la punta de una silla, como
aquél que no quería abusar de mi buena crianza, poniendo su sombrero
debajo de una mesa á modo de florero ó de escupidera.
--¿Y qué es el caso? le pregunté; porque ha de advertir el lector que
yo me perezco por los diálogos.
--¿Qué ha de ser, señor Fígaro, sino que yo he puesto un artículo en
un periódico, y no bien le había leído impreso, cuando zas, ya me han
contestado?
--¡Oh! Son muy bien criados los periodistas, le dije: no saben lo que
es dejar á un hombre sin contestación.
--Sí, señor; pero de buenas á primeras, y sin pedirme mi parecer, dan
en la flor de decirme que es mi artículo un puro disparate. Es el caso
que yo también quiero contestar, porque ¿qué dirá el mundo, y sobre
todo la Europa, si yo no contesto?
--Cierto: no se piensa en otra cosa en el día sino en Portugal y en su
artículo de usted.
--Ya se ve: y como usted entiende de achaque de contestaciones, y
de cómo se lleva por aquí eso de polémica literaria, vengo á que me
endilgue usted, sobre poco más ó menos, cuatro consejos oportunos, de
modo que la materia en cuestión se dilucide, se entere el público de
quién tiene razón, y quede yo encima, que es el objeto.
--¿Y de qué habla el artículo?
--Le diré á usted: de nada: el hecho es que en la cuestión no nos
entendemos ni él ni yo, porque como la mitad de las cosas que podrían
decirse en la materia, uno y otro las ignoramos, y la otra mitad no se
puede decir...
--Sí... pues eso es muy fácil... ¿pero trata de?...
--De tabacos, sí, señor. Conque yo quisiera que usted me indicase
todos los hombres que han tenido que ver con tabacos desde Nicot que
los descubrió hasta Tissot, por lo menos, que está contra su uso. Con
la vasta erudición que usted me va á proporcionar yo haré trizas á mi
contrario...
--¡Ay, amigo!, le interrumpí, ¡y qué poco entiende usted de polémica
literaria! En primer lugar, para disputar de una materia lo primero que
usted debe procurar es ignorarla de pe á pa. ¿Qué quiere usted?, así
corren los tiempos. En segundo lugar, ¿usted sabe quién es el autor del
artículo contra usted?
--¿Y qué falta hace para aclarar la cuestión al público saber quién sea
el autor del artículo?
--¡Hombre, usted está en el cristus de la polémica literaria del país!
¿De dónde viene usted? Usted no lee. En vez de buscar libros que
confirmen la opinión de usted, la primera diligencia que ha de hacer
es saber quién es el autor del artículo contrario.
--Bueno: pues ya lo sé. Pero el caso no es ése, sino que un periódico
dice que mi artículo es malo.
--Calle usted. Somos felices.
--Yo pensaba dar razones y probar...
--No, señor, no pruebe usted nada. ¿Usted se quiere perder? Diga usted,
¿qué señas tiene el adversario de usted? ¿Es alto?
--Mucho; se pierde de vista.
--¿Tendrá seis pies?
--Más, más: hágale usted más favor... pero ¿qué tiene que ver eso con
la cuestión de tabacos?
--¿No ha de tener? Empiece usted diciendo que su artículo de usted es
bueno: primero porque él es alto.
--¡Hombre!
--Calle usted. ¿Ha escrito algunas obras?
--Sí, señor: en el año 97 escribió una comedia que no valía gran cosa.
--Bravo: añada usted que usted entiende mucho de tabacos, fundado en
que él hizo el año 97 una comedia...
--Pero, señor, haremos reir al público...
--No tenga usted cuidado: el público se morirá de risa, y la palestra
queda por el que hace reir. ¿Qué más tiene el adversario? ¿Tiene alguna
verruga en las narices, tiene moza, debe á alguien, ha estado en la
cárcel alguna vez, gasta peluca, ha tenido opinión nula?...
--Algo, algo hay de eso.
--Pues bien: á él: la opinión, la verruga: duro en sus defectos. ¿Qué
entenderá él de achaque de tabacos, si escribió en los periódicos de
entonces, y si el año 8 jugaba á la pipirijaina ó á la pata coja?
--¿Pero adónde vamos á parar?...
--Á la tetilla izquierda, señor: usted no se desanime: ¿le coge usted
en un plagio? El testo en los hocicos, el original, y ande. ¿Sabe usted
algún cuento? á contársele.
--¿Y si no vienen á pelo los cuentos que yo sé.
--No importa; usted hará reir, y ése es el caso. ¿Dice él que usted se
equivoca una vez? Dígale usted qué él se equivoca ciento, y pata. Usted
es una tal; y usted es más: éste el modo.
--Pero, señor Fígaro, ¿y dónde dejamos ya la cuestión de tabacos?
--¿Y á usted qué le importa ni á nadie tampoco? Déjela usted que
viaje. Por fin luego que usted haya agotado todos los recursos de la
personalidad, concluya usted apelando al público y diciendo que él
sabrá apreciar la moderación de usted en la cuestión presente: que
se retira usted de la polémica; en primer lugar, porque ha probado
suficientemente su opinión acerca de tabacos con las poderosas razones
antedichas de la estatura, de la verruga, de la comedia del año 97, de
las deudas y de la opinión del adversario: y en segundo lugar porque
habiendo usado el contrario de mala fe y de indecorosas personalidades
(y eso dígalo usted aunque sea mentira), de que usted no se siente
capaz en atención á que usted respeta mucho al público respetable, la
polémica se ha hecho asquerosa é interminable. Aquí dice usted una
gracia ó dos si puede acerca del mayor número de suscriciones que reúne
el periódico en que usted escribe, que es razón concluyente, y que le
piquen á usted moscas.
--Señor Fígaro, ese plan será bueno; mas yo le encuentro el
inconveniente de que si en un país en que tan poco prestigio tienen la
literatura y los literatos, en vez de darnos honor unos á otros nos
damos mutuamente en espectáculo, derribamos nosotros mismos nuestros
altares, y nos hacemos el hazmereir del público... y á mí me da
vergüenza...
--¡Ay! ¡ay! ¡ay! ¿Ahora salimos con que tiene usted vergüenza?... y...
¡voto ya! Dijéralo usted al principio. Usted es incorregible. Pues,
amigo, voy á concluir: hace muchos años que ando por este mundo, y
las más de las polémicas que he visto se han decidido por ese estilo.
Fuera, pues, razones, señor mío: látigo y más látigo: no sé qué sabio
ha dicho que las más de las cuestiones son cuestiones de nombre: aquí,
amigo mío, las más son cuestiones de personas.--Y con esto despedí á mi
cliente, quien no sé si habrá aprovechado mis consejos. Una cosa tan
sólo le supliqué al salir por el umbral de mi puerta.--Si acaso, le
dije, oye usted decir á las gentes cuando le vean por el mundo: «ahí va
el cliente de Fígaro: ése es el del artículo».--No lo creo, responda
usted: el cliente de Fígaro es un ente ideal que tiene muchos retratos
en esta sociedad, pero que no tiene original en ninguna.


LA FONDA NUEVA

Preciso es confesar que no es nuestra patria el país donde viven
los hombres para comer: gracias por el contrario si se come para
vivir: verdad es que no es éste el único punto en que manifestamos lo
mal que nos queremos: no hay género de diversión que no nos falte:
no hay especie de comodidad de que no carezcamos. «¿Qué país es
éste?», me decía no hace un mes un extranjero que vino á estudiar
nuestras costumbres. Es de advertir, en obsequio de la verdad,
que era francés el extranjero, y que el francés es el hombre del
mundo que menos concibe el monótono y sepulcral silencio de nuestra
You have read 1 text from Spanish literature.
Next - Obras completas de Fígaro, Tomo 2 - 05
  • Parts
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 2 - 01
    Total number of words is 4060
    Total number of unique words is 1434
    36.2 of words are in the 2000 most common words
    47.4 of words are in the 5000 most common words
    53.8 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 2 - 02
    Total number of words is 4782
    Total number of unique words is 1582
    35.9 of words are in the 2000 most common words
    47.9 of words are in the 5000 most common words
    53.7 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 2 - 03
    Total number of words is 4874
    Total number of unique words is 1604
    35.9 of words are in the 2000 most common words
    48.9 of words are in the 5000 most common words
    56.1 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 2 - 04
    Total number of words is 4871
    Total number of unique words is 1537
    35.7 of words are in the 2000 most common words
    48.2 of words are in the 5000 most common words
    54.6 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 2 - 05
    Total number of words is 4943
    Total number of unique words is 1662
    37.0 of words are in the 2000 most common words
    49.0 of words are in the 5000 most common words
    56.1 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 2 - 06
    Total number of words is 4940
    Total number of unique words is 1599
    38.5 of words are in the 2000 most common words
    51.8 of words are in the 5000 most common words
    58.7 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 2 - 07
    Total number of words is 4817
    Total number of unique words is 1586
    37.0 of words are in the 2000 most common words
    50.9 of words are in the 5000 most common words
    56.7 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 2 - 08
    Total number of words is 4758
    Total number of unique words is 1530
    36.8 of words are in the 2000 most common words
    52.2 of words are in the 5000 most common words
    59.7 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 2 - 09
    Total number of words is 4823
    Total number of unique words is 1611
    37.4 of words are in the 2000 most common words
    50.0 of words are in the 5000 most common words
    56.3 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 2 - 10
    Total number of words is 4865
    Total number of unique words is 1531
    35.8 of words are in the 2000 most common words
    49.9 of words are in the 5000 most common words
    56.8 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 2 - 11
    Total number of words is 4694
    Total number of unique words is 1541
    33.5 of words are in the 2000 most common words
    46.4 of words are in the 5000 most common words
    54.0 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 2 - 12
    Total number of words is 4778
    Total number of unique words is 1602
    37.0 of words are in the 2000 most common words
    50.4 of words are in the 5000 most common words
    57.8 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 2 - 13
    Total number of words is 4909
    Total number of unique words is 1601
    36.7 of words are in the 2000 most common words
    50.2 of words are in the 5000 most common words
    57.8 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 2 - 14
    Total number of words is 4975
    Total number of unique words is 1499
    38.4 of words are in the 2000 most common words
    50.6 of words are in the 5000 most common words
    57.1 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 2 - 15
    Total number of words is 4955
    Total number of unique words is 1565
    37.7 of words are in the 2000 most common words
    50.5 of words are in the 5000 most common words
    57.7 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 2 - 16
    Total number of words is 4933
    Total number of unique words is 1634
    36.4 of words are in the 2000 most common words
    50.0 of words are in the 5000 most common words
    56.3 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 2 - 17
    Total number of words is 4915
    Total number of unique words is 1533
    38.1 of words are in the 2000 most common words
    52.1 of words are in the 5000 most common words
    57.4 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 2 - 18
    Total number of words is 4956
    Total number of unique words is 1448
    39.3 of words are in the 2000 most common words
    53.3 of words are in the 5000 most common words
    60.4 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 2 - 19
    Total number of words is 4743
    Total number of unique words is 1499
    35.0 of words are in the 2000 most common words
    49.7 of words are in the 5000 most common words
    57.1 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 2 - 20
    Total number of words is 4932
    Total number of unique words is 1493
    37.6 of words are in the 2000 most common words
    50.4 of words are in the 5000 most common words
    56.3 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 2 - 21
    Total number of words is 5002
    Total number of unique words is 1614
    37.7 of words are in the 2000 most common words
    52.2 of words are in the 5000 most common words
    58.7 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 2 - 22
    Total number of words is 4959
    Total number of unique words is 1599
    37.9 of words are in the 2000 most common words
    52.2 of words are in the 5000 most common words
    58.8 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 2 - 23
    Total number of words is 4871
    Total number of unique words is 1631
    37.2 of words are in the 2000 most common words
    50.6 of words are in the 5000 most common words
    57.9 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 2 - 24
    Total number of words is 4829
    Total number of unique words is 1687
    35.4 of words are in the 2000 most common words
    50.5 of words are in the 5000 most common words
    57.4 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 2 - 25
    Total number of words is 4944
    Total number of unique words is 1651
    35.9 of words are in the 2000 most common words
    50.5 of words are in the 5000 most common words
    57.2 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 2 - 26
    Total number of words is 4838
    Total number of unique words is 1707
    33.9 of words are in the 2000 most common words
    49.1 of words are in the 5000 most common words
    57.2 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 2 - 27
    Total number of words is 4857
    Total number of unique words is 1556
    36.8 of words are in the 2000 most common words
    49.5 of words are in the 5000 most common words
    55.6 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 2 - 28
    Total number of words is 5015
    Total number of unique words is 1474
    38.8 of words are in the 2000 most common words
    52.1 of words are in the 5000 most common words
    58.4 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 2 - 29
    Total number of words is 4990
    Total number of unique words is 1541
    38.8 of words are in the 2000 most common words
    52.1 of words are in the 5000 most common words
    58.4 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 2 - 30
    Total number of words is 500
    Total number of unique words is 273
    53.0 of words are in the 2000 most common words
    64.6 of words are in the 5000 most common words
    66.6 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.