Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 29

Total number of words is 4701
Total number of unique words is 1453
34.7 of words are in the 2000 most common words
49.0 of words are in the 5000 most common words
54.6 of words are in the 8000 most common words
Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
--¿Adónde vais, señor? preguntó el paje, asombrado del desorden que
reinaba en su fisonomía y en toda su persona, ¿adónde de esa suerte?
--¿Jaime, eres tú? pues bien, he de verla.
--¿Habéis de verla? ¿á quién?
--¿Á quién? ¿hay otra en el mundo por ventura? ¿conoces tú otra?
--¿Estáis loco?
--Sí, lo estoy, estoy lo que quieras, con tal que me la enseñes. Verla,
no más verla. ¿Dónde está?
--¡Desdichado! ¿Y Hernán Pérez, señor?
--¡Ah! Hernán Pérez no vendrá. Ahora halconea con el rey en la ribera.
Me he perdido de propósito por encontrarla.
--¿Pero no veis cuán mal hecho es lo que hacéis?
--¡Mal hecho! ¡mal hecho! ¡Siempre la reconvención, siempre el deber,
y siempre la virtud! ¿Quién te ha dicho, paje, que estoy obligado á
hacerlo todo bien? ¡Peor hecho es ser ella hermosa!
--¡Qué palabras! Pues advertid que ver á mi prima es imposible.
--¿Imposible? repitió con una amarga sonrisa el doncel. ¿Por ventura no
está?
--Estar... respondió con algún embarazo el paje, eso... Mirad: está;
pero si queréis creerme, es como si no estuviera. Para vos debe ser lo
mismo.
--¿Por qué?
--Porque está mala. ¡Ah! señor, si la vierais... tened compasión...
--¡Compasión! ¿La tiene ella de mí? Pero, Jaime, ¿qué mal, qué
dolencia?...
--Yo no sé. Se entristece, no duerme, no come, llora...
--¿Llora? ¿Sufre?
--Ya veis, pues, que es imposible.
--Ahora más que nunca la he de ver.
--¿Qué habláis? Yo creía que con deciros...
--¡Ah! ¿conque me engañas, paje?... ¿no es cierto cuanto me dices?...
--Como el evangelio, señor caballero; pero... en una palabra, díjome no
ha mucho... Mas aguardad. Si no me engaño, ella viene...
--¿Ella? ¿Elvira?
--Salid, pues: ved que no gustará...
--¡Que salga! No, paje, no.
--Pero reparad... ¡Anda con Dios! ¡allá os avengáis! Yo no pude hacer
más, dijo el paje encogiendo los hombros al ver que Macías, apartándole
con brazo poderoso, se dirigía hacia donde sonaba el ruido de los pasos.
--¿Qué altercado es ése, Jaime? salió diciendo Elvira. ¡Santo Dios!
añadió en cuanto vió al doncel, que arrodillado ya á sus pies parecía
implorar el perdón de su audacia y su descortesía. ¡Qué imprudencia,
señor, y qué osadía! ¿Qué hacéis? ¿Vos en mi habitación?
--Sí, bien mío, respondió Macías. Vana es ya la porfía: inútil la
resistencia; yo os amo, Elvira.
--¡Ah! ¿qué intentáis? Alzad, señor; volveos.
--¿Adónde queréis, Elvira, que me vuelva? dijo Macías, levantándose y
estrechando entre sus manos las de su amante. El mundo entero está para
mí donde estáis vos. No hay más allá.
--¡Silencio! Si mi esposo...
--Elvira, no temáis...
--Salid. Os lo ruego, os lo mando.
--¡Delirio! ¿Os parece que cuando me decidí á acción tan aventurada,
cuando me expuse y os expuse á vos misma á los riesgos de esta
entrevista, fué para volverme después de lograda?
--Yo tiemblo. Jaime, dijo Elvira, si por ventura oyeses...
--Perded cuidado, prima mía... respondió Jaime.
--Corre, sí: si le vieses venir...
--Jaime os probará su fidelidad.
Dicho esto, salió el inteligente pajecillo, bien resuelto á ejercer
la más activa vigilancia para evitar que la locura imprudente del
doncel acarrease á su prima más funesta consecuencia que la de haber de
convencerle de cuán temerario era el paso que acababa de dar en aquel
momento. Macías dirigió al paje, que desaparecía, una mirada en que
se podía leer claramente una larga acción de gracias al cielo, que le
proporcionaba por fin aquella secreta ocasión de vencer el desdén de la
señora de sus pensamientos.
--¡Ah! Macías, si sois generoso, si sois caballero, oíd mis ruegos por
piedad. Idos. Soy mujer, y os lo ruego. Á vuestras plantas si queréis...
--¡Elvira! gritó Macías fuera de sí levantando á la hermosa Elvira.
Oídme. Un momento no más. Oídme, y partiré. Tres años, señora, hace
que os vi la vez primera; tres años os amé, y os amo, yo os lo juro,
como nadie amó jamás: igual tiempo callé. Mil veces fué á escaparse de
mis labios la palabra fatal; mil veces la sofoqué: la inmensidad de mi
amor la ahogó en el fondo de mi corazón. Mis ojos, sin embargo, os lo
dijeron. ¿Cómo imponerles silencio? Ellos hablaron á mi pesar. ¿Por qué
los vuestros me respondieron? Callaran ellos, y muriera yo callando.
Ellos me animaron empero. Bien lo sabéis, señora. Mi amor es obra
vuestra.
--¿Mía? ¡Ah! ¡sed, doncel, más generoso!
--¿Pedísme generosidad? ¿La usasteis vos conmigo? ¿Vos me pedís
virtudes? Pedid amor, señora. Es lo único que os puedo dar. Amor, y
nada más. Si es virtud el amar, ¿quién como yo virtuoso? Si es crimen,
soy un monstruo.
--¡Silencio!
--¿Por qué? ¿Pensáis que la naturaleza ha podido imprimir con
caracteres de fuego en el corazón del hombre un sentimiento sublime,
un sentimiento de vida, eterno, inextinguible, para que se avergüence
de él? ¡Ah! No la hagáis injuria semejante. Cuando lanzó la mujer al
mundo, _la amarás_, dijo al hombre; inútil es resistirla. Sus leyes
son inmutables, su voz más poderosa que la voz reunida de todos los
hombres. Os amo, y á la faz del mundo lo repetiré; harto tiempo lo
callé...
--¿Pero podéis ignorar, Macías, que mi estado?...
--¿Vuestro estado? Preguntadle á mi corazón por qué latió en mi pecho
con violencia cuando os vi por la vez primera. Preguntadle por qué no
adivinó qué lazos indisolubles y horribles os habían enlazado á otro
hombre. Nada inquirió. Yo os vi, y él os amó. ¿Por qué, cuando dispuso
el cielo de vuestra mano, no dispuso también de vuestra hermosura? Si
sólo para un hombre habéis nacido, ¿por qué os dió el cielo belleza
para rendir á ciento?
--Vos deliráis, Macías.
--Si es delirio el amaros, deliro, y deliro sin fin. Si en mis
acciones, si en mis palabras echáis de menos por ventura la razón, vos
la tenéis sin duda, que vos me la robasteis. Vuestros son también mi
locura y mi delirio.
--Falso es, Macías, lo que habláis; es falso. Ni vos me amáis ahora, ni
me amasteis jamás. ¿Dónde aprendisteis á amar de esta manera? Me veis,
y vuestros ojos, funestamente clavados en los míos, están diciendo á
todo el mundo: _¡Yo la amo!_ Corro al campo á buscar la tranquilidad
que en vano me pide mi corazón en la ciudad, y allí Macías, allí
donde yo voy. Veis á mi esposo, que al fin, Macías, es mi esposo, es
cosa mía, y hacéis gala de decir á las gentes con vuestras fatídicas
miradas: _Porque ella es suya le aborrezco_. ¿Y por qué, imprudente, no
he de ser suya? ¿Qué hizo él acaso para merecer tanto odio? ¿Qué hacéis
vos que él no haya hecho, y antes, doncel? ¿Gustáis de mí, decís?
También él lo decía. ¿Puede ser en él crimen el amarme, y en vos?...
--Crimen, sí, crimen imperdonable, que sólo con mi sangre ó con la
suya...
--Basta ya, temerario. ¿Y vos me amáis, doncel? ¡Y vos me lo decís! ¿Os
encuentra ese esposo á mis plantas casi, no hunde su acero en vuestro
corazón como debiera sin duelo alguno, y vos lo provocáis y osáis
contra él alzar el insolente acero? ¿Eso es amar, Macías? Nadie hay en
la corte que al pronunciar vuestro nombre no pronuncie el mío al mismo
tiempo. ¿Por qué esa unión fatal? Vuestra imprudencia acaso...
--¡Mi imprudencia!
--Y no contento con perderme para siempre, no contento con haber
llenado de luto mi corazón, con haber hecho de mis ojos dos fuentes de
lágrimas inagotables, ¿osáis aun, á riesgo de ser hallado, traspasar el
dintel de mi puerta, osáis comprometer mi vida... mi honor?...
--¿Yo, Elvira? ¡Maldición sobre mí!
--¿Eso es, decidme, lo que debía yo prometerme de ese amor tan
decantado? ¡Ah! Macías, si os amara, ¡cuán infeliz sería!
--¡Si me amara!
--¡Cuán infeliz! Vos mismo habéis cavado entre los dos un abismo
insondable...
--Abismo que se llenará, que yo traspasaré, ó donde entrambos nos
hundiremos. Me amas, Elvira, me amas. Tu llanto, tus acentos, esa voz
trémula y agitada, la tempestad que anuncian tus palabras, son señales
harto ciertas que descubren el volcán inmenso que arde en tu corazón.
Si fuí imprudente, lo confieso, tú tuviste la culpa. ¿Por qué no me
inspiraste una de esas débiles pasiones, un amor pasajero, de ésos que
es dado al hombre disimular, de ésos que no se asoman á los ojos, que
no hablan de continuo en la lengua del amante, de ésos que pasan y se
acaban y dan lugar á otros? Ay, tú lo ignoras, Elvira. Hay un amor
tirano; hay un amor que mata; un amor que destruye y anonada como el
rayo el corazón donde cae, que rompe y aniquila la existencia; y que es
tan fácil de encerrar, en fin, en lo profundo del pecho, como es fácil
encerrar en una vasija esos rayos del sol que nos alumbra.
--Macías, ¡por piedad!
--No: sufre ahora, que yo sufrí también, y sin consuelo y sin
indemnización, sin premio. Una vez no más te hablo en la vida, pero me
has de oir. ¿Temes el mundo? Bien. Habla, es verdad, habla imprudente
lo que sabe, lo que no sabe, lo que existe, y lo que acaso jamás
existirá. Témele tú en buen hora. Yo le aborrezco. Huyamos de él,
huyamos para siempre. Una lanza para mí, y un caballo para los dos.
Basta.
--¿Qué escucho? ¿adónde queréis llevarme?
--Donde no haya hombres, Elvira; donde la envidia no penetre. Una cueva
nos cederán los bosques: amor la adornará; tú misma con tu presencia.
Sólo nosotros hablaremos de nosotros. El león allí no contará á la
leona, con maligna sonrisa, que Macías ama á Elvira. Las fieras se aman
también, y no se cuidan como el hombre del amor de su vecino. El viento
sólo lo dirá á los ecos, que nos lo repetirán á nosotros mismos. Ven,
Elvira, bien mío.
--Macías, dijo Elvira desasiéndose de los opresores lazos del doncel,
vos os dejáis llevar de vuestro loco arrebato. Vos me tuteáis...
--¿Y qué importa, señora, que no se tuteen nuestros labios, si nuestros
ojos se tutean?
--¡Ea! partid, dejadme, añadió Elvira con una emoción difícil de
explicar. Por la última vez, dejadme.
--Decidme que me amáis, y partiré. Una vez sola, una vez; decidme que
he de volver á veros, que he de volver á hablaros...
--Soltad; es imposible.
--Amadme, Elvira: ¡por piedad!
--¡Nunca! ¡jamás! os aborrezco.
--¿Me aborrecéis? ¿no hay en el cielo rayos? ¿no hay quien me mate?
¡Fernán Pérez!
--¿Qué hacéis?
--Llamarle. Lleve mi vida quien se llevó mi dicha. ¡Fernán Pérez!
--¡Teneos! Macías. Bien: yo...
--Acaba, acaba.
--Yo os... imposible, jamás. Os aborrezco.
--¿Y lo dices llorando? Tus lágrimas ardientes corren hasta mis manos.
Huyamos. Los amantes son sólo, Elvira, los esposos... inútil es la
lucha...
--No, no. Macías, hay un Dios. Hay un Dios que nos ve. Mi deber es
primero. ¡Santo Dios! exclamó prosternándose la desdichada Elvira,
dadme fuerza y virtud. Sola no basto á resistir.
--¿Qué escucho? ¡Es mía, es mía!
Macías estrechaba sobre su corazón á la infeliz Elvira, que exánime y
sin sentido no oponía á su loco arrebato más resistencia que la pasiva
inmovilidad del estupor y del asombro.
--Él viene, gritó de pronto una voz harto conocida á los oídos de
Macías y de Elvira. Él viene, repitió de allí á un momento. Así resonó
en el corazón del doncel, como el eco lúgubre del bronce, que anuncia
al amante parado en la playa la despedida del buque que lleva consigo
el tierno objeto de sus ansias.
--¿Viene, Jaime?... preguntó Elvira fuera de sí. ¡Dios mío! Salid,
señor, salid. ¿Veis á qué extremidad me reduce vuestra imprudencia?
--Decidme, pues, contestó Macías deteniéndola aún, decidme una palabra
sola de consuelo.
--¡No, no! contestó Elvira mirando á todas partes con la mayor
agitación.
--Ved que no es tiempo ya, repitió el pajecillo mirando por entre los
coloreados vidrios de una rasgada y gótica ventana.
--¡Mi honor, mi honor, Macías! exclamó Elvira.
--Hablad pues...
--Bien: sí, lo que gustéis diré, pero ocultaos.
--Sólo por ti...
--¡Hacedlo por mí! Sí. Ved ese gabinete. Armas es lo que hay dentro.
Rara vez llega á él. Presto: ocultaos.
Echó Macías una ojeada de dolor á Elvira, y otra de despecho hacia la
puerta por donde debía tardar muy poco en entrar el hidalgo: impelido,
sin embargo, por el brazo de Elvira, que suplicante le rogaba con
lágrimas en los ojos que salvase su honor, ocultóse en el gabinete, y
cerróse por sí misma tras él la pesada puerta.
--¡Dios mío! exclamó Elvira. ¡Perdón, perdón¡ ¡Vos veis, señor, mi
inocencia desde los cielos! ¡Dadme valor para la amarga prueba que me
falta!
No bien había acabado de decir estas palabras, y de enjugar
precipitadamente las lágrimas que se habían agolpado á sus ojos, rogó
al pajecillo, no menos asustado que ella, que no se separase de su lado
en aquel crítico momento, en que necesitaba su serenidad toda y la
de un amigo además, para no revelar ante los perspicaces ojos de su
marido la terrible emoción que dominaba en su pecho. Poco después entró
Fernán Pérez. El lector nos perdonará si dejamos para otro capítulo la
prosecución del cuento de las cuitas de la infeliz Elvira.

* * * * *


CAPÍTULO XXVIII

É si por ventura quieres
Saber por qué soy penado,
Plácete, por que si fueres
Al tu siglo trasportado,
Digas que fuí condenado
Por seguir damor sus vías,
É finalmente, Macías
En España fuí llamado.
_Don Enrique de Villena. Infierno de los enamorados_

Suponemos de buena fe que pocas de nuestras lectoras se habrán
encontrado en la situación de Elvira, si bien no nos atreviéramos
á asegurar otro tanto de nuestros lectores con respecto á la del
encerrado doncel. Era efectivamente aquélla bastante extraordinaria.
En balde había dirigido la virtud más rígida todas las acciones y
palabras de Elvira: en balde había resistido, á costa de los mayores
tormentos, á la encendida pasión de su imprudente amante. Una
inexplicable fatalidad pesaba sobre ella y sobre cuanto la rodeaba.
Ella había inspirado inocentemente una pasión frenética, que sólo podía
emponzoñar su vida ó adelantar su muerte; pero semejante á la abeja,
que se lastima al picar y deja perdido el aguijón en la herida que
hace, Elvira no había ganado el corazón del doncel sino á costa del
suyo. Más virtuosa, como mujer, luchaba más tiempo; pero luchaba con
un enemigo más fuerte que ella, y sólo la mano del Todopoderoso, que
acababa de implorar, podía salvarla del hondo precipicio que ante sus
pies miraba. Amaba á su esposo por otra parte; y ¿cómo no amarle? Era,
pues, tan inocente como desgraciada.
La misma fatalidad que pesaba sobre Elvira había alcanzado al doncel.
Había bebido sin saberlo la ponzoña que corría por sus venas. Largo
tiempo había luchado también el deber con el amor; pero un concurso de
circunstancias no buscadas lo habían venido á poner en tal estado: que
así le era fácil sacudir el yugo, como le es fácil á la débil paloma
desasirse de las crueles garras del sacre devorador.
La puerta del gabinete donde Macías había entrado era compuesta de dos
altas hojas, construidas según el gusto gótico, ó por mejor decir,
gótico arabesco, que tenían entonces todos los adornos arquitectónicos.
Pero en cada una de sus hojas una ventanilla cerrada por una cruz
de hierro, y puesta á la altura poco más ó menos de una persona,
proporcionaba desgraciadamente al caballero la deplorable facilidad
de ver cuanto pasaba en la cámara donde los dos esposos estaban,
no pudiendo ser él visto á causa de la oscuridad en que se hallaba
sepultado aquella especie de astillero ó gabinete de armas, que no
tenía más luz que la que del salón inmediato recibía.
El semblante pálido y deshecho de Elvira, sus ojos encendidos de
llorar, una indefinible tristeza que oscurecía sus facciones, como una
nube oscurece el día, y cierta agitación particular, hija del temor y
del cuidado con que entonces estaba, la hubiera hecho interesante á los
ojos de cualquiera, por indiferente que hubiera sido á los tiros del
amor. Hacía tiempo por el contrario que no había tenido Hernán Pérez
un día que tanto hubiese contribuido á disipar su natural melancolía.
Había cazado con su alteza y con don Enrique de Villena, que ambos á
dos le habían colmado de favores: aquélla había sido la primera vez que
se había hallado en público en calidad de caballero, y el corazón del
hombre es harto débil para no lisonjearse de semejantes distinciones.
Deseaba partir con una persona querida su satisfacción; ¿y con quién
mejor que con su esposa? Dirigióse á ella con un semblante más animado
y franco de lo que comúnmente solía.
--¿He tardado, no es verdad, Elvira? dijo acercándose á ella con un
hermoso azor en el puño izquierdo. ¿He tardado?
--No, Hernán: antes paréceme que habéis venido...
--¿No me esperabais todavía? Ésta es la suerte de los maridos. Nunca se
los espera.
--¡Santo Dios! dijo para sí Elvira, hasta cuyo corazón había penetrado
esta casual alusión.
--¿Estáis triste, Elvira? continuó Hernán acariciando al pájaro
distraídamente. Cualquiera diría que habíais cometido alguna acción
de que tuvieseis que avergonzaros. Si os hubiera sorprendido con un
amante, no tendríais la cara más lastimosamente melancólica. Si he
venido á haceros mala obra...
--¡Esposo mío! exclamó Elvira destrozada en su interior, sabéis que ha
tiempo que la debilidad de mi cabeza...
--Tenaces son esos males de cabeza y terribles, añadió Hernán. También
está triste este pobre pájaro. Miradle, Elvira. Su alteza acaba de
cambiármele por el mío: ha cazado tan bien esta mañana, que ha querido
quedarse con él. Nos ha encantado á todos. ¿Queréis creer que cuantas
veces le ha soltado su alteza y don Enrique de Villena, otras tantas
ha vuelto con la presa? Sólo una vez que le solté yo se vino con las
garras vacías. Sobre eso quiso su alteza darme vaya.--¡Ea! dijo:
Vadillo, hoy no estáis para cazar. Hoy no cogeréis pájaro ninguno...
¿Qué tenéis, Elvira?... Sobre eso fué tal la rabia que concebí, que se
lo ofrecí al rey, y de buena voluntad. Efectivamente no era mi estrella
cazar hoy. De allí á poco su alteza se empeñó en que le soltara su
doncel favorito... y también cazó; pero yo nada. Verdad es que Macías
caza bien. ¿Pero, esposa, os alteráis? esa agitación... acaso... su
nombre solo os ofende. ¿Tanto le aborrecéis? ¿Recordáis por ventura?...
Pero veo que os incomoda demasiado. Nunca hemos hablado de eso. No
hablemos jamás ya. Volviendo á la caza, Elvira, está visto que hoy
no cazo. Dióme, pues, este azor en cambio del mío, y ¡pardiez! que
está triste. Acaso habrá dejado su compañera al venir á mi poder. Los
animales nos dan ejemplo de fidelidad: ¿no es verdad, Elvira? capaz
será de morirse. ¡Azor! ¡azor! Sólo por eso le quiero. Él no caza hoy,
es verdad: en eso se parece á mí; pero es fiel, y váyase lo uno por lo
otro; ¡porque en eso se parece á vos!
Volvía Elvira la cabeza á una y otra parte; tosía, bostezaba; cubríase
el rostro con el pañuelo; pero la agitación que en su exterior se
notaba era, comparada con el desorden de sus pensamientos y la lucha
atroz de sus sensaciones, lo que es la arrugada superficie del mar
azotada por una blanda brisa, comparada con el furor y embate de las
montañas de agua que subleva y despide contra el cielo una deshecha
borrasca. Al pajecillo íbasele un color y veníasele otro, que aunque de
corta edad, ni se le ocultaba el riesgo del encerrado mancebo, ni el de
Elvira si llegaba á ser descubierto, ni la terrible simpatía que entre
aquella situación y el diálogo del hidalgo reinaba.
Comenzó éste á parar la atención en el singular estado de su
esposa.--Os entiendo, Elvira, dijo después de un momento de pausa, os
entiendo. Las conversaciones de dos esposos que se aman no han menester
testigos, y vos tenéis sin duda algún secreto que fiarme.
--¿Yo? preguntó azorada Elvira. ¿De qué inferís?...
--Sí; Jaime, continuó Hernán Pérez, yo te llamaré.
--Ah, dejadle, señor: el paje no incomoda...
--No importa. Lleva este azor adentro. Que le cuiden. Que no se escape
sobre todo: era el favorito de su alteza, y tan ilustre huésped no
puede sino honrar mi casa.
Preciso le fué al paje obedecer. La orden estaba dada de una manera muy
positiva, y el haber insistido por otra parte demasiado sólo hubiera
conducido á dar sospechas.
Elvira hizo un esfuerzo para levantarse, y dirigiéndose al paje,
bastante separado ya de su esposo, aparentó acariciar al ave, pero
díjole en realidad al oído:--Jaime, vuelve dentro de un momento; si
he conseguido apartar de aquí á Hernán Pérez, facilita la salida al
caballero. ¡Y que no vuelva nunca, nunca!
--Bien, querida prima, respondió el paje en voz alta, no es éste el
primer pájaro de que he cuidado. Yo os aseguro que se le tratará
como merece. ¡Azor! ¡azor! se fué diciendo en seguida, y saltaba al
mismo tiempo aparentando con la mayor inteligencia el indiferente
atolondramiento de su alocada edad.
--Pienso, Hernán Pérez, dijo Elvira acercándose á su esposo, que el
aire libre me sentaría bien. Si quisierais, pudiéramos...
--Esposa mía, repuso Hernán Pérez, cuyos deseos de conversar á solas
con Elvira irritaban más y más los obstáculos que se le querían oponer,
no lo creáis. Se ha levantado un viento fuerte, que sólo podría
perjudicaros. Venid y sentaos á mi lado. No es mi carácter, Elvira, esa
fatal reserva que circunstancias desgraciadas me han hecho usar con
vos de algún tiempo á esta parte. El corazón del hombre se cansa del
silencio: llega un caso por fin en que necesita, como el agua oprimida,
un desahogo. Me es necesaria, Elvira, una larga explicación.
--¡Dios mío! dijo Elvira para sí: ¡en vuestras manos me encomiendo!
Resignada con esta breve oración mental, sentóse trémula y agitada al
lado de Hernán, que cogiéndole una mano y oprimiéndosela cariñosamente,
no ya como un marido, sino como un amante, continuó clavando
tiernamente sus ojos en los de ella.
--Sí, Elvira, dudáis. Si os creyese una mujer vulgar, una mujer capaz
de guardar secretos para vuestro esposo, no os abriría mi corazón. Pero
¡ah! vos sois víctima también hace ya tiempo de esta fatal reserva que
ha helado nuestra existencia. Maldición sobre el ser impasible y yerto,
que, cerrado siempre para sus semejantes, vive solo dentro de sí y sólo
para sí. Su consorte es un vivo, condenado á vivir atado á un cadáver.
--¿Qué decís?
--Sé que el destino ha arrojado entre nosotros un ser desgraciado: sé
que una inclinación á que disteis acaso demasiado imperio sobre vuestro
corazón...
--¡Hernán Pérez! exclamó asustada Elvira.
--Sí, ¿á qué negarlo? Vos amábais á la condesa, más acaso de lo que la
misma amistad tiene derecho á exigir.
--Cierto que la amé siempre mucho, interrumpió Elvira con más serenidad.
--No culpo en vos ese sentimiento, si bien pudiera estar celoso de él.
Nace de un corazón generoso; pero...
--Permitidme que en ese punto no dé oídos, señor, á vuestras
reconvenciones... dijo Elvira pensando más en abreviar el diálogo que
en meditar prudentemente sus respuestas.
--¿Es posible, Elvira, es posible?
--He jurado guardar silencio...
--¿Pero cuál misterio?...
--Permitidme que calle ahora: algún día sabréis, y no está lejos tal
vez, que esa misma amistad, que me echábais no ha mucho en cara, os
hace mirar á don Enrique bajo un aspecto falso. Básteos saber que no he
creído faltaros...
--Dejemos en buena hora ese punto, si tanto os incomoda. Vengamos á
otro. Sabéis, Elvira, que soy vuestro esposo... Hay un hombre sin
embargo...
--Esas palabras, señor... ¡Ah! soy inocente, exclamó Elvira
precipitándose á los pies de Fernán Pérez.
--¿Cómo pudiera yo dudarlo, Elvira? sois inocente: ¿pero basta acaso en
el mundo en que vivimos ser inocente? ¿No es fuerza parecerlo también?
Oídme. Vos sabéis cuánto os amé: os conduje al altar, partí con vos mi
lecho, os entregué mi casa porque os amaba, Elvira. Hay un hombre, sin
embargo, que ha osado poner en vos los ojos.
--¡Ah! señor, acaso os deslumbre...
--Nada me deslumbra, Elvira. No os haré cargo alguno. Vuestra palabra
me basta. Mi honor está en vuestras manos. Ése fué el depósito sagrado
que al desposarme os entregué. ¿Le habéis guardado, Elvira?
--¡Señor! exclamó Elvira ahogando sus sollozos, y volviendo el rostro á
mirar con la mayor agitación el gabinete.
--La verdad, Elvira, y nada más. Mirad: yo os pedí vuestro corazón, no
os lo robé: yo no os dije: _seréis mi esposa_, sino _¿queréis serlo?_
¿Para qué pensasteis que enlacé á mi suerte la de una mujer? Para
hacerla feliz. No hago trovas, Elvira, no es el talento la cualidad de
que blasono. Empero la honradez será siempre mi norte. Sed, Elvira,
feliz. Decidme ahora cuáles son los medios que para serlo exigís. Hoy
es tiempo todavía; mañana no lo será tal vez.
--¡Ah! exclamó Elvira en el mayor desorden. ¿Vos habéis dudado, esposo?
Si vierais sin embargo mi corazón, si vierais cuánto ha padecido...
¡Piedad, piedad de mí! No mando en mí, Fernán, ni sé quién soy.
--No os turbéis, Elvira: tranquilizaos. Eso me basta. ¿Me amáis?
--¡Si os amo! ¿Cómo pudiera no amaros?
--Basta, Elvira; de hoy más mis labios se sellarán: vuestra palabra va
á guardar en lo sucesivo mi tranquilo sueño. ¡Elvira, Elvira!
Una larga escena de silencio, pero de elocuente silencio, se siguió
á esta enérgica exclamación. Elvira al oirla miró dolorosamente al
gabinete. Presentóse entonces á sus ojos el amor, terrible presagio de
sangre y de desgracia. Asustada cerró los ojos, y no pudiendo resistir
á la lucha interior que la devoraba, y á la imagen de cuanto debería
sufrir el que estaba condenado á ser testigo de escena tan amarga, dejó
caer su cabeza desmayada sobre el hombro de Hernán Pérez. Un torrente
de sus lágrimas inundó el pecho del hidalgo; de esas lágrimas de hiel
que se forman y corren lentamente, que manan con dolor, con amarguísimo
dolor del mismo corazón.
--Ah, perdonadme, Elvira, dijo arrebatado el hidalgo de ternura y de
entusiasmo; perdonadme si he podido ofenderos con dudas ofensivas...
--¿Que os perdone, señor? exclamó Elvira. ¿Yo á vos? Perdonadme vos á
mí...
Al llegar aquí anudáronse las palabras en la garganta de Elvira, y no
la dejaron sus sollozos proseguir. Un sentimiento profundo de vergüenza
y remordimiento, y una expansión espontánea de generosidad se habían
apoderado de ella. Un momento menos de reflexión, y la infeliz Elvira
declaraba á los pies de su suspicaz esposo su deplorable estado;
pero el doncel estaba en su casa todavía. La menor imprudencia suya
hubiera tenido funestas consecuencias. Alzó los ojos al cielo Elvira,
y contentóse con llorar. ¡Macías! ¡Macías! dijo para sí. ¡Oh, quién
pudiera aborrecerte!
--¡Me ama, me ama como el primer día! exclamó Hernán Pérez con loco
frenesí: arrojándose en seguida en sus brazos, estampó en su pura
frente un ósculo conyugal. Elvira sintió su rostro encenderse de rubor
al contacto fatal. Bajó los ojos avergonzada, y hubiera querido más
bien ver con ellos el infierno todo, que haber encontrado con los de
su esposo, tranquilos entonces, serenos, confiados, como lo está el
ignorante pasajero que duerme con placer á la pérfida sombra del nogal.
También el doncel oyó el ósculo dado en la frente de Elvira, que
resonó en su corazón como la voz de la verdad en la tumba. Helóse
su sangre toda dentro de sus venas. Sus ojos, lanzados fuera de su
órbita, devoraban desde la oscuridad el rostro divino de la hermosura,
reclinada en brazos de otro. Sus manos, cerradas por sí solas y
comprimidas, sacudieron la cruz de hierro que cerraba la ventanilla,
y si no bastaron á romperla sus esfuerzos, torciéronla como un mimbre
delicado.
You have read 1 text from Spanish literature.
Next - Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 30
  • Parts
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 01
    Total number of words is 4007
    Total number of unique words is 1423
    35.6 of words are in the 2000 most common words
    48.6 of words are in the 5000 most common words
    53.9 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 02
    Total number of words is 4702
    Total number of unique words is 1559
    33.9 of words are in the 2000 most common words
    48.3 of words are in the 5000 most common words
    56.5 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 03
    Total number of words is 4720
    Total number of unique words is 1675
    35.0 of words are in the 2000 most common words
    47.1 of words are in the 5000 most common words
    55.2 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 04
    Total number of words is 4588
    Total number of unique words is 1587
    34.7 of words are in the 2000 most common words
    49.3 of words are in the 5000 most common words
    54.6 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 05
    Total number of words is 4778
    Total number of unique words is 1649
    36.1 of words are in the 2000 most common words
    49.0 of words are in the 5000 most common words
    55.1 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 06
    Total number of words is 4491
    Total number of unique words is 1612
    35.6 of words are in the 2000 most common words
    49.0 of words are in the 5000 most common words
    55.6 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 07
    Total number of words is 4922
    Total number of unique words is 1683
    36.4 of words are in the 2000 most common words
    50.1 of words are in the 5000 most common words
    56.7 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 08
    Total number of words is 4873
    Total number of unique words is 1720
    34.3 of words are in the 2000 most common words
    47.5 of words are in the 5000 most common words
    54.6 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 09
    Total number of words is 4888
    Total number of unique words is 1532
    36.2 of words are in the 2000 most common words
    51.5 of words are in the 5000 most common words
    57.9 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 10
    Total number of words is 4980
    Total number of unique words is 1555
    38.5 of words are in the 2000 most common words
    54.1 of words are in the 5000 most common words
    60.1 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 11
    Total number of words is 4879
    Total number of unique words is 1734
    35.5 of words are in the 2000 most common words
    48.9 of words are in the 5000 most common words
    56.1 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 12
    Total number of words is 4891
    Total number of unique words is 1532
    38.0 of words are in the 2000 most common words
    51.1 of words are in the 5000 most common words
    57.3 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 13
    Total number of words is 4947
    Total number of unique words is 1579
    35.5 of words are in the 2000 most common words
    49.3 of words are in the 5000 most common words
    56.4 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 14
    Total number of words is 4702
    Total number of unique words is 1759
    33.8 of words are in the 2000 most common words
    46.9 of words are in the 5000 most common words
    53.5 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 15
    Total number of words is 4689
    Total number of unique words is 1637
    35.9 of words are in the 2000 most common words
    48.4 of words are in the 5000 most common words
    54.8 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 16
    Total number of words is 4683
    Total number of unique words is 1633
    36.8 of words are in the 2000 most common words
    52.2 of words are in the 5000 most common words
    58.7 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 17
    Total number of words is 4710
    Total number of unique words is 1648
    34.6 of words are in the 2000 most common words
    49.0 of words are in the 5000 most common words
    55.8 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 18
    Total number of words is 4646
    Total number of unique words is 1651
    35.0 of words are in the 2000 most common words
    50.0 of words are in the 5000 most common words
    57.4 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 19
    Total number of words is 4655
    Total number of unique words is 1577
    36.2 of words are in the 2000 most common words
    49.6 of words are in the 5000 most common words
    56.5 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 20
    Total number of words is 4621
    Total number of unique words is 1582
    35.3 of words are in the 2000 most common words
    47.7 of words are in the 5000 most common words
    54.1 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 21
    Total number of words is 4623
    Total number of unique words is 1566
    34.9 of words are in the 2000 most common words
    48.3 of words are in the 5000 most common words
    54.6 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 22
    Total number of words is 4532
    Total number of unique words is 1694
    32.8 of words are in the 2000 most common words
    45.3 of words are in the 5000 most common words
    52.7 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 23
    Total number of words is 4679
    Total number of unique words is 1473
    37.9 of words are in the 2000 most common words
    49.5 of words are in the 5000 most common words
    55.2 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 24
    Total number of words is 4658
    Total number of unique words is 1555
    35.0 of words are in the 2000 most common words
    49.1 of words are in the 5000 most common words
    56.3 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 25
    Total number of words is 4518
    Total number of unique words is 1568
    34.0 of words are in the 2000 most common words
    48.3 of words are in the 5000 most common words
    54.7 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 26
    Total number of words is 4681
    Total number of unique words is 1557
    38.3 of words are in the 2000 most common words
    51.8 of words are in the 5000 most common words
    58.2 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 27
    Total number of words is 4657
    Total number of unique words is 1557
    36.4 of words are in the 2000 most common words
    48.3 of words are in the 5000 most common words
    54.9 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 28
    Total number of words is 4664
    Total number of unique words is 1569
    36.2 of words are in the 2000 most common words
    48.9 of words are in the 5000 most common words
    55.1 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 29
    Total number of words is 4701
    Total number of unique words is 1453
    34.7 of words are in the 2000 most common words
    49.0 of words are in the 5000 most common words
    54.6 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 30
    Total number of words is 4522
    Total number of unique words is 1528
    38.3 of words are in the 2000 most common words
    50.9 of words are in the 5000 most common words
    57.2 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 31
    Total number of words is 4767
    Total number of unique words is 1643
    34.5 of words are in the 2000 most common words
    48.2 of words are in the 5000 most common words
    55.0 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 32
    Total number of words is 4696
    Total number of unique words is 1463
    37.7 of words are in the 2000 most common words
    50.2 of words are in the 5000 most common words
    55.6 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 33
    Total number of words is 4663
    Total number of unique words is 1615
    35.2 of words are in the 2000 most common words
    48.0 of words are in the 5000 most common words
    54.6 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 34
    Total number of words is 4641
    Total number of unique words is 1544
    35.4 of words are in the 2000 most common words
    50.0 of words are in the 5000 most common words
    56.1 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 35
    Total number of words is 4573
    Total number of unique words is 1552
    35.7 of words are in the 2000 most common words
    49.6 of words are in the 5000 most common words
    56.0 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 36
    Total number of words is 4750
    Total number of unique words is 1539
    34.9 of words are in the 2000 most common words
    48.7 of words are in the 5000 most common words
    54.7 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 37
    Total number of words is 2956
    Total number of unique words is 1086
    39.4 of words are in the 2000 most common words
    52.7 of words are in the 5000 most common words
    58.7 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.