Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 22

Total number of words is 4532
Total number of unique words is 1694
32.8 of words are in the 2000 most common words
45.3 of words are in the 5000 most common words
52.7 of words are in the 8000 most common words
Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
semblante como dos carbuncos en medio de las tinieblas de la noche, y
era la expresión de toda su persona, malignidad y avaricia; su mano
descarnada y su barba larga le daban cierto aire de adusta gravedad.
Su traje era un largo y amplio balandrán negro cogido con una larga
correa; ayudábale á andar un nudoso y retorcido báculo semejante al
bastón pastoral, y una toquilla con dos plumas malamente colocadas
encubertaba su calva zolloa.
--¿En qué puedo servir al ilustre y eminente?...
--Tregua á las lisonjas; nos conocemos, y entre nosotros no son
necesarias.
--Sea en buena hora, conde, repuso con humildad el físico. ¿Habéis
menester de mi ciencia y de las relaciones que con el espíritu del ser
conservo? ¿queréis consultar el curso de las estrellas?...
--En cuanto á las estrellas, Abrahem, no creo saber menos que vos.
Dejemos á los astros del cielo recorrer tranquilamente su carrera, y
no nos acordemos más de ellos que ellos se acuerdan de nosotros. Otros
astros más humildes que cruzan sombríamente por esta esfera terrestre,
haciendo sombra á mis vastos planes, son los que os será preciso
desviar y no consultar.
--¿Queréis que amolde una semejanza de cera?... Señaladme la víctima:
antes que la noche haya tendido sus densas sombras sobre el alcázar de
Madrid, veréisla concluida y atravesado el pecho con punzante almarada:
una lámpara arderá delante de ella; cuando gustéis, una vez pronunciado
el funesto conjuro, vos mismo apagaréis el resplandor mortecino, y el
que os haya ofendido, bien pudiera estar en el apartado polo, caerá
herido de invisible mano...
--Tregua, viejo miserable, tregua al torpe manejo de vuestra pérfida
ciencia. ¿Creéis por ventura que tengo yo mi tiempo libre para oir
vuestras impertinencias? ¿Creéis que habláis con el imbécil don Enrique
el Doliente, á quien su débil contextura arroja como una víctima inerme
en vuestros groseros lazos? ¿Creéis que he pasado años enteros sobre
los triángulos y los crisoles, llamando inútilmente á ese espíritu
de las tinieblas, para dejarme deslumbrar de vuestra impudente
charlatanería? Guardad para el vulgo esa necia ostentación, y acordaos
de que es más fácil oir que adivinar.
Temblaba el viejo de mal reprimido coraje, pero no osaba arrostrar la
indignación del impaciente Villena.
--Ea, Abrahem, dijo entonces don Enrique, más sosegado con el terrible
efecto que en el réprobo habían hecho sus tonantes expresiones, ¿cuánto
oro habéis fabricado esta mañana?
--¿Oro? ¡pluguiera al cielo! En vano he intentado encerrar en el
crisol un rayo de ese sol que nos alumbra: él contiene la apetecida
esencia del oro; pero el medio, el medio...
--¿No sabéis, pues, hacer oro con toda vuestra ciencia?
--Si supiera hacer oro, señor, ¿imagináis que fraguara, para ganarle,
mentiras que algún tiempo yo mismo creí, pero que la experiencia me
obliga en fin á desechar tristemente?
--Bien, Abrahem: ahora os ponéis en la razón; ahora habláis con el
conde de Cangas. Ved: yo soy mejor alquimista. Sin andar á caza de la
esencia del oro encerrada en un rayo del sol, yo hago ese precioso
metal con los terrones de mis estados. Tomad esas doblas, añadió
alargando al viejo, cuyos ojos brillaban ya de alegría, un repleto
bolsón de cuero, tomadlas: ése es el mejor conjuro; á la voz de ése no
hay espíritu en el orbe que no responda.
--¿Y en qué puede serviros vuestro criado?
--Oíd: ¿sabéis qué os ha elevado al alto favor que en la corte de don
Enrique gozáis?
--Con tu licencia, señor, mi padre Abrahem Abenzarsal era ya físico del
rey don Pedro el Cruel.
--¿Y os sostendríais, Abenzarsal, en ese lugar, que creéis
arrogantemente haber heredado, si el nieto del célebre y primer marqués
de Villena quisiese patentizar á la corte entera que vuestra existencia
toda, vuestras palabras, vuestra misma persona, no son más que una
prolongada impostura?
--Pero esas preguntas...
--Quiero asegurarme vuestra fidelidad. Conozco á los hombres. Son
fieles cuando tienen interés en serlo. Escuchad ahora. Quiero ser
maestre de Calatrava.
--¡Por Israel! Comprendo: un rayo de luz acaba de iluminarme, y la
muerte de la condesa no es ya un enigma para...
--Pues os advierto precisamente que debe serlo hasta para vos.
--En buen hora, señor; no digas más: confieso que no lo entiendo. Pero
hay ya un maestre, y no suele haber dos en ningún orden...
--Precisamente eso es lo que todas las figuras cabalísticas no os
hubieran revelado nunca á vos antes que á los demás. No hay ninguno.
--¡Dios de Abraham! Dos muertes en menos de...
--Con respecto al maestre Guzmán, ese mismo Dios de Abraham que
invocáis tuvo á bien llevarle á mejor vida.
--¿Qué dices, señor?
--Ahora lo sabemos dos en Madrid. Vos y yo.
--¿Y creéis que Clemente VII?...
--Clemente VII estará probablemente ahora donde el maestre...
--¡¡Qué de importantes noticias!!
--Don Pedro de Luna ocupa la santa silla de Aviñón. Ahora bien, ¿á qué
hora veréis á su alteza?
--Debo asistir á su refacción de la noche.
--¿Qué más pudierais pretender? Deslumbrad á la corte. Allí podéis
hacer uso de vuestra recóndita ciencia. Adivinad delante de su alteza
las noticias que acabo de daros, y adivinad también que el maestre de
Calatrava ha de ser...
--Don Enrique de Villena.
--Justo. Mañana me ha de saludar el rey en la corte con ese pomposo
título. Para el logro de nuestro fin es preciso que le conste al rey
que no nos hemos visto.
--Nada más fácil. Ya sabes, señor, que la quebrantada salud del joven
rey me obliga á habitar, ciñéndome á sus mismas órdenes, una habitación
inmediata á la suya, y que todos ignoran que tengo una comunicación
abierta con vuestro laboratorio. Su alteza juzga que encanezco ahora
sobre los crisoles, que consulto las estrellas sobre el éxito de la
guerra de Granada, y que revuelvo á Dioscórides buscando remedio á sus
dolencias.
--Perfectamente. Esperad. Dos personas más me estorban para mis fines...
--Ya sabéis que he recibido no ha mucho de Italia un pomo de aquella
agua clara, más cristalina que la que envían las sierras vecinas á esta
villa, y que el que la llega una vez á sus labios no vuelve en sus días
á tener sed.
--Basta, Abenzarsal, basta. Si el estudio endurece de esa suerte el
corazón del hombre, quemaré mis libros, viejo empedernido en el pecado;
soy ambicioso; pero creo que hay un Dios, y juzgo que ya he hecho lo
bastante hoy para haberle de dar cuentas largas y terribles el día que
se digne llamarme á su juicio.
--En ese caso...
--Oíd. La una persona es un doncel de Enrique el Doliente, un mancebo
valeroso: las armas no pueden nada con él... pero es mozo de pasiones
vivas; acaso manejándolas y volviéndolas contra él mismo...
--¿Se llama?
--Macías.
--¿Está en Calatrava?
--En el alcázar por mi desgracia.
--Prosigue, señor, la otra...
--Elvira, la mujer de...
--Tranquilizaos. Vos ignoráis acaso algunas circunstancias que derraman
gran luz sobre mis ideas. Mañana os he de decir...
--No: hablad ahora.
--Bien: sabed que ese mancebo ha estado fuera de la corte por una
pasión que le domina...
--¿Qué decís? Yo creí que mis servicios solos...
--Os equivocáis.
--¡Ah! ¡de esa ignorancia nació mi error! Proseguid.
--Es bizarro, pero preocupado, supersticioso como los jóvenes todos de
esa corte ciega y atrasada...
--Proseguid.
--En una ocasión halléle en mi habitación: iba á consultarme sobre su
horóscopo; examiné su temperamento, ardiente, arrebatado; hícele varias
preguntas al parecer indiferentes; pero un joven de veinte años mal
hubiera pretendido encubrir su flaco á un hombre de mi experiencia.
Díjome sin querer decirlo que amaba, y de sus respuestas, que yo
aparentaba despreciar, inferí que amaba á una dama casada...
--¿Casada?
--Mi predicción fué vaga. Deseoso de informarme mejor, tomé tiempo para
responderle más claramente. Observéle entre tanto: de allí á pocos días
un ramillete cayó del pecho de una dama desde un corredor al patio de
los leones de su alteza; recordaréis que un caballero incógnito, armado
y calada la visera, se precipitó á recoger el ramillete á riesgo de su
vida...
--Adelante, Abrahem.
--El ramillete era de Elvira, el caballero, Macías. En la corte, y
entre los que no tenían antecedente ni interés alguno en observarlos,
esta anécdota sonó dos días, y se olvidó después. De allí á poco
anuncié al mancebo que un astro fatal le perseguía en la corte...
--¡Santo Dios!
--El crédulo mancebo me creyó y desapareció. No me cabe duda: ama á
Elvira, y la ama como un frenético. Mas, debe de ser correspondido:
la dama no pensó en recoger su ramillete. Creedme; le he examinado
atentamente; es de aquellos hombres en quienes el amor es siempre
precursor de la muerte.
--¡Qué descubrimiento! ¿Y pensáis que?...
--Pienso que si logramos poner en juego esa pasión, pienso que si el
doncel no ha olvidado su amor, vuestros enemigos se destruirán por sí
solos, sin que necesitéis cargar vuestra conciencia con un crimen.
--Hacedlo, Abenzarsal, hacedlo, gritó don Enrique fuera de sí;
quitáisme un peso horrible.
--Un medio para reunirlos, una ocasión, y son perdidos.
--Un medio, una ocasión... es más fácil decirlo que...
--No importa. Una ocasión.
--Y que Hernán Pérez...
--Sí: una vez impuesto Hernán Pérez, su ruina es cierta; el escudero es
osado, pundonoroso, valiente...
--¡Ah! pero me hacéis recordar... si ha de envolver su desgracia la de
mi escudero... mirad que me ha prestado servicios...
--Tranquilizaos, ilustre conde. ¿Qué mal le podrá venir? ¿Haber de
encerrar á su mujer en una reclusión para toda su vida? Supongo que
sabéis que un esposo de tres años no se morirá de tristeza por tan
terrible golpe... Vos érais también esposo y...
--Abrahem, Abrahem, ya os he dicho que no consiento alusiones en esa
materia: dejadme tiempo á lo menos para reconciliarme conmigo mismo.
--Señor...
--En buena hora, concluyamos en ese asunto; pues vos me respondéis
de mi inocencia y de la vida de mi escudero, de consuno buscaremos
un medio para reunirlos, y acaso la Virgen Santísima de Atocha, de
quien soy devoto, nos le proporcione presto. Si lo consigo, ofrezco
edificarle un santuario en la mejor villa del maestrazgo...
--Besad este escapulario, señor, que representa su efigie, dijo
entonces el redomado físico, alargando el que del cuello traía
pendiente, y ella y su Hijo os ayuden.
--Amén, dijo levantándose don Enrique con aquella incomprensible mezcla
de devoción y de impudencia, de religión y de vicios que distinguía
así á los hombres vulgares como á los más ilustrados de la época, sin
que dejemos de inclinarnos á creer que en hombres como nuestros dos
interlocutores eran aquellas prácticas exteriores hijas sólo de la
costumbre. Amén, repitió, y apretando la mano del físico, separáronse
con una afectuosa mirada de inteligencia; volvió á subir el astrólogo
la escalera escondida por donde había bajado, para meditar en los
medios de cooperar á los planes ambiciosos de don Enrique, y éste
cruzó su laboratorio alquimístico en busca de Ferrus, que en la cámara
impaciente le esperaba.

* * * * *


CAPÍTULO XVI

Viendo aquesto un moro viejo
Que solía adivinar...
Suspirando con gran pena,
Aquesto fué á razonar.
_Canc. de Rom._

Inútil es decir á nuestros lectores que el físico Abrahem Abenzarsal
contó en cuanto llegó á su aposento las relucientes doblas del de
Villena, y que animado con su sonido vivificador, y con la esperanza
fundada de merecer nuevas confianzas de la misma especie, coordinó
sus ideas y estudió preventivamente el difícil papel que ante el rey
de Castilla había de representar de allí á poco. Llegada la hora,
asistió como tenía de costumbre á la mesa frugal de su alteza, ora
previniéndole los platos que debía comer y los que sólo debía gustar,
ora dando pábulo con sus bien estudiadas respuestas á la conversación
naturalmente seca y desabrida de Enrique III. Hubieron empero de
chocarle tanto á su alteza las misteriosas palabras con que salpicó
la cena su médico, que no pudo menos de hacerle entrar en su cámara,
y á presencia sólo del buen condestable Rui López Dávalos, que gozaba
con él de la mayor privanza, y era no poco afecto á supersticiones y
hechicerías,--Abrahem, le dijo, tus palabras encierran esta noche un
sentido que no acierto á comprender. Díme por tu vida si algún fausto
acontecimiento se prepara para estos reinos, ó si alguna calamidad nos
amaga, que podamos evitar con el favor de nuestro padre san Francisco,
á quien venero particularmente.
--Vana es ya la intercesión de los santos, señor, cuando es pasada la
hora del hombre.
Paróse aquí el inspirado varón, arqueó las cejas con siniestro mirar,
dió un golpe en el pavimento con su nudoso báculo, y permaneció
suspenso largo espacio, insensible á las reiteradas instancias del
asustado monarca, que puesto en pie y descubierta la cabeza, pendía de
su boca, ni más ni menos que el reo que espera oir de la de su juez la
temida sentencia. Llegándose entonces el astrólogo judiciario á una
rasgada y gótica ventana, y examinando el cielo detenidamente,--No me
engañaron, exclamó con voz hueca y sonora, que salía como un trueno
de lo más hondo de su agitado pecho: no me engañaron los infalibles
cálculos de mi cábala. El astro que ha presidido tan infausto día,
velado entre cenicientas y rojas nubes, acabó su diurna revolución,
y corrió á lanzarse en la inmensidad de los mundos, dejando tras
sí sangrientas huellas de su funesto paso. ¡Oh rey! humilla tu
frente soberbia; la iglesia de tu Dios dividida y presa de un cisma
prolongado, va á caer su columna principal; el sublime vicario de su
ungido inclina la frente pálida, soltando sus sienes la triple corona
que dignamente llevó, y sus débiles manos las llaves de Pedro y el
anillo del Pescador.
--¡Dios mío! exclamaron á un tiempo el piadoso rey y el asombrado
condestable; ¡Clemente VII!
--Sí, Clemente VII, continuó el energúmeno, ha pagado á la tierra el
tributo de que sólo un profeta de Israel, arrebatado por el fuego del
cielo, pudo eximirse. Pero esperad; veo levantarse sobre su asiento y
calzar la sagrada sandalia á un ilustre aragonés: un rico-hombre de
los de Luna es el elegido del Señor, á quien confía el timón de su
nave zozobrante... Oh Benedicto, catorce de este nombre; á alta misión
has sido llamado por el cielo. ¡Qué de lágrimas costará tu aragonesa
condición, tu invencible tenacidad, á los fieles divididos! En ti
habrán de estrellarse los esfuerzos conciliadores de Urbano y del sacro
colegio romano.
--¡Don Pedro de Luna! exclamó vuelto hacia el condestable el
sorprendido rey; ¡don Pedro de Luna! y arrodillándose ante una venerada
estampa de las llagas de san Francisco, ¡Oh portento! continuó;
libradme, Señor, de todo mal, y purificad mi alma si estas predicciones
son hechas por arte de vos reprobado...
--Rey, interrumpió al oir este escrúpulo religioso el solapado Abrahem,
el Dios del cielo y de la tierra no reprobó nunca la ciencia, si bien
quiso descubrir á pocos sus recónditos arcanos. Los hechos que te
refiero, además, no son predicciones de incierto porvenir, en cuya
oscuridad no es dado siempre á los míseros mortales penetrar; á la hora
esta, si es cierto que hablan los astros á los que poseen el don de
entender su lenguaje sublime, Aviñón ha sido testigo ya de los grandes
acontecimientos que te anuncio. ¿Ves aquella estrella, cuyo incierto
resplandor parece querer apagarse con vacilantes oscilaciones, á la
derecha de la Osa menor, siguiendo la dirección de mi báculo? Parece
lanzar sus mortecinos reflejos á la parte de Calatrava...
--Abrahem, ¿qué nueva desdicha?...
--Una columna de la cristiandad española yace derribada, el rayo contra
el Moro de Granada se extinguió. Acaba de entregar su espíritu al
Señor...
--¿Guzmán? preguntó con precipitación el buen López Dávalos.
--Sí: ¿veis aquella parda y manchada nubecilla que el viento del norte
impele violentamente hacia el mediodía? miradla reunirse á los demás
vapores que un resto del calor del día levanta de la húmeda superficie
de la tierra. El astro del virtuoso maestre se ha eclipsado para no
volver á lucir jamás.
Al llegar aquí, un profundo silencio sucedió á la tonante voz de
Abenzarsal, y don Enrique y el condestable oraron fervorosamente por el
alma del difunto maestre.
--Si las señales de mi ciencia, continuó el físico, no han dejado de
ser infalibles, sangre más ilustre ha de reemplazar la del piadoso
maestre, y el estandarte de Calatrava verá agregarse á su cruz roja las
barras de Aragón. Otro aragonés llevará á la victoria á los valientes
caballeros de Calatrava. El ciclo ensalza á los hijos de don Jaime, y
un nieto del primer condestable de Castilla...
--Basta, interrumpió don Enrique III con voz desfallecida, basta,
Abrahem: los altos juicios de Dios son incomprensibles, pero el tiempo
viene á justificarlos. Ayer el voto de la orden de Calatrava hubiera
apartado á ese nieto del primer marqués de Villena del alto puesto á
que está destinado. Un acontecimiento desgraciado, pero cuya causa,
escondida hasta ahora, revelan tus palabras, ha llevado á mejor vida á
mi muy amada doña María de Albornoz, y su afligido esposo ha quedado
desatado de los lazos que lo alejaban del maestrazgo. Dios la tenga
en su santa gloria. Adoro tus fines, ó Providencia. Abrahem, decid,
¿habéis visto hoy al conde de Cangas?
--Señor, respondió con afectada sorpresa el hipócrita charlatán, tu
alteza sabe que el estudio absorbe las horas todas de mi vida, y desde
esta mañana no he cesado de consultar mis pergaminos en mi cámara
inmediata á la tuya. Don Enrique por otra parte no se apartará de su
estancia en estos momentos de luto para su corazón. No he visto, pues,
al conde...
--No sabes en ese caso, repuso el rey, si está dispuesto á admitir el
alto cargo á que el cielo le destina.
--No creo que haya pensado en ello siquiera, ni menos que pueda saber
nadie en el alcázar todavía la triste muerte de don Gonzalo...
--Dices bien, Abrahem. Por otra parte, el nombre ilustre de mi pariente
no puede menos de dar realce á la orden de Calatrava, y sus caballeros
no opondrían obstáculo á tan acertada elección.
--¡Hágase la voluntad del Señor! respondió el taimado físico con
solemne entonación; é inclinando la cabeza, el recogimiento en que
quedó pareció anunciar el fin de sus predicciones.
--Condestable, dijo el rey después de una ligera pausa, mañana
dispondréis que la corte se reúna. Quiero recibir á los embajadores
del Tamorlán y del rey de Francia. Abenzarsal, ayudadme á entrar en mi
cámara: mis fuerzas se debilitan, y después de la agitación de esta
noche necesito que las restaure un sueño reparador.
Llamó el condestable á los camareros de su alteza, y abriéndose las
puertas de la estancia en que dormía, despidióse de él el primero;
el rey de allí á poco, apoyado en el brazo de su físico favorito,
desapareció, volviéndose á cerrar las hojas de la puerta, y quedando
aquella parte del regio alcázar sumida en el más profundo silencio.

* * * * *


CAPÍTULO XVII

Yo os repto, los zamoranos,
Por traidores fementidos;
Repto á todos los muertos,
Y con ellos á los vivos;
Repto hombres y mujeres,
Los por nacer y nacidos;
Repto á todos los grandes,
Á los grandes y á los chicos,
Á las carnes y pescados,
Y á las aguas de los ríos.
_Canción de Rom._

Aún no había conciliado el sueño el poderoso rey de Castilla, cuando
ya el impaciente conde de Cangas y Tineo sabía palabra por palabra el
coloquio que en el anterior capítulo dejamos descrito. Á la mañana
siguiente creyó ya del caso la llegada de la noticia de la muerte del
maestre de Calatrava; tomó en consecuencia sus disposiciones para que
el enviado, que precisamente había llegado la víspera y que él había
sabido entretener, se presentase en la corte de aquel día, y esperó
tranquilo el resultado de su artificio.
El salón principal del alcázar donde tenía corte su alteza se hallaba
ya ocupado en la mañana del día, que tan fecundo prometía ser en
notables acontecimientos, por algunos caballeros jóvenes donceles del
rey, por varios pajes de lanza y de estribo, y por los ballesteros que
guardaban las puertas como prevenía la etiqueta del tiempo. Algunos
caballeros cortesanos de los que no acompañaban al rey á la misa, que á
la sazón oía, discurrían sobre las noticias del día.
--¿Qué novedades, dijo un joven de gallarda apostura y de pulido arreo
á otro caballero que paseaba con él á lo largo del salón, qué novedades
habéis recogido para vuestra corónica, señor coronista Pedro López de
Ayala?
--La principal, señor don Luis de Guzmán, es la que de Sevilla me
escribe el ginovés Micer Francisco Imperial.
--¿El de las trovas que comienzan _Gran sosiego é mansedumbre_ á doña
Angelina de Grecia, la princesa que ha regalado á Castilla el gran
Tamorlán, del botín que cogió al turco Bayaceto?
--El mismo. Buen ingenio.
--¿Y qué os dice?
--Díceme que el ginebrino que envió á buscar su alteza á París para
componer el reloj de la torre de Sevilla, halo compuesto á las mil
maravillas, y que da todas las horas como antes de haberle caído el
rayo hace un año.
--Cierto que es importante, porque no había otro reloj tan maravilloso
en Castilla, ni quien supiera componer aquella enredada máquina.
¿Premiáronle bien?
--Merece más de diez mil maravedís. ¿Habéis oído, señor comendador, que
acaba de llegar un demandadero de Calatrava?
--Por la Virgen de Atocha que eso me interesaría, porque mi tío el
maestre estaba malo...
--Sabéis que si muriese, lo que Dios no quiera, podríais pretender...
--Acaso. Pues nada oí: estuve jugando á las tablas...
--¡Ah! vos bohordais bien.
--Sí, ahora que no está aquí el doncel Macías: cuando está, nadie lanza
con más tino el bohordo, ni derriba más veces el tablero. Cobróle
afición el rey sólo por eso.
--¿Y qué es de Macías? ¡Bravo trovador y buen caballero!
--Desde que está en comisión del hechicero no se sabe de él. ¿Sabéis
que ese hombre es el diablo, y que todo el que se le llega desaparece?
Mirad ahora la condesa...
--¡Bah! como dice Rodríguez del Padrón, el trovador gallego, amigo de
Macías, ya se le podría hechizar á él con una buena lanza, porque, sea
dicho sin ofenderle, se le entiende más de _lais_ y _vireláis_, que de
achaque de encuentros. Ahora anda enseñando la gaya ciencia al marqués
de Santillana.
--Eso sí que es mancebo de sutil ingenio. El joven don Iñigo Mendoza
gusta mucho de letras, y ha de hacer con el tiempo mejores trovas que
el mismo Alfonso Álvarez de Villasandino, y que el judío Baena. Á
propósito, ¿cómo lleváis vos vuestro rimado?
--Téngolo suspendido porque digo grandes verdades en él, y ya sabéis
que en palacio...
--Oh, la verdad nunca gusta á...
--¡El rey!... dijo una voz que salía de las piezas inmediatas.
--¡El rey! repitieron dos farautes que entraban ya vestidos de
ceremonia por las puertas del salón. Apartáronse los caballeros, y
don Enrique subió á su trono, rodeado de los principales señores de
Castilla, á cada uno de los cuales seguían los caballeros y escuderos
de sus casas.
Ocupaba don Enrique de Villena, como tío segundo que era de su alteza,
el lugar preeminente, si se exceptúa el del físico y el del condestable
Dávalos, que á uno y otro lado pisaban el primer escalón del trono.
Tenía el conde á su izquierda á su primer escudero y detrás al juglar,
y rodeábanle varios caballeros, en cuyos pechos lucían las cruces
de Calatrava, en lo cual echará de ver el lector que no se había
descuidado aquella mañana en atraérselos con mercedes y distinciones
para tenerlos favorables á sus miras. Vestía luto, pero su semblante
más anunciaba alegría que dolor por más que procuraba él disimularla.
--Chanciller, dijo don Enrique cuando se hubo sentado y saludado en
derredor á sus cortesanos, ¿qué letras tenéis?
--Acábanse, señor, de recibir éstas.
--¡Ah! de Otordesillas, de mi esposa. Díceme doña Catalina que está
próxima á su alumbramiento. ¿Paréceos, Abenzarsal, que tendrá Castilla
que jurar un príncipe de Asturias, después de haber jurado solemnemente
á la infanta doña María, mi muy amada hija?
--Pudiera ser, señor. ¿Qué mal habría en eso?
--Haced, condestable, que se dispongan tiros, y avisad á los pueblos
de aquí á Otordesillas que se hagan grandes fogadas y ahumadas en las
eminencias luego que las vean hacer en el pueblo inmediato, empezando
Otordesillas mismo en cuanto su alteza dé á luz un príncipe. De
esa suerte sabremos ese fausto acontecimiento pocas horas después:
dispondréis que no falten atalayas. ¿Hay más?
--Señor, desea besar los pies de tu alteza el sublime Mahomat Alcagí,
embajador del llamado gran Tamorlán.
--Que entre, dijo su alteza; y los cortesanos todos volvieron las
cabezas con ansiosa curiosidad hacia la puerta, como quien iba á ver
una cosa que no todos los días se veía.
Entró efectivamente el Tártaro con áspero continente al aviso de un
paje de antecámara. Acompañábanle al lado Payo Gómez de Sotomayor
y Hernán Sánchez de Palazuelos, embajadores del rey de Castilla al
Tamorlán, que habían vuelto con él después de haber recorrido vastas
regiones, climas apartados y diversas costumbres de países.
Hablaba el bárbaro, y Sotomayor, que en dos años que su larga embajada
había durado, había tenido ocasión de aprender algún tanto su lengua,
le sirvió de truchimán.
--El rey Tamurbec el Honrado, Tabor Bermacian, mi señor, me envía á ti,
rey de las ciudades y lugares de Castilla y de León y España. Dure tu
tiempo y buena fama en noblezas generales y en gracias cumplidas. El
rey mi amo, noticioso de la grandeza de tu reino, acepta la amistad y
buena correspondencia que con tus embajadores le enviaste á ofrecer.
El Profeta te sea en ayuda, te dé sus saludaciones. En muestra de
buena amistad, envíate el rey mi señor el presente de joyas y las dos
hermosas damas, que te traje para tu harem, que al hijo de Osmín ha
cogido en la gran victoria que le ha ganado. El rey de los reyes ha
humillado la soberbia condición del hijo de Osmín Tamorlán, y hoy en
una jaula de hierro sirve de estribo al poderoso Tamurbec, rayo de Dios.
--Recibo vuestra embajada, valiente Mahomat Alcagí, y no os doy
respuesta, dijo don Enrique, porque quiero que tornen embajadores
míos á vuestro amo y señor el muy honrado Tamurbec con mis cartas y
presentes. Rui González de Clavijo, añadió vuelto á este su camarero
que entre la turba de cortesanos andaba oscurecido, quiero que vos y
fray Alonso Páez de Santa María, maestro en santa teología, y Gómez de
Salazar mi guarda, hagáis este viaje como embajadores míos.
Adelantóse entonces Rui González de Clavijo, y poniendo en tierra una
rodilla,--Beso á tu alteza los pies, dijo, por la lisonjera distinción
con que honras á tu vasallo.
Retiróse el embajador de Tamorlán, y salieron con él algunos
caballeros, curiosos de preguntarle y saber las varias noticias que de
tan luengas tierras y afamadas hazañas podía darles.
You have read 1 text from Spanish literature.
Next - Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 23
  • Parts
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 01
    Total number of words is 4007
    Total number of unique words is 1423
    35.6 of words are in the 2000 most common words
    48.6 of words are in the 5000 most common words
    53.9 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 02
    Total number of words is 4702
    Total number of unique words is 1559
    33.9 of words are in the 2000 most common words
    48.3 of words are in the 5000 most common words
    56.5 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 03
    Total number of words is 4720
    Total number of unique words is 1675
    35.0 of words are in the 2000 most common words
    47.1 of words are in the 5000 most common words
    55.2 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 04
    Total number of words is 4588
    Total number of unique words is 1587
    34.7 of words are in the 2000 most common words
    49.3 of words are in the 5000 most common words
    54.6 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 05
    Total number of words is 4778
    Total number of unique words is 1649
    36.1 of words are in the 2000 most common words
    49.0 of words are in the 5000 most common words
    55.1 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 06
    Total number of words is 4491
    Total number of unique words is 1612
    35.6 of words are in the 2000 most common words
    49.0 of words are in the 5000 most common words
    55.6 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 07
    Total number of words is 4922
    Total number of unique words is 1683
    36.4 of words are in the 2000 most common words
    50.1 of words are in the 5000 most common words
    56.7 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 08
    Total number of words is 4873
    Total number of unique words is 1720
    34.3 of words are in the 2000 most common words
    47.5 of words are in the 5000 most common words
    54.6 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 09
    Total number of words is 4888
    Total number of unique words is 1532
    36.2 of words are in the 2000 most common words
    51.5 of words are in the 5000 most common words
    57.9 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 10
    Total number of words is 4980
    Total number of unique words is 1555
    38.5 of words are in the 2000 most common words
    54.1 of words are in the 5000 most common words
    60.1 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 11
    Total number of words is 4879
    Total number of unique words is 1734
    35.5 of words are in the 2000 most common words
    48.9 of words are in the 5000 most common words
    56.1 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 12
    Total number of words is 4891
    Total number of unique words is 1532
    38.0 of words are in the 2000 most common words
    51.1 of words are in the 5000 most common words
    57.3 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 13
    Total number of words is 4947
    Total number of unique words is 1579
    35.5 of words are in the 2000 most common words
    49.3 of words are in the 5000 most common words
    56.4 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 14
    Total number of words is 4702
    Total number of unique words is 1759
    33.8 of words are in the 2000 most common words
    46.9 of words are in the 5000 most common words
    53.5 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 15
    Total number of words is 4689
    Total number of unique words is 1637
    35.9 of words are in the 2000 most common words
    48.4 of words are in the 5000 most common words
    54.8 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 16
    Total number of words is 4683
    Total number of unique words is 1633
    36.8 of words are in the 2000 most common words
    52.2 of words are in the 5000 most common words
    58.7 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 17
    Total number of words is 4710
    Total number of unique words is 1648
    34.6 of words are in the 2000 most common words
    49.0 of words are in the 5000 most common words
    55.8 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 18
    Total number of words is 4646
    Total number of unique words is 1651
    35.0 of words are in the 2000 most common words
    50.0 of words are in the 5000 most common words
    57.4 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 19
    Total number of words is 4655
    Total number of unique words is 1577
    36.2 of words are in the 2000 most common words
    49.6 of words are in the 5000 most common words
    56.5 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 20
    Total number of words is 4621
    Total number of unique words is 1582
    35.3 of words are in the 2000 most common words
    47.7 of words are in the 5000 most common words
    54.1 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 21
    Total number of words is 4623
    Total number of unique words is 1566
    34.9 of words are in the 2000 most common words
    48.3 of words are in the 5000 most common words
    54.6 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 22
    Total number of words is 4532
    Total number of unique words is 1694
    32.8 of words are in the 2000 most common words
    45.3 of words are in the 5000 most common words
    52.7 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 23
    Total number of words is 4679
    Total number of unique words is 1473
    37.9 of words are in the 2000 most common words
    49.5 of words are in the 5000 most common words
    55.2 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 24
    Total number of words is 4658
    Total number of unique words is 1555
    35.0 of words are in the 2000 most common words
    49.1 of words are in the 5000 most common words
    56.3 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 25
    Total number of words is 4518
    Total number of unique words is 1568
    34.0 of words are in the 2000 most common words
    48.3 of words are in the 5000 most common words
    54.7 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 26
    Total number of words is 4681
    Total number of unique words is 1557
    38.3 of words are in the 2000 most common words
    51.8 of words are in the 5000 most common words
    58.2 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 27
    Total number of words is 4657
    Total number of unique words is 1557
    36.4 of words are in the 2000 most common words
    48.3 of words are in the 5000 most common words
    54.9 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 28
    Total number of words is 4664
    Total number of unique words is 1569
    36.2 of words are in the 2000 most common words
    48.9 of words are in the 5000 most common words
    55.1 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 29
    Total number of words is 4701
    Total number of unique words is 1453
    34.7 of words are in the 2000 most common words
    49.0 of words are in the 5000 most common words
    54.6 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 30
    Total number of words is 4522
    Total number of unique words is 1528
    38.3 of words are in the 2000 most common words
    50.9 of words are in the 5000 most common words
    57.2 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 31
    Total number of words is 4767
    Total number of unique words is 1643
    34.5 of words are in the 2000 most common words
    48.2 of words are in the 5000 most common words
    55.0 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 32
    Total number of words is 4696
    Total number of unique words is 1463
    37.7 of words are in the 2000 most common words
    50.2 of words are in the 5000 most common words
    55.6 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 33
    Total number of words is 4663
    Total number of unique words is 1615
    35.2 of words are in the 2000 most common words
    48.0 of words are in the 5000 most common words
    54.6 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 34
    Total number of words is 4641
    Total number of unique words is 1544
    35.4 of words are in the 2000 most common words
    50.0 of words are in the 5000 most common words
    56.1 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 35
    Total number of words is 4573
    Total number of unique words is 1552
    35.7 of words are in the 2000 most common words
    49.6 of words are in the 5000 most common words
    56.0 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 36
    Total number of words is 4750
    Total number of unique words is 1539
    34.9 of words are in the 2000 most common words
    48.7 of words are in the 5000 most common words
    54.7 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 37
    Total number of words is 2956
    Total number of unique words is 1086
    39.4 of words are in the 2000 most common words
    52.7 of words are in the 5000 most common words
    58.7 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.