Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 03

Total number of words is 4720
Total number of unique words is 1675
35.0 of words are in the 2000 most common words
47.1 of words are in the 5000 most common words
55.2 of words are in the 8000 most common words
Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
expresión, en vista de los hechos que entonces pasaban? Sabido es el
pensamiento del artículo de que se trata. Nuestro autor se imagina al
ver las gentes que se dirigen apresuradamente al cementerio, que este
se encuentra dentro de Madrid, que Madrid es el cementerio, «vasto
cementerio dice, donde cada casa es el nicho de una familia, cada
calle el sepulcro de un acontecimiento, cada corazón la urna cineraria
de una esperanza ó de un deseo». Inspirado de esta idea, empieza
á recorrer las calles de la capital considerando sus principales
edificios como otros tantos sepulcros cubiertos de epitafios alusivos
á los acontecimientos de que cada cual había sido teatro. Al llegar
al Real Palacio, lee en su frontispicio: «_Aquí yace el trono_; nació
en el reinado de Isabel la Católica, murió en la Granja de un aire
colado». Pasa por delante de la cárcel y exclama: «_¡Aquí reposa la
libertad del pensamiento!_ Dos redactores del _Mundo_, añade, eran las
figuras lacrimatorias de esta grande urna». Al echar de ver el edificio
de Correos: «_¡Aquí yace la subordinación militar!_» lee también su
fantasía... Tal es el espíritu de las ideas de todo este artículo
y de los de todos los demás, poco más ó menos, que Fígaro escribió
hasta su muerte bajo la inspiración de los sentimientos que hemos
manifestado. ¡Tristes y falaces ideas por cierto! Sí; el trono había
muerto, era verdad; pero era el trono absoluto, el trono que esquivaba
ser francamente poder constitucional, el trono que no quería renunciar
á ninguno de sus antiguos hábitos y preocupaciones, y eso cuando no
encontraba un solo defensor contra la soldadesca desenfrenada, ni un
solo palaciego caía atravesado por las bayonetas del sargento García!
Sí, la libertad del pensamiento había perecido, nada más cierto;
pero era la libertad de pensar representada por la censura y de cuya
abolición ofrecían una imagen viva los periodistas entonces presos. Sí,
la subordinación militar estaba destruida, no había duda alguna; pero
era la subordinación ciega y estúpida que quería el despotismo, el cual
no contó sin embargo con fuerza bastante para reprimir una sedición de
tropa hecha en nombre de una idea política, teniendo que resignarse
vergonzoso á dejarla salir con tambor batiente y banderas desplegadas!
¿No habían hecho bien en morir instituciones caducas y que no estaban
ya conformes con el espíritu de los tiempos nuevos? ¿No convenía que
la monarquía aprendiese con la experiencia que no encontraría nadie
que se inmolase por ella á título de absoluta, y que su sola tabla de
salud estaba en aceptar sinceramente el nuevo orden político? ¿No era
un grande ejemplo ver encerrados en la cárcel á escritores acusados
de haber publicado estos ó aquellos pensamientos en uso de un derecho
reconocido, probando así que, si á los hombres podían ponerse grillos,
las ideas estaban ya libres de toda traba? ¿No era providencial ver á
la fuerza armada declararse en insurrección en nombre de un principio
y estrellarse ante ella toda la fuerza de la autoridad pública, á fin
de que los gobiernos no convirtiesen en adelante á los ejércitos en
instrumentos de opresión y tiranía para con los simples ciudadanos,
exponiéndose á que el instinto del patriotismo ahogase en ellos la voz
del deber militar? He aquí lo que debió pensar Fígaro antes de hacer
una crítica tan amarga y desesperada de los acontecimientos. Empero no
podía ser otra cosa y él mismo nos explica por qué. «Quise refugiarme,
dice, en mi propio corazón... ¡Santo cielo! También otro cementerio.
Mi corazón no es más que otro sepulcro. ¿Qué dice? Leamos. ¿Quién ha
muerto en él? ¡Espantoso letrero! _¡Aquí yace la esperanza!_...». ¡Oh!
un hombre sin esperanza no podía hablar de otro modo: así es que no es
al mundo á quién debía dirigir su palabra; ¡debía hablar únicamente á
Dios!
No solo son sus artículos políticos los que se resienten del giro
que la revolución de la Granja hizo tomar á sus ideas y opiniones.
La misma negra melancolía, la misma sombría desesperación, reinan en
sus artículos literarios, juntamente con las mismas lamentaciones
por lo pasado, la misma superficialidad al examinar la razón de las
cosas. Larra es, debemos confesarlo, inferior á sí mismo. ¿Trata de
juzgar _el Pilluelo de París_? En vez de apreciar en su justo valor
la filosofía de esta pieza, nos dirá que la desigualdad de las clases
y de las fortunas es un mal necesario, que el continuo alarido de los
muchos contra los pocos es un sofisma, cuando no pereza, que los pobres
no son siempre necesariamente virtuosos ni el noble y el rico unos
bribones, con otras trivialidades que, sin entremeterse á ver hasta qué
punto debe ser limitado el sentido que se les dé, no probarán nunca
que los grandes y los poderosos no abusen alguna vez de su posición
social para oprimir á los débiles y á los pequeños. ¿Va á hacer el
análisis del _Felipe II_? Tampoco se detendrá en examinar el drama en
sí mismo, sino en decirnos que el teatro envejece diariamente, que las
sociedades se desquician y que lo mismo sucede con el drama, que es
su exacta expresión, que nada puede decirse de la pieza en cuestión
sino que es una astilla más arrojada en la hoguera que se apaga. ¿Se
ocupa en hacer la crítica de las _Horas de invierno_, una colección de
novelas traducidas por el señor Ochoa? Nos manifestará que, aunque el
traductor es un escritor de bastante mérito para ocuparse en trabajos
originales, hace muy bien en lanzarse cuerpo y alma en aquel oficio. La
decadencia de nuestra nación, el envejecimiento de nuestra sociedad lo
requiere así: «¿Qué haría, añade, con crear y con inventar? Dos amigos
dirían al verle pasear por el Prado: _¡Tiene chispa!_ Muchos no lo
dirían por no hacer esa triste confesión. Los más no lo sabrían; las
bellas creerían hacerle un gran elogio diciéndole: _romántico_; algunos
exclamarían: ¡Es buen muchacho, pero es _poeta_! ¡Otra parte, y no la
menor, le calumniaría, le llamaría inmoral y mala cabeza, infernaría su
existencia y la llenaría de amargura!». Esto, como se ve, no es formar
un juicio, esto no es presentar un análisis, esto no es hacer una
crítica; es quejarse, es llorar, es hacerse pedazos el corazón. ¡Qué
contraste ofrece este modo de escribir de Fígaro con el que tenía en
sus buenos tiempos! Entonces discurría, entonces meditaba, entonces se
entusiasmaba con las innovaciones, entonces la esperanza era su numen
inspirador; ahora divaga, cierra los ojos, no sabe sino lamentarse de
lo pasado, y el desaliento le domina completamente. El mundo social,
político y religioso, no es para él más que un edificio viejo que se
desmorona por todas partes, á quien en vano se aplican puntales para
contener su ruina; en esto no se equivocaba, pero tenía muy vendados
los ojos cuando al través del polvo de los escombros no veía alzarse
poco á poco un nuevo edificio mucho más brillante, magnífico y duradero.
Seríamos injustos con Larra, si no reconociésemos la influencia que
ejercieron en esta última fase de su vida literaria que estamos
examinando los pesares y los quebrantos domésticos: la funesta pasión
que tuvo la desgracia de concebir, olvidando los más sacrosantos
deberes, se los acarreó grandísimos al fin de su vida. Por lo mismo
que sus convicciones políticas habían sufrido tan rudo golpe, debió
volverse naturalmente á buscar en el seno de la vida interior los
consuelos que el espectáculo del mundo le rehusaba. Desgraciadamente en
vez de refugiarse en los brazos de una esposa querida, se aferró cada
vez más á su malhadado amor, el cual debía costarle la vida. La persona
que se le había inspirado no le guardaba ya una correspondencia,
sin la que se creía completamente desgraciado. La inquietud y
agitación de su alma crecían por momentos. Todos los que le trataron
entonces íntimamente, pudieron observar el desorden de sus ideas,
la incoherencia de sus acciones, el desvarío de sus sentimientos,
indicios de una catástrofe próxima. Sus últimos escritos la hacían
presentir de una manera patente. En el artículo consagrado á la memoria
del malogrado conde de Campo Alange decía quince días antes de su
muerte con un tono melancólico y lúgubre: «Ha muerto el joven noble y
generoso, y ha muerto creyendo: la suerte ha sido injusta con nosotros,
los que le hemos perdido, con nosotros cruel; ¡con él misericordiosa!
¡En la vida le esperaba el desengaño! ¡La fortuna le ha ofrecido
antes la muerte! Eso es morir viviendo todavía; pero ¡ay de los que
le lloran, que entre ellos hay muchos á quienes no es dado elegir, y
que entre la muerte y el desengaño tienen antes que pasar por éste que
por aquélla, que ésos viven muertos y le envidian!». ¿No son éstas las
palabras del moribundo?
Llegó por fin el 13 de febrero de 1837, cuyo día era el destinado para
el término de la breve y tormentosa vida de Fígaro. Su amada, después
de cinco años de amores, quería romper unos lazos doblemente ilegítimos
y criminales, y él lo resistía con todas sus fuerzas. Creyendo poderla
decidir á cambiar de opinión, quiso tener con ella una entrevista donde
invocase los antiguos recuerdos é hiciese valer sus protestas de ahora.
Túvola en efecto en su casa la noche de dicho día, pero nada consiguió.
Todos los esfuerzos del amante se estrellaron ante la impasible
resolución de la mujer. Ésta acabó por exaltarle con su indiferencia,
por enardecerle hasta el último punto con su despego, y apenas habían
pasado unos cuantos minutos después de haberse despedido fríamente y
sin dejarle ninguna especie de consuelo cuando... oyeron los criados
de Larra un ruido que al principio tomaron por la caída de un mueble,
pero que luego que entraron en la habitación después de un larguísimo
rato, ¡conocieron había sido la detonación de una pistola con que se
había quitado la vida! ¡Se había suicidado delante del espejo! ¡¡¡Y fué
una de sus pequeñas hijas la que primero echó de ver la desgracia de su
padre!!!
Tal fué el desgraciado fin que tuvo el primer escritor satírico de
nuestros tiempos, y cuya relación era lo único que nos quedaba que
hacer para dar cima á nuestra tarea ¡El risueño, el ameno, el chistoso
Fígaro murió de esta manera tan trágica, tan lamentable! No, no seremos
nosotros los que disculpemos su acción, y menos todavía los errores
y las faltas que poco á poco le arrojaron en el delirio que se la
hizo cometer; pero permítasenos á lo menos asociarnos al voto unánime
de toda la juventud literaria de España, que inmediatamente olvidó
al suicida para no acordarse sino del escritor, y del escritor que
con tanta gloria marchaba por las mismas huellas que Cervantes, que
Molière, que Juvenal y que todos los grandes satíricos. Algunos años
más de vida, alguna más grandeza en su genio, he aquí lo que le faltó
para haberse colocado á la altura acaso de estos grandes hombres:
los homenajes tributados á su memoria atestiguan bien cuán grande
era el vacío que iba á dejar en las letras españolas contemporáneas.
Sabida es la pompa con que fué acompañado á la sepultura; sabidas
son las sentidas composiciones que se leyeron sobre su cadáver, las
tristes palabras que allí se pronunciaron, el dolor de que estuvieron
penetrados todos los circunstantes. ¡Estas muestras de simpatía hacia
el desgraciado Larra se han renovado después cuando en el mes de marzo
de este año se trasladaron sus cenizas al cementerio en que reposan
las de Calderón y las del nunca bastante llorado Espronceda! Hoy día
comprenden ya todos que á los hombres no les toca más que rendir
homenaje al talento; á Dios solo corresponde pedir cuenta del uso que
se haya hecho de él.
Concluyamos, pues, añadiendo que la circunstancia de haber muerto antes
de sus veintiocho años, dejando una esposa joven con un niño que ahora
tiene doce años, y dos niñas, una de diez y otra de ocho, debe hacernos
más respetuosos todavía con la memoria de Fígaro.
C. CORTÉS

EL
POBRECITO HABLADOR


DOS PALABRAS

No tratamos de redactar un periódico: 1.º porque no nos creemos ni con
facultad ni con ciencia para tan vasta empresa; 2.º porque no gustamos
de adoptar sujeciones, y mucho menos de imponérnoslas nosotros mismos.
Emitir nuestras ideas tales cuales se nos ocurran, ó las de otro tales
cuales las encontremos para divertir al público, en folletos sueltos
de poco volumen y de menos precio, este es nuestro objeto; porque en
cuanto á aquello de instruirle, como suelen decir arrogantemente los
que escriben de profesión ó por casualidad para el público, ni tenemos
la presunción de creer saber más que él, ni estamos muy seguros de que
él lea con ese objeto cuando lee. No siendo nuestra intención sino
divertirle, no seremos escrupulosos en la elección de los medios,
siempre que estos no puedan acarrear perjuicio nuestro, ni de tercero,
siempre que sean lícitos, honrados y decorosos.
Á nadie se ofenderá, á lo menos á sabiendas; de nadie bosquejaremos
retratos; si algunas caricaturas por casualidad se pareciesen á
alguien, en lugar de corregir nosotros el retrato, aconsejamos
al original que se corrija; en su mano estará, pues, que deje
de parecérsele. Adoptamos por consiguiente con gusto toda la
responsabilidad que conocemos del epíteto satírico que nos hemos echado
encima; solo protestamos que nuestra sátira no será nunca personal, al
paso que consideramos la sátira de los vicios, de las ridiculeces y de
las cosas, útil, necesaria, y sobre todo muy divertida.
Siendo nuestro objeto divertir por cualquier medio, cuando no se le
ocurra á nuestra pobre imaginación nada que nos parezca suficiente
ó satisfactorio, declaramos francamente que robaremos donde podamos
nuestros materiales, publicándolos íntegros ó mutilados, traducidos,
arreglados ó refundidos, citando la fuente, ó apropiándonoslos
descaradamente, porque como pobres habladores hablamos lo nuestro y
lo ajeno, seguros de que al público lo que le importa en lo que se le
da impreso no es el nombre del escritor, sino la calidad del escrito,
y de que vale más divertir con cosas ajenas que fastidiar con las
propias. Concurriremos á las obras de otros como los faltos de ropa á
los bailes del carnaval pasado; llevaremos nuestro miserable ingenio,
le cambiaremos por el bueno de los demás, y con ribetes distintos lo
prohijaremos, como lo hacen muchos sin decirlo; de modo que habrá
artículos que sean una capa ajena con embozos nuevos. El de hoy será
de esta laya. Además ¿quién nos podrá negar que semejantes artículos
nos pertenezcan después de que los hayamos robado? Nuestros serán
indudablemente por derecho de conquista. Habrálos también sin embargo
enteramente nuestros.
Siguiendo este sistema no podemos fijar las materias de que hablaremos;
sabemos poco, y aún sabemos menos lo que se nos podrá ocurrir, ó lo que
podremos encontrar. Reirnos de las ridiculeces; esta es nuestra divisa:
ser leídos; este es nuestro objeto: decir la verdad; este nuestro medio.
Aunque nos damos tratamiento de nos, bueno es advertir que no somos más
que uno, es decir, que no somos lo que parecemos; pero no presumimos
tampoco ser más ni menos que nuestros coescritores de la época.

[Ilustración]


EL POBRECITO HABLADOR
REVISTA SATÍRICA DE COSTUMBRES, ETC., ETC.
POR EL BACHILLER
DON JUAN PÉREZ DE MUNGUÍA

¿QUIÉN ES EL PÚBLICO
Y DÓNDE SE LE ENCUENTRA?
(Artículo robado)

El doctor tú te le pones,
El Montalván no le tienes,
Con que quitándote el don
Vienes á quedar Juan Pérez.
_Epigrama antiguo contra el doctor don Juan
Pérez de Montalván_

Yo vengo á ser lo que se llama en el mundo un buen hombre, un infeliz,
un pobrecillo, como ya se echará de ver en mis escritos; no tengo más
defecto, ó llámese sobra si se quiere, que hablar mucho, las más veces
sin que nadie me pregunte mi opinión; váyase porque otros tienen el
no hablar nada, aunque se les pregunte la suya. Entremétome en todas
partes como un pobrecito, y formo mi opinión y la digo, venga ó no
al caso, como un pobrecito. Dada esta primera idea de mi carácter
pueril é inocentón, nadie extrañará que me halle hoy en mi bufete con
gana de hablar, y sin saber qué decir; empeñado en escribir para el
público, y sin saber quién es el público. Esta idea, pues, que me
ocurre al sentir tal comezón de escribir será el objeto de mi primer
artículo. Efectivamente antes de dedicarle _nuestras_ vigilias y tareas
_quisiéramos_ saber con quién _nos_ las _habemos_.
Esa voz _público_ que todos traen en boca, siempre en apoyo de sus
opiniones, ese comodín de todos los partidos, de todos los pareceres,
¿es una palabra vacía de sentido, ó es un ente real y efectivo? Según
lo mucho que se habla de él, según el papelón que hace en el mundo,
según los epítetos que se le prodigan y las consideraciones que se le
guardan, parece que debe de ser alguien. El público es _ilustrado_,
el público es _indulgente_, el público es _imparcial_, el público es
_respetable_: no hay duda, pues, en que existe el público. En este
supuesto, _¿quién es el público y dónde se le encuentra?_
Sálgome de casa con mi cara infantil y bobalicona á buscar al público
por esas calles, á observarle, y á tomar apuntaciones en mi registro
acerca del carácter, por mejor decir, de los caracteres distintivos de
ese respetable señor. Paréceme á primera vista, según el sentido en que
se usa generalmente esta palabra, que tengo de encontrarle en los días
y parajes en que suele reunirse más gente. Elijo un domingo, y donde
quiera que veo un número grande de personas llámolo público á imitación
de los demás. Este día un sinnúmero de oficinistas y de gentes ocupadas
ó no ocupadas el resto de la semana, se afeita, se muda, se viste y se
perfila, veo que á primera hora llena las iglesias, la mayor parte por
ver y ser visto; observa á la salida las caras interesantes, los talles
esbeltos, los pies delicados de las bellezas devotas, las hace señas,
las sigue, y reparo que á segunda hora va de casa en casa haciendo una
infinidad de visitas; aquí deja un cartoncito con su nombre cuando los
visitados no están ó no quieren estar en casa; allí entra, habla del
tiempo que no interesa, de la ópera que no entiende, etc. Y escribo
en mi libro: «El público oye misa, el público coquetea (permítase la
expresión mientras no tengamos otra mejor), el público hace visitas, la
mayor parte inútiles, recorriendo casas, adonde va sin objeto, de donde
sale sin motivo, donde por lo regular ni es esperado antes de ir, ni
es echado de menos después de salir; y el público en consecuencia (sea
dicho con perdón suyo) pierde el tiempo, y se ocupa en futesas:» idea
que confirmo al pasar por la Puerta del Sol.
Éntrome á comer en una fonda, y no sé por qué me encuentro llenas
las mesas de un concurso que, juzgando por las facultades que parece
tener para comer de fonda, tendrá probablemente en su casa una
comida sabrosa, limpia, bien servida, etc., y me lo hallo comiendo
voluntariamente, y con el mayor placer, apiñado en un local incómodo
(hablo de cualquier fonda de Madrid), obstruido, mal decorado, en mesas
estrechas, sobre manteles comunes á todos, limpiándose las babas con
las del que comió media hora antes en servilletas sucias sobre toscas,
servidas diez, doce, veinte mesas, en cada una de las cuales comen
cuatro, seis, ocho personas, por uno ó solos dos mozos mugrientos,
mal encarados y con el menor agrado posible: repitiendo este día los
mismos platos, los mismos guisos del pasado, del anterior y de toda
la vida; siempre puercos, siempre mal aderezados; sin poder hablar
libremente por respetos al vecino; bebiendo vino, ó por mejor decir
agua teñida ó cocimiento de campeche abominable. Digo para mi capote:
«¿Qué alicientes traen al público á comer en las fondas de Madrid?». Y
me contesto: «El público gusta de comer mal, de beber peor, y aborrece
el agrado, el aseo y la hermosura del local».
Salgo á paseo y ya en materia de paseos me parece difícil decidir
acerca del gusto del público, porque si bien un concurso numeroso,
lleno de pretensiones, obstruye las calles y el salón del Prado, ó
pasea á lo largo del Retiro, otro más llano visita la casa de las
fieras, se dirige hacia el río, ó da la vuelta á la población por
las rondas. No sé cuál es el mejor, pero sí escribo: «Un público
sale por la tarde á ver y ser visto; á seguir sus intrigas amorosas
ya empezadas, ó enredar otras nuevas; á hacer el importante junto á
los coches; á darse pisotones, y á ahogarse en polvo; otro público
sale á distraerse, otro á pasearse, sin contar con otro no menos
interesante que asiste á las novenas y cuarenta horas, y con otro no
menos ilustrado atendidos los carteles, que concurre al teatro, á los
novillos, al fantasmagórico Mantillo y al Circo olímpico».
Pero ya bajan las sombras de los altos montes, y precipitándose sobre
estos paseos heterogéneos arrojan de ellos á la gente; yo me retiro el
primero, huyendo del público que va en coche ó á caballo, que es el
más peligroso de todos los públicos; y como mi observación hace falta
en otra parte, me apresuro á examinar el gusto del público en materia
de cafés. Reparo con singular extrañeza que _el público tiene gustos
infundados_; le veo llenar los más feos, los más oscuros y estrechos,
los peores, y reconozco á mi público de las fondas. ¿Por qué se apiña
en el reducido, puerco y opaco café del Príncipe, y el mal servido
de Venecia, y ha dejado arruinarse el espacioso y magnífico de Santa
Catalina, y anteriormente el lindo del Tívoli, acaso mejor situados? De
aquí infiero que _el público es caprichoso_.
Empero aquí un momento de observación. En esta mesa cuatro militares
disputan, como si pelearan, acerca del mérito de Montes y de León, del
volapié y del pasatoro; ninguno sabe de tauromaquia; sin embargo se van
á matar, se desafían, se matan en efecto por defender su opinión, que
en rigor no lo es.
En otra cuatro leguleyos que no entienden de poesía se arrojan á la
cara en forma de alegatos y pedimentos mil dicterios disputando acerca
del género clásico y del romántico, del verso antiguo y de la prosa
moderna.
Aquí cuatro poetas que no han saludado el diapasón se disparan mil
epigramas envenenados, ilustrando el punto _poco tratado_ de la
diferencia de la Tossi y de la Lalande, y no se tiran las sillas por
respeto al _sagrado_ del café.
Allí cuatro viejos en quienes se ha agotado la fuente del sentimiento,
avaros, digámoslo así, de su época, convienen en que los jóvenes del
día están perdidos, opinan que no saben _sentir_ como se sentía en su
tiempo, y echan abajo sus ensayos, _sin haberlos querido leer siquiera_.
Acullá un periodista _sin período_, y otro periodista con _períodos
interminables_, que no aciertan á escribir artículos que se vendan,
convienen en la manera indisputable de redactar un papel que llene con
su fama sus gavetas y en la importancia de los resultados que tal ó
cual artículo, tal ó cual vindicación debe tener en el _mundo_ que no
los lee.
Y en todas partes muchos majaderos, que no entienden de nada, disputan
de todo.
Todo lo veo, todo lo escucho, y apunto con mi sonrisa, propia de un
pobre hombre, y con perdón de mi examinando: «El ilustrado público
gusta de hablar de lo que no entiende».
Salgo del café, recorro las calles, y no puedo menos de entrar en las
hosterías y otras casas públicas; un concurso crecido de parroquianos
de domingo las alborota merendando ó bebiendo, y las conmueve con
su bulliciosa algazara; todas están llenas: en todas el Yepes y el
Valdepeñas mueven las lenguas de la concurrencia, como el aire la
veleta, y como el agua la piedra del molino; ya los densos vapores de
Baco comienzan á subirse á la cabeza del público, que no se entiende á
sí mismo. Casi voy á escribir en mi libro de memorias: «El respetable
público se emborracha;» pero felizmente rómpese la punta de mi lápiz
en tan mala coyuntura, y no siendo aquel lugar propio para afilarlo,
quédase _in pectore_ mi observación y mi habladuría.
Otra clase de gente entre tanto mete ruido en los billares, y pasa las
noches empujando las bolas, de lo cual no hablaré, porque este es de
todos los públicos el que me parece más tonto.
Ábrese el teatro, y á esta hora creo que voy á salir para siempre de
dudas, y conocer de una vez al público por su indulgencia ponderada, su
gusto ilustrado, sus fallos respetables. Ésta parece ser su casa, el
templo donde emite sus oráculos sin apelación. Represéntase una comedia
nueva; una parte del público la aplaude con furor: es sublime, divina;
nada se ha hecho mejor de Moratín acá: otra la silba despiadadamente;
es una porquería, es un sainete, nada se ha hecho peor desde Comella
hasta nuestro tiempo. Uno dice: «Está en prosa, y me gusta solo por
eso; las comedias son la imitación de la vida; deben escribirse en
prosa». Otro: «Está en prosa y la comedia debe escribirse en verso,
porque no es más que una ficción para agradar á los sentidos; las
comedias en prosa son cuentecitos caseros, y si muchos las escriben
así, es porque no saben versificarlas». Éste grita: «¿Dónde está el
verso, la imaginación, la chispa de nuestros antiguos dramáticos?
Todo eso es frío, moral insípida, lenguaje helado; el clasicismo
es la muerte del _genio_». Aquel clama: «¡Gracias á Dios que vemos
comedias arregladas y morales! La imaginación de nuestros antiguos era
desarreglada: ¿qué tenían? Escondidos, tapadas, enredos interminables
y monótonos, cuchilladas, graciosos pesados, confusión de clases, de
géneros; el romanticismo es la perdición del teatro: sólo puede ser
hijo de una imaginación enferma y delirante». Oído esto, vista esta
discordancia de pareceres, ¿á qué me canso en nuevas indagaciones?
Recuerdo que Latorre tiene un partido considerable, y que Luna sin
embargo es también aplaudido sobre esas mismas tablas donde busco un
gusto fijo; que en aquella misma escena los detractores de la Lalande
arrojaron coronas á la Tossi, y que los apasionados de la Tossi
despreciaron, destrozaron á la Lalande, y entonces ya renuncio á mis
esperanzas. ¡Dios mío! ¿dónde está ese público tan indulgente, tan
ilustrado, tan imparcial, tan justo, tan respetable, eterno dispensador
de la fama, de que tanto me han hablado; cuyo fallo es irrecusable,
constante, dirigido por un buen gusto invariable, que no conoce más
norma ni más leyes que las del sentido _común_, que tan pocos tienen?
Sin duda el público no ha venido al teatro esta noche: acaso no
concurre á los espectáculos.
Reúno mis notas, y más confuso que antes acerca del objeto de mis
pesquisas, llego á informarme de personas más ilustradas que yo.
Un autor silbado me dice cuando le pregunto: ¿quién es el público?
«Preguntadme más bien cuántos necios se necesitan para componer un
público». Un autor aplaudido me responde: «Es la reunión de personas
ilustradas, que deciden en el teatro del mérito de las producciones
literarias».
Un escritor cuando le silban dice que el público no le silbó, sino que
fué una intriga de sus enemigos, sus envidiosos, y este ciertamente no
es el público, pero si le critican los defectos de su comedia aplaudida
llama al público en su defensa; el público la ha aplaudido; el público
no puede ser injusto; luego es buena su comedia.
Un periodista presume que el público está reducido á sus suscritores,
y en este caso no es grande el público de los periodistas españoles.
Un abogado cree que el público se compone de sus clientes. Á un médico
se le figura que no hay más público que sus enfermos, y gracias á su
ciencia este público se disminuye todos los días; y así de los demás:
de modo que concluyo la noche sin que nadie me dé una razón exacta de
lo que busco.
¿Será el público el que compra la Galería fúnebre de espectros y
sombras ensangrentadas, y las poesías de Salas, ó el que deja en la
You have read 1 text from Spanish literature.
Next - Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 04
  • Parts
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 01
    Total number of words is 4007
    Total number of unique words is 1423
    35.6 of words are in the 2000 most common words
    48.6 of words are in the 5000 most common words
    53.9 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 02
    Total number of words is 4702
    Total number of unique words is 1559
    33.9 of words are in the 2000 most common words
    48.3 of words are in the 5000 most common words
    56.5 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 03
    Total number of words is 4720
    Total number of unique words is 1675
    35.0 of words are in the 2000 most common words
    47.1 of words are in the 5000 most common words
    55.2 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 04
    Total number of words is 4588
    Total number of unique words is 1587
    34.7 of words are in the 2000 most common words
    49.3 of words are in the 5000 most common words
    54.6 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 05
    Total number of words is 4778
    Total number of unique words is 1649
    36.1 of words are in the 2000 most common words
    49.0 of words are in the 5000 most common words
    55.1 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 06
    Total number of words is 4491
    Total number of unique words is 1612
    35.6 of words are in the 2000 most common words
    49.0 of words are in the 5000 most common words
    55.6 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 07
    Total number of words is 4922
    Total number of unique words is 1683
    36.4 of words are in the 2000 most common words
    50.1 of words are in the 5000 most common words
    56.7 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 08
    Total number of words is 4873
    Total number of unique words is 1720
    34.3 of words are in the 2000 most common words
    47.5 of words are in the 5000 most common words
    54.6 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 09
    Total number of words is 4888
    Total number of unique words is 1532
    36.2 of words are in the 2000 most common words
    51.5 of words are in the 5000 most common words
    57.9 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 10
    Total number of words is 4980
    Total number of unique words is 1555
    38.5 of words are in the 2000 most common words
    54.1 of words are in the 5000 most common words
    60.1 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 11
    Total number of words is 4879
    Total number of unique words is 1734
    35.5 of words are in the 2000 most common words
    48.9 of words are in the 5000 most common words
    56.1 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 12
    Total number of words is 4891
    Total number of unique words is 1532
    38.0 of words are in the 2000 most common words
    51.1 of words are in the 5000 most common words
    57.3 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 13
    Total number of words is 4947
    Total number of unique words is 1579
    35.5 of words are in the 2000 most common words
    49.3 of words are in the 5000 most common words
    56.4 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 14
    Total number of words is 4702
    Total number of unique words is 1759
    33.8 of words are in the 2000 most common words
    46.9 of words are in the 5000 most common words
    53.5 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 15
    Total number of words is 4689
    Total number of unique words is 1637
    35.9 of words are in the 2000 most common words
    48.4 of words are in the 5000 most common words
    54.8 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 16
    Total number of words is 4683
    Total number of unique words is 1633
    36.8 of words are in the 2000 most common words
    52.2 of words are in the 5000 most common words
    58.7 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 17
    Total number of words is 4710
    Total number of unique words is 1648
    34.6 of words are in the 2000 most common words
    49.0 of words are in the 5000 most common words
    55.8 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 18
    Total number of words is 4646
    Total number of unique words is 1651
    35.0 of words are in the 2000 most common words
    50.0 of words are in the 5000 most common words
    57.4 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 19
    Total number of words is 4655
    Total number of unique words is 1577
    36.2 of words are in the 2000 most common words
    49.6 of words are in the 5000 most common words
    56.5 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 20
    Total number of words is 4621
    Total number of unique words is 1582
    35.3 of words are in the 2000 most common words
    47.7 of words are in the 5000 most common words
    54.1 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 21
    Total number of words is 4623
    Total number of unique words is 1566
    34.9 of words are in the 2000 most common words
    48.3 of words are in the 5000 most common words
    54.6 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 22
    Total number of words is 4532
    Total number of unique words is 1694
    32.8 of words are in the 2000 most common words
    45.3 of words are in the 5000 most common words
    52.7 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 23
    Total number of words is 4679
    Total number of unique words is 1473
    37.9 of words are in the 2000 most common words
    49.5 of words are in the 5000 most common words
    55.2 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 24
    Total number of words is 4658
    Total number of unique words is 1555
    35.0 of words are in the 2000 most common words
    49.1 of words are in the 5000 most common words
    56.3 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 25
    Total number of words is 4518
    Total number of unique words is 1568
    34.0 of words are in the 2000 most common words
    48.3 of words are in the 5000 most common words
    54.7 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 26
    Total number of words is 4681
    Total number of unique words is 1557
    38.3 of words are in the 2000 most common words
    51.8 of words are in the 5000 most common words
    58.2 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 27
    Total number of words is 4657
    Total number of unique words is 1557
    36.4 of words are in the 2000 most common words
    48.3 of words are in the 5000 most common words
    54.9 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 28
    Total number of words is 4664
    Total number of unique words is 1569
    36.2 of words are in the 2000 most common words
    48.9 of words are in the 5000 most common words
    55.1 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 29
    Total number of words is 4701
    Total number of unique words is 1453
    34.7 of words are in the 2000 most common words
    49.0 of words are in the 5000 most common words
    54.6 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 30
    Total number of words is 4522
    Total number of unique words is 1528
    38.3 of words are in the 2000 most common words
    50.9 of words are in the 5000 most common words
    57.2 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 31
    Total number of words is 4767
    Total number of unique words is 1643
    34.5 of words are in the 2000 most common words
    48.2 of words are in the 5000 most common words
    55.0 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 32
    Total number of words is 4696
    Total number of unique words is 1463
    37.7 of words are in the 2000 most common words
    50.2 of words are in the 5000 most common words
    55.6 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 33
    Total number of words is 4663
    Total number of unique words is 1615
    35.2 of words are in the 2000 most common words
    48.0 of words are in the 5000 most common words
    54.6 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 34
    Total number of words is 4641
    Total number of unique words is 1544
    35.4 of words are in the 2000 most common words
    50.0 of words are in the 5000 most common words
    56.1 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 35
    Total number of words is 4573
    Total number of unique words is 1552
    35.7 of words are in the 2000 most common words
    49.6 of words are in the 5000 most common words
    56.0 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 36
    Total number of words is 4750
    Total number of unique words is 1539
    34.9 of words are in the 2000 most common words
    48.7 of words are in the 5000 most common words
    54.7 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Obras completas de Fígaro, Tomo 1 - 37
    Total number of words is 2956
    Total number of unique words is 1086
    39.4 of words are in the 2000 most common words
    52.7 of words are in the 5000 most common words
    58.7 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.