Luces de Bohemia: Esperpento - 5

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¡Que no está muerto! Ustedes sin salir de este aire, no perciben la
corrupción que tiene.
BASILIO SOULINAKE
¿Podría usted decirme, señora portera, si tiene usted hecho estudios
universitarios acerca de medicina? Si usted los tiene, yo me callo
y no hablo más. Pero si usted no los tiene, me permitirá de no
darle beligerancia, cuando yo soy a decir que no está muerto, sino
cataléptico.
LA PORTERA
¿Que no está muerto? ¡Muerto y corrupto!
BASILIO SOULINAKE
Usted, sin estudios universitarios, no puede tener conmigo
controversia. La democracia no excluye las categorías técnicas, ya
usted lo sabe, señora portera.
LA PORTERA
¡Un rato largo! ¡Conque no está muerto! ¡Habría usted de estar como
él! Madama Collet, ¿tiene usted un espejo? Se lo aplicamos a la boca y
verán ustedes como no lo alienta.
BASILIO SOULINAKE
¡Esa es una comprobación anticientífica! Como dicen siempre ustedes
todos los españoles: Un me alegro mucho de verte bueno. ¿No es así
como dicen?
LA PORTERA
Usted ha venido aquí a dar un mitin, y a soliviantar con alicantinas a
estas pobres mujeres, que harto tienen con sus penas y sus deudas.
BASILIO SOULINAKE
Puede usted seguir hablando, señora portera. Ya ve usted que yo no la
interrumpo.
_Aparece en el marco de la puerta el cochero de la carroza fúnebre:
Narices de borracho, chisterón viejo con escarapela, casaca de un luto
raído, peluca de estopa y canillejas negras._
EL COCHERO
¡Que son las cuatro y tengo otro parroquiano en la calle de Carlos
Rubio!
BASILIO SOULINAKE
Madama Collet, yo me hago responsable, porque he visto y estudiado
casos de catalepsia en los hospitales de Alemania. ¡Su esposo de usted,
mi amigo y compañero Max Estrella, no está muerto!
LA PORTERA
¿Quiere usted no armar escándalo, caballero? Madama Collet, ¿dónde
tiene usted un espejo?
BASILIO SOULINAKE
¡Es una prueba anticientífica!
EL COCHERO
Póngale usted un mixto encendido en el dedo pulgar de la mano. Si se
consume hasta el final, está tan fiambre como mi abuelo. ¡Y perdonen
ustedes si he faltado!
_El cochero fúnebre arrima la fusta a la pared, y rasca una cerilla.
Acucándose ante el ataúd, desenlaza las manos del muerto, y una vuelve
por la palma amarillenta: En la yema del pulgar le pone la cerilla
luciente, que sigue ardiendo y agonizando. Claudinita con un grito
estridente tuerce los ojos, y comienza a batir la cabeza contra el
suelo._
CLAUDINITA
¡Mi padre! ¡Mi padre! ¡Mi padre querido!


ESCENA DECIMOCUARTA

_UN PATIO EN EL CEMENTERIO DEL ESTE. La tarde fría. El viento adusto.
La luz de la tarde sobre los muros de lápidas, tiene una aridez
agresiva. Dos sepultureros apisonan la tierra de una fosa. Un momento
suspenden la tarea: Sacan lumbre del yesquero, y las colillas de tras
la oreja. Fuman sentados al pie del hoyo._
UN SEPULTURERO
Ese sujeto era un hombre de pluma.
OTRO SEPULTURERO
¡Pobre entierro ha tenido!
UN SEPULTURERO
Los papeles lo ponen por hombre de mérito.
OTRO SEPULTURERO
En España el mérito no se premia. Se premia el robar y el ser
sinvergüenza. En España se premia todo lo malo.
UN SEPULTURERO
¡No hay que poner las cosas tan negras!
OTRO SEPULTURERO
¡Ahí tienes al Pollo del Arete!
UN SEPULTURERO
Y ese, ¿qué ha sacado?
OTRO SEPULTURERO
Pasarlo como un rey siendo un malasangre. Míralo disfrutando a la viuda
de un concejal.
UN SEPULTURERO
Di un ladrón del Ayuntamiento.
OTRO SEPULTURERO
Ponlo por dicho. ¿Te parece que una mujer de posición se chifle así por
un tal sujeto?
UN SEPULTURERO
Cegueras. Es propio del sexo.
OTRO SEPULTURERO
¡Ahí tienes el mérito que triunfa! ¡Y para todo la misma ley!
UN SEPULTURERO
¿Tú conoces a la sujeta? ¿Es buena mujer?
OTRO SEPULTURERO
Una mujer en carnes. ¡Al andar, unas nalgas que le tiemblan! ¡Buena!
UN SEPULTURERO
¡Releche con la suerte de ese gatera!
_Por una calle de lápidas y cruces, vienen paseando y dialogando dos
sombras rezagadas, dos amigos en el cortejo fúnebre de Máximo Estrella.
Hablan en voz baja y caminan lentos, parecen almas imbuidas del respeto
religioso de la muerte. El uno, viejo caballero con la barba toda de
nieve, y capa española sobre los hombros, es el céltico Marqués de
Bradomín. El otro es el índico y profundo Rubén Darío._
RUBÉN
¡Es pavorosamente significativo que al cabo de tantos años nos hayamos
encontrado en un cementerio!
EL MARQUÉS
En el Campo Santo. Bajo ese nombre adquiere una significación distinta
nuestro encuentro, querido Rubén.
RUBÉN
Es verdad. Ni cementerio, ni necrópolis. Son nombres de una frialdad
triste y horrible, como estudiar Gramática. ¿Marqués, qué emoción tiene
para usted necrópolis?
EL MARQUÉS
La de una pedantería académica.
RUBÉN
Necrópolis para mí es como el fin de todo, dice lo irreparable y lo
horrible, el perecer sin esperanza en el cuarto de un Hotel. ¿Y Campo
Santo? Campo Santo tiene una lámpara.
EL MARQUÉS
Tiene una cúpula dorada. Bajo ella resuena religiosamente el terrible
clarín extraordinario, querido Rubén.
RUBÉN
Marqués, la muerte muchas veces sería amable, si no existiese el terror
de lo incierto. ¡Yo hubiera sido feliz hace tres mil años en Atenas!
EL MARQUÉS
Yo no cambio mi bautismo de cristiano por la sonrisa de un cínico
griego. Yo espero ser eterno por mis pecados.
RUBÉN
¡Admirable!
EL MARQUÉS
En Grecia quizá fuese la vida más serena que la vida nuestra...
RUBÉN
¡Solamente aquellos hombres han sabido divinizarla!
EL MARQUÉS
Nosotros divinizamos la muerte. No es más que un instante la vida, la
única verdad es la muerte... Y de las muertes, yo prefiero la muerte
cristiana.
RUBÉN
¡Admirable filosofía de hidalgo español! ¡Admirable! ¡Marqués, no
hablemos más de Ella!
_Callan y caminan en silencio. Los sepultureros, acabada de apisonar
la tierra, uno tras otro beben a chorro de un mismo botijo. Sobre el
muro de lápidas blancas, las dos figuras acentúan su contorno negro.
Rubén Darío y el Marqués de Bradomín se detienen ante la mancha oscura
de la tierra removida._
RUBÉN
¿Marqués, cómo ha llegado usted a ser amigo de Máximo Estrella?
EL MARQUÉS
Max era hijo de un capitán carlista que murió a mi lado en la guerra.
¿Él contaba otra cosa?
RUBÉN
Contaba que ustedes se habían batido juntos en una revolución, allá en
México.
EL MARQUÉS
¡Qué fantasía! Max nació treinta años después de mi viaje a México.
¿Sabe usted la edad que yo tengo? Me falta muy poco para llevar un
siglo a cuestas. Pronto acabaré, querido poeta.
RUBÉN
¡Usted es eterno, Marqués!
EL MARQUÉS
¡Eso me temo, pero paciencia!
_Las sombras negras de los sepultureros --al hombro las azadas
lucientes-- se acercan por la calle de tumbas. Se acercan._
EL MARQUÉS
¿Serán filósofos, como los de Ofelia?
RUBÉN
¿Ha conocido usted alguna Ofelia, Marqués?
EL MARQUÉS
En la edad del pavo todas las niñas son Ofelias. Era muy pava aquella
criatura, querido Rubén. ¡Y el príncipe, como todos los príncipes, un
babieca!
RUBÉN
¿No ama usted al divino William?
EL MARQUÉS
En el tiempo de mis veleidades literarias, lo elegí por maestro. ¡Es
admirable! Con un filósofo tímido, y una niña boba en fuerza de
inocencia, ha realizado el prodigio de crear la más bella tragedia.
Querido Rubén, Hamlet y Ofelia, en nuestra dramática española serían
dos tipos regocijados. ¡Un tímido y una niña boba, lo que hubieran
hecho los gloriosos hermanos Quintero!
RUBÉN
Todos tenemos algo de Hamletos.
EL MARQUÉS
Usted, que aún galantea. Yo, con mi carga de años, estoy más próximo a
ser la calavera de Yorik.
UN SEPULTURERO
Caballeros, si ustedes buscan la salida, vengan con nosotros. Se va a
cerrar.
EL MARQUÉS
Rubén, ¿qué le parece a usted quedarnos dentro?
RUBÉN
¡Horrible!
EL MARQUÉS
Pues entonces sigamos a estos dos.
RUBÉN
Marqués, ¿quiere usted que mañana volvamos para poner una cruz sobre la
sepultura de nuestro amigo?
EL MARQUÉS
¡Mañana! Mañana, habremos los dos olvidado ese cristiano propósito.
RUBÉN
¡Acaso!
_En silencio y retardándose, siguen por el camino de los sepultureros
que, al revolver los ángulos de las calles de tumbas, se detienen a
esperarlos._
EL MARQUÉS
Los años no me permiten caminar más de prisa.
UN SEPULTURERO
No se excuse usted, caballero.
EL MARQUÉS
Pocos me faltan para el siglo.
OTRO SEPULTURERO
¡Ya habrá usted visto entierros!
EL MARQUÉS
Si no sois muy antiguos en el oficio, probablemente más que vosotros.
¿Y se muere mucha gente esta temporada?
UN SEPULTURERO
No falta faena. Niños y viejos.
OTRO SEPULTURERO
La caída de la hoja siempre trae lo suyo.
EL MARQUÉS
¿A vosotros os pagan por entierro?
UN SEPULTURERO
Nos pagan un jornal de tres pesetas, caiga lo que caiga. Hoy, a como
está la vida, ni para mal comer. Alguna otra cosa se saca. Total,
miseria.
OTRO SEPULTURERO
En todo va la suerte. Eso lo primero.
UN SEPULTURERO
Hay familias que al perder un miembro, por cuidarle de la sepultura,
pagan uno o dos o medio. Hay quien ofrece y no paga. Las más de las
familias pagan los primeros meses. Y lo que es el año, de ciento una.
¡Dura poco la pena!
EL MARQUÉS
¿No habéis conocido ninguna viuda inconsolable?
UN SEPULTURERO
¡Ninguna! Pero pudiera haberla.
EL MARQUÉS
¿Ni siquiera habéis oído hablar de Artemisa y Mausoleo?
UN SEPULTURERO
Por mi parte, ni la menor cosa.
OTRO SEPULTURERO
Vienen a ser tantas las parentelas que concurren a estos lugares, que
no es fácil conocerlas a todas.
_Caminan muy despacio. Rubén, meditabundo, escribe alguna palabra
en el sobre de una carta. Llegan a la puerta, rechina la verja negra.
El Marqués, benevolente, saca de la capa su mano de marfil, y reparte
entre los enterradores algún dinero._
EL MARQUÉS
No sabéis mitología, pero sois dos filósofos estoicos. Que sigáis
viendo muchos entierros.
UN SEPULTURERO
Lo que usted ordene. ¡Muy agradecido!
OTRO SEPULTURERO
Igualmente. Para servir a usted, caballero.
_Quitándose las gorras, saludan y se alejan. El Marqués de Bradomín,
con una sonrisa, se arrebuja en la capa. Rubén Darío conserva siempre
en la mano el sobre de la carta donde ha escrito escasos renglones. Y
dejando el socaire de unas bardas, se acerca a la puerta del cementerio
el coche del viejo Marqués._
EL MARQUÉS
¿Son versos, Rubén? ¿Quiere usted leérmelos?
RUBÉN
Cuando los haya depurado. Todavía son un monstruo.
EL MARQUÉS
Querido Rubén, los versos debieran publicarse con todo su proceso,
desde lo que usted llama monstruo hasta la manera definitiva. Tendrían
entonces un valor como las pruebas de agua-fuerte. ¿Pero usted no
quiere leérmelos?
RUBÉN
Mañana, Marqués.
EL MARQUÉS
Ante mis años, y a la puerta de un cementerio, no se debe pronunciar la
palabra mañana. En fin, montemos en el coche, que aún hemos de visitar
a un bandolero. Quiero que usted me ayude a venderle a un editor el
manuscrito de mis Memorias. Necesito dinero. Estoy completamente
arruinado desde que tuve la mala idea de recogerme a mi Pazo de
Bradomín. ¡No me han arruinado las mujeres, con haberlas amado tanto, y
me arruina la agricultura!
RUBÉN
¡Admirable!
EL MARQUÉS
Mis Memorias se publicarán después de mi muerte. Voy a venderlas como
si vendiese el esqueleto. Ayudémonos.


ESCENA ÚLTIMA

_LA TABERNA DE PICA LAGARTOS. Lobreguez con un temblor de acetileno.
Don Latino de Hispalis, ante el mostrador, insiste y tartajea
convidando al Pollo del Pay-pay. Entre traspiés y traspiés, da la
pelma._
DON LATINO
¡Beba usted, amigo! ¡Usted no sabe la pena que rebosa mi corazón! ¡Beba
usted! ¡Yo bebo sin dejar cortinas!
EL POLLO
Porque usted no es castizo.
DON LATINO
¡Hoy hemos enterrado al primer poeta de España! ¡Cuatro amigos en el
cementerio! ¡Acabose! ¡Ni una cabrona representación de la Docta Casa!
¿Qué te parece, Venancio?
PICA LAGARTOS
Lo que usted guste, Don Latí.
DON LATINO
¡El Genio brilla con luz propia! ¿Que no, Pollo?
EL POLLO
Que sí, Don Latino.
DON LATINO
¡Yo he tomado sobre mis hombros, publicar sus escritos! ¡La honrosa
tarea! ¡Soy su fideicomisario! Nos lega una novela social, que
está a la altura de _Los Miserables_. ¡Soy su fideicomisario! Y el
producto íntegro de todas las obras, para la familia. ¡Y no me importa
arruinarme publicándolas! ¡Son deberes de la amistad! ¡Semejante al
nocturno peregrino, mi esperanza inmortal no mira al suelo! ¡Señores,
ni una representación de la Docta Casa! ¡Eso sí, los cuatro amigos,
cuatro personalidades! El Ministro de la Gobernación, Bradomín, Rubén y
este ciudadano. ¿Que no, Pollo?
EL POLLO
Por mí, ya puede usted contar que estuvo la Infanta.
PICA LAGARTOS
Me parece mucho decir que se halló la política representada en el
entierro de Don Max. Y si usted lo divulga, hasta podrá tener para
usted malas resultas.
DON LATINO
¡Yo no miento! ¡Estuvo en el cementerio el Ministro de la Gobernación!
¡Nos hemos saludado!
EL CHICO DE LA TABERNA
¡Sería Fantomas!
DON LATINO
Calla tú, mamarracho. ¡Don Antonio Maura estuvo a dar el pésame en la
casa del Gallo!
EL POLLO
José Gómez, Gallito, era un astro, y murió en la plaza, toreando muy
requetebién, porque ha sido el rey de la tauromaquia.
PICA LAGARTOS
¿Y Terremoto, u séase Juan Belmonte?
EL POLLO
¡Un intelectual!
DON LATINO
Niño, otra ronda. ¡Hoy es el día más triste de mi vida! ¡Perdí un amigo
fraternal y un maestro! Por eso bebo, Venancio.
PICA LAGARTOS
¡Que ya sube una barbaridad la cuenta, Don Latí! Tantéese usted, a ver
el dinero que tiene. ¡No sea caso!
DON LATINO
Tengo dinero para comprarte a ti, con tu tabernáculo.
_Saca de las profundidades del carrik un manojo de billetes, y lo
arroja sobre el mostrador, bajo la mirada torcida del chulo y el gesto
atónito de Venancio. El chico de la taberna se agacha por alcanzar
entre las zancas barrosas del curda, un billete revolante. La Niña Pisa
Bien, amurriada en un rincón de la tasca, se retira el pañuelo de la
frente, y espabilándose fisga hacia el mostrador._
EL CHICO DE LA TABERNA
¿Ha heredado usted, Don Latí?
DON LATINO
Me debían unas pocas pesetas, y me las han pagado.
PICA LAGARTOS
No son unas pocas.
LA PISA BIEN
¡Diez mil del ala!
DON LATINO
¿Te deben algo?
LA PISA BIEN
¡Naturaca! Usted ha cobrado un décimo que yo he vendido.
DON LATINO
No es verdad.
LA PISA BIEN
El 5775.
EL CHICO DE LA TABERNA
¡Ese mismo número llevaba Don Max!
LA PISA BIEN
A fin de cuentas no lo quiso, y se lo llevó Don Latí. Y el tío roña,
aún no ha sido para darme la propi.
DON LATINO
¡Se me había olvidado!
LA PISA BIEN
Mala memoria que usted se gasta.
DON LATINO
Te la daré.
LA PISA BIEN
Usted verá lo que hace.
DON LATINO
Confía en mi generosidad ilimitada.
_El chico de la taberna se desliza tras el patrón, y a hurto, con
una seña disimulada, le tira del mandil. Pica Lagartos echa la llave
al cajón, y se junta con el chaval, en la oscuridad donde están
amontonadas las corambres. Hablan expresivos y secretos, pero atentos
al mostrador con el ojo y la oreja. La Pisa Bien le guiña a Don
Latino._
LA PISA BIEN
¡Don Latí, me dotará usted con esas diez mil del ala!
DON LATINO
Te pondré piso.
LA PISA BIEN
¡Olé, los hombres!
DON LATINO
Crispín, hijo mío, una copa de anisete a esta madama.
EL CHICO DE LA TABERNA
¡Va, Don Latí!
DON LATINO
¿Te estás confesando?
LA PISA BIEN
¡Don Latí, está usted la mar de simpático! ¡Es usted un flamenco!
¡Amos, deje de pellizcarme!
EL POLLO
Don Latino, pupila, que le hacen guiños a esos capitales.
LA PISA BIEN
¡Si llevábamos el décimo por mitad! Don Latí una cincuenta, y esta
servidora de ustedes, seis reales.
DON LATINO
¡Es un atraco, Enriqueta!
LA PISA BIEN
¡Deje usted las espantás para el calvorota! ¡Vuelta a pellizcarme!
¡Parece usted un chivo loco!
EL POLLO
No le conviene a usted esa gachí.
LA PISA BIEN
En una semana lo enterraba.
DON LATINO
Ya se vería.
EL POLLO
A usted le conviene una mujer con los calores extinguidos.
LA PISA BIEN
A usted le conviene mi mamá. Pero mi mamá es una viuda decente, y para
sacar algo, hay que llevarla a la calle de la Pasa.
DON LATINO
Yo soy un apóstol del amor libre.
LA PISA BIEN
Usted se ajunta con mi mamá y conmigo, para ser el caballero formal que
se anuncia en _La Corres_. Precisamente se cansó de dar la pelma un
huésped que teníamos, y dejó una alcoba, para usted la propia. ¿Adónde
va usted, Don Latí?
DON LATINO
A cambiar el agua de las aceitunas. Vuelvo. No te apures, rica.
Espérame.
LA PISA BIEN
Don Latí, soy una mujer celosa. Yo le acompaño.
_Pica Lagartos deja los secretos con el chaval, y en dos trancos
cruza el vano de la tasca: Por el cuello del carrik detiene al curda
en el umbral de la puerta. Don Latino guiña el ojo, tuerce la jeta, y
desmaya los brazos haciendo el pelele._
DON LATINO
¡No seas vándalo!
PICA LAGARTOS
Tenemos que hablar. Aquí el difunto ha dejado una pella que pasa de
tres mil reales --ya se verán las cuentas-- y considero que debe usted
abonarla.
DON LATINO
¿Por qué razón?
PICA LAGARTOS
Porque es usted un vivales, y no hablemos más.
_El Pollo del Pay-pay se acerca ondulante. A intento, deja ver que
está empalmado, tose y se rasca ladeando la gorra. Enriqueta tercia el
mantón y ocultamente abre una navajilla._
EL POLLO
Aquí todos estamos con la pupila dilatada, y tenemos opción a darle un
vistazo a ese kilo de billetaje.
LA PISA BIEN
Don Latí se va a la calle de ganchete con mangue.
EL POLLO
¡Fantasía!
PICA LAGARTOS
Tu, pelmazo, guarda la herramienta y no busques camorra.
EL POLLO
¡Don Latí, usted ha dado un golpe en el Banco!
DON LATINO
Naturalmente.
LA PISA BIEN
¡Que te frían un huevo, Nicanor! A Don Latí le ha caído la lotería en
un décimo del 5775. ¡Yo se lo he vendido!
PICA LAGARTOS
El muchacho y un servidor lo hemos presenciado. ¿Es verdad, muchacho?
EL CHICO DE LA TABERNA
¡Así es!
EL POLLO
¡Miau!
_Pacona, una vieja que hace celestinazgo y vende periódicos, entra en
la taberna con su hatillo de papel impreso, y deja sobre el mostrador
un número de «El Heraldo». Sale como entró, fisgona y callada.
Solamente en la puerta, mirando a las estrellas, vuelve a gritar su
pregón._
LA PERIODISTA
¡_Heraldo de Madrid_! ¡_Corres_! ¡_Heraldo_! ¡Muerte misteriosa de dos
señoras en la calle de Bastardillos! ¡_Corres_! ¡_Heraldo_!
_Don Latino rompe el grupo y se acerca al mostrador, huraño y
enigmático. En el círculo luminoso de la lámpara, con el periódico
abierto a dos manos, tartamudea la lectura de los títulos con que
adereza el reportero el suceso de la calle de Bastardillos. Y le miran
los otros con extrañeza burlona, como a un viejo chiflado._
LECTURA DE DON LATINO
El tufo de un brasero. Dos señoras asfixiadas. Lo que dice una vecina.
Doña Vicenta no sabe nada. ¿Crimen o suicidio? ¡Misterio!
EL CHICO DE LA TABERNA
Mire usted si el papel trae los nombres de las gachís, Don Latí.
DON LATINO
Voy a verlo.
EL POLLO
¡No se cargue usted la cabezota, tío lila!
LA PISA BIEN
Don Latí, vámonos.
EL CHICO DE LA TABERNA
¡Aventuro que esas dos sujetas, son la esposa y la hija de Don Máximo!
DON LATINO
¡Absurdo! ¿Por qué habían de matarse?
PICA LAGARTOS
¡Pasaban muchas fatigas!
DON LATINO
Estaban acostumbradas. Solamente tendría una explicación. ¡El dolor por
la pérdida de aquel astro!
PICA LAGARTOS
Ahora usted hubiera podido socorrerlas.
DON LATINO
¡Naturalmente! ¡Y con el corazón que yo tengo, Venancio!
PICA LAGARTOS
¡El mundo es una controversia!
DON LATINO
¡Un esperpento!
EL BORRACHO
¡Cráneo previlegiado!


ACABOSE DE IMPRIMIR ESTE LIBRO
EN LA IMPRENTA CERVANTINA
DE MADRID A XXX DÍAS
DEL MES DE JUNIO
DE MCMXXIV
AÑOS
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