Historia de Venezuela, Tomo II - 27

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hallado del Gouernador, por que son vna fruta para todos nosotros bien
mala y dañosa y que deuajo de buen color y gusto tiene muy cruel
ponzoña, y concluyo con lo que otras vezes e dicho: que procuremos
uender nuestras uidas muy bien bendidas y hagamos lo que somos
obligados, que si agora pasaremos trauajos, adelante tendremos descanso,
y si agora tuuieremos hanbre, adelante tendremos artura, y si agora
peregrinamos es para yr y pasar a la tierra que pretendemos, que es el
Peru, donde todo nos es deuido, y llegados a el abra cada uno el premio
de su travajo.
Y dicho esto, y biendo que las casas del pueblo les heran dañosas,
porque por ellas podian entrar los enemigos cubierta o escondidamente,
mando quemar las mas dellas, dejando para rreparo de sus arcabuzeros
algunas casas questauan comodas para hello; y quemandose vnas casas que
estauan zercanas a la Iglesia, salto el fuego hella[498] y quemose.
Otros dizen que vno de los soldados de Aguirre, llamado Francisco
Rodriguez de Gueuara, le pego fuego, y biendo Lope de Aguirre que la
Iglesia se quemaua, por dar alguna muestra o aparienzia de cristiano,
mando luego sacar los ornamentos e ymaxines que en ella auia, y asi no
se quemo todo.
Viendo los del Rrey que Aguirre auia quemado aquellas casas y dejado
otras para poder mejor ofender y rrepararse, luego, aquella propia
noche, pegaron fuego a las otras casas que auia dejado el traidor por
quemar y para su resguarda; y asi quedo todo el pueblo quemado y
asolado, sin auer en el en pie mas de sola la casa y sitio donde estaua
alojado Aguirre con su jente.
Hechas estas buenas hobras, bino la noche, en la qual anbos canpos
durmieron con vien poco rreposso, temiendose qual auia de dar a qual,
pero de anbas partes se hizo tan bien, que de donde se alojaron nunca
hizieron por aquella noche ningun mudamiento, aunque todauia los del
canpo de su Magestad, con la justizia que de su parte tenian, se
atreuieron a acometer, y fue que esta propia noche, ya que queria
amanescer vino el maese de canpo Diego Garcia de Paredes, con algunos
amigos suyos a cauallo con cinco arcabuzes, quera toda el artelleria del
canpo del Rrey, zerca de donde estaua Aguirre, y disparandolos y
haziendo otros alborotos, desasosegaron al contrario y le pusieron en
arma; el qual luego se puso a punto y a pique con todo silencio; y
auiendo ya amanecido y biendo donde estaua el Maese de canpo, y la demas
gente que le auian dado el arma[499] y alvorada mando salir
escondidamente de su fuerte y alojamiento quarenta arcabuzeros para que
fuessen a dar sobre los que estauan con el Maese de canpo.
Los quarenta arcabuzeros lo hizieron tan fyelmente que, casi sin ser
sentidos, fueron a dar sobre los del Rrey que les auian alborotado, los
quales, ya questauan algo zerca, los uieron, y sacando las flacas armas
que tenian y balerosos esfuerzos y animos para poner las uidas por la
honrra de su Rrey, les esperaron para darse con ellos de las harmas; los
quales viendo que ya los del Rrey les auian uisto y que sin ningun temor
los esperauan, no curaron de arremeter, mas deteniendose algo lejos,
comenzaron a disparar algunos arcabuzes, de los cuales nunca hirieron a
nadie, ni los del Rrey asi mesmo hicieron daño alguno en sus contrarios,
y de conformidad, dejando los puestos uirgines y sin ninguna sangre
derramada, sse retiraron cada esquadron o compañia hazia donde estaua su
canpo o alojamiento.
Dizese que aqui, desta uez, entre estos quarenta arcabuzeros de Aguirre
y los questauan con el Maese de canpo de parte del Rrey, se trauo una
muy peligrosa y braua escaramuza, y que sin que ouiese ningun herido, se
rretiraron anbas partes, como se a dicho. Yo lo tengo por
difycultoso[500] que se ouiese trauado peligrosa y braua escaramuza sin
peligrar nadie; y el dezillo desta suerte deue de causar[501] la poca
espiriencia que el autor que esta rrelacion dio tenia de cosas de
guerra, porque a qualquier uista que le dauan en que disparauan
arcabuzes, la llama escaramuza y muy braua y peligrosa; y asi haze en su
Istoria o rrelacion de donde esto se trasunto, memoria de muchas
escaramuzas, y en todas hellas no se hallara que hayan herido vn solo
honbre. Hello deuia ser, como se a dicho, que de lexos se saludaban, y
todos sse guardauan muy bien, que ni los vnos querian matar ni los otros
que los matasen.


CAPITULO OCHENTA Y SSEIS
De vna carta que Lope de Aguirre enuio al gouernador Pablo Collado,
y de un esclauo que se huyo del canpo del Rrey al del traydor.

El propio dia que Aguirre entro en Baraquysimeto llego el capitan Pedro
Brauo de Molina con la jente que de Merida saco a la ciudad del Tocuyo,
donde hallo al gouernador Pablo Collado, sin ningun pensamiento de
hallarse presente en el canpo del Rrey; y an[502] algunos echaron fama
que tenia puestos sus desinios en rretirarse hacia el Nueuo Rreyno de
Granada, si Aguirre saliera con uitoria de Barquysimeto.
El capitan Pedro Brauo de Molina, viendo quan frio estaua el Gouernador
en yr aquella jornada, comenzole a persuadir y dezir lo mucho que
ynportaba hallarse el presente en el canpo de su Magestad, porque
rrepresentando como rrepresentaua la persona del Rrey, los soldados y
otros vecinos se animarian hazer lo que heran obligados, esperando quel,
como Gouernador, viendo lo que cada vno tajaua[503], se lo
gratifycaria; de mas de que no conuenia a su onor ni al cargo que tenia,
hazer lo contrario.
El Gouernador puso por escusa su enfermedad, diziendo que a causa della
no auia podido hazer mas, pero que, pues el capitan Pedro Brauo hera de
aquel parezer, que el se esforcaria a caminar e yria al canpo, y
juntamente con esto le rrindio las gracias del socorro que le daua; y
pareciendole que hera honvre de sufyciente juicio y autoridad para
rregir y governar vien la jente de su canpo, le nonbro luego por su
theniente general, asi en las cossas de la guerra como en las del
gouierno, y por capitan de a cauallo, y desto le dio muy vastante poder
y conduta. Los soldados del capitan Pedro Brauo no quysieran que su
capitan hazetara estos cargos ni que se metiera devajo de la uandera del
Gouernador, sino que, como capitan que uenia de otro distrito, se
estuviera por si, y con su uandera y jente hiciera lo que deuia; mas al
capitan le parecio que hera mas honrra y prouecho suyo y de sus soldados
azetar los cargos que el Gouernador le daba, y al fyn lo hizo asi, y con
ellos entendio durante el tienpo questuvo en el canpo, en seruir al Rrey
muy bien.
Demas desto ofrecio el Gouernador a los soldados que auian ydo en su
socorro con el capitan Brauo, que si tenia nezesidad de algunas cosas de
auio para sus soldados y criados que se lo dijese y lo proueheria,
algunos de los quales, mas por entender asta donde se entendia la
liueralidad del Gouernador que por aprouecharse de lo que les podia dar,
dijeron que les proueyesen de lo que auian menester y que hellos se
obligarian a pagarsselo, porque gratis no querian nada, sino en todo
seruir al Rrey y a ssu costa. El Gouernador les dijo que hera contento,
y luego mando a vn mercader que a cada soldado le diese para su auio vna
dozena de herraje, que son beinte y quatro herraduras con sus clauos, y
no mas, y con esto le parecio que hirian los soldados bien pertrechados
y a poca costa, los quales le rrindieron las gracias por el auio y no
quysieron rreceuir cosa alguna del, y quedaron con alguna ocassion de
pasatiempo o murmuracion de la largueza del Gouernador; y luego, el
propio dia, se partieron el Gouernador y el capitan Brauo y los demas
que de Merida avian salido, y otros que de otro pueblo llamado Trujillo,
de la propia Gouernacion, se auian juntado, que hirian por todos mas de
sesenta honbres, y caminando parte de la noche, el siguiente dia[504],
en amaneciendo, yendo caminando hazia donde estaua el general Gutierre
de la Peña, llego vn mensajero con vna carta que Lope de Aguirre screuia
al Gouernador, y deteniendose a uer lo que hen ella dezia, fue leida de
suerte que todos la entendieron, y lo que hen ella se contenia hera
esto:
«Muy magnifico señor: Entre otros papeles que de vuestra merced en este
pueblo se hallaron, estaua vna carta suya a mi dirigida, con mas
ofrecimientos y preanbulos que estrellas ay en el cielo; y para conmigo
y mis conpañeros no auia necesidad de que se tomase ese trauajo, pues se
yo asta donde llega su ciencia, y en lo que toca hazerme mercedes y
fauorezerme con el Rrey[505] fue superfluo lo que vuestra merced me
ofreze, porque bien se yo que su priuanza ni pujanza no llega al primer
nublado, y si el Rrey despaña ouiera de pasar por la lid que entre
vuestra merced y yo se hiciera, yo lo hazetara y aun diera a vuestra
merced las armas abentajadas; mas todos los tengo por ardides de los que
vsa con ellos[506] caualleros que ganaron y poblaron esta tierra para
que vuestra merced, con sus dos nominativos, les uiniese a rrouar su
sudor, con titulo de dezir que viene hazer justicia; y la justicia que
se le haze es ynquyrir como conquistaron la tierra, para por esta uia
hazelles guerra.
»La merced que de vuestra merced quiero, es que no curemos de tentarnos
las corazas, pues saue vuestra merced lo poco que hen ello puede ganar,
porque mis compañeros se an dado tan poco por sus perdones quanto es
rrazon, y tienen prosupuesto de uender las vidas muy vien bendidas.
»Yo no pretendo nada en esta tierra mas de que por mis dineros me
provean de algunas caualgaduras y de otras cosas, que, demas de pagallas
muy bien, rreseruara vuestra merced su Gouernacion y pueblos della de
artos daños que yo y mis conpañeros le haremos si por otra uia nos
quysieren lleuar, porque en las muestras que en la tierra emos uisto,
nos an puesto alas y espuelas para no detenernos hen ella; que por vnas
caperuzas o sonbreros y lanzas que por huir vnos soldados de vuestra
merced dejaron en el camino, emos uisto quan medrados estan los demas.
»Y boluiendo a la carta, no ay para que vuestra merced diga que andamos
fuera del seruicio del Rrey, porque pretender yo y mis conpañeros por
las armas hazer lo que hizieron nuestros antepasados, no es yr contra el
Rrey, porque al que nos hiziere las hobras ternemos por señor, y al que
no, no le conozemos; y asi a muchos dias que nos desnaturamos de España
y negamos al Rrey della, si alguna obligazion de seruille teniamos, y
asi hizimos nueuo Rrey, al qual obedecimos, y como uasallos de otro
señor vien podemos hazer guerra contra quyen emos jurado de hazella sin
yncurrir en ninguna nota de las que por halla se nos ponen; y
concluyendo en todo digo que como vuestra merced y sus rrepublicanos nos
hizieren la uezindad, que asi les haremos las hobras; y que si nos
buscaren, que aquy nos hallaran las manos en la masa, y mientras mas
ayna nos dieren el auio que le suplico me den, con mas breuedad nos
yremos desta tierra.
»No me ofrezco al seruicio de vuestra merced, porque lo terna por
fynxido ofrescimiento. Nuestro Señor, la muy magnifica persona de
vuestra merced &. Su servidor, _Lope de Aguirre_.»
Leyda esta carta, el Gouernador rrespondio a los questauan presentes:
«Pluuiera[507] a Dios que el subceso desta guerra se dejara entre mi y
Aguirre, que aunque el desgarra tan largo por su carta, yo hiciera con
el lo quel dize que hiciera conmigo, y a buen sseguro que nos quedaramos
con la uitoria. Mas, pues que Dios lo quiere asi, demosle gracias, que
nuestros pecados deuen ser causa de tanto mal, que asta aquy viniesen
alcanzarnos las centellas del Piru, y darnos estos desasosiegos, y
ponernos en aprieto»; y todo esto tan aconpañado de lagrimas, que pusso
admiracion a los questauan presentes en uer que[508] con quanto
sentimiento hablaua el Gouernador; y asi se murmuro largo esta
rrespuesta, lo qual sintio el Pablo Collado y despues se la pagaron
todos acauada la guerra.
Y caminando aquel dia, a ora de mediodia llegaron a donde estaua el
general Gutierre de la Peña con la demas jente, los quales, con la
llegada del capitan Brauo y de los demas que con el yban, rreciuieron
tanto animo y contento y alegria, que la duda que asta halli tenian de
la uitoria se les convirtio en vna muy cierta esperanza de auella, y se
tenian ya por tan vencedores como si tuuieran muerto al traidor.
El capitan Brauo, a fin de animar[509] la jente del Rrey y admedrentar
los contrarios, entro diziendo y publicando que en su pueblo, que hera
Merida, quedaua vn Oydor del Nueuo Rreyno con quinientos honbres, y que
el benia con hobra de ducientos soldados a entender los desinios del
Aguirre; y sucedio que luego, en aquel ynstante o aquella noche, se
huyo vn sclauo del propio canpo del Rrey a donde estaua Lope de Aguirre,
y le dijo que entonzes auia llegado vn capitan del Rreyno con ducientos
honbres, y que el los auia visto y traian muchos aderezos de guerra. El
Aguirre mostro no hazer caso de lo quel negro le dezia, pero sus
soldados lo creyeron, y luego se les cayeron las alas, y no las tenian
todas consigo, pareciendoles quera mucha jente la quel sclauo dezia, y
que no podrian dejar de ser muertos o desuaratados, y asi propusieron
muchos dellos den hallando oportunidad, huirse y pasarse al canpo del
Rrey, para gozar de los perdones que el Gouernador les daua.


CAPITULO OCHENTA Y SIETE
Que trata de dos ssoldados de Aguirre que se pasaron al canpo del
Rrey, y de algun seruicio que le fue tomado a Aguirre.

Ssauida por Lope de Aguirre la nueua dicha, que el sclauo le dio de la
jente del Rreyno, rrecelandosse de que svs soldados no le hiziesen
alguna levada[510] y se huyesen, puso en ellos mucha mas guarda que asta
alli, aunque antes siempre auia venido con ellos muy rrecatado,
guardandolos y teniendolos enzerrados en aquel fuerte o zercado
dondestavan, algunos de los quales deseauan hallar tiempo oportuno para
se pasar, y con la mucha custodia que de sus amigos hen ellos tenia, no
podian efetuar su proposito; y al fyn plugo a Nuestro Señor que dos
soldados de Aguirre, llamados el vno Juan Rrangel y el otro Guerrero,
hazertaron al tercero dia, que fue viernes, atener ocasion v oportunidad
para salir del fuerte con sus alcabuzes, y en viendosse algo apartados
del, escondidamente, sin que los uiesen los de Aguirre, se pasaron al
canpo del Rrey, donde los rresciuieron con mucho contento, y ellos
dieron noticia de como auia muchos quen breue se pasarian, y que no hera
menester mas destarse por alli la jente del Rrey y defendiendoles las
comidas, y que poco a poco se les uendrian pasando todos, y que quedauan
para se pasar de los primeros vn Juan Geronimo Despindola, y un Hernan
Zenteno, como otros diez o doze conpañeros.
Y con esta nueua y la que antes les auia dado Pedro Antonio Galeas,
tenian de contino sus zentinelas y corredores de a cauallo los del Rrey
sobre el fuerte de Aguirre, para que su gente no tubiese lugar de salir
a buscar comida sin que fuesen todos; y asi, este propio dia, estos
soldados que se pasaron con el Maese de Canpo y el capitan Brauo y otros
quarenta soldados, fueron a dar uista al traidor, y poniendose donde
podian ser oydos, dauan bozes, persuadiendo a los soldados de Aguirre a
que se pasasen al Rrey, diziendoles que no esperasen a uer uitoria,
porque auia llegado el capitan Brauo del Rreyno con duzientos honbres
vien aderezados que les auian de poner en grande aprieto y
desuaratallos, y que no esperassen auer batalla, pues si esperauan a
esto los auian de matar a todos, sino que con tiempo se pasasen y
gozasen del perdon del Gouernador.
Y estando con estas platicas, vieron ciertas piezas de yndios e yndias
del seruicio de los amotinados, questauan lauando en vn rrio zerca del
fuerte; y dejando alli alguna jente para muestra, se auajaron por otra
parte oculta el Maese de canpo y el capitan Brauo con algunos de los que
alli estaban, y dando en el seruicio de los traidores questauan en el
rrio, se lo tomaron todo, y suviendolo a las ancas de sus cauallos, se
boluieron con hello, sin que nadie lo estoruase.
Lope de Aguirre, viendo que ya se le atreuian mucho los de la uanda del
Rrey y que los suyos se le enpezauan a passar, acordo ver si podia hazer
algun daño en el canpo del Rrey, y hablando sobre hello a sus amigos,
les dijo que se juntasen sesenta honbres, y que diciendo que yban a
buscar comida, salieren aquella noche y fuesen a buscar donde estaua el
campo del Rrey y diesen sobre hel y hiziesen el daño que pudiesen, y por
la mañana se uiniesen rretirando, y que el saldria con la demas gente a
socorrelles.
Rrouerto de Susaya, capitan de la guardia de Aguirre, y Cristoual
Garcia, capitan de ynfanteria, a quyen este negocio se encomendo,
juntaron la jente y salieron hazer lo que el traidor les mandaua, y
andando aquella noche casi al quarto de la modorra, buscando el sitio
donde estaua alojado el canpo del Rrey, azerto a pasar por zerca de
donde hellos andauan vn capitan Rromero, que con ciertos compañeros
venian de vn pueblo que tenian poblado, llamado la Villa Rrica, en vna
prouincia que llamauan Nirua[511], a seruir al Rrey; el qual dizen que
sintio el mormullo y tropel de los traidores, y poniendo piernas a sus
cauallos, fueron dando arma al canpo del Rrey. Otros dizen que este
capitan Rromero nunca pudo sentir ni sintio a los sesenta alcabuzeros
del Aguirre, porque andauan muy desuiados del camino por donde el
pasaua, sino que por alli andavan ciertas yeguas zerreras, las quales,
como los sintieron, se aluorotaron y corrieron, y pareciendole al
Rromero y a los que con el yban que hera tropel de jente, corrieron como
se a dicho y dieron arma[512] a los del canpo del Rrey; y luego
ensillaron todos sus cauallos, y corriendo hazia aquella parte donde el
capitan Rromero auia sentido la gente, no hallaron rrastro de nada, y
asi se uoluieron a rreposar.
Los sesenta arcabuzeros de Aguirre tampoco sintieron el aluoroto de los
del Rrey, ni pudieron atinar donde estaua el canpo, y tanvien se echaron
a dormir asta por la mañana, que les vieron las espias y atalayas
questaban puestas por el Rrey, las cuales dieron luego alarma a los de
su canpo, y poniendose todo a punto de guerra, salieron de su
alojamiento en seguimiento de los sesenta alcabuzeros de Aguirre, los
quales uiendo yr sobre si la jente del Rrey, se rretiraron en hordenanza
hazia donde estaua el alojamiento de su canpo, y enbiando vn soldado
delante, que diese auiso Aguirre de lo que pasava, se arrimaron a un
chaparral o matorral de arcabuco questaua junto a una barranca, donde
los del canpo del Rrey no podian llegar por ser toda jente de a cauallo,
y alli se entretuvieron asta que Lope de Aguirre vino con ssocorro de la
demas gente.


CAPITULO OCHENTA Y OCHO
De la escaramuza que tuuo Aguirre con los del Rrey, y como se passo
Diego Tirado, capitan de a cauallo de Aguirre, al campo del Rrey.

Ssauido Lope de Aguirre el aprieto en que sus ssesenta alcabuzeros
estauan, tomando consigo toda la demas gente, caualgo en vn canallo o
yegua morzilla, y se fue lleuando tendida la uandera de su guardia, que
hera negra toda y con dos espadas ensangrentadas, hazia donde su jente
estaua rrecoxida, y juntandose con ellos, hicieron muestra de querer
salir de aquel sitio donde estauan los del canpo del Rrey, que como se a
dicho, hera toda jente de a cauallo, y abria hen ellos asta ciento y
zynquenta honbres con cinco o seis arcabuzes; y biendo que alli no heran
señores para poder ofender a los contrarios, hizieron muestra de
rretirarse, y saliendo en su seguimiento Aguirre con sus soldados,
dejaron el alojamiento que tenian, el qual luego lo ganaron los de la
uanda del Rrey, los quales estauan en duda si rronperian con los de
Aguirre o no, y andauanse corriendo o escaramuzando vien zerca del, a
menos de ducientos pasos.
Lope de Aguirre mandaua algunos de sus soldados que por su horden
disparasen sus arcabuzes, procurando con ellos hazer el mal que
pudiesen en los del Rrey; y asi mesmo tenia aperceuidos cinquenta
arcabuzeros que no disparasen, sino que con cada dos pelotas con hilo de
alanbre, estuuiessen a pique para si los de a cauallo quysiesen
arremeter; y con estar tan zerca los vnos de los otros y tirar los del
traidor sus arcabuzes, algunos con buenas ganas, nunca hizieron daño
ninguno ni hirieron honbre ni cauallo de los del canpo del Rrey, antes
pareze cosa de milagro que se uieron algunas pelotas que dauan en los
cauallos de algunos y se quedaban a hajadas[513] sin enpezelles en cosa
ninguna ni cortalles solo vn pelo, y que los del canpo del Rrey, de solo
quatro o cinco arcabuzazos que tiraron le mataron Aguirre el cauallo en
que andana y le hirieron dos soldados.
Andaua en estas rrebueltas vn Diego Tirado, capitan de a cauallo de Lope
de Aguirre, en vna yegua escaramuzando o corriendo por delante de la
jente de su canpo, y pareciendole buena coyuntura aquella para pasarse y
ganar la uida que por sus demeritos y delitos atras cometidos tenia
perdida, dio vna vez vna arremetida mas larga de las que solia otras
uezes dar, y dejando su capitan Lope de Aguirre, se paso al Rrey delante
de todos, diziendo a bozes: uiua el Rrey, biua el Rrey.
Resciuiole el Gouernador y los demas capitanes de su canpo muy bien, y
el les dijo que en ninguna manera arremetiesen ni biniesen en
rronpimiento, porque Aguirre tenia cinquenta arcabuzeros rreseruados,
con quales[514] haria harto daño, sino que se esparciesen de suerte que
no les tirasen al terrero. La jente del Rrey lo hizo asi; y para dar
animo a los demas soldados que con el traidor estauan a que se pasasen
al Rrey, le dio el Gouernador al propio Tirado el cauallo que traya, y
le mando que luego fuese y escaramuzase delante de Lope de Aguirre, que
tenia mucha confyanza en el. El Aguirre, uiendo que asi se le auia
passado, procurando desimular y encubrir su pena y daño, dijo a los
suyos que no se turbasen, que el lo auia ynuiado con cierto mensaje.
Quando se paso Diego Tirado, andaua tanvien de a cauallo vn Francisco
Cauallero, soldado de los del Aguirre, y como uio yr a Diego Tirado
quysole seguir y pasarse con el, y fue tan desgraciado que el se corto o
el cauallo se le estanco, de suerte que, sin poder pasar atras ni
adelante, se quedo en el camino, mas zercano a los de Aguirre que a los
del Rrey, y el traidor lo rrecoxio con los demas, y quando se bolvieron
a rretirar, vn familiar de los del traidor, portugues, que se dezia
Gaspar Diaz, se puso con vna aguja tras de la puerta del fuerte, y
entrando el Francisco Cauallero se la tiro, diziendo «muera el traidor»,
y dandole por el arcion[515] delantero, se lo paso, y con el el mienbro,
que le dejo cosido con la silla por aquel lugar; y otros yban ya a
segundar de mala y a acauarle, sino que Lope de Aguirre, conociendo la
poca culpa que el Francisco Cauallero auia tenido en aquel negocio,
mando que no lo matasen, sino que lo curasen.
Los del canpo del Rrey, no curando arremeter, se andauan fuera de toda
horden, ansi corriendo y escaramuzando delante de la jente del Aguirre,
y los del motin dejauan de tirar y jugar con su arcabuzeria.
Subsedio questando los vnos y los otros suspensos desta manera, sin
pensar de uenir por entonzes en rronpimiento, vn soldado de los del
canpo del Rrey, llamado Ledezma, atreuiendose al buen cauallo que tenia,
dio vna arremetida hazia el canpo del contrario, el qual, como lo uio yr
y que se le llegaua tanto, creyendo que se le pasaua, dijo a los suyos:
«no le tireis, que este se uiene a nosotros», y llegando el Ledezma
hobra de treinta o quarenta pasos del Aguirre y de su jente, en este
conpas rrodeo en su caballo toda la jente del contrario sin que le
hiciesen mal ninguno, y boluiendo al paraje por donde auia arremetido,
bolvio las hancas, y diziendo: «viua el Rrey» se torno a su canpo, y
aunque entonzes le tiraron muchos arcabuzazos no le hizieron mal
ninguno.
Viendo, pues, Aguirre, que los contrarios le andaban tan zerca y que sus
arcabuzeros no les hazian mal, dixo: «que es esto marañones, que
vaqueros con zamarros de ouejas y rrodelas de vaca se me an de atreuer,
y que bosotros no derriueis ninguno»; y dezia Aguirre esto, porque todos
los mas del canpo del Rrey traian vnos zamarros de cueros de leon o de
uenado que se vsan para el agua, y unas adargas de cuero de vaca, que
se acostunbran en las Indias para la guerra de los yndios, y unas
espadas uien mohosas, y algunas lanzas que se podian esperar en cueros.
Pareciendole mal Aguirre todas estas cossas, y que algunos de sus
arcabuzeros que no tenian boluntad dañada tirauan antes al cielo que al
suelo, y que hera uispera de desanparalle alli, comenzose a retirar y
dar la buelta hazia su fuerte, lleuando casi a rrenpujones a los
soldados y dandoles a algunos con vna sarjenta que lleuaua, porque les
parecia que sse boluian de mala gana; y sin hazer mas daño del que se a
dicho, se torno a rrecojer con sus ssoldados en su fuerte; y asi mesmo
los del Rrey, pareciendoles que aquella uista que alli se auian dado con
los amotinados hera uispera de auer uitoria, se boluieron muy alegres y
contentos a su alojamiento, dejando sus espias y corredores sobre el
fuerte y alojamiento de Aguirre, como solian.


CAPITULO OCHENTA Y NUEUE
Que trata como uisto Aguirre que sus soldados no herian a los del
Rrey, propuso de dar la buelta a la mar.

Entrado Lope de Aguirre con su jente en ssu fuerte, y considerando el
poco daño que auian echo en el canpo y jente del Rrey con el
arcabuzeria, comenzo a uituperallos y desonrrallos, llamandoles de
pusilanimes y couardes y de animos mugeriles, y que no auian sido para
herir vn solo cavallo de los contrarios con tanta pujanza de arcabuzeria
como tenian, y que mas tirauan a las estrellas del cielo con sus
arcabuzes que a los contrarios que tenian juntos, en lo qual el conozia
bien la yntencion y animos de todos los mas; que hiziesen en buena hora
la guerra de aquella suerte, que si a el lo desuaratauan, para hellos
seria la peor parte, y luego, con toda presteza, puso a la puerta del
fuerte algunos de sus amigos, para que no consintiesen salir a nadie,
como otras uezes lo auia echo; y pareciendole que los soldados que con
tiuieza le seguian y los enfermos que en su canpo tenia, le heran
estoruo o enpedimiento para no hazer su guerra vien echa, y que por
hellos no se osauan desmandar como queria, acordo matallos a todos, y
haziendo vna lista o memoria para hello, hallo que deuia matar cinquenta
honbres y mas.
Y estando el en su pecho determinado de hazello, quyso primero dar
parte[516] algunos amigos suyos, los quales, uiendo la cruel carnezeria
que el traidor queria hazer, pareciendoles que en ninguna manera podian
escapar sin que hen aquella Gouernacion los desuaratasen, y que podrian
ser castigados todos por aquella crueldad que su capitan queria hazer, o
Dios que fue seruido que no se hiciese, les puso en corazon que lo
estorvasen, y asi le rrespondieron Aguirre que no les parecia que se
deuia hacer aquello, porque por uentura pensando que mataua a los
culpaldos y tiuios, mataria a los muy leales amigos; y porfyando sobre
esto con el gran rrato, le hicieron mudar el proposito malo que tenia, y
lo dejo de hazer, poniendole tanbien por delante la mucha confianza que
asta alli auia tenido en Diego Tirado, y como le auia desanparado el
tienpo de la mayor nezesidad, y que asi podria ser auer entre sus
soldados algunos de quyen el tenia mucha confianza, que despues le
negarian, y matar algunos que aunque le parecia que estauan tiuios en
las cosas de la guerra moririan por su defensa.
Lope de Aguirre, conuenido con esto y determinado ya de no matar los que
tenia señalados, acordo quytalles a todos las armas, y asi los desarmo y
mando a sus muy amigos que tuuiesen quenta con ellos y si los uiesen
hazer algun senblante de huirse, que los matasen a todos; y juntamente
con esto, pareciendole que en este camino para el Rreyno y Piru le
hazian mucha rresistencia, y que podria ser desuaratarle y dejalle los
suyos en el camino; acordo dar la buelta y boluerse con su jente a la
mar, y enuarcarse en los nauios que pudiese, y tomar otra derrota e
manera de vivir[517].
Los del canpo del Rrei, rreconociendo el temor con que Aguirre estaua,
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