Historia de Venezuela, Tomo II - 15

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la guardia tuuiese comunicacion con su amiga; y asi se estaua solo con
solos sus pajes.
Los traidores, no hallando en este primer pueblo de Machifaro tiempo
oportuno para matar al Gouernador, lo dilataron para adelante. Pasada la
Pascua de Nauidad se partio deste primer pueblo de Machifaro, y
nauegando todo aquel dia, llego a otro pueblo que llamaron asi mesmo de
Machifaro, donde se alojo el Gouernador con toda la gente, el qual
estaua despoblado y los moradores del alzados por el miedo que tenian a
los españoles, por lo que dellos auian vydo.


CAPITULO VEINTE
Que trata de como mataron al Gouernador y a su theniente en
Machifaro, auiendo ynbiado a descubrir gente y tierra.

Llegado el Gouernador al ssegundo pueblo de la prouincia de Machifaro,
despues de Pascua de Nauidad, y alojado en el, como esta dicho, hallaron
entre otros caminos que salian de aquel pueblo, vno algo grande, que por
su grandeza parecia auer por el algun trato de poblazon grande; lo qual
sauido por el Gouernador acordo ynuiar a uer donde yba aquel camino,
porque no dijesen algunos de sus emulos que se pasaua de largo sin
uisitar la tierra y uer lo que en hella auia, y asi, nonbrando por
caudillo a vn Sancho Pizarro, lo ynuio con ciertos soldados a que uiese
y descubriese la poblacon donde yba aquel camino.
Partido Sancho Pizarro, viendo los amotinadores que forcosamente se auia
de detener alli algunos dias, acordaron dar horden como se esecutase su
sentencia contra el Gouernador, y auiendo entrado en consulta sobre
hello el dia de Año Nueuo por la mañana se determinaron de efetuar su
maldad aquel dia en la noche, por ser el dia que hera, y entendiendo
quan descuidado estaua el Gouernador dello.
Esta junta no se hizo tan secreta que no la entendio un esclauo negro de
Juan Alonso de Lauandera, llamado Juan Primero, el qual, o por Dios que
lo mouio o porque deuia ser mas leal que los españoles, o pretendiendo
por esta uia liuertarse, procuro disimuladamente yr al rrancho del
Gouernador a dalle quenta de lo que pasaba y estaua determinado contra
el. Fue tanta la desgracia de todos que nunca hallo al Gouernador en su
casa, porquestaua con la doña Ines. Queriendo el negro boluerse por no
ser sentido, confiado en un sclauo de Pedro de Horsua, le dijo el efeto
a que uenia, que hera auisarle de como le auian de matar aquel dia. El
sclauo del Gouernador, o se le oluido o no quiso dezirlo, de suerte que
se paso el dia sin que el Gouernador fuese auisado.
Venida la noche se juntaron todos los amotinadores que arriua se han
nombrado, en casa de Don Hernando de Guzman, y para mas seguridad
ynuiaron vn mestizo, criado del Don Hernando, a uer lo que hazia el
Gouernador y quien estaua con el, el qual fue y entro en el buhio
diciendo que su amo lo ynuiaua a pedir un poco de hazeite, y
mandandoselo dar el Gouernador, se bolvio con su enbajada y auiso a los
traidores que congregados y puestos a punto estauan en el lugar dicho.
Seria como dos oras despues de anochecido, dia de la Circuncicion,
quando los dichos matadores salieron juntos de casa de Don Hernando con
diabolica determinacion, y tomando la delantera el pesimo de Alonso de
Montoya, como honbre que pretendia tomar particular venganza de la
muerte del Gouernador, y con el Cristoual Hernandez de Chaues, entraron
en casa del Gouernador, al qual hallaron echado en una hamaca hablando
con vn pajezillo suyo, llamado Lira, y le saludaron, y diciendoles el
Gouernador: que buscan por aca los caualleros a tal hora, la rrespuesta
fue dalle sendas estocadas, y leuantandose para tomar su espada y
rrodela, que tenia alli junto de si, entraron los otros, y segundando,
le hirieron todos, de suerte que cayo alli luego muerto, sin hablar mas
palabra de confision, confision, miserere mei Deus[262]; y hecho esto,
saliendosse fuera del buhio todos, alzo la boz vno dellos y dixo:
liuertad, liuertad, biua el Rrey: muerto es el tirano[_A_].
Oyendo las vozes deste motin, Don Juan de Uargas, theniente general, sin
sauer lo que fuese, lo mas presto que pudo, se uistio vn escaupi o sayo
de armas, y con su espada y rrodela y su bara en la mano, se fue hazia
casa del Gouernador, a donde auia oydo las uozes, el qual topo en el
camino a los comuneros traidores que le yban a buscar, y conociendo ser
el y que yba armado, arremetieron y le quitaron el espada y la rrodela,
y lo comenzaron a desarmar para hazer del lo que auian echo de su
Gouernador; y auiendole quitado vna manga del sayo y estandole quitando
la otra, vno de aquellos ministros luzifirinos, llamado Martin Perez, le
dio vna estocada por el lado desarmado; que le paso de parte a parte, y
con la sobra del espada hirio al Juan de Vargas[263], su conpañero,
questaua desarmando al theniente, y lo lastimo muy mal, y luego todos
los demas amotinadores le dieron todas las estocadas y huchilladas que
pudieron, con que lo acauaron de matar. Luego, tornando alzar algunos
dellos la uoz de: liuertad, caualleros, biua el Rrey, se bolvieron a la
casa o bohio donde auian muerto a Pedro de Orsua, adonde luego acudieron
todos sus amigos y aliados, questauan ya aperceuidos y auisados para en
oyendo el aluoroto acudir con sus armas a fauorezelles. Asi mesmo se
llegauan otros muchos soldados a uer que hera aquel alboroto, sin sauer
ni entender lo questaua echo, a los quales los traidores luego hazian
entrar en su esquadron, y todo esto sin que los mas del canpo
entendiesen quienes y quantos eran en aquella junta, y quando uenian a
entender la muerte del Governador y su theniente, cada uno de los que no
auian sauido ni sido en el motin, creia que la mayor parte del campo
fuesen hen ello.
Junta la mayor parte del canpo, deuajo de la cautela dicha, algunos de
los amotinados, viendo que faltaua jente, salieron armados con amigos y
panyguados, y unos por fuerca y a otros de grado, a unos con amenazas y
a otros con promesas y alagos, los trajeron a todos a casa del
Gouernador, para que se hallasen presentos a unas solenes osequias que a
los difuntos pensauan hazer, y para que supiesen y entendiesen a quien
auian de tener por General y a quien auian de ouedecer y acatar y
rreuerenciar.


NOTAS AL CAPÍTULO XX

(_A_) Si se comparan los relatos que de la muerte de Pedro de Orsua
hacen el Bachiller Vázquez y Pedrarias de Almesto con el trazado por el
Padre Aguado, fácilmente se advierten notables diferencias, lo cual
confirma el aserto de que el docto franciscano, si bien tuvo á la vista
uno de los dos manuscritos, no los copió, sino que rectificó en unos
puntos esas versiones y las completó en otros.
Vázquez dice que Orsua estaba solo, acostado en su cama, y Pedrarias
afirma que «se hallaba hablando con su amigo, que se decía Pedrarias de
Almesto, echados en sus camas, cerca el uno del otro». Añade Pedrarias
que él echó mano á la espada para defender al Gobernador, y así estuvo
un rato, luchando con todos, «hasta que le amenazaron que diese las
armas y no le matarían». También dice que el primero que hirió á Orsua
fué Juan Alonso de la Bandera.
Según el Padre Aguado, Orsua estaba con un paje suyo, llamado Lira, y
los primeros que entraron, y, por tanto, los primeros que debieron herir
al Gobernador, fueron Alonso de Montoya y Cristóbal Hernández de Chaves.
Pedrarias escribe también que Martín Pérez, al matar al teniente general
Don Juan de Vargas, mató también al soldado de este mismo nombre; pero
fray Pedro de Aguado dice que «lo lastimó muy mal», y así debió ser,
porque el mencionado soldado sigue figurando en sucesos posteriores.
Vázquez omite todo esto.


CAPITULO VEYNTE Y UNO
Que trata de lo que toda la noche hicieron despues de auer muerto a
su Gouernador y a su theniente.

Junta, pues, toda la gente del canpo en casa del difunto para hazer las
osequias, juntos los dos cuerpos muertos, mandaron los omicidas que
dentro en la casa en el buhio del Gouernador, se les hiziese vn hoyo
para que pues auian sido conpañeros en la uida lo fuesen en la muerte, y
los echasen alli juntos[A]. Los sufraxios que por ellos hicieron fue
nonbrar luego por su general a Don Fernando de Guzman, y por su Maese de
Campo a Lope de Aguirre, no curando por entonzes de hazer mas officiales
por la mucha ocupacion que pensauan tener en matar los amigos y
panyaguados del Gouernador y su theniente, a los quales, con toda
diligencia, desarmaron, y quyriendo hazer dellos lo que de su
Gouernador[264], el Don Hernando de Guzman que ya tenia titulo de
general, no lo consintio, y rrecelandose los traidores que los muertos
no rresucitaran a tomar uerganza con mano y confederacion y liga de
algunos amigos suyos o de otros soldados, mandaron que, so pena de la
uida, ninguno hablase quedo sino altas e yntelexibles vozes, de suerte
que de lo que hablasen no se pudiesen colexir cosa alguna de lo que
hellos temian.
Algunos soldados se descuidaron de cunplir este preceto, hablando vnos
con otros algo mas vajo de lo questaua mandado, pusieron en detrimento
sus uidas, y quisieron matallos, sino por ser personas de quien no se
presumia que hablauan cosa en deseruicio de la comunidad, les
perdonaron, y temiendose no ouiese aquella noche algun mal rrecaudo, y
porque no tuuiessen lugar ningunos soldados de comunicar algo contra
hellos, no consintieron que ninguno sse fuese aquella noche de alli, mas
antes uelando y con sus armas en las manos los hicieron estar toda
aquella noche en esquadron, jatandose y alauandose de lo hecho; y
porquestas osequias no quedasen sin ofrenda, mandaron con mucha
liberalidad sacar cierto vino que el Gouernador traia para decir misa, y
como honbres que no pretendian oyrla, lo rrepartieron todo entre todos,
asi capitanes como soldados, para que con mas constanca y amistad
pasasen la noche.


NOTAS AL CAPÍTULO XXI

[_A_] Pedrarias de Almesto dice: «Ciertos negros, que eran del
Gobernador, por mandado de Doña Inés, hicieron un hoyo grande y
enterraron al Gobernador y su Teniente Don Juan de Vargas, juntos, y los
traidores se estuvieron hasta la mañana en escuadrón.»


CAPITULO VEINTE Y DOS
Que trata de la persona de Pedro de Orsua, y de algunas propiedades
nobles de su persona, y de otras cossas que le levantaron.

Ssera bien que antes que entremos en contar de los amotinados omecidas,
demos conclusion a la istoria del gouernador Pedro de Horsua, que Dios
aya, contando su naturaleza y persona y algunas propiedades que tenia.
Hera natural Pedro de Horsua del rrio[265] de Nauarra, de un pueblo
llamado Orsua, junto a Panplona, y tenido por cauallero de ssolar
conocido, señor de la Casa de Orsua, de donde el tomo el apellido; y a
la sazon que lo mataron seria de hedad de treinta y cinco años. Hera de
mediana dispusicion; algo delicado de mienbros, aunque vien
propocionados para el tamaño de su perssona; tenia la cara alegre,
blanca y de muy buen parescer, la barua taheña, vien puesta y poblada, y
mediante la buena porpocion[266] que en su cuerpo tenia, hera tenido por
jentil honbre. Tenia muy buena platica y conuersacion. Hera afable, y
muy conpañero con sus soldados, con lo qual atraia a si la gente y
soldados. Hera en estremo polido y preciauase dello y de traher bien
puesto lo que se uestia, y asi le lucia mucho. Hera mas misericordioso
que justiciero, y preciauase mas de desimular con los soldados y moderar
los castigos que merecian, conmutandolos en cosas leues y onestas, que
no castigallos con rrigor. Siruio sienpre a su Rrei y señor con toda
legalidad y lealtad, de suerte que jamas se presumio del que le pasase
por pensamiento hazer cosa que no deuiese contra el seruicio del Rrey.
Era astuto, injenioso en las cosas de la guerra; curo sienpre estoruar y
euitar que no se hiciesen demasiadas crueldades a los yndios, antes
procuraua buenos medios[267], y con dadiuas atrahellos a su amistad y
conformidad; fue sienpre muy querido y amado en las conquistas en que
andubo, de los ssoldados, por los muchos terminos de mucha crianza que
con todos usaua, tanto que nunca se hallo auer dicho palabra descomedida
ni desonesta a ninguno; como se a dicho, al que muy gran pena merecia le
daua vn leue castigo. Hera liberal en el dar, y mucho mas en el ofrezer
si tenia nezesidad de jente. Turole la jurisdicion de su gouerno y
jornada tres meses y seis dias, porque se enuarco en su astillero a los
ueinte y seis de Septiembre[268] de mil y quinientos y sesenta.
Mataronle sus soldados el primer dia de Henero de mill y quinientos y
sesenta y uno.
La gente y soldados que con el salieron de Piru a la ynfelize jornada, o
algunos de hellos, por descargar a ssi o a los culpados[269] de la mucha
pena que todos merezen por la traicion que con ssu Gouernador vsaron,
procuraron poner en el muchas objeciones, en especial las que en el
capitulo veinte y uno se dixeron y otras muchas que despues aca añadian,
diziendo que a la sazon que le mataron estaua tan mudado de lo que antes
solia ser, que los que de mucho tiempo le auian conocido y entonces le
ueian decir[270] y afirmauan que no hera posible ser el general Pedro de
Orsua, antigua alauanza de soldados, porque se avia echo soueruio,
auariento, cobdicioso, mal quisto, sobrado en el hablar, descuidado en
el governar, y otras cosas desta suerte, y con todas estas objeciones
que en el ponen, nunca an ssauido dezir ni declarar ningun agrauio ni
sinjusticia que a persona particular en toda esta jornada hiziese,
antes, como se ha dicho, ser en todo moderado y modesto, y solo hizo
justicia de aquellos que mataron a su theniente Pedro Rramiro,
corregidor de Santa Cruz de los Motilones, en lo qual gano muy gran
honra y credito con todo el Piru y con el Uirey y Audiencia, y quitando
todos de si la sospecha que contra el thenian, no le llamauan sino Pedro
Leal, por lo cual se ynfiere ser claro, ser todas falsas estas
objeciones y faltas que contra el se pusieron, y levantarlas, como se ha
dicho, algunos soldados, por rrelevarse de alguna culpa y pena de la
mucha que merezen. Tanuien se uerifica ser falsas estas ojeciones en que
hen ellos no ay soldados de quantos con el Gouernador salieron de Piru
en este disparate que conforme vno con otro, antes ay muchos mas que
afirman lo contrario, y solos los que por auer sido culpados en esta
rreuelion andan algo desasosegados, porque la justicia los pretende
desterrar de las Indias, como su Magestad justa y santamente lo manda,
dizen las objeciones dichas contra el Gouernador.
Vna cosa pueden decir con gran rrazon contra el Gouernador, y esta es
auer sido demasiado de confiado y no auer gouernado con la cautela que
para con semejantes soldados se devia husar; porque si el no pensara que
todos no heran tan leales como el, el hiciera lo que algunos amigos
lescriuieron, que echase fuera a los que le mataron, y an[271] despues
vbo quien le aconsejo que los matase e hiziese justicia dellos, el qual,
si lo hiziera y sino confiara tanto como confio, su muerte de aquella
suerte ebitara.
Todas las demas muertes que desde la suya en adelante sucedieron, aunque
algunos an querido afirmar que fue premision diuina, por los pronosticos
que della obieron, que en algunas partes de lo arriua escrito se an
dicho, y por lo que paso cinco dias antes que lo matasen, que un
Comendador de la Horden de San Joan, llamado Juan Gomez de Gueuara, muy
amigo de Pedro de Orsua, persona anciana y de gran credito y uerdad, el
qual andandose paseando a buen rrato de la noche, por junto a la puerta
de su buhio, questaua mas zercano al buhio del Gouernador, en el pueblo
primero de Machifaro, donde auia las muchas tortugas, por rrespeto de la
mucha calor que en aquel pueblo hazia, vio pasar por junto o detras del
buhio del Gouernador vn bulto mediano, del qual salio vna boz no muy
rrecia y no conocida que dixo «Pedro de Horsua, gouernador de Megua[272]
y del Dorado, Dios te perdone», y aguijando el Comendador hazia donde
auia visto el bulto y oydo la uoz, nunca pudo hallar rrastro de quien
fuese ni que de la boz pudiese colegir que hera de honbre; y puesto en
grande admiracion el Comendador desto que auia oydo, lo trato y comunico
con algunos amigos suyos y del Gouernador, entre los quales se coligio
que por respeto destar en aquella sazon malo el Gouernador, podria ser
aquella enfermedad fin de sus dias, y porque dello no rreciuiese alguna
particular pesadunbre el Gouernador, de que se le agrauasse mas la
enfermedad, nunca osaron dezirselo; de lo qual y de lo arriua dicho, se
a querido colegir por algunos, como es dicho, que por muchas maneras
pudo tener noticia el Gouernador o auisso para mirar por si, y sienpre
las mas vezes se le oculto e otras no hizo casso dello; y dando
conclusion con esto a la jornada y vida del Gouernador Pedro de Orsua,
comenzaremos a dezir de las guerras y discordias que entre si tuuieron
todos los del motin, y como se mataron vnos a otros, y dentro de un año
se consumieron con crueles muertes y otros estragos que hicieron.


CAPITULO VEINTE Y TRES
De lo que los amotinados hizieron despues que amanecio y ouieron
muerto a su Gouernador Pedro de Horsua y a su alguacil mayor Don
Joan de Bargas.

Pasada la noche en que los amotinadores auian muerto a su Gouernador, la
qual gastaron en las cosas ya dichas, y en atraher a si amigos y dar a
entender que por la utilidad y prouecho de todos y por rredemir
vejaciones lo auian justamente muerto, venida la mañana, que era el
segundo dia de Henero, comenzaron a dar horden en como aquellos
caualleros del motin que tan señalado servicio auian echo a su Rey,
fuesen en algo rremunerados con los honrrosos cargos que para el buen
gouierno y conseruacion de aquella armada se auian de nonbrar, y asi
confirmaron el nonbramiento que tenian echo de general en Don Hernando
de Guzman y de maese de campo, Lope de Aguirre; y pasando adelante con
sus tiranicas comisiones, y haziendose hellos mesmos assi propios las
mercedes de los cargos, eligieron por capitan de la guardia a Juan
Alonso de Lauandera, y por capitanes de infanteria a Lorenco Salduendo y
Cristoual Hernandez y a Miguel Sserrano de Cazeres, y por capitan de a
cauallo Alonso de Montoya, y Alonso de Uillena por alferez general, y
por alguazil mayor del canpo a Pedro de Miranda, mulato, y por pagador
mayor a Pedro Fernandez[273], dejando sin cargos a Martin Perez y a Joan
de Bargas, prometiendoles y haziendoles grandes ofertas, que serian
rremunerados y gratificados muy en breue, y que se ternia muy particular
quenta con sus personas, porque no pareciese que entre si solos
rrepartian y consumian los oficios; y por gratificar algunos las
voluntades que avian tenido, ya que en la hobra no se auian hallado, y
para prendar a otros que heran muy enparentados de amigos, procuraron
acrecentar otros oficios, como fue capitan de la mar, el qual dieron a
un Seuastian Gomez, piloto portugues, y otros dos capitanes de
ynfanteria que dieron al comendador Juan Gomez de Quevara y a Pedro
Alonso Galeas, y un capitan de municion, el qual hizieron Alonso
Enrriquez de Orellana, y almirante de la mar a vn Miguel Bonedo, los
quales, viendo que no les aprouechaua nada dezir otra cosa, antes hera
poner en gran rriesgo sus uidas, acetaron los cargos, con la uoluntad
que Dios saue.
Nombraron tambien por justicia mayor del canpo a un Diego de Balcazar,
el qual, con el amor y lealtad que tenia a su Rey, o como honbre de poca
espirienza, dijo al tiempo que le entregaron la bara, que la tomaua en
nombre del Rrey Don Felipe, nuestro señor, publicamente, que lo oyeron
todos, y como entonces no estaban los principales amotinadores
conformes en lo que se deuia hazer, porque auia uarias opiniones y
pareceres, como adelante se dira, no oso nadie señalarse en rresponder
al Diego de Balcazar, y sintiendo en sus corazones algunos lo que Dios
saue, desimularon con el por entonzes, aunque despues le dieron por ello
la muerte y le quitaron el cargo, como adelante se dira.
En este tiempo, Sancho Pizarro, a quien el gouernador Pedro de Horsua
auia ynuiado a descubrir, no auia benido, ni sauia lo que en el canpo
pasaua, y temendose los amotinadores que no tuuiese auisso Sancho
Pizarro de lo sucedido y quisiese mostrarse contra hellos con la jente
que tenia y auia lleuado, pusieron luego yncontinente espias en el
camino por donde auia de uenir, para que ninguno pudiese yr a dar auisso
y asi uino dende a dos dias de como mataron a Pedro de Horsua, el qual
nunca supo lo sucedido asta que entro en el canpo, y los mesmos
amotinadores le dieron rrelacion de lo que auian hecho y de lo mucho que
auia ynportado a todos, y quan en conformidad de todo el campo, el qual
como honbre sagaz, finxio auer sido muy azertado y auerse holgado dello,
lo cual uisto por los amotinadores, finxiendo auer tenido muy particular
quenta con su persona, le dieron cargo de sarjento mayor del canpo, y el
lo hazepto y rrindio las gracias por ello.
Lo queste caudillo descubrio en los dias que andubo fuera del canpo,
fueron dos poblecuelos sin jente, en unas montañas faltas de comida y
llenas de soledad.


CAPITULO VEINTE Y QUATRO
Que trata de la junta que hicieron los amotinadores para determinar
lo que auian de hazer, y lo que sobre hello passo.

Hechos y nonbrados los ofiziales dichos, para que en lo que se auia de
hazer azerca de descubrir la tierra del Dorado vuiese rresulucion y
determinacion entre todos, mandaron los amotinadores y los demas sus
ofiziales, que se juntasen todos los capitanes y soldados que en el
canpo auia, para que tratandose y comunicandose en el negocio por
consulta general, diose[274] cada vno su pareszer y lo firmase de su
nonbre, y lo que mas conuiniente fuesen a todos se hiziese assi[275].
Y tomando la mano en dar su parezer Don Hernando de Guzman, general del
motin, dixo que su parezer hera que se deuia buscar la tierra y noticia
que Pedro de Horsua yba a buscar, y hallandola y descubriendola y siendo
tal como se dezia, su Magestad se lo ternia a todos por muy gran
seruicio y les perdonaria la muerte del dicho Gouernador, y que para su
descargo y que a su Magestad costase de la mucha rrazon y justas causas
que auian tenido para matar a Pedro de Horsua, harian vna ynformacion
con todo el canpo o con los mas principales del, como Pedro de Horsua
yba remiso y descuidado en buscar la tierra, ni para hello hazia las
diligencias que hera obligado, y que ya que la hallase no la pretendia
poblar, y que hera yncufrible[276] e yntolerable a los soldados, y que
asi, para que los soldados se conseruasen en seruicio del Rrey, como
para que la tierra se descubriese, fue necesario y conuiniente su
muerte, porque si mas tiempo biniera, los soldados se amotinaran y le
tomaran los uergantines y con ellos se fueran a tierra de españoles
cristianos y lo dejaran en el rrio, sin que la tierra se descubriera, y
otras cosas que desta manera que conponia y arguia.
Este parezer de Don Hernando tuuieron por bueno Alonsso de Montoya y
Joan Alonso de Lauandera, y asi vnos declararon hen ello aprouandolo y
diziendo que aquello se deuia hazer y que asi conuenia a todos,
guardando las ynformaciones y autos y parezeres que sobre esto se diesen
y hiciesen para su descargo.
El traydor de Lope de Aguirre, como la yntencion y boluntad que desde la
primera ora tubo, fue, en matando a Pedro de Horsua, dar la buelta a
Piru y procuro[277] alzarse con el, con meter en desasosiego y en
alboroto aquel Rreyno, no le parecio vien el pareszer que Don Hernando
avia dado; mas conformandose con el algunos amigos suyos, que tenian la
propia yntencion y boluntad, callaron por entonzes y no quysieron
rresponder cosa alguna al parescer que Don Hernando auia dado, mostrando
pesalles dello, y entendiendo todos los mas que Lope de Aguirre auia
dado muestra de no tener en boluntad lo que Don Hernando auia dicho, no
curaron de pasar adelante con los parezeres; mas el Don Hernando de
Guzman, vsando de su jurisdicion, hallando para hello aparejo en algunos
amigos suyos, hizo la ynformacion de lo que auia dicho en su parecer
contra Pedro de Horsua; y hecha y pintada de la forma y manera que mas
conbenia para su descargo y de los demas amotinadores, dixo que para que
la ynformacion fuese mas autorizada y pareciese que todos confirmauan lo
que hen ella estaua escrito y lo que se auia echo, convenia que fuese
firmado de todos los que en el canpo auia: para el qual efeto todos
fueron juntados y llamados, y enpezando el Don Hernando, como capitan
general, fueron luego a Lope de Aguirre, que hera maese de campo,
segunda persona, porque cada uno auia de firmar por antiguedad, conforme
a como tenia el oficio, y para que mas claramente entendiesen todos su
desinio y boluntad, tomo el papel y la pluma y poniendo hen el su firma
y nonbre se firmo «Lope de Aguirre, traydor», y publicando el que andaua
a tomar las plumas lo que Lope de Aguirre auia firmado, comencaron a
mormurar vnos con otros, y los que no tenian los animos muy dañados, a
dezir que no hera bien echo que Lope de Aguirre firmase de aquella
suerte, ni a su onor ni al cargo que tenia lestaua bien, el qual
quyriendo satisfazer a todos y dalles a entender clara y aduiertamente
su yntencion, boluntad y pensamiento por palabra equiuocas[278], tomo la
mano en hablar y rresponder, diciendo:
Caualleros, que locura o necedad es esta en que algunos de nosotros
auemos dado, que cierto pareze mas de pasatiempo y rrisa que de
ynportancia lo que vuestras mercedes hazen, que auiendo muerto a un
Gouernador del Rrey y que rrepresentaua su propia persona y que traya
todos sus poderes, pretendamos que con papeles e informaciones hechas
por nosotros mismos, librarnos y saluarnos y rreleuarnos de culpa, como
si el Rrey y sus juezes no entendiesen como se hazen las tales
ynformaciones, y que si a los que hen ellas declaran les preguntasen
otras cossas mas arduas y contra si mesmos no las dirian,
especialmente[279] auiendolas dicho cada uno en su fauor. Todos matamos
al Gouernador, y todos nos auemos holgado dello, y todos auemos sido
traidores, y todos nos auemos llado[280] en este motin; y dado caso que
la tierra se busque y se halle y se pueble y sea mas rrica que Piru y
mas poblada que la Nueua España, y que della sola ouiese de tener el
Rrey mas provecho que de todas las Indias juntas, el primer vachiller
que a hella benga con poderes del Rrey, a tomar rresidencia y quenta de
lo hecho, nos a de cortar a todos las cauezas, y nuestros trauajos y
seruicios abran sido en bano y de ningun fruto para nosotros. Mi parezer
es, y lo tengo por mas hazertado que todo lo que vuestras mercedes
piensan, que dejemos esa opinion y proposito de buscar la tierra, y pues
si la descubrimos y poblamos nos an de quytar las uidas, que con tiempo
nos antecipemos y las uendamos vien bendidas y en buena tierra, la qual
conozen vuestras mercedes muy bien que es el Piru, y en ella tenemos
todos amigos que en sauiendo que bamos a hella de la suerte que auemos
de yr, nos saldran a receuir con los bracos auiertos y nos ayudaran y
pondran sus uidas por nuestra defensa; y esto es lo que a todos
conuiene, y por esto firme mi firma de aquella manera.
Dicho esto, porque no quedase sola y desaconpañada esta platica y
pareszer de Lope de Aguirre, y en confirmacion de hella, rreplico vn
Alonso de Billena, que tenia cargo de alferez general de la amotinada
conpañia, y uno de los que fueron en matar al Gouernador, diciendo: lo
que el señor Lope de Aguirre, maese de canpo, a dicho, me paresce ques
lo mas azertado de todo y lo que a todos conuiene; yo lo confirmo y
apreuo y doy por mi pareszer, pues tan buenas causas o rracones da en
todo lo que dize, y quien otra cosa le aconseja al General, mi señor, no
le tiene buena boluntad ni le desea ningun bien, sino uelle perdido a el
y a todo el canpo, y es su enemigo capital; y porque no paresciese que
no auia quien osase contradezir a Lope de Aguirre y a sus secazes en el
parezer, casi rrespondiendo a lo dicho, Juan Alonso de Labandera, y por
sustentar lo que el General auia dado por su pareszer, dijo que aver
muerto a Pedro de Orsua no fue traicion ni en hello se cometio otro
delito ninguno, pues convino asi a todos, y el no lleuaua yntencion de
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