Historia de Venezuela, Tomo II - 08

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enbuste de parte de los españoles y auisado de parte de los yndios, sino
que al fin pagaron.
Iban vn dia en seguimiento de los españoles muy gran numero de yndios,
ofendiendolos y dandoles caca y grita, la qual hellos hazian sin
rreceuir mucho daño, porque la aspereza y agrura de la tierra les hera
muy apta y acomodada para conseguir su pretencion, y acaso, aunque
tenprano, llegaron a vn pedazo de tierra llana, la qual les parecio a
Pedro de Orsua aparejada para hazer salto en los yndios, y asi, aunque
contra boluntad de algunos soldados, se alojo alli aquel dia. Los yndios
estuvieron desuiados a la mira, porque aquel lugar no les parecia
acomodado para su prouecho, donde Pedro de Vrsua, antes que amaneciese,
enbosco toda la mas de la gente de a pie y de a cauallo que consigo
traia en distintos lugares, y para que los yndios que acudiesen al
alojamiento, como suelen, a uer si se les auia oluidado algo, tuuiesen
en que se ocupar y entretener, de suerte que se llegasen y juntasen
muchos, hizo, por consejo de Farfan, soldado de su conpania, cortar las
piernas a dos puercos de los que consigo lleuauan y dejallos alli, en el
propio alojamiento, entre los rranchos; y luego que fue de dia, el
carruaje comenzo a marchar con solos quinze soldados que hiziesen
muestra y cuerpo de guardia a los yndios que lleuauan el bagaje.
Los musos, que ya a esta ora estauan puestos por los altos espiando
quando los españoles se apartasen del alojamiento, para uajar a buscar
los rranchos y a quemallos, echaron de uer en la jente que yba marchando
y bieron que de los del dia antes auian uisto faltaua vn cauallo blanco,
y en rreconociendo esto sospecharon la celada que les quedaua puesta y
comenzaronse a dar uozes los vnos a los otros y a decir en su lengua:
teneos, no uaxeis, quesos uellacos quedan ay escondidos para matarnos,
porque ayer yba con esta jente vn cauallo blanco, y agora no ua aqui.
Con estas voces no obo yndio que osase uajar, y ansi se estuvieron gran
rrato del dia, hasta que uieron que no avia ninguna bullicion ni
mormullo de jente, ni la podian descubrir, por questauan los españoles
enboscados en lo hondo de un arroyo montuosso o arcabucoso que cerca de
la rrancheria estaua, donde no podian ser uistos de los yndios si no
fuese entrando en el propio arroyo; y con esta confusion, y como uian
andar los puercos xarretados por el alojamiento, tomauales muy gran
cudicia de bajar, y por otra parte, como e dicho, el temor rrefrenaua su
deseo y apetito, asta que, finalmente, ynuiaron dos yndios de poca
estimacion que se azercasen al alojamiento y rreconociesen y biesen se
auia jente escondida, y enuiaron estos dos yndios de quien hazian poco
caso porque si los españoles los matasen no ganasen hen ello ninguna
honrra.
Los dos yndios se azercaron al lugar donde los españoles auian estado
alojados, y como no vieran ninguna jente mas de aquellos dos puercos
jarretados, aunque lo auian mirado y buscado muy bien, comenzaron a dar
boces y a llamar muy apriesa la jente que a la mira estaua, y a dezilles
que uajasen sin temor ni rrecelo a gozar de la presa quentre las manos
tenian. Los yndios y jente que a la mira estaua, oydas estas palabras y
zertificazion que se les daua, comencaronse arojar por aquellas sierras
auajo y azercarse con gran behemenencia[136] y presteza a la rrancheria.
El General se estuuo quedo con los demas españoles questauan puestos en
el salto, y luego que vieron que auia bajado gran cantidad de yndios a
lo llano y questauan puestos en lugar donde podian ser ofendidos,
salieron a hellos los españoles de la una enboscada y comenzaron a
herillos y azellos vyr hazia donde los demas soldados estavan
enboscados, donde heran rreceuidos con la propia furia que los demas
soldados auian arremitido; y alli fueron muchos yndios muertos y
descalabrados, de suerte que traxeron bien a su costa los acometimientos
que el dia antes auian echo en los españoles y en su rretaguardia, sin
que ninguno de los soldados rresciuiesen notable daño ni muriese en esta
arrimitida, donde los yndios quedaron tan castigados y escarmentados con
la burla que se les hizo, que despues por todo el camino que de alli al
pueblo de Tudela auia, nunca mas acometieron ni siguieron a los
españoles.
Llegado Orsua al pueblo, se ocupo algunos dias en pazificar la tierra y
en hazer por su persona algunas salidas a unas y a otras partes, asi de
noche como de dia, pretendiendo por vna uia o por otra, por rrigor
atraher asi a la amistad de los españoles aquellos belicosos yndios,
donde mediante su yndustria y trauajos algunos yndios de los questauan
mas zercanos al pueblo uinieron a dar la paz y a rrecebir, mas con
biolencia que con amor, el amistad de los españoles que por estremo
hellos aborrescian y deseauan uer fuera de su tierra y muy apartado de
sus poblazones.


CAPITULO QUINTO
Como el general Orsua se torno a salir de Muso y con su salida se
despoblo el pueblo o ciudad de Tudela. Escriuese como despues fue
poblada esta tierra y oy[137] permaneze el pueblo que hen ella se
poblo.

Hera grande el anhelar que Pedro Orsua tenia por enprender y hazer la
jornada del Dorado, y asi no tenia ningun rreposo consigo ni podia
sosegar ni entrar por la tierra de Muso, y asi procuro darse toda la
priesa que pudo a pascificar los rreueldes, por uoluerse a salir con
titulo de que ya auia echo lo que le auia sido encargado y mandado por
los Oydores, para que hellos no tuuiesen ocasion de negalle la jornada
que le auian prometido; pero por mucho que trauajo y andubo y trasnocho,
como poco ha dije, jamas pudo pazificar sino los menos, y esos de paz no
firme ni estable, sino como suelen decir muy de sobre peyne; y como
tenia tan fijos sus desinios en ssalir a principiar la otra jornada que
tan caro le bino a costar, dejo la tierra en el estado que dicho, y
encargando el gouierno della y del pueblo a los alcaldes hordinarios, se
salio a Santa Fee con muchos amigos que alli tenia, muy buenos soldados,
no enbargante que todos los uezinos de aquel pueblo y personas en quien
los yndios estavan encomendados rreclamauan, contradiciendole la salida,
pues con ella estaua claro que el pueblo se auia de despoblar y no se
auia de sustentar; y aunque para ynpedille esta jornada los becinos
hizieron todo lo quen si fue, asi por uia de amistad y ruegos como por
autos y rriquirimientos, poniendole por delante lo que tocaua al
seruicio del Rrey y sustento de aquel pueblo, todo fue de ningun efeto,
porque haziendose el General sordo a todo, se obo de salir y desanparar
los que con tanto trauajo de sus personas auian echo y trauajado, y aun
questo esta ya escrito en el lugar que e rreferido, no dejare de decir
aqui, aunque me detenga un poco, el subceso desta ciudad de Tudela de
Nauarra, y aun el que oy tiene la prouincia, en breues palabras.
Luego que el General se salio y los yndios sintieron su ausencia y
salida, comenzaronse a rreuelar de todo punto, como antes lo estauan, y
aun uenian con gran desverguenza en quadrillas y manadas a ponerse sobre
el pueblo, y a dar gritas y aun hazer algunos acometimientos a los
españoles, los quales, por auer quedado pocos en numero y mal
pertrechados de poluora y plomo y de las otras cosas necesarias al
sustento de la guerra, no osauan ni podian salir a rresestir ni echar de
si a los enemigos, y lo que peor hera, no heran parte para yr a buscar
maiz por las poblazones comarcanas al pueblo, y asi uinieron a padecer
necesidad de pan, porque todauia les auia quedado ganado de puercos y
bacas para algunos dias.
Los soldados y becinos, viendose obpresos y molestados con tan peligrosa
carga y multitud de henemigos como cada dia sobre si tenian, que
claramente les hera manifiesto y notorio que si con alguna ynprudente
obstinacion pretendiesen sustentarse en aquel pueblo por conseruar la
memoria de la fundacion, que se ofrecian y ponian en las manos de sus
enemigos, en peligro de perecer alli entre los yndios nesciamente, donde
fuera mas perpetua la temeridad de su lucura que la fama de lo que hen
ello hiciesen entre los españoles, si por sustentar el pueblo los
matasen los yndios, acordaron de comun consentimiento salirse todos de
noche, con lo que pudiesen sacar, porque de dia pudiera ser que los
yndios lo estoruaran la salida, y aun les hicieran arto daño; lo qual
pusieron en efeto con todo cuidado, saliendose de noche del pueblo con
mucho silencio y quietud, de suerte que asta que fue de dia, que los
yndios los uieron, no fueron sentidos; pero entonces se juntaron y los
fueron siguiendo como a jente que ya yba de huida, donde Diego Garcia de
Paredes, natural de Plasencia, que fué maestre de campo del Rrey contra
el amotinado Aguirre y le corto la caveza, hizo vn hecho tan animoso
como generoso.
Entre los demas soldados y jente que de Muso salían y a[138] un pobre
honbre que sacaua unas baquillas para su uibienda, que no tenia otro
posible, y en algun tiempo heran de algun balor. Este hombre, biejo,
biendo que los yndios le uenian dando caza y que por conseruar su
ganado yba a peligro de ser muerto, y que de los demas soldados hera
poco socorrido, encomendose en este Digo[139] Garcia de Paredes,
rrogandole que por amor de Dios no lo desanparase. Diego Garcia tomo con
tanto coraje y tan determinadamente la defensa deste pobre honbre, que
determino quedarse con los amigos que le quisieron acompañar en la
rretaguardia de todos, donde los yndios yban haziendo algun daño; y
temiendose Diego Garcia que el cauallo no fuese ynstrumento y causa de
hazer alguna cosa yndina de su balor y nonbre, porque confiado en su
ligereza no boluiese las espaldas a los enemigos, le corto alli las
piernas y le dejo dejarretado en el camino, y el se fue poco a poco a
pie con sus armas a cuestas, deteniendo con singular balor suyo y de sus
conpañeros la furia de los uaruaros que los uenian siguiendo con mucho
brio, y asi salieron peleando de contino de toda la tierra de los musos,
lo qual fue causa de grandes daños que despues estos yndios musos
hicieron en sus comarcanos y aun pusieron en condicion toda la demas
jente del Rreino de alcarse, por lo qual despues, por el año de sesenta,
fue proueido el capitan Luis Lanchero para la pazificacion desta tierra.
Entro hen ella con jente española y con mucha municion de arcabuzeria y
perros, hizo muy grandes castigos en la tierra, poblo zerca en de[140]
Pedro de Orsua auia poblado a Tudela de Nauarra, otro pueblo que llamo
la ciudad de la Trenidad de los Musos, que oy dia permaneze, aunque con
contina guerra que sienpre los yndios hazen a los españoles y haran
mientras duraren, donde se an descuuierto, cerca de la propia ciudad,
muy rricas minas de piedras verdes, que llaman esmeraldas, de gran
estimacion y balor, porque se an sacado destas minas muy muchas piedras
esmeraldas que an balido muy gran suma de dineros. Anse descuuierto ansi
mesmo rricas minas de oro fino, y esperan labrarlas con otras de plata
que andan rrastreando; y demas desto se a poblado en esta prouincia de
los musos otro pueblo que llaman la billa de La Palma, por la parte que
los musos confinan con los yndios panches.
La causa de ser tan prolija y turadera la guerra destos yndios, dejado
aparte sus brios y obstinacion con qne pelean, ques mucho, porque en el
Rreino no se hallado nacion[141] que en esto llegue a ellos, lo mas
principal es la yerua fina de que usan, con la qual hazen toda la
guerra, porque todos los lugares y caminos y comidas y arboles frutales
y lugares de qualquier suerte que sean donde españoles puedan llegar e
presuman que llegaran, todo lo vcupan con puyas vntadas con esta yerua,
con las cuales si se pican o lastiman de suerte que hagan sangre, es
dificultosa su sanidad y cura, que todos los mas mueren rauiando y
despedazandose y haziendo uisajes y personajes con los ojos y con la
boca y con todo el cuerpo, y les da vnos rrecios tenblores y parasismos
con que espantan y atemorizan a los que los uen, y si algun herido desta
yerua escapa, es mediante la gran carneceria que en el luego
yncontinente ques herido se haze, cortandole toda la carne que la yerua
va atocando, asta que no le quede cosa tocada, y asi un solo yndio y vna
sola vieja suelen hazer guerra a muchos españoles con solo ocuparles los
caminos y pasos con puyas; y con esta ayuda de yerua que los yndios
tienen, permanezen en sus rreueliones o las mueben cada uez que quieren
y les parezen, y si esto no tuuieran[142] muchos años a questuuieran ya
pazificos y aun muy vmilldes.
Mas segun de pocos años a esta parte a dado esta tierra muestra de rrica
de esmeraldas y oro y plata, se puede con muy gran razon decir por ella
que las cosas muy preciadas no se an ni alcanzan sino con mucho trauajo
y gasto, porque demas de lo que en pazificarla an trauajado los
españoles y lo mucho que en su pacificacion se an gastado en dineros, en
diversas ueces que hen ella an entrado, es cosa zierta que an muerto los
yndios mas de ducientos españoles, parte de los quales a tomado a manos,
y biuos, con crueldad de baruaros, los an despedazado y sepultado en sus
uientres, por ques jente toda hella que comen la carne de los enemigos
que matan en la guerra o por otra uia.


CAPITULO SSESTO
En el qual se escriue como el generol Orsua fue proueido por los
Oydores que fuese a pazificar la tierra de Santa Marta y lo que
sobre el hazer esta jornada le sucedio.

Al tiempo quel general Pedro de Orsua se salio de Muso, auia benido los
Oydores de como[143] los yndios de las sierras de Santa Marta tenian
puesta en gran trauajo a la ciudad de Santa Marta, poblada en las
rriueras de la mar del Norte, y de muy antiguo origen en las Indias; y
como estaua a su cargo el gouierno de aquella ciudad, determinaron de
ynuiar quien la rremediase y socorriese, pazificase y poblase aquellas
sierras, muy pobladas de muchos y belicosos naturales; y por auer a esta
sazon salido Pedro de Orsua de Muso y ser capitan afable y bien quisto,
hablaronle sobre hello, rrogandole que hazetase la jornada y
pacificacion de aquellas sierras[144] y jentes de Santa Marta, y que le
darian todo el aujilio y fauor nezesario para hello.
A Orsua se le hizo muy pesada esta jornada por tener, como tenia, sus
desinios puestos en el Dorado, pero obola de azetar por la hobligacion
que tenia de seruir al Rrey y de agradar y contentar a los que se lo
mandauan y rrogauan, los quales le dieron todos los poderes y
prouisiones necesarios y le fauorecieron en todo lo demas que fue
menester. El general Orsua quisiera uajar copia de soldados del Rreino
para hazer su jornada, por ser jente ya cursada y espirimentada en
aquella milicia, pero no los hallo, o los soldados no lo quisieron
seguir, porque tenian ya noticia de la maldad de aquella tierra y de los
moradores della, a quien otras muchas armadas de españoles nunca auian
podido domar ni humillar, antes sienpre se avian rretirado por fuerza y
con perdida de muchos españoles, y asi se estan oy por poblar.
A Orsua le fue necesario bajarse a Santa Marta con unos pocos amigos,
que mas por su contenplacion que por otro ningun ynteres le quisieron
seguir, con los quales llego a la ciudad de Santa Marta, donde hallo que
la gouernaua y administraua la justizia el capitan Luis de Manxarrez, y
el General se dio la priesa que pudo a juntar gente, aunque poca, porque
acudian muy pocos soldados a Santa Marta; y andando en el feruor de su
jornada, los yndios de las[145] faldas de las sierras mas cercanos a
Santa Marta, tuuieron noticia de lo que Pedro de Orsua estaua haziendo
en Santa Marta, y de como pretendia entrar presto la tierra adentro, y
por rreseruarse de algun daño que en lo futuro se les podia hazer y
acreditarse con el General, le uinieron de paz, ofreciendosele en su
amistad y a seguirle y ayudarle en todo que les ouiese menester. Holgose
mucho Orsua con la amistad y paz destos yndios, y acetando sus
ofrecimientos los torno a ynuiar a sus casas, porque los soldados quen
Santa Marta se auian juntado heran muchos para lo poco que aquel pueblo
misero y falto de todo genero de mantenimientos podia sustentar,
determino inuiallos delante para que en ciertos pueblos de yndios amigos
se entretuuiesen y comiesen; y haciendo caudillo de los que ynuiaua, que
heran cinquenta honbres, a Hernand Aluarez de Azeuedo, que despues fue
vezino de Tamalameque, ciudad poblada en las rriueras del Rrio Grande de
la Magdalena, enviolos a Guajaca, pueblo de yndios amigos, que estaua en
el camino que para zuuir a la sierra auian de seguir, en el qual lugar
se auia de juntar toda la demas jente que en la jornada auia de entrar,
y les mando que sin hazer daño a los yndios de Guajaca ni a los demas
comarcanos, se ocupasen en uer aquella parte de la sierra que a hellos
estuuiese mas zercana, y aderezasen los pasos que ouiese malos y
peligrosos para los cauallos; y asi se fueron estos españoles con
Hernand Alvarez, su caudillo, a Guajaca.
El general Vrsua se quedo en Santa Marta con el capitan Manxarres y con
Lidueña, su hermano, para juntar la mas jente que pudiesen e yrse hazer
su jornada en el tiempo que tenian ya señalado; el qual llegado, Orsua
persuadio a Manjarres que con los soldados que alli tenia juntos, aunque
pocos, fuesen en seguimiento de Hernand Aluarez y diesen principio a su
jornada. El capitan Manjarres estaua muy fuera de hazer lo que Orsua
pretendia, y no solo no tenia voluntad de seguille, pero[146] de dañarle
y estoruarle la jornada para que no saliese con hella, y asi se escuso
de no salir con Pedro de Orsua, diciendo questaua falto de algunas cosas
necesarias a la guerra, las quales el queria proveher antes de salir de
Santa Marta y lleuallas por delante; que se fuesen Orsua y su hermano
Lidueña y que el los seguiria y alcanzaria en el camino.
Con esto y otras palabras urbanas de que Manjarres hera muy copioso, que
el general Orsua le oyo decir, no conociendo ni entendiendo sus finxidos
y doblados tratos, se partio con entera confianza de Santa Marta con
hasta treinta honbres, y entre hellos Lidueño, hermano de Manjarres, y
caminando por tierra de paz sin hazer daño ni rreceuirlo, llego a la
poblazon de Origua, donde se determino de esperar al capitán Manjarres;
y porque la jente y soldados que con el capitan Hernand Aluarez auia
ynuiado y estaua en Guajaca esperandolo no intentase alguna nouedad con
su tardanza, acordo dalles auiso de su yda, y para esto despacho al
capitan Lidueña con diez soldados que fuese a Guajaca y tomase en si la
jente y gouierno della y les diese auiso de lo que pasaua y de su ida y
quan propinqua estaua su llegada aquel lugar.
Lidueña fue a Guajaca, y hizo con todos los españoles todo lo que le fue
mandado, y Pedro de Orsua se quedo en Origua esperando a Manjarres, el
qual con finxidas y cautelosas cartas que cadia[147] le escreuia,
haziendole cierta su partida, le[148] entretuuo mas tiempo de dos meses,
dandole a entender que un dia o otro seria con el en Origua, todo segun
fue muy publico entre los españoles, a fin de que, entreteniendose Pedro
de Orsua con sus soldados mucho tiempo entre aquellos pueblos, que heran
de naturales velicosisimos y de animo yndomitos y soueruios, les diese
ocasion a que tomando las armas uiniesen sobre hel y le desuaratasen,
para despues yntentar el hazer esta jornada, o a lo menos con esto se
escureciese la gloria que en la fama del general Orsua se auia
dibulgado, de que por su buena fortuna y de mucho ardiz y disciplina de
guerra, saldria con la gerra de aquellas sierras y las poblaria y
domaria los naturales della, lo qual tenian muchos pronosticado a Orsua,
pero su pronostico fue al rreues, porquestando Pedro de Orssua en esta
espera de Manjarres con hasta beinte honbres, fuele necesario que los
españoles se diuidiesen a buscar comida a pueblos de paz questauan entre
Santa Marta y Origua, cuyos naturales, viendo esta ocasion de uer
desmandados los soldados por su tierra, juntaronse y tomando las armas
en la mano, dieron en ellos y mataron los mas. Algunos de los cuales,
que heran sueltos y lijeros peones, poniendose en vyda, escaparon de las
manos y crueldad de los uaruaros, y aportando a Santa Marta dieron
auiso a Manjarres de lo que les auia sucedido.
Manjarres, que ninguna cosa le deuio de pesar deste mal suceso,
pareciendo que ya Orsua no podria salir con su yntento y questaria
descuidado desto, por auer acaecido apartado de donde el estaua alojado,
determino dalle auiso, porque rrebolviendo los yndios las armas contra
el no lo hallasen descuidado y asi lo matasen. Escriuio una carta dando
hen ella noticia de lo que pasaua e abian echo los yndios con los que
salieron[149] a buscar comida, y auisandolo que al momento se rretirase
si no queria ser muerto con los que le aconpañauan. El mensajero camino
toda la noche y fue antes de amanecer a donde Pedro de Horsua estaua, y
diole la carta y auiso que lleuaua.
Los yndios de la tierra, como mataron en sus pueblos los españoles que
auian ydo por comida, luego se determinaron de ir a dar sobre el general
Ursua y los que con el auian quedado, y juntandose todos amanescieron
sobre el alojamiento de los españoles al tiempo que Pedro de Orsua
estaua leyendo la carta y auisos de Manjarres, bien descuidado del zerco
que los yndios le tenian puesto; pero como las belas le diesen auiso de
la mucha gente que sobre hellos uenian, y el General dejase la carta
questaua leyendo, con la presteza que se rrequeria tomo las armas, y lo
mesmo hizieron los demas soldados, que heran doze; y saliendo a los
enemigos, grande numero de yndios contra doze españoles, que heran mas
de seis mill yndios, comenzaron a pelear con ellos con balor de
españoles, a los quales ayudo mucho seis arcabuzes que tenian y municion
de poluora con que hacian gran daño en los yndios, porque casi no
perdian ni herrauan tiro, que todos los enpleauan en los enemigos y
matauan muchos dellos, con que los ojeauan y hazian que no llegasen a
tomar a manos a los españoles, pero de fuera hera ynumerable la
flecheria que sobre hellos echauan, aunque con ella no les hizieran daño
ninguno, y asi pelearon todo el dia hasta que la noche los aparto y
diuidio, sin que rreciuiesen ningun daño los nuestros.
Los yndios, temiendo que los españoles, con el anparo y escuridad de la
noche, no se les fuesen dentre manos, pusieron muy escojidas guardas en
los pasos y caminos por donde entendian que los españoles auian de
salir, de suerte que por aquellas partes hera ynposible salir ninguno
sin ser sentido y muerto de los yndios. El General uiendo y entendiendo
esto, propuso a los soldados la aflicion en que estaban y dixoles si
alguno sauia de algun escondido camino por donde aquella noche pudiesen
salir, porque si alli esperauan, el dia siguiente hera ynposible escapar
de las manos de los enemigos, porque con el trauajo de aquel dia estauan
todos muy cansados y deuilitados para cufrir la guerra del siguiente.
Cuñiga, soldado diestro en aquella tierra, se ofrecio de guiar por vn
camino que pasando casi por medio de las poblazones de los yndios sin
ser sentidos, saldrian a tierra de paz si con presteza y diligencia le
siguiesen y se animasen a zufrir el trauajo del caminar toda la noche.
Todos los españoles mostraron animo de tolerar aquello y mucho mas, y
tomando en medio dos mugeres españolas que alli tenian[150], que con
animos baroniles avian echo gran obstentazion en la guerra de aquel dia,
se dieron a caminar por donde Cuñiga los guiaua toda la noche, lleuando
el General la rretaguardia, para que no se le quedase ningun soldado ni
persona atras, y atravesando por las poblacones de los yndios sin ser
sentidos, porque tenian los uaruaros puestos los ojos en otros caminos
apartados de alli, fueron amanescer el General y sus soldados a los
llanos de Bonda, tierra ya segura, donde toparon al capitan Manjarres
con algunos soldados y becinos de Santa Marta, que con esta fingida
ostentacion y perezoso e tardio socorro, les venia a c[151] zocorrer
para mas simulacion de su dañada yntencion, y asi se boluieron todos
juntos a Santa Marta.


CAPITULO SETIMO
Como Lidueña se salio de Guacchaca al Cauo de la Uela, forcado de
los españoles que con el estauan, y el general Orsua se subio al
Rreino, donde siendo perseguido de Montaño se paso a Popayan, y de
alli a Panama.

Los yndios de Guajaca, donde el capitan Lidueña estava alojado, aunque
supieron el alzamiento que los de Origua auian echo con el general Pedro
de Orsua y contra los que con el estauan, no se alborotaron ni
yntentaron ninguna nouedad contra los españoles, asi por queran mas
numero de jente como por que uiuian mas sobre el auiso y con el cuidado
quera menester para entre yndios; pero por acreditarse con los españoles
y con Lidueña dieronle noticia de que los yndios de Guajaca[152]
hizieron con Orsua, y de los españoles que le auian muerto, y de todo lo
que sobre esto auia pasado, como jente que lo sauia bien, por que se
creia auerse hallado alli algunos de los propios yndios de Origua[153]
que le dauan el auiso; pero con todo esto Lidueña y los españoles que
con el estauan se comencaron a rrecatar mas que asta alli de los yndios
y a uiuir con dobladas zentinelas y cautelas hasta sauer certidunbre por
otra uia de lo que al general Orsua le auia sucedido, con la qual
esperanza se estuuieron alli algunos dias[154].
Mas los soldados, como algunos o los mas estauan ya con fastidio de tan
larga espera, parecioles buena ocasion la que con la nueua del desuarate
de Pedro de Orsua se les ofrecia para saliendose de entre aquellos
barbaros, poder parecer donde quiera sin que se les pudiese caluniar ni
uituperar con la salida, y asi lo efetuaron, que juntandose casi la
mitad dellos, de conformidad se salieron vna noche sin dar parte al
capitan Lidueña y se fueron al Cauo de la Uela. Los demas soldados que
con Lidueña abian quedado, temiendose el daño que les podia sobreuenir
por mano de los naturales de aquella tierra, que heran muchos y no menos
uelicosos que los de Guajaca, comenzaron a perseguir y rogar a Lidueña,
su capitan, que saliesen de entre los yndios y siguiendo las pisadas de
los demas fuesen al Cauo de la Uela. Lidueña hera honbre piadoso y
humano y que se le hazia cosa muy dura y graue dejar entre aquellos
infieles doze o treze españoles que por su henfermedad y flaqueza no
podian caminar ni el los podia lleuar consigo, por lo qual escusaua su
salida con el mejor color que podia, vnas ueces rrogando a los que le
ynportunaban la rretirada, que esperasen a que aquellos enfermos
estuuiesen para poder caminar o a que les uiniese algun socorro de Santa
Marta, con que los pudiesen socorrer, y otras uezes desimulaba pasando
en silencio los clamores de los soldados questo rregauan[155] e
ynportunaban muy ahincadamente, y tanto fue su entretenimiento y
dilacion por estas causas que los soldados, deseando uerse libre y
saluos del peligro en que estauan, y pareciendoles que hera mas contra
caridad estar su jente al peligro propio que con ynciertas y dudosas
esperanzas esperar a conseruar las uidas de vnos honbres que por sus
enfermedades mas parecian estar muertos que puestos[156] para uibir,
comenzaron a oprimir a Lidueña y a decille que si el hera tan benevolo
que se queria quedar a conseruar las uidas a los enfermos con peligro de
la suya, que lo hiciese, porque hellos pretendian salirse todos de aquel
rriesgo y ponerse en saluamento.
Lidueña, conociendo que lo que los soldados decian estaua ya a punto
para cunpillo y partirse al Cauo de la Uela, con rruegos los hizo
entretener, y juntandose todos los enfermos en vn bohio o casa, que como
e dicho heran doze o treze, y dejandoles alli todo el mantenimiento que
tenia, y dandoles entera esperanza de que luego ynviaria vn bergantin
del Cabo de la Uela por hellos, llamo al principal o principales de
aquel pueblo donde estauan y les dijo y rrogo que no matasen aquellos
enfermos, sino que los conseruasen en uida, por que el ynuiaria luego
vn uergantin por ellos, y dejandoles tanbien a los españoles enfermos
algunos yndios e yndias ladinas que les siruiesen, se partio con los
españoles que como de camino lo estauan esperando.
Se fueron la uia del Cauo de la Bela, dejando en aquel alojamiento y
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