Historia de las Indias (vol. 2 de 5) - 05

Total number of words is 5044
Total number of unique words is 1349
39.4 of words are in the 2000 most common words
53.8 of words are in the 5000 most common words
59.5 of words are in the 8000 most common words
Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
marinero á sus compañeros viéndose solo cerca de tantos, los cuales
dieron á huir, como si vieran mil hombres tras ellos; y aunque otro
dia envió el Almirante algunos cristianos para ver si hallaban algo,
y llagaron obra de media legua dentro en la tierra, no pudieron, sino
con trabajo, penetrar, por los montes ser espesos, y mayormente que
habia cienagas que duraban cuasi dos leguas, segun les parecia, hasta
llegar á los cerros y montañas. De allí prosigue al Poniente, y,
andadas 10 leguas con sus navíos, vieron en la costa algunas casas, y
la gente dellas vinieron en sus canoas á los navíos con comida y con
muchas calabazas llenas de agua, todo lo cual mandó el Almirante que se
les pagase, y hizo detener un indio, rogándole á él y á ellos, por la
lengua, que lo tuviesen por bien hasta que les mostrase el camino y le
preguntasen algunas cosas, y que despues le dejarian volver á su casa;
los cuales, aunque con alguna tristeza, mostraron tenerlo por bueno,
pues podian juzgar, que si no quisieran poco les aprovechara. Este
le certificó que Cuba era isla que la mar cercaba, y, segun entendió
el Almirante, que el Rey della, de la costa del Poniente abajo, con
su gente, sino era por señas, no hablaba, pero que luego era hecha
cualquiera cosa que mandase; si el señor que entónces vivía era ó no
era mudo, ó quizá este hablar por señas acostumbraba, esto debe ser
fábula, porque los que primero fuimos á descubrir por dentro de la
tierra y á poblarla de cristianos, desde á quince á diez ó seis años,
nunca tal cosa ni nueva de ella hallamos. Andando ansí, entran los
navíos en un banco de arena que ternia una braza de agua, y de longura
tanto trecho como dos navíos, donde se vieron en grande angustia
y trabajo, tanto, que para pasarlos á una canal honda, tuvieron
necesidad de armar con mucha dificultad todos los cabrestantes. Vieron
innumerables tortugas muy grandes, que parecia dellas estar la mar
cuajada; sobrevino una nubada de cuervos marinos, que cubrian la lumbre
del sol, venian de hácia la mar, y daban consigo en tierra de Cuba; lo
mismo pasaban innumerables palomas y gaviotas, y, de diversas especies,
muchas aves. Otro dia vinieron á los navíos tan espesas las mariposas,
que parecian espesar el aire; duraron hasta la noche y las disipó un
gran aguacero de agua.


CAPÍTULO XCVI.
En el cual se tracta como determinó el Almirante dar la vuelta para
la Española.—De las leguas que descubrió de Cuba.—Que halló por las
reglas de la Astronomía, como se halló de Cáliz tantas otras por la
esfera.—Encalló con los navíos, padeció grandes angustias.—Del olor
de estoraque que sintieron.—De un indio viejo que vino á hablar al
Almirante, y de un teológico razonamiento que le hizo cerca de la otra
vida; cosa es muy notable, aunque breve, por ser dicha por un indio.

Como supo el Almirante por aquel indio, que duraban por aquella costa
tanta infinidad de islas, y que tantos peligros y daños cada hora se le
ofrecian, y tambien que los mantenimientos se le iban acabando, acordó
de dar la vuelta por la Española y visitar la gente, y proseguir la
villa de la Isabela, que dejó al mejor tiempo comenzada y no acabada,
de lo cual tenia noches y dias intenso cuidado; para proveerse de
agua, y de lo que pudiese haber de comida, fuése á una isla de hasta
30 leguas en torno, á la cual habia puesto el Evangelista, y dice el
Almirante, que distaba de la isla de la Dominica, al pié de 700 leguas.
Esta isla del Evangelista creo que es la isla que despues llamamos,
y hoy se llama, la isla de Pinos, que está cuasi frontero Norte-sur
del principio de la Habana, y terná de luengo 20 leguas, porque, por
toda la costa de la mar del Sur de Cuba, no hay isla sino aquella que
sea tan grande, por manera, que poco le quedaba de descubrir del cabo
de Cuba, al Almirante; quedar le habian obra de 35 ó 36 leguas por
navegar hasta el cabo de Cuba. Esto tambien parece, por lo que dice el
Almirante, en la relacion que deste descubrimiento de Cuba envió á los
Reyes, que navegó y descubrió della 333 leguas, y midiendo su viaje
por las reglas de la Astronomía, dice: «que desde el cabo de Cuba que
se ve con la Española, que llamó Fin de Oriente, y por otro nombre
_Alpha et Omega_, navegó hácia el Poniente, de la parte del Austro,
hasta haber pasado el término de diez horas en la esfera, en manera
que, estando él allí, cuando se le ponia el sol á él, se levantaba á
los que vivian en Cáliz, en España, desde á dos horas, y dice que no
pudo haber yerro alguno, porque hobo entónces eclipse de la luna, á
14 de Setiembre, y que él estaba bien apercibido de instrumentos, y
fué muy claro el cielo aquella noche.» Todas estas son sus palabras.
Tornando al propósito, viernes, 13 de Junio, dió la vuelta por la
vía del Sur ó del Austro, por salir de aquella espesura de islas,
y saliendo por una canal que le pareció más honda y desembarazada,
navegando por ella un poco del dia, hallaron la canal cerrada y los
navíos, de islas y tierras, como en un corral, todos cercados; la gente
toda quedó muy turbada y desmayada, viéndose en tanto peligro y con
falta de bastimentos: bien es de creer que su miedo y angustia era muy
grande, y la del Almirante mucho más que doblada. Confortóles á todos
con las mejores palabras que pudo, y con harto trabajo tornaron á salir
por donde entraron, y fueron á parar á la isla del Evangelista, donde
habia reparádose de agua. Miércoles, 25 de Junio, partió della por
la vía del Norueste, por ver unas isletas, que parecian de allí obra
de cinco leguas, y, un poco más adelante, dieron en una mar manchada
de verde y blanco, que parecia todo bajos, aunque habia de hondo dos
brazas; desde á siete leguas, dan consigo en otra mar muy blanca,
que aína les parecia ser toda cuajada; de allí á siete leguas, topan
otra prieta como tinta, en que habia cinco brazas de fondo; por esta
anduvo hasta que se llegó á Cuba. Todas estas diferencias de mar eran
á los marineros grande espanto, como cosas que nunca habian visto ni
experimentado, y por tanto, en cada una temian ser perdidos y anegados.
Salió de Cuba la vía del Leste con vientos escasos, por canales, y
todas llenas de bajos, y, estando escribiendo, como solia, todo lo
que le acaecia en su viaje, á 30 de Junio, encalló su nao, la cual,
no pudiéndola sacar con anclas y cables por popa, sacáronla por proa,
y, por los golpes que dió en el arena, con harto daño; de allí, no
llevando vía ordenada, sino segun los bajos y ranales y tambien el
viento le daban lugar, navegaba todavía por la mar muy blanca, y, sobre
todos aquellos reveses é inconvenientes, cada dia eran visitados al
poner el sol de aguaceros terribles que los fatigaban. Con todo esto
el Almirante andaba muy penado y angustiado; llegóse á la tierra de
Cuba, por donde aquel camino hácia el Oriente habia comenzado, donde
sintieron unos suavísimos olores como los habian sentido de ántes, y,
cierto, estos olores mucho más se sienten y gozan en aquella isla que
en ninguna destas otras, y creíamos que debia haber por ella, como sea
muy montuosa, árboles de estoraque, porque ansí nos parecia olerlos,
cuando en el descubrimiento della andábamos, cuasi todas las mañanas,
y era de los palos ó leña que los indios quemaban. En 7 de Julio,
salió el Almirante á tierra por oir Misa, y estándola oyendo, llegó un
Cacique ó señor viejo, que parecia ser señor de toda aquella tierra ó
provincia, el cual, mirando todos aquellos actos y ceremonias que el
sacerdote hacia, y las señales de adoracion, y reverencia, y humildad
que los cristianos mostraban, viendo dar la paz al Almirante y las
reverencias por los que le servian, y tambien por la auctoridad de
su persona, conoció que debia ser aquel la persona á quien los demas
obedecian, y ofreciéndole una calabaza de las que llaman hibueras por
aquellas islas, que sirven de escudillas, llena de cierta fruta de
la tierra, asentóse cabe el Almirante en coclillas, porque así era
la manera de asentar cuando no tenian los duhos, que eran unas bajas
sillas, y comenzó á hacer este razonamiento: «Tú has venido con gran
poder á estas tierras que nunca tú ántes viste, y, con tu venida, en
todos los pueblos y gentes dellas has puesto gran temor, hágote saber,
que, segun lo que acá sentimos, dos lugares hay en la otra vida donde
van las ánimas de los cuerpos salidas, uno malo y lleno de tinieblas,
guardado para los que turban y hacen mal al linaje de los hombres; otro
lugar es alegre y bueno, donde se han de aposentar los que, miéntras
acá vivieren, aman la paz y quietud de las gentes, y por tanto, si tú
sientes que has de morir, y que á cada uno, segun lo que acá hiciere
acullá le debe de responder el premio, no harás mal ni daño á quien
contra tí mal ó daño no cometiere; y esto que aquí habeis hecho es
muy bueno, porque me parece que es manera de dar gracias á Dios:»
añidió, diz que, tambien como habia estado en la isla Española, y en
la de Jamáica, y que habia ido la isla abajo de Cuba, y que el señor
de aquella parte andaba como sacerdote vestido. Todo esto entendió
el Almirante, segun le pudieron interpretar los indios que desta
isla llevaba, mayormente Diego Colon, que habia llevado y tornado de
Castilla. Maravillado el Almirante de tan prudente oracion del indio
viejo, más alta, cierto, que la pudiera orar un filósofo gentil, sin
fe, muy estudioso en filosofía, respondióle, que de muchos dias atras
tenia, lo que habia dicho, bien entendido, conviene á saber, las ánimas
vivir para siempre despues desta vida, y las malas ir á mal lugar, que
se llamaba infierno, y las buenas á bueno, que los cristianos nombraban
Paraíso, y que se holgaba mucho haber sabido que él y la gente de
aquella tierra tenian de las cosas del otro siglo tan buena noticia, lo
que ántes él no creia, y que le hacia saber que él era enviado por unos
Reyes grandes, ricos y poderosos, sus señores, que eran señores de los
reinos de Castilla, para buscar y saber de aquellas tierras, no para
otro fin, sino para saber si algunos hobiese que hiciesen mal á otros,
como habia oido decir que habia por estas mares algunas gentes que
llaman caníbales ó caribes, que á otros mal hacian, para los refrenar
é impedir que no lo hiciesen, y á los buenos honrarlos y defenderlos,
y trabajar que todos viviesen, sin perjuicio de otros, pacíficos.
Rescibió las palabras del Almirante, el prudente viejo, con lágrimas y
mucha alegría, afirmando, que si no tuviera mujer y hijos se fuera con
él á Castilla, y recibidas del Almirante algunas cosillas de rescates,
hincábase de rodillas, haciendo meneos de grande admiracion, repitiendo
muchas veces si era cielo ó si era tierra el lugar donde aquellos tales
hombres nascian; todo esto en sentencia saqué, de lo que escribe D.
Hernando Colon, hijo del dicho primer Almirante, y de las Décadas de
Pedro Mártir, que lo dice más largo que D. Hernando, porque en aquel
tiempo don Hernando era muy niño, y Pedro Mártir lo pudo muy bien
saber del mismo Almirante, como supo mucho de lo que escribió, porque
entónces Pedro Mártir residia en la corte, y era de los Reyes bien
favorecido. No es de maravillar que aquel viejo dijese al Almirante
tales cosas de la otra vida, porque comunmente todos los indios destas
Indias tienen opinion de las almas no morir, mayormente aquellos de
Cuba, de quien en su lugar, placiendo á Dios, diremos cosas de notar de
las opiniones que tenian.


CAPÍTULO XCVII[2].

Arriba hemos apuntado y dicho, algunas veces, los incomparables
trabajos que el Almirante padeció en estos descubrimientos, y despues,
cuando pensaba que habia servido y que podia descansar en la tierra
ó en alguna parte ó rincon de los reinos que habia descubierto,
muy mayores angustias y tormentos de espíritu, como se verá, se le
ofrecieron; de tal manera, que en toda su vida fué como un luengo
martirio. De donde los hombres, si quisieren, cognoscerán, cuan poco
fruto y cuan poco descanso se halla, y, puesto que alguno parezca
hallarse, cuan poco dura el placer dél en estos bienes terrenos,
mundanos y temporales, si dentro del espíritu no se negocia y conversa
el ánima con Dios; y porque aún restaban al Almirante otros pocos de
más amargos peligrosos trabajos, ántes que llegase á la Española,
donde pensaba un poquillo descansar, contaremos agora lo que, más que
lo pasado, duro y angustioso le sucedió. Salido de aquel lugar donde
aquel indio viejo le habló, parecia que todos los vientos y aguas se
habian concordado para le fatigar y añadir angustias sobre angustias,
penas sobre penas, y sobresaltos á sobresaltos, porque no tuviese
tiempo ni sazon para poder resollar; entre muchos que padeció, vino
sobre él un tan súpito y tan horrible y peligroso aguacero, que le hizo
poner el bordo debajo del agua, y, con gran dificultad y que pareció
sólo socorro de Dios, poder amainar las velas, y, juntamente, con las
más pesadas anclas surgir. Entrábales mucha agua por el plan, que es
lo más bajo de la nao, que acrecentaba sus peligros, y apénas los
marineros podian vencerla con la bomba, porque, allende que andaban
todos muy cansados de los continuos trabajos, faltábales la comida,
que no comian sino una libra de podrido bizcocho, y un cuartillo de
vino, ó de su brebaje, sino era cuando algun pescado acaso tomaban;
esta era necesidad grande que padecian, y muy mayor la del Almirante,
sobre quien la de los otros y la suya cargaba. Desta, dice él mismo
en lo que escribió á los Reyes, desta navegacion, estas palabras:
«Yo estoy tambien á la mesma razon, plega á Nuestro Señor que sea
para su servicio, porque, por lo que á mí toca, no me pornia más á
tantas penas é peligros, que no hay dia que no vea que llegamos todos
á dar por tragada nuestra muerte.» Con estos peligros y aflicciones
continuas llegó al Cabo que llamó al principio cabo de Cruz, á 18 de
Julio, adonde los indios le hicieron muy buen recibimiento y luego
le trujeron de su pan caçabí, y pescado, y frutas de la tierra y de
todo lo que tenian, con grande alegría y placer, donde holgaron y
descansaron dos ó tres dias. Y, mártes, 22 de Julio, aunque siempre con
vientos contrarios, que no le dejaron volver su camino derecho para la
Española, dió la vuelta sobre la isla de Jamáica; siguió la costa della
por el Occidente abajo, y, yendo mirando y alabando á Dios todos de
ver tanta frescura, y tan hermosa y felice tierra, vian toda la costa
y tierra llena de pueblos y los puertos bonísimos, de legua á legua;
seguian los navíos infinitos indios con sus canoas, trayéndoles y
sirviéndoles con muchas cosas de comer, como si fueran todos sus padres
y ellos hijos. Dice el Almirante, que juzgaba la gente ser muy mejores
aquellos mantenimientos que cuantos hasta allí habian visto, pero cada
tarde les sucedian los sobresaltos y penas de los aguaceros. Echábalo
el Almirante á las muchas arboledas, y no hay duda dello; y dice, que
á los principios así acaecia en las islas de Canaria, y de la Madera,
y de los Azores, pero despues que fueron desmontadas y las humidades
enjutas y consumidas, cesaron en mucha parte los aguaceros, y desto,
en esta isla Española, tenemos larga experiencia. Encarecidamente
loaba el Almirante la hermosura, y fertilidad, y frutas, y lo demas
que traian los indios para comer, y la muchedumbre de pueblos de
la isla de Jamáica, diciendo que ninguna otra se le igualaba de las
que hasta entónces habia visto. Vido una bahía muy hermosa con siete
isletas á la ribera de la mar, y que tenia la isla tierra altísima,
que le parecia que excedia la media region del aire, donde se congelan
las impresiones; toda la tierra muy poblada por todas partes. Juzgaba
que bojaba 800 millas, pero despues que la vido bien, á otro viaje,
declaró que ternía de largo 50 leguas y de ancho 20; mucho quisiera
descubrirla y verla más, segun le parecia tan bien, sino por la falta
de bastimentos y la mucha agua que los navíos hacian. Hízole buen
tiempo y volvió hacia el leste, camino desta isla Española, mártes,
19 de Agosto, y la postrera tierra della, que fué un Cabo que se mira
con esta isla, le puso nombre el cabo del Farol; y miércoles, 20 de
Agosto, vido el cabo ó punta occidental desta isla Española, al cual
puso nombre cabo de Sant Miguel, que agora se llama el cabo ó punta del
Tiburon, dista de la punta oriental de Jamáica 25 ó 30 leguas. Sábado,
23 de Agosto, vino á los navíos un señor ó Cacique de aquella tierra,
nombrando «Almirante, Almirante,» y otras palabras, de donde coligió el
Almirante que aquella tierra que llamó cabo de Sant Miguel debia ser
toda una con esta isla, porque hasta entónces no sabia que fuese esta
isla Española. En fin deste mes de Agosto fué á surgir á una isleta
que está junto á esta isla, que parece desde la mar como vela, porque
es alta, y llamóla el Almirante Alto Velo, y dista de la isleta Beata,
que así se llama, 12 leguas; mandó subir en lo alto de aquella isleta
para descubrir los otros dos navíos que se le habian perdido de vista,
y volviéndose los marineros á embarcar, mataron ocho lobos marinos que
dormian en el arena descuidados, y muchas aves, porque no huian de la
gente por no estar poblada, y así esperaban que las tomasen ó matasen;
esperó allí á los otros dos navíos, los cuales, á cabo de seis dias,
vinieron, y todos juntos, los navíos, fueron á la Beata, isleta, y de
allí, costeando, pasaron hasta llegar á una ribera que tenia una muy
hermosa vega toda llena de pueblos, y tan espesos que parecian todos
ser uno, y esta tierra debia ser la que agora llaman de Cathalina, por
una Cacica ó señora, que despues cognoscieron los cristianos, señora
de aquella tierra; y es tierra hermosísima. Vinieron los indios de por
allí en sus canoas, y dijeron que habian venido allí de los cristianos
de la Isabela y que todos estaban buenos, de lo cual el Almirante
recibió gran gozo y consolacion. Pasado del paraje del rio Hayna, que
está tres leguas de Sancto Domingo, y por ventura fué allí cerca, mandó
echar nueve hombres en tierra que atravesasen á la Isabela, que está
derechamente de aquella costa Norte-sur, para que diesen nuevas de
como venia bueno y de su compañía; de allí pasó adelante, todavía por
el camino del leste ó Oriente, y parecia por allí una gran poblacion
hácia la cual envió las barcas, por agua, y salieron los indios contra
los cristianos en sus canoas, con arcos y flechas herboladas con hierba
ponzoñosa, traian tambien unas cuerdas, haciendo ademanes que los
habian de atar con ellas, y por esto creo, cierto, que esta tierra era
la provincia de Higuey, porque la gente della era más belicosa, y tenia
de la dicha hierba, y tambien por la distancia que habia andado y el
paraje donde estaba; pero llegadas las barcas á tierra, dejaron los
indios todas las armas, y vinieron muy pacíficos á traer agua y pan, y
todo lo que tenian; preguntando que si venia allí el Almirante. Es de
creer que salieron con armas creyendo que fuese otra gente extraña y no
cristianos, pero, despues de cognoscido que era el Almirante y gente
suya, tornaron á obras de paz y amistad.


CAPÍTULO XCVIII.

De allí pasaron adelante la costa del leste arriba, y ocurrióles, segun
dice el Almirante, un pece admirable, tan grande como una ballena
mediana; tenia en el pescuezo una concha grande como una de tortuga,
que es poco ménos, como arriba se dijo, que un adarga; la cabeza dél,
y que tenia de fuera, era tan disforme, que poco ménos grande era que
una pipa ó bota, la cola como de atun y muy crecida, y con dos alas muy
grandes á los costados. Cognosció el Almirante por aparecer este pece
y por otras señales del cielo, que el tiempo queria hacer mudanza, por
lo cual, trabajó de buscar algun puerto para surgir y estar seguro si
tormenta se recreciese, y plugo á Dios que alcanzó á tomar una isleta
que los indios llamaban Adamaney, que agora llamamos la Saona, el cual
nombre creo que le puso el mismo Almirante ó su hermano el Adelantado.
Esta isleta hace un estrecho de obra de una legua, ó poco más, entre
ella y esta isla Española, y paréceme, si no me he olvidado, que durará
en luengo este estrecho dos leguas, porque he estado yo en él, aunque
há muchos años; allí entró, ya con recia tormenta, él sólo y surgió,
á 15 de Setiembre; los otros dos navíos no pudieron entrar, y por
eso pasaron harto peligro y trabajo. Aquella noche vido el Almirante
eclipse de la luna, y afirma que hobo diferencia desde allí hasta
Cáliz cinco horas y veintitres minutos, por lo cual, decia que duró
tanto el temporal recio ó la tormenta dicha; estuvo en aquel puerto,
por la tormenta, siete ó ocho dias, dentro de los cuales entraron los
otros dos navíos, y, á 24 de Setiembre, partieron juntos y llegaron al
cabo desta isla Española que agora se llama el cabo del Engaño, y el
Almirante en su primer viaje le puso nombre el cabo de Sant Rafael,
como arriba se dijo. De allí llegaron á una isleta que está cerca
desta isla diez leguas, y ocho de la isla de Sant Juan, que llamaban
los indios, á lo que yo creo, la Mona, y así se llama hoy la isla
de la Mona; ó quizá le puso el Almirante aquel nombre Mona, por una
isla que está cerca de Inglaterra, que tiene el mismo nombre, de la
cual hace mencion Cornelio Tácito, libro XIV, página 320, _et in Vita
Agricolæ_, página 693. Será de hasta seis leguas en circuitu; es toda
peñas, y en las peñas tiene unos hoyos con tierra bermeja, y en estos
hoyos se hacen las raíces de yuca y ajes, de que se hace el pan caçabí,
tan gruesas, que cuan grande y capaz es el hoyo tan grande es el aje
ó la yuca, por manera, que, partido por medio, acaece ser la mitad ó
poco más, carga de un indio. Hácense tambien los melones de España tan
grandes como botijas de las de media arroba de aceite, y finísimos;
cierto, son cosa de ver y mejores de gustar. De donde parece que es
grande la humidad que causan aquellas peñas que tienen cercada aquella
tierra colorada, y por consiguiente, que la hacen ser tan fértil; desto
digimos arriba cap. 98, hablando de la provincia de Higuey.


CAPÍTULO XCIX.

Dice el Almirante en una carta que escribió á los Reyes, que traia
propósito deste viaje ir á las islas de los caníbales para las
destruir, pero como habian sido tan grandes y tan contínuos los
trabajos y vigilias, de noche y de dia sin una hora de descanso, que
habia padecido en este descubrimiento de Cuba y Jamáica, y rodear
esta Española hasta llegar á esta isleta de la Mona, especial, cuando
andaba entre las muchas isletas y bajos cercanas á Cuba, que nombró el
Jardin de la Reina, donde anduvo treinta y dos dias sin dormir sueño,
que, salido de la Mona y ya que llegaba cerca de la isla de Sant Juan,
súpitamente le dió una modorra pestilencial, que totalmente le quitó el
uso de los sentidos y todas las fuerzas, y quedó muerto, y no pensaron
que un dia durara; por esta causa los marineros, con cuanta diligencia
pudieron, dejaron el camino que llevaba ó queria llevar el Almirante,
y, con todos tres navíos, lo llevaron á la Isabela, donde llegó á 29
dias de Setiembre del mismo año 1494. Lo que aquí dice el Almirante,
que iba por destruir las islas de los caníbales, que eran de los que
habia fama que comian carne humana, por ventura no aplacia á Dios que
los habia criado y con su sangre redimido, porque ir á destruirlos
no era el remedio que Dios pretendia para salvarlos, los que con
el tiempo, por medio de la predicacion de la fe y con industrias
humanas, como se tienen y saben tener muchas para alcanzar las cosas
temporales, pudieran ser reducidos á tal vida, que pudieran algunos
dellos ser salvos, ¿quién duda que dellos no tenga Dios algunos, y
áun quizá muchos predestinados? Así que, por ventura, por esta razon
quiso Dios, con esta enfermedad, estorbarlo, y por ventura está errada
la letra, que por descubrir, dijo el que la escribió, destruir, lo
cual parece tener semejanza de verdad, porque no venia la gente ni él
en disposicion de destruir á nadie, por flaco que fuese, sino para
descansar.


CAPÍTULO C.

Llegado á la Isabela de la manera dicha, estuvo cinco meses malo,
y, al cabo dellos, dióle Nuestro Señor salud, porque áun le quedaba
mucho de hacer por medio dél, y tambien, porque áun, con muchas más
angustias y tribulaciones, habia de ser ejercitado y golpeado, cuando
creyó que de sus tantos y tales trabajos con descanso habia de gozar
y reposar. Dos cosas halló, de que llegó, nuevas, que le causaron
diversas afecciones en su ánimo; la una, que era venido su hermano, D.
Bartolomé Colon, con quien recibió grande alegría, y la otra, que la
tierra estaba toda alborotada, espantada y puesta en horror y odio, y
en armas contra los cristianos, por las violencias y vejaciones y robos
que habian dellos recebido, despues de haberse partido el Almirante
para este descubrimiento de Cuba y de Jamáica; por manera, que se le
aguó bien el alegría que habia recebido con la venida de D. Bartolomé
Colon, su hermano. La causa del alborotamiento y espanto de todas las
gentes de la isla, bien pudiera bastar la justicia é sinjusticia que
habia hecho Hojeda el año pasado, como se contó arriba en el cap.
93, como quiera que, por aquel agravio y prision de los Caciques que
allí se prendieron y trajeron á la Isabela, y que el Almirante queria
justiciar, y que al cabo, con dificultad, por ruego del otro Cacique,
hobo de soltar; pudieran todos los demas reconocer ó adivinar lo
que á todos, el tiempo andando, les podia y habia de venir; por lo
cual, cuanto más prudentes gentes fueran, tanto mayor diligencia y
solicitud, y con mayor título de justicia, pudieran y debieran poner
en no sufrir en sus tierras gente tan feroz, extraña y tan pesada, y
de quien tan malos principios comenzaban á ver, y agravios á recibir,
lo cual era señal harto evidente del perjuicio que á sus reinos y
libertad y vidas se les podia recrecer. Que fuesen gentes sabias y
prudentes, los indios vecinos y moradores de esta isla, parece por
lo que el mismo Almirante dellos testifica en una carta que escribió
á los Reyes, donde dice así: «Porque era de creer, dice él, que esta
gente trabajaria de se volver á su libertad primera, y que bien que
ellos sean desnudos de ropa, que en saber, sin letras, ninguna otra
generacion los alcanza.» Estas son palabras del Almirante. Así que,
como dejase proveidas las personas del Consejo el Almirante, al tiempo
que para el dicho descubrimiento y para hacer lo que de suso en el cap.
94 queda dicho, y á Mosen Pedro Margarite por Capitan general de los
400 hombres, que anduviese por la tierra y sojuzgase las gentes de la
isla; el Almirante partido, fuése á la Vega Real con ella, que está de
la Isabela dos jornadas pequeñas, que son obra de diez leguas; como
estuviese plenísima de innumerables gentes, pueblos y grandes señores
en ella, y la tierra, como en el cap. 90 se dijo, fuese felicísima y
delectabilísima, y la gente sin armas, y de su naturaleza mansísima y
humilde, diéronse muy de rondon á la vida que suelen tener los hombres
ociosos y que hallan materia copiosa y sin resistencia de sensuales
deleites, no teniendo freno de razon ni de ley viva ó muerta que, á
tanta libertad absoluta como gozaban, órden ni límites les pusiese. Y,
porque los indios comunmente no trabajaban ni querian tener más comida
de la que habian, para sí é para sus casas, menester (como la tierra
para sus mantenimientos fuése fertilísima, que, con poco trabajo, donde
quiera, tenian, cuanto al pan cumplido, y cuanto á la carne cabe casa,
como en corral habian las hutias ó conejos, y del pescado llenos los
rios), y uno de los españoles comia más en un dia, que toda la casa de
un vecino en un mes, (¿qué harian cuatrocientos?) porque, no solo se
contentaban ni se contentan tener lo necesario, pero mucho sobrado,
y mucho que echan sin por qué ni para qué á perder, y sobre que los
indios cumpliesen con ellos á su voluntad lo que les pedian, sobraban
amenazas, y no faltaban bofetadas y palos, no solo á la gente comun,
pero tambien á los hombres nobles y principales que llamaban nitaynos,
hasta llegar tambien á poner amenazas y hacer grandes desacatos á los
señores y Reyes; parecióles que aquella gente no habia nacido sino
para comer, y que en su tierra no debian tener mantenimientos, y para
salvar las vidas se vinieron á estas islas para se socorrer, allende
de sentirlos por intolerables, terribles, feroces, crueles y de toda
You have read 1 text from Spanish literature.
Next - Historia de las Indias (vol. 2 de 5) - 06
  • Parts
  • Historia de las Indias (vol. 2 de 5) - 01
    Total number of words is 4824
    Total number of unique words is 1330
    38.8 of words are in the 2000 most common words
    52.2 of words are in the 5000 most common words
    58.0 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 2 de 5) - 02
    Total number of words is 5009
    Total number of unique words is 1348
    41.0 of words are in the 2000 most common words
    54.9 of words are in the 5000 most common words
    62.7 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 2 de 5) - 03
    Total number of words is 5007
    Total number of unique words is 1368
    38.9 of words are in the 2000 most common words
    51.1 of words are in the 5000 most common words
    57.7 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 2 de 5) - 04
    Total number of words is 5054
    Total number of unique words is 1328
    39.5 of words are in the 2000 most common words
    54.2 of words are in the 5000 most common words
    61.2 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 2 de 5) - 05
    Total number of words is 5044
    Total number of unique words is 1349
    39.4 of words are in the 2000 most common words
    53.8 of words are in the 5000 most common words
    59.5 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 2 de 5) - 06
    Total number of words is 5006
    Total number of unique words is 1355
    39.0 of words are in the 2000 most common words
    52.4 of words are in the 5000 most common words
    58.5 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 2 de 5) - 07
    Total number of words is 5062
    Total number of unique words is 1334
    39.2 of words are in the 2000 most common words
    52.3 of words are in the 5000 most common words
    58.7 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 2 de 5) - 08
    Total number of words is 5048
    Total number of unique words is 1267
    40.1 of words are in the 2000 most common words
    53.2 of words are in the 5000 most common words
    60.1 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 2 de 5) - 09
    Total number of words is 4964
    Total number of unique words is 1291
    37.5 of words are in the 2000 most common words
    51.0 of words are in the 5000 most common words
    58.1 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 2 de 5) - 10
    Total number of words is 4955
    Total number of unique words is 1348
    38.1 of words are in the 2000 most common words
    53.8 of words are in the 5000 most common words
    61.6 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 2 de 5) - 11
    Total number of words is 5056
    Total number of unique words is 1263
    37.8 of words are in the 2000 most common words
    50.4 of words are in the 5000 most common words
    57.7 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 2 de 5) - 12
    Total number of words is 4921
    Total number of unique words is 1460
    35.1 of words are in the 2000 most common words
    48.9 of words are in the 5000 most common words
    57.2 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 2 de 5) - 13
    Total number of words is 4938
    Total number of unique words is 1239
    38.4 of words are in the 2000 most common words
    52.1 of words are in the 5000 most common words
    57.6 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 2 de 5) - 14
    Total number of words is 5032
    Total number of unique words is 1375
    38.4 of words are in the 2000 most common words
    51.9 of words are in the 5000 most common words
    58.9 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 2 de 5) - 15
    Total number of words is 5072
    Total number of unique words is 1419
    35.9 of words are in the 2000 most common words
    48.7 of words are in the 5000 most common words
    55.5 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 2 de 5) - 16
    Total number of words is 5189
    Total number of unique words is 1300
    37.9 of words are in the 2000 most common words
    52.4 of words are in the 5000 most common words
    59.9 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 2 de 5) - 17
    Total number of words is 5125
    Total number of unique words is 1308
    36.5 of words are in the 2000 most common words
    50.2 of words are in the 5000 most common words
    56.4 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 2 de 5) - 18
    Total number of words is 5169
    Total number of unique words is 1217
    40.9 of words are in the 2000 most common words
    55.5 of words are in the 5000 most common words
    61.4 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 2 de 5) - 19
    Total number of words is 5077
    Total number of unique words is 1252
    40.1 of words are in the 2000 most common words
    53.1 of words are in the 5000 most common words
    59.1 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 2 de 5) - 20
    Total number of words is 4957
    Total number of unique words is 1427
    33.3 of words are in the 2000 most common words
    44.7 of words are in the 5000 most common words
    50.6 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 2 de 5) - 21
    Total number of words is 4948
    Total number of unique words is 1400
    36.0 of words are in the 2000 most common words
    50.9 of words are in the 5000 most common words
    57.1 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 2 de 5) - 22
    Total number of words is 4991
    Total number of unique words is 1359
    38.5 of words are in the 2000 most common words
    52.2 of words are in the 5000 most common words
    58.5 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 2 de 5) - 23
    Total number of words is 5081
    Total number of unique words is 1308
    41.2 of words are in the 2000 most common words
    52.9 of words are in the 5000 most common words
    59.8 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 2 de 5) - 24
    Total number of words is 5068
    Total number of unique words is 1317
    38.0 of words are in the 2000 most common words
    52.3 of words are in the 5000 most common words
    59.6 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 2 de 5) - 25
    Total number of words is 4966
    Total number of unique words is 1232
    37.2 of words are in the 2000 most common words
    49.3 of words are in the 5000 most common words
    56.5 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 2 de 5) - 26
    Total number of words is 5082
    Total number of unique words is 1348
    38.3 of words are in the 2000 most common words
    52.7 of words are in the 5000 most common words
    59.6 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 2 de 5) - 27
    Total number of words is 4971
    Total number of unique words is 1341
    38.8 of words are in the 2000 most common words
    53.6 of words are in the 5000 most common words
    60.0 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 2 de 5) - 28
    Total number of words is 4910
    Total number of unique words is 1259
    38.4 of words are in the 2000 most common words
    52.8 of words are in the 5000 most common words
    59.9 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 2 de 5) - 29
    Total number of words is 5078
    Total number of unique words is 1294
    36.3 of words are in the 2000 most common words
    47.8 of words are in the 5000 most common words
    55.0 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 2 de 5) - 30
    Total number of words is 4992
    Total number of unique words is 1332
    38.8 of words are in the 2000 most common words
    53.9 of words are in the 5000 most common words
    60.9 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 2 de 5) - 31
    Total number of words is 4935
    Total number of unique words is 1431
    36.7 of words are in the 2000 most common words
    51.9 of words are in the 5000 most common words
    58.1 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 2 de 5) - 32
    Total number of words is 4952
    Total number of unique words is 1405
    37.8 of words are in the 2000 most common words
    51.8 of words are in the 5000 most common words
    59.1 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 2 de 5) - 33
    Total number of words is 5038
    Total number of unique words is 1115
    39.0 of words are in the 2000 most common words
    50.9 of words are in the 5000 most common words
    57.6 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 2 de 5) - 34
    Total number of words is 4942
    Total number of unique words is 1459
    34.4 of words are in the 2000 most common words
    48.3 of words are in the 5000 most common words
    56.3 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • Historia de las Indias (vol. 2 de 5) - 35
    Total number of words is 4907
    Total number of unique words is 1357
    40.3 of words are in the 2000 most common words
    54.4 of words are in the 5000 most common words
    60.9 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.