Historia de la literatura y del arte dramático en España, tomo IV - 22

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esta manera. Otra cosa muy distinta sucede á esos críticos modernos, que
rebuscan con maligna alegría en las obras de los poetas, con el
propósito de averiguar si encuentran algún pensamiento, algún giro ó
expresión, tomada de otros, ignorando que su botín sería mucho más
considerable si examinaran las obras de los grandes poetas de los
tiempos pasados, y si supieran que, al hacerlo así, eran también grandes
y verdaderos poetas. Recuérdense las innumerables acusaciones de plagio
que hicieron á Lord Byron los escritores de revistas de su tiempo, no
pudiendo negarse que, no sólo se apropió pensamientos aislados é
imágenes, sino también pasajes enteros, escenas y situaciones de obras
ajenas (siendo la más notable prueba de lo expuesto la semejanza que hay
entre el _Don Juan_ y las _Novelle galanti de Casti_); pero á los que
aprovechaban este pretexto para rebajar el mérito de ese poeta eminente,
replicaba Walter Scott en estos términos: «Es una ocupación favorita de
estúpidos pedantes hacer resaltar esas reminiscencias, juzgando que con
ellas hacen descender á los genios de primer orden á una esfera vulgar,
y colocan al autor en la misma categoría que á sus críticos.»
[72] Véase el artículo «Gil Vicente» en el apéndice á este tomo.
[73] Calificamos de plagio verdadero y censurable el hecho de publicar
comedias ajenas enteras, conservando casi todos sus versos y sin hacer
en ellas alteraciones esenciales, como hizo, por ejemplo, Felipe de
Godínez con _La venganza de Tamar_, de Tirso, que, con ligeras
alteraciones, ofreció en el teatro como suya. Al hablar de Moreto
trataremos de otros casos iguales.
[74] En la _Nueva idea de la tragedia_, de González de Salas, impresa en
1633, se encuentra el notable pasaje siguiente:
«Alto es su spíritu, i atrebido á la maior empresa; felices son también
en las invenciones, floridos en el Stilo, i que naturalmente acometen
siempre á enriquecerle i dilatarle. Pero no sé de qué mal astro tocados
le han pervertido en estos años postreros de nuestra edad,
obscureciéndole, i afeándole de manera que monstros son ia muchos de los
partos de sus ingenios, que necessario es religiosamente expiarlos; y
consultar para su interpretación los Oráculos, no de otra suerte que si
fueran Libros Sibylinos. Con esto los Poetas Lyricos nuestros, que en mi
opinión son bentajosos á los Griegos i Latinos, assí se hallan
deformados, que en pocos se conosce ia la hermosura i elegancia primera.
Los Cómicos están más preservados hasta hoi de esta pestilente
influencia, quiera el Hado propicio librarlos de su contagio, quando
tienen ia en aquel grado la Comedia, á donde con no pequeña distancia de
ninguna manera llegó la de los Antiguos.»
[75] Federico Zimmermann.
[76] Son excepciones de esto, de época anterior, las que se encuentran
en algunas comedias de Tirso de Molina, por ejemplo, en la de
_Escarmientos para el cuerdo_, y en algunas de las de Lope de Vega, como
en _Las bizarras de Belisa_.
[77] Véase el siguiente diálogo, especie de duo:
ADOLFO. De parte de la nobleza
Yo...
CELIO. Y yo de parte del pueblo...
ADOLFO. Vengo á saber de los dos...
CELIO. Saber de los dos pretendo...
LOS DOS. En que os habéis convenido.
(_Mujer, llora y vencerás._--Jornada tercera.)
En los versos siguientes el diálogo se distribuye de la
misma manera entre cuatro personas:
REY. Hombre, aborto de la espuma,
Que esa marítima bestia
Sorbió sin duda en el mar
Para escupirte en la tierra...
LICANOR. Parto de aquesas montañas,
Que, equivocando las señas,
Para ser fiera eres hombre,
Para ser hombre eres fiera...
FENCIS. Racional nube, que el viento
Para rayo suyo engendra,
Pues el trueno de tu voz
Espeluzna y amedrenta...
IRENE. Prodigio, ilusión y asombro,
Que ha bosquejado la idea
De algún informe concepto
De soñadas apariencias...
REY. Qué mal entendido rumbo...
LICANOR. Qué derrotada tormenta...
FENCIS. Qué deshecho terremoto...
IRENE.. Qué fantástica quimera
REY.. A estos puertos,
LICANOR. A estos montes,
FENCIS. ¿Te trae?
IRENE. ¿Te arroja?
REY. ¿Te echa?
(_Cadenas del demonio._--Jornada primera.)

[78] Esta especie de diálogo es tan raro y poco común, que para
comprenderlo bien conviene citar un ejemplo. Elegimos uno de la tercera
jornada de _Amar después de la muerte_. Don Alvaro y Clara hablan cada
uno para sí de este modo:
CLARA. No es menester que digáis
Cuyas son mis alegrías,
ALVARO. Que bien se ve que sois mías
En lo poco que duráis.
CLARA. Alegrías mal logradas
Antes muertas que nacidas;
ALVARO. Rosas sin tiempo cogidas,
Flores sin sazón cortadas;
CLARA. Si rendidas, si postradas
A un ligero soplo estáis,
ALVARO. No digáis que el bien gozáis;
CLARA. Pues siendo para perder
Que sintáis es menester,
ALVARO. No es menester que digáis.
Alárgase este doble monólogo tres décimas más, repitiéndose á la letra,
al fin de cada una, un verso. Conviene tener presente que el poeta,
según se deduce del conjunto de la comedia, se propone tan sólo exponer
la libre expansión del alma, no una declamación hablando.
[79] Por ejemplo, en _Mujer, llora y vencerás_, jornada segunda:
MADAMA. ¿Quién se atreverá á decir
En lo que llega á oir y ver,
Si tengo que agradecer
O si tengo que sentir?
Pues si tengo que inferir
Quién es dueño de un temor...
MÚSICA (_dentro_). Es el engaño traidor.
MADAMA. Y quien de un ansia mortal...
MÚSICA. El desengaño leal.
MADAMA. ¿Quién con tal eco sonoro
Ha aumentado mi dolor?
Cuando entre uno y otro horror
Son para mí en pena igual...
MÚSICA. El uno dolor sin mal
Y el otro mal sin dolor,
Es el engaño traidor
Y el desengaño leal.

[80]
Eduardo generoso,
Tercero de Ingalaterra,
De las tres brillantes rosas,
Luz, norte, amparo, defensa;
Tú, que en alas de la fama
Siempre celebrado vuelas,
Ocupando en tus memorias
Voz, aplauso, trompa y lengua:
Yo soy Estela infelice,
Y de Salverich condesa,
La conclusión es:
Porque en poblado los hombres,
Porque en el monte las fieras,
Porque en el aire las aves,
Cielo, sol, luna y estrellas.
Aves, peces, brutos, plantas,
Astros, signos y planetas
Digan, vean y publiquen,
Oigan, miren, noten, sepan,
Que hay honor contra el poder,
Que hay industrias contra fuerza
Y que hay en mujeres nobles
Vida, honor, lauro y defensa.

[81] En la Lonja (_Archivo de Indias_) y en la Biblioteca Colombina de
Sevilla, hay mapas de mediados del siglo XVII, los cuales nos ilustran
acerca de las ideas reinantes entonces en España, tan falsas y hasta tan
fabulosas, de la situación de las regiones lejanas, principalmente del
Norte.
[82] J. Schulze: sobre _El Príncipe constante_.
[83] El infante D. Fernando de Portugal (nacido en 1402) murió en 1443,
después de sufrimientos indecibles, cautivo entre los moros, en cuya
situación había languidecido por espacio de unos seis años. Sus restos,
llevados á Portugal por el rey Alfonso V, descansan en el convento de
Batalha. Al lado del sepulcro hay un altar de Nuestra Señora, donación
en vida de tan piadoso caballero, y sobre él el retrato del mismo
Infante, pintado por un artista hábil, por orden de su hermano D.
Enrique. En una carta de los frailes de Batalha á Fr. Francisco da Cruz,
se dice lo siguiente: «Juxta memoratum sepulcrum parvum sacellum est,
cum lignea tabella altari superimposita et in extremis deaurata ornatum:
qua in tabella antiquo et eleganti penicillo descripta reperitur
infantis vitæ series: illius statua marmorea super altaricollocata
cernitur, sed quæ vivum exprimat amictum vilem, lugubrem faciem, barbam,
impexos crines, manicas denique catenas et compedes eamque formam quam
creditur habuisse mancipatus captivitati.»--(Junto al sepulcro
mencionado hay una pequeña capilla, con una cornisa de madera sobre el
altar, dorada en su extremo, en la cual, trazadas por pincel antiguo y
elegante, se ostentan las diversas vicisitudes de la vida del Infante;
hállase también una estatua de mármol sobre el altar, pero ofreciendo á
lo vivo el traje andrajoso, el rostro lúgubre, la larga barba, el
cabello despeinado, y las esposas, grillos y cadenas iguales á las que,
según se cree, tuvo en su cautiverio.)--(_T. del T._)
Debajo de la estatua se lee:
«_Sanctus princeps Ferdinandus
Infans Lusitaniæ
Obiit Fessæ apud Mauros Obses_
A.D.M.CCCCXLIII. V Junii.»
El santo príncipe D. Fernando, infante de Portugal, murió en Fez,
cautivo entre los moros, el 5 de junio del año del Señor 1443.
Alrededor del cuadro del centro hay (ó hubo, por lo menos, hasta la
ocupación de Portugal por los franceses), nueve cuadritos, representando
los sucesos de la vida del Infante, con las inscripciones:
_Compedibus et catenis constringitur.
Infimæ servituti Sanctus adjudicatur.
Regium equile mundare cogitur.
Opus facit in hortis regiis.
De lytro frustra agitur cum Mauro.
Cœlesti visu ad mortem confirmatur Sanctus.
Pie moritur Sanctus Infans.
Sanctum corpus exenteratur.
De muro urbis corpus suspenditur._
(Sujétanlo con grillos y cadenas.
El Santo es condenado á infame servidumbre.
Oblíganlo á limpiar las caballerizas reales.
Trabaja en los jardines reales.
Trátase en vano con el moro de su rescate.
Una visión celestial anuncia al Santo su muerte.
Muere piadosamente el santo Infante.
Arrancan al santo cuerpo las entrañas.
Cuelgan su cuerpo de las murallas de la ciudad.)
(_T. del T._)

La bula expedida por el papa Paulo II en el año de 1470, estableciendo
una fiesta conmemorativa del Infante, describe en pocas palabras los
tristes sucesos de su vida, de esta manera: «Ferdinandus infans
Portugaliæ... qui ad expugnationem infidelium in Africam transfretavit
et pro liberatione. Christianorum in illis partibus tunc existentium ac
inde aliter liberari non valentium in manibus eorundem infidelium sponte
obsidem se tradidit; ac per ipsos infideles diris carceribus mancipatus
et tormentis affectus, per plures annos existitit, ac in fide catholica
viriliter persistens, ut athleta fortis post plurima supplicia
ægritudines et labores in eorundem infidelium partibus et captivitate
constitus, Christo redemptori suo animam reddidit.»--(Fernando, infante
de Portugal... que pasó á Africa para combatir á los infieles, y librar
á los cristianos existentes en esa región, y que no podían rescatarse de
otro modo, se dió espontáneamente en rehenes á esos mismos infieles; y
cautivo luego en su poder; y después de sufrir dura cárcel y tormentos,
vivió algunos años, persistiendo firmemente en la fe católica, hasta
que, como fuerte atleta, entregó su alma á Jesucristo, su Redentor,
víctima de muchos suplicios, aflicciones y trabajos sufridos en su
cautiverio, por obra de los infieles.)--(_T. del T._)
Las virtudes del Infante habían excitado la admiración de sus enemigos,
pero sin ablandar por eso sus rigores. Cuando Larache (Lazurac), rey de
Fez, supo su muerte, exclamó lleno de dolor: «¡Este Príncipe había
merecido conocer la ley de nuestro Santo Profeta!» Sufrió su cautiverio
con tanta paciencia y resignación, que hasta los moros lo miraban con
asombro.--La Clede, _Histoire du Portugal_. V. también á H. Schulze,
_Del Príncipe constante_, de Calderón: Weimar, 1811.
[84] «¡Qué poesía! ¡No nos cansamos nunca de leerla y admirarla! Sólo en
esta obra se eleva el poeta católico á una esfera tan alta, que el
inglés no puede llegar á ella, á pesar de su genio prodigioso. No se
describe en ella la suerte ó destino de un gran carácter que se realza
en su lucha con la pasión y con el pecado, sino de lo más sublime que
existe, de la consagración de un hombre puro, por lo más puro que hay,
esto es, por la eterna bienaventuranza. Este objeto se ha alcanzado una
vez sola, y ni antes ni después de Calderón, ni aun de lejos, se ha
escrito nada que se aproxime siquiera á esta tragedia.»--_K. Immerman._
Copiemos también las palabras siguientes de J. Schulze, refiriéndose á
la representación, hecha en Weimar, de _El Príncipe constante_: «Esta
tragedia, representada con rara perfección, parece haberse propuesto,
como objeto principal, poner de relieve la idea cristiana, cuya ansia de
perfección puede reducirse al silencio por un momento con la posesión de
las virtudes más relevantes, sin quedar nunca satisfecha por completo,
demostrándolo así el heroísmo y el martirio del infante D. Fernando,
triunfo el más digno del cristiano contra todos los poderes de la tierra
... No ha sido dado á la musa alemana ofrecer al Eterno, en el sublime
altar de la religión, un drama cristiano tan perfecto, nacido en el seno
de la patria y rebosando gratitud y humildad, y de aquí que, contentos y
agradecidos, como conviene al carácter benévolo del pueblo alemán, nos
hayamos apropiado uno extranjero.»
[85] La leyenda de la sabia Eugenia, de su conversión, tentación y
martirio, se encuentra en la relación de Simeón Metafraste, en _Surii
Probata Sanctorum_, acta del 25 de diciembre. V. también la poesía de
Alcino Abito, _De Consolatoria castitati aude_; Fabric, _Bibliotheca
graeca_, tomo VI, pág. 524; Baronii, _Annales ad annum 188_, y
Tillemont, _Mem. eclesiast._, tomo IV, pág. 12. Los milagros de Eleno,
que Calderón ofrece en su comedia, se cuentan en _Petrus, de Natalibus,
catalogus sanctorum_, lib. IV, cap. 59. Respecto á la idea, tan feliz
como característica de nuestro poeta, de suponer que se introduce un
demonio en el cuerpo de un muerto para hacer daño, ved á Dante,
_Infierno_ (XXXIII, V, 129 y siguientes). Así esta indicación, como la
de las fuentes de muchas comedias de Calderón y de algunos datos y
apuntaciones, provienen de la obra de Val. Schmidt, _Uebersicht und
Anordnung der Dramen des Calderón de la Barca_, in Anzeigeblat der
Wiener Jahrbücher: Jahrgang, 1882.
[86] La leyenda, que el poeta ha aprovechado aquí con tanto acierto, se
funda en la confesión expiatoria de San Cipriano (_In Cæcilii Cypriani
Episcopi Carthaginiensis Opera_: ed. Baluz., apénd., pág. 294, y en el
_Thesaurus novus Anecdotarum_, de Martene y Durand, Lutet: París, 1717,
tomo III, pág. 29: 1629). La fuente más inmediata de Calderón es
probablemente la de Surius: _De probatis Sanctorum Actis_, tomo V, pág.
351 (Coloniae Agr., 1578). _Vita et Martyrium F. Cypriani et Justinae,
autore Simeone Metaphraste._ Sobre Cipriano, ved también á _Gregorii
Naz. Opera_, ed. Colon., 1690: folio, parte I, pág. 274, y _Acta
sanctorum sept._, tomo VII, págs. 195 y siguientes: Antuerp., 1760; y
acerca de la relación de este drama con la tradición de Fausto á
Koberlstein, _De la edad probable_ y de la _significación del poema de
la guerra de Wartburg_: Naumburg, 1823, págs. 55-58, y á Rosenkranz,
sobre la tragedia de Calderón _El mágico prodigioso_: Halle, 1829.
El Sr. D. Antonio Sánchez Moguel, en su _Memoria acerca de «El mágico
prodigioso,» de Calderón, y en especial sobre las relaciones de este
drama con «El Fausto,» de Goëthe, obra que obtuvo el premio en el
certamen abierto por la Real Academia de la Historia, al conmemorarse el
segundo centenario de este insigne poeta el 24 de mayo de 1881_ (Madrid,
1881), hace gala de una erudición poco común, que utiliza principalmente
en investigar las fuentes, que sirvieron á nuestro primer dramaturgo en
la composición de esta comedia. Puede consultarse con provecho, aunque,
á decir verdad, hay ciertas obras de poetas eminentes, como _El Fausto_,
de Goëthe, y _El mágico prodigioso_, de Calderón; el _Enrique VIII_, de
Shakespeare, y _La cisma de Ingalaterra_, de nuestro gran poeta, cuyo
fondo, siendo el mismo, no son, sin embargo, comparables, por cuanto
cada uno de ellos maneja los mismos materiales con distintos propósitos,
bajo diversos puntos de vista, y adaptándolos, por consiguiente, á
planes y formas sujetas á las dotes poéticas individuales, y, sobre
todo, á las ideas dominantes en las épocas y en las naciones, en que
cada uno escribe, que no sólo hacen imposible toda comparación entre
ellas, sino, lo que es peor, la hacen inútil. Además, aunque no es
ocioso, ni mucho menos, averiguar cuáles son ó han sido los orígenes ó
el fundamento de algunas de esas creaciones inmortales, es sabido
también, que, en realidad, la cosa en sí no tiene toda la importancia
que aparenta, porque los poetas, en general, y más los dramáticos,
aprovechan para sus fines cualesquiera noticias y datos, y la cuestión
no versa, en estos casos, sobre lo que ha sido con exactitud lo
aprovechado, por ser esto muy difícil y muy dado á conjeturas, ya que el
único medio de averiguarlo sería la declaración ó confesión del mismo
poeta, y esto es imposible casi siempre, sino sobre el resultado ó
efecto de su trabajo, esto es, sobre su obra ya completa y perfecta.
Esto último debe ser el objeto del crítico, enseñando á las generaciones
actuales y á las venideras los medios eficaces de que se han servido
algunos poetas, para alcanzar la gloria inmarcesible que
obtuvieron.--(_N. del T._)
[87] «En _El mágico prodigioso_ se propuso Calderón el objeto difícil de
representar una conciencia pagana, y de fe vacilante por la filosofía,
en todos los momentos principales de su transformación en conciencia
cristiana; y esto, sin ofender en lo más mínimo á las creencias
católicas, sin vanas reflexiones ni aun movimientos puramente externos,
respirando todo animación y vida. La maldad, existente en sí y para sí,
la ha personificado Calderón en el demonio con singular maestría,
principalmente con el objeto de que, bajo esta forma, se revele poco á
poco á San Cipriano.»--_K. Rosenkranz._
[88] Las leyendas más completas de _El purgatorio de San Patricio_, se
encuentran reunidas en Th. Wright, _St. Patricks Purgatory, an essay on
the legends of Hell and Paradise current during the Middle ages._:
London, 1844.--V. también _Les vies de Saints_: París, 1739, tomo III,
página 216.--Los _Acta Sanctorum_ (Mart., tomo II, página 588).--El
poema en francés antiguo _Le purgatoire de Saint Patrice_, en _Les
poesies de Marie de France_, publiées par Rochefort, tomo II, pág. 411,
y la novela italiana _Guerrino Meschino_, cap. 162.--V. Dunlop, _History
of fiction_, v. III, pág. 38.--En España esta tradición se había hecho
ya popular por los dos escritos titulados _La cueva de San Patricio_,
León, 1506, y la _Vida y purgatorio de San Patricio_, Madrid, 1626-27,
de Montalbán.
[89]
Bald mit Blitz bewehrt, durchleuctet
Als ein Aar die Luft der Glaube
Und bald ruht er, eine Taube
Die am Bach die Flügel feuchtet.
_Platen._
(Ya, armado del rayo, hiende, como el águila, el cielo de la fe; ya,
como la paloma, descansa y humedece en un arroyuelo sus alas.)
[90] Acerca del origen de esta comedia, advertiremos, que la muerte de
San Bartolomé se halla en el _Breviarium romanum_, 24 de agosto: casi
toda la acción restante debe fundarse en los _Actis fabulosis_, de
Pseudo Abdias; en los _Actis sanctorum augusti_, tomo V, pág. 32
(Venetiis, 1754).
Encuéntrase aquí la enfermedad de los dos Príncipes; la repentina
aparición de San Bartolomé al Rey, estando cerradas las puertas, y, por
último, el delirio de Irene, acerca del cual Abdias dice lo siguiente:
«Teniendo Polynio una hija loca, llegó á su noticia este exorcisador de
demonios, y lo hizo buscar, y le suplicó de esta manera: «Mi hija es
atormentada horriblemente, etc.»
[91] Sobre la parte histórica, ved á Eutichius, _Annal._, tomo II, págs.
240-248; Baronius, _Annal. eccles._, A. D. 628, NO. 1-4; _Nicephorus
brev._, pág. 15; _Teophanes chronograph._, págs. 265 y siguientes; el
_Chronicon paschale_, págs. 398 y siguientes; d'Herbelot, _Bibliotheca
orientalis_, pág. 789; Assemanni, _Bibliotheca orientalis_, tomo III,
págs. 415-420; Le Beau, _Histoire du Bas Empire_, tomo XII; Gibbon,
_Decline and fall_, cap. 46. El emperador Heraclio había sido ya
celebrado en el siglo XII en dos poemas, alemán el uno, por Otte, y
francés el otro, de Gautier de Arras.
[92] Rosenkranz ha ensayado el hacer la apología de este drama, origen
de tantas discusiones, en los términos siguientes: «La idea fundamental
de _La devoción de la Cruz_, sólo causa extrañeza á quienes no saben
transportarse al terreno propio y peculiar del catolicismo español; no
seguramente á la conciencia de los católicos, familiarizados con las
reliquias y con la santa virtud, que atribuyen á ciertas señales. Sólo
la confianza infinita de la fe en Dios, que, impulsado por su eterno
amor, se sacrificó por nosotros en la cruz, justifica á los pecadores.
En este concepto, al arrepentirse los dos hermanos de sus pecados al
reconocer la cruz, entran también ambos en la gracia divina. La
conciencia no tiene para nada en cuenta la reforma moral, que puede
hacerse en un tiempo más ó menos largo, ni otras razones de esta índole,
sino un solo momento, si este momento es en sí tan importante y
decisivo, como el que pudiera resultar del transcurso de años enteros de
arrepentimiento.»
[93] Muchas circunstancias históricas, utilizadas en este drama, se
refieren en el libro popular, que se titula _Historia de la pérdida y
restauración de España por Don Pelayo y D. García Jiménez de Aragón_,
que probablemente hubo de servir á Calderón para escribirlo; pero el
poeta ha aprovechado, además, diversos romances populares y tradiciones
católicas. Comparad, en el acto primero, el antiguo romance de _D.
Rodrigo, rey de España_, etc..., en _El tesoro de los romanceros_, de
Ochoa: París, 1838, pág. 81; _La leyenda de Santa Leocadia_, en _La
España sagrada_, tomo V, pág. 485: Madrid, 1763. A Surius, _De probatis
Sanctorum historiis_, tomo VII, pág. 1.007 (Colon. Agr., 1581), y en
_Les vies des saints_, tomo VIII, pág. 453 (París, 1739).--En el acto
segundo, _Coronica del rey D. Rodrigo con la destruyción de España_:
Valladolid, 1527; los _Romances_, de Ochoa, págs. 81 á 90, y Mariana,
_De Rebus Hispaniæ_, lib. VI, cap. 22.--En el acto tercero, _Las
memorias de la iglesia de Toledo_, del arzobispo D. Rodrigo, y la
_Historia de España_, de Ferrera (traducción francesa de d'Hermilly):
París, 1751, tomo III, pág. 436.
[94] La parte histórica dimanará probablemente del antiguo libro
español, popular, _Historia del gran cisma de Inglaterra, con sus
factores Enrico VIII y la impía Isabela_, que á su vez está tomado de
Nicolai Sanderi, _De origene ac progressu Schismatis anglicani_ (Olivae,
1690).--Acerca de este drama, consultad el artículo de V. Schmidt, _La
cisma de Inglaterra_: Berlín, 1819.
[95] El extracto que sigue del argumento se funda en el que sirve de
base al escrito de V. Schmidt, ya citado.
[96] Sobre los hechos históricos, consultad á Garcilaso de la Vega,
_Comentarios reales, que tratan del origen de los Incas_: Lisboa, 1609,
en folio.--_Historia de las guerras civiles de los españoles en las
Indias._--Francisco Xeres, _Verdadera relación de la conquista del Perú
y provincia de Cuzco_: Salamanca, 1547, y Agustín de Zárate, _Historia
del descubrimiento y conquista de la provincia del Perú_ (en Barcia,
_Hist. prim._, tomo III).
[97] El suceso, que sirve de fundamento á la acción, parece haber
ocurrido durante la vida de Calderón, confirmándolo el hecho de
mencionarse al papa Inocencio X (1644-1655) y al general de los
jesuitas, Giovanni Paolo Oliva († 1681).
[98] La catástrofe del drama consta en la descripción del desafío, de
Heuter Delff, ocurrido en Valladolid, á las once de la mañana del 11 de
diciembre de 1522 (_Abgedrückt in Leben, Regierung und Absterben der
Könige von Hispanien_: Nürenberg, 1684, pág. 49). El motivo de este
duelo parece ser invención del poeta, si no es en el fondo una tradición
popular. El Concilio de Trento prohibió los desafíos públicos, ó los
juicios de Dios (Synod, _Trid. Ses._, 25, cap. 19), y, según esto, ese
duelo pudo ser, en efecto, el postrero de España.
[99] En las dos obras principales de la historia de Pedro _el Cruel_,
_Historia del rey D. Pedro y su descendencia_, por Gratia Dei, y la
_Chrónica del rey D. Pedro_, de López de Ayala, no se encuentra dato
alguno histórico en que pueda fundarse el argumento de este drama. Ayala
sólo habla de la pasión desenfrenada de Don Enrique por el bello sexo.
[100] Val. Schmidt, en la obra citada, dice que el rey D. Pedro de
Aragón, de este drama, apellidado _el Cruel_, es un personaje
tradicional á que ha dado origen el Don Pedro de Castilla; pero los
versos siguientes de la comedia de Guevara, _También la afrenta es
veneno_, prueban que el rey de Aragón se llamaba también _el Cruel_.
Dicen así:
...Tres Pedros
Hubo en Portugal, Castilla
Y Aragón á un mismo tiempo;
Todos tres primos hermanos,
Y á todos tres nombres dieron
De crueles.

[101] Esto es tradicional, manejado ya por varios dramáticos antes de
Calderón; y algo semejante se observa también, por ejemplo, en
_Escarmientos para el cuerdo_, de Tirso.
[102] El poeta, al dirigirse al público al final de la comedia, asegura
que «está tomada de un suceso verdadero.» Hubo de ocurrir, pues, con
arreglo al argumento, en la primavera de 1581, durante el viaje á Lisboa
de Felipe II para ser coronado en ella; sin embargo, ni Luis Cabrera, en
su _Vida de Felipe II_, ni Leti y Watson dicen nada de esto. Evangelista
Ortense, en sus _Successi della guerra de Portogallo_ (Venet., 1582),
atribuye á los italianos y alemanes la culpa de los desórdenes que
ocurrieron en esta expedición, y habla de cierto capitán de galera y de
otros oficiales, decapitados y expuestos al público por haber profanado
un convento portugués. Consultad también las noticias que preceden á la
traducción hecha por Malsburg. En cuanto á D. Lope de Figueroa, uno de
los capitanes más célebres de los ejércitos de Felipe II, véase á
Suárez, _Historia de Guadix_, lib. II, cap. 2.º, y á Escalante,
_Diálogos militares_, diálogo 3.º, folios 41 y siguientes.
[103] En Vanderhamen, _Historia de D. Juan de Austria_, lib. II, y en
Mármol Carvajal, _Historia de la rebelión y castigo de los moriscos del
reino de Granada_, hay algunos datos históricos que el poeta ha
utilizado en este drama.
[104] Este asunto está tomado de Zurita, _Anales de la Corona de
Aragón_: Zaragoza, 1610, tomo I, 93, 6-99. La novela de Bandello (II,
43), trata de este mismo argumento; pero, según parece, no ha tenido
influencia ninguna en este drama. La anécdota, contada por Zurita, es la
siguiente: «Los habitantes de Montpellier, ciudad que había pasado al
dominio de D. Pedro II de Aragón, por su casamiento con la condesa
María, estaban afligidos de la indiferencia que el Rey mostraba á su
esposa, viendo que de este modo se frustraban sus esperanzas de tener
descendencia de esta señora. Estando, pues, D. Pedro (que observaba una
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