Historia de la literatura y del arte dramático en España, tomo III - 14

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No cual la tuya, Lope, que alça cresta,
Hasta tocar del sol la ardiente hacha.
¿Pues qué, si tu Rosaura, en la floresta
Juega el venablo y bate los ijares,
Del valiente bridón que la molesta?
* * * * *
¿Juventud castellana, ya qué temes?
Yo te prometo honor, suda y escribe,
Que Apolo hay acá con quien te extremes.
Preceptos más sensatos acerca de la composición y del estilo del drama,
expone á un poeta cómico Bartolomé de Argensola, hermano de Lupercio
Leonardo, á quien ya conocemos; pero sus reglas son, en parte, de esa
naturaleza profunda que nos enseña que un cuerpo humano no puede tener
cabeza de caballo.
Tras esto, á Musas cómicas te inclinas,
Si bien las sequedades aborreces
De las fábulas griegas y latinas.
Y no lo extraño; pero muchas veces
En lo que yace desabrido y seco
Hallan qué ponderar discretos jueces.
* * * * *
Y pues que á la instrucción moral se empeña,
No traiga para ejemplos de la vida
Lo que algún delirante enfermo sueña;
Que ni la plebe es bien que se despida
Después que te prestó grato silencio,
Si no desesperada, desabrida.
* * * * *
Fúndate en verosímiles acciones,
No en la selva al delfín busquen las redes,
Ni al jabalí en el piélago á los canes,
Pues que en sus patrias oprimirlos puedes.
Según lo cual, no quieran los galanes,
Aunque traten, ó incautos ó sutiles,
Con rameras, con siervos ó truhanes,
Envilecerse entre plebeyos viles,
Sin descuento; ni príncipes ni reyes
Aplebeyar los ánimos gentiles.
* * * * *
Haz al fin que el lugar, el tiempo, el modo,
Guarden su propiedad; porque una parte
Que tuerza de esta ley, destruye al todo.
* * * * *
Y esto de introducir una figura
Que á solas hable con tardanza inmensa,
¿No es falta de invención y aun de cordura?
Dirán que así nos dice lo que piensa,
Y lo que determina allá en su mente
(A mi entender) ridícula defensa.
¿No es fácil inventar un confidente
A quien descubra el otro del abismo
Del alma lo que duda ó lo que siente?
Soliloquio es hablar consigo mismo.
* * * * *
¿Quién no se burlará de una persona
Que, sin oyente, sobre algún suceso,
En forma de diálogo razona?
* * * * *
Si airado un padre forma llanto ó queja,
No para provocar el pueblo á risa
Le interrumpa el plebeyo, que graceja;
Que así nuestra piedad, por tan preciosa
Obligación, socorre al afligido,
Como naturaleza nos lo avisa...
El adversario más encarnizado y constante de las comedias y del teatro
de su tiempo, fué Cristóbal Suárez de Figueroa. Son muy escasas las
noticias biográficas que se han conservado de este conocido escritor,
autor de muchas obras en prosa y verso, y sólo se sabe que existía á
fines del siglo XVI y á principio del XVII, y que residió largo tiempo
en Italia. Sus críticas del drama español se encuentran, en parte, en su
obra titulada _Plaza universal de todas las ciencias_ (Madrid, 1615); en
parte, en la del _Pasajero, advertencias utilísimas á la vida humana_
(Madrid, 1617). En el primero de los libros citados dice que los poetas
cómicos de su tiempo no conocen las reglas del arte, ó que escriben, por
lo menos, como si las ignorasen. Su única guía es el gusto del público
español, al cual no convienen las fábulas de Terencio y de Plauto, y á
cuyo capricho han de ajustarse las comedias, originándose de aquí que
ministren al público un alimento ponzoñoso y escriban farsas que
carecen casi en absoluto de fondo, de moral y de buen estilo, para que
el auditorio, por vía de pasatiempo, se solace tres ó cuatro horas sin
sacar utilidad alguna de este divertimiento. Según su opinión, esos
poetas modernos no quieren convencerse de que, para imitar á los
antiguos, han de adornar sus escritos con sentencias morales y con
enseñanzas para la vida, deberes de los más propios del buen autor
cómico, aunque su objeto principal sea mover la risa; al contrario, los
escritores de comedias hacen escaso alarde de su buen gusto, y
demuestran lo limitado de su instrucción literaria, desenvolviendo sus
planes sin orden ni regla alguna y sin otra norma que su capricho, y
siendo ésta la causa de que, gentes que apenas saben leer, como el
sastre de Toledo, el pañero de Sevilla y otros estúpidos é ignorantes
personajes del mismo jaez, se atrevan á escribir comedias. Añade que la
consecuencia de este estado deplorable de cosas, es que se representen
en los teatros comedias escandalosas, plagadas de conversaciones
obscenas y de pensamientos vulgares, de inconveniencias y de faltas
contra la verosimilitud. De aquí también proviene que ni á Príncipes ni
á Reinas se respete como merecen, ofreciéndolos en situaciones harto
libres y poco dignas, y poniendo en sus labios palabras nada conformes
con la moral ni con su rango; los criados hablan sin temor, las
doncellas sin vergüenza, los ancianos con cinismo, etc.
Más prolijo se muestra Figueroa al escribir sus ideas sobre esta materia
en su _Pasajero_, pareciéndonos tan importante su opinión acerca del
teatro español en cuanto se refiere á su carácter esencial, que nos
vemos obligados á insertar sus palabras, curiosas en más de un concepto.
La discusión se presenta en forma de diálogo. (El _Pasajero_, folio 103,
alivio 3.º)
»DON LUIS. En la fiesta passada deprendí el modo de componer un libro:
faltame por saber aora el estilo que tengo de seguir en la Comedia.
»DOCTOR. Esse punto nos diera en que entender, si el arte tuviera lugar
en este siglo. Plauto y Terencio fueran, si vivieran oy, la burla de los
teatros, el escarnio de la plebe, por aver introduzido quien presume
saber más[55], cierto genero de farsa menos culta que gananciosa.
Sucesso de veinte y quatro horas, ó quando mucho de tres dias, avia de
ser el argumento de cualquier Comedia, en quiē assentara mejor
propiedad y virisimilitud. Introduzianse personas ciudadanas: esto es,
comunes: no Reyes ni Principes, con quien se evitan las burlas por el
decoro que se les deve. Aora consta la Comedia (ó sea como quieren
representación), de cierta miscelanea, donde se halla de todo. Graceja
el lacayo con el señor, teniendo por donaire la desverguenza. Pierdese
el respeto á la honestidad, y rompen las leyes de buenas costumbres el
mal exemplo, la temeridad, la descortesía. Como cuestan tan poco
estudio, hazen muchos muchas, sobrando siempre animo para mas, á los mas
timidos. Alli como gozques gruñen por invidia, ladran por odio, y
muerden por venganza. Todo charla, paja todo, sin nervio, sin ciencia ni
erudicion. Sean los escritos hidalgos; esto es, de mas calidad que
cantidad, que no consiste la opinion de sabio en lo mucho, sino en lo
bueno.
»Dos caminos tendreis por donde endereçar los passos comicos en materia
de trazas. Al uno llaman Comedia de cuerpo, al otro de ingenio, ó sea de
capa y espada. En las de cuerpo, que (sin las de Reyes de Ungria, ó
Principes de Transilvania) suelen ser de vidas de Santos, intervienen
varias tramoyas, ó aparencias: singulares añagazas, para que reincida el
poblacho tres y cuatro vezes, con crecido provecho del Autor. El que
publica con acierto esto, que con propiedad se puede llamar Espanta
villanos, consigue entero credito de buen convocador, yendose poco á
poco estimando, y premiando sus papeles. Ponense las niñezes del santo
en primer lugar: luego sus virtuosas acciones, y en la ultima jornada
sus milagros y muerte, con que la comedia viene á cobrar la perfecion
q̄ entre ellos se requiere.
»DON LUIS. La materia es bonissima para principiantes: pues aunque se
yerre la traza, y aya descuido en las coplas, no osaran perder el
respeto al Santo con gritarla, siendo forzoso tener paciencia hasta el
fin.
»DOCTOR. ¿Como paciencia? Dios os libre de la furia mosqueteril, entre
quiē si no agrada lo que representa, no ay cosa segura, sea divina, ó
profana. Pues la plebe de negro, no es menos peligrosa desde sus bancos,
ó gradas ni menos bastecida de instrumētos para el estorvo de la
comedia, y su regodeo. Ay de aquella, cuyo aplauso nace de carracas,
cenzerros, ginebras, silvatos, campanillas, zapadores, tablillas de san
Lazaro[56]; y sobre todo de vozes y silvos incessables. Todos estos
generos de musica infernal resonaron no ha mucho en cierta farsa,
llegando la desverguenza á pedir que saliesse á baylar el Poeta, á
quien llamaban por su nombre.
»MAESTRO. ¿Es posible que huvo tan gran desorden? ¿Y que se consintió?
¿Tan mala fué? ¿De que tratava que tanta inquietud concitó en los
circunstantes?
»DOCTOR. No fue entendida ni tuvo nombre señalado, causa de prohijarse
muchos de donaire.
»Digo pues, que estas de cuerpo se suelen acertar mas facilmente. Sastre
conoci que entre diversas representaciones que compuso, duraron algunas
quinze ó veinte dias.
»ISIDRO. Esse fue el que llamaron de Toledo. Sin saber leer ni escribir,
yva haziendo coplas hasta por la calle, pidiendo á Boticarios, y á
otros, donde avia tintero y pluma, se las notassen en papelitos[57].
»DOCTOR. Con tal exemplo bien podiā deshazer la rueda de su inchazon
los pavones comicos, considerando quan poco especulativa sea su
ocupacion, pues la alcanzan sugetos tan materiales, ingenios tan
idiotas. Soy por esso de opinion, sea lo que aveis de componer, de algun
varon señalado en virtud. Podreis escojerle á vuestro gusto, leyendo el
catalogo de los Santos, cuyas vidas escrivieron varios autores. Sobre
todo deveis advertir, no introduzgais en el teatro cosas en demasia
torpes, con fin de que ayan de resultar milagros dellas: porque como los
hombres prestan mas atencion á lo malo que á lo bueno, quedase mas
impreso en la memoria lo que se oyó de mejor gana; así en toda ocasion
es justo evitar lo indigno como escandaloso. El uso (antes abuso) admite
en las comedias de santidad algunos episodios de amores, menos honesto
de lo que fuera razon: no se de que utilidad sean, sino de estragar el
exemplo; y de hazer adulterino, y apocrifo lo verdadero. Aplicad toda
vigilancia en la seguridad de las tramóyas. Hanse visto desgracias en
algunas que alborotaron con risa el concurso: ó quebrandose, y cayendo
las figuras, ó parandose, y assiendose quando devian correr con mas
velozidad.
»DON LUIS. Ruegoos detēgais la vuestra en igual proposito. Assi
advertis las circunstancias, como si del todo estuvierades cierto de mi
gusto. Sabed, que es diferente del que suponeis, porque de ninguna forma
determino sea de Santo la que escriviere. Y si bien carecera del arte
terenciana, porque la ignoro, con todo quisiera no se hallara tan
distante de lo verisimil y propio, como es anteponer la historia á la
fabula, alma de la comedia. Puedē pues caer los avisos sobre igual
assunto, ahorrando los q̄ en razon del otro se os yran ofreciēdo:
ya que de aquellos, y no de estos me pienso valer.
»DOCTOR. Alegrado me aveis con el acertado medio de vuestra inclinacion.
Eligis la parte mejor para la comedia, ques la fabula. Quiere Horacio,
aya en qualquier obra un cuerpo solo cōpuesto de partes verisimiles.
Conviene para q̄ sea uno, tenga un contexto perfecto y cabal de cosas
imitadas y fingidas. Ser uno el sujeto, y la materia q̄ se trata, haze
q̄ la fabula sea tambien otra. Por uno se entenderá lo que no está
mezclado, ni cōpuesto de cosas diversas, q̄ aūque se forma este
cuerpo de muchas partes, deven todas mirar á un blanco, y estar entre si
tan unidas, que de la una verisimil, ó necesariamente se siga la otra.
Pues con la precedencia desto sabreis ser la comedia imitacion Dramatica
de una entera y justa accion, humilde y suave; q̄ por medio de
pasatiempo y risa limpia el alma de vicios. Ser imitacion, consta de que
no seria poesia, si esta le faltasse. Que sea Dramatica, vése claro:
porq̄ el Comico nunca habla por si, sino introduze otros que hablen: y
esso suena esta palabra. La accion conservando su unidad, no ha de ser
simple, sino cōpuesta de otras acessorias, q̄ llaman episodios.
Devēse ingerir en la principal de tal manera, que juntas miren á un
mismo blanco, y q̄ con la mas digna se terminē todas. Ha de ser
entera; esto es, que conste de principio, medio y fin. Justo, quanto á
conveniente grandeza. Humilde, quāto á la accion, siendo los q̄
constituyen la fabula Comica plebeyos, o quādo mucho ciudadanos, en
que tambien puedē entrar soldados: por manera, que si los que se
introduzen son gente comun, forçosamente ha de ser el lenguage familiar,
mas en verso por la suavidad con que deleita. De aquí se infiere
(escriue un Gramatico) ser error poner en la fabula hechos de
principales, por no poder induzir risa, pues forzosamente ha de proceder
de hombres humildes. Los sucessos, porfias, y contiendas destos mueven
contento en los oyentes: no assi en las reyertas de nobles. Si un
Principe es burlado, luego se agravia y ofende. La ofensa pide venganza,
la venganza causa alborotos y fines desastrados: con que se viene á
entrar en la jurisdiccion del Tragico. Siendo, pues, este el fin de la
comedia, su materia sera todo acontecimiento apto y bueno para mover á
risa. No puede el Comico abrazar mas que una accion de una persona
fatal: persona fatal se llama la a quien principalmente mira la comedia.
Las otras que la acompañan para ornamento y extension, aveis de procurar
vayan asidas con lazos de lo verisimil, possible y necessario.
»Deseo desembarazarme con brevedad; por esso voy saltando velozmente,
tocando aquí y alli de passo, sin detenerme como debiera en muchos
requisitos. En razon de costumbres, se devē considerar las
condiciones y propiedades de personas y naciones. Holgara se hallaran en
vulgar comedias tan bien escritas, que os ministraran exemplo para
cualquiera de las personas que se suelen introduzir, por no remitiros á
las de Terencio y Plauto. Mas será forçoso os valgais en esta parte de
vuestro buen juicio y cortesania, dando á cada uno el lenguaje y afecto
conforme á la edad y ministerio, sin guiaros por las que representan en
essos teatros, de quien casi todas son hechas contra razon, contra
naturaleza y arte. Conviene rastrear las calidades de las naciones, para
que se haga dellas verdadera imitaciō. Caminan las costumbres con la
naturaleza del lugar, produziēdo varios Payses varias naturalezas de
hōbres. En una misma naciō las suele aver diferentes, segun la
variedad de los Climas.
»Fuera de la Tragedia, á quien mas sirven las sentencias, es la
comedia. Como esta mira principalmente á las costumbres, y es un espejo
de la vida humana, valese dellas a este fin en muchas ocasiones.
Pondreis cuydado, en que no las diga qualquiera de las personas, sino
gente docta y esperta. Las partes cuātitativas de la Poesia Scenica,
son Prologo, Proposicion, Aumento y Mutacion. Sirve el Prologo para
preparar el animo de los oyentes, a que tengan atencion y silencio: o
para defēder al autor de alguna calumnia, de algunas faltas que le
murmuran, ó para explicar algunas cosas intrincadas, que podrian impedir
la noticia de la fabula. En las farsas que comunmente se representan,
han quitado ya esta parte que llamaran Loa. Y segun lo poco q̄ servia,
y quan fuera de proposito era su tenor, anduvieron acertados. Salia un
farandulero, y despues de pintar largamente una nave cō borrasca, o
la disposicion de un exercito, su acometer y pelear, cōcluia con
pedir atencion y silencio, sin inferirse por ningun caso de lo uno lo
otro. Alegase tambiē ser el prologo narrativo cōtrario á la
suspension, requisito para el comun agrado no poco essencial. En la
proposicion, o primer acto, se entabla el argumento de la comedia. En el
aumento, o segundo, crece con diversos enredos y acaecimientos quanto
puede ser. En la mutacion o tercero, se desata el ñudo de la fabula con
que da fin. Estos tres actos dividē otros en cinco, y qualquiera, en
cinco scenas, y tal vez mas o menos. La persona que representa, no deve
salir al teatro mas que cinco veces. Tampoco han de hablar juntamente
mas que cinco personas. Horacio no consiente sino tres, o quando mucho
quatro. Observaron los Comicos con la experiencia, ser confusion todo lo
que no fuere hablar quatro o cinco.
»Los Italianos usan en la Comedia versos sueltos, ya enteros, ya rotos;
mas, a mi ver, nuestras redondillas son las mas aptas que se pueden
hallar, por ser de verso tan suave como el Toscano, si bien respeto de
su brevedad, recibe poco ornato. Sō pocas assi mismo las
consonancias: lo que no sucede en octava, ó estancia de cancion.
«Conozco, se pudiera aver escusado este advertimiēto, por componerse
oy las farsas en todo genero de verso, mas fue forçoso proponer lo
mejor. Sobre todo os ruego escuseis la borra de muchos romances, porq̄
tal vez vi comenzar y concluir con uno la primera jornada.
»DON LUIS. Por cierto q̄ aveis andado riguroso legislador de la
Comedia. Gentil quebradero de cabeza: en diez años no aprendiera yo el
arte con q̄ dezis se deve escrivir; y despues sabe Dios, si fuera mi
obra aquel parto ridiculo del Poeta: o algun nublado q̄ despidiera
piedras y silvos. Lo que piēso hazer es seguir las pisadas de los
cuyas representaciones adquirieron aplauso, escrivanse como se
escrivierē. Sacarè al tablado una dama y un galā, este con su
lacayo gracioso, y aquella con su criada que le sirva de requiebro. No
me podra faltar un amigo del enamorado que tenga una hermana con q̄
dar zelos en ocasiō de riñas. Harè que venga un soldado de Italia, y
se enamore de la señora q̄ haze el primer papel. Por dar picō al
querido, favorecera en publico al recién llegado. En viendolo, vomitarà
braburas de zelozo. Andaran las quexas con el amigo, y pondrele en punto
de perder el seso; y aun quiza le rematarè del todo, de forma que diga
sentencias amorosas á su propósito, y aquí por ningun caso se podrá
escusar un desafio. Al sacar las espadas los meterán en paz los que los
van siguiendo, avisados del lacayo, que se deshara con muestras de
valentias covardes. El padre del ofendido hara diligēcias por
divertirle de aquella afizion, que aunque muy hōrada ha de ser pobre
la querida. Para esto tratarà casarle cō la hermana del amigo: y
efetuarase el desposorio sin comunicarle cō las partes; no mas que
dando noticia con algunas vislumbres, bastantes para que lo lleguen á
saber los interesados. En tiempo de tantas veras quitarāse los
amantes las mascaras, y descubrirā ser fingido el favor hecho al
forastero. Assi quando entiendan los padres tener ya conclusion el
matrimonio tratado, remaneceran casados los que riñeran. El padre tomarà
el cielo cō las manos, mas al fin se aplacará con ruegos de los
circunstantes. Convendra pues aora consolar á los que intervinieron en
la representaciō, desta manera. Descubrirase ser el soldado hermano
del novio, que desde muy pequeño se fue a la guerra. Harāse grandes
alegrias; y este se juntarà en matrimonio cō la hermana del amigo;
digamos, con la q̄ ha de ser repudiada. Inhumanidad seria, que estos
gozosos por tales acontecimientos, careciessen de una hermana, con quien
poder acomodar al amigo. Pues el gracioso y la criada de suyo se estan
casados: cō esto acabarā la comedia.
»MAESTRO. Gracia particular haveis tenido. En un geme de tierra sin
amonestaciones, quajastes quatro casamientos. Advertid cō todo, q̄
aveis dexado de introduzir una figura, no poco importāte, que es el
vegete, ó escudero, natural enemigo del lacayo.
»DON LUIS. Bueno fuera que se me quedara en el tintero tan donosa
circunstancia. Pondre particular cuidado en sacarle á menudo a motejarse
cō su cōtēdor. Preciarase el viejo de muy hidalgo, por cuyo
respeto, y por su mala catadura tēdra el gracioso larga materia para
los apodos; honrandole el escudero tābien con los títulos de
almohazador, de covarde y vinolento. Yo espero guisar todo esto de
manera que cause mucha delectacion y regozijo. En quanto al hablar,
gentil modo de meternos en pretina cō numero tan corto; si las
demādas ó respuestas passaran entre mas de quatro, ó cinco; si los
versos han de ser en quintillas, ó no. Ciento hare que hablen si fuere
menester, que al passo que subiere de punto la trapala, crecera en los
oyentes la cantidad de la risa. Cinco, o seis romances por ningū caso
los dexarè de poner: pues porque no cinquenta tercetos? Los sonetos no
seran mas que siete, colocados a trechos. En alguna descripciō no es
forçoso q̄ entre la magnificēcia de algunas octavas? Dexo por
ventura escusar diez, o veinte liras amorosas, y mas si las introduzgo
en soliloquios? Podré, aunq̄ quiera excluir el privilegio y comodidad
de las rimas sueltas?: con quien como con prosa, se explicā
facilmente qualquier concetos, libres de peligrosas cōsonancias? En
suma no me apartarè del estilo q̄ siguē todos. Sin duda teneis (si
bien no en virtud de muchos años) adquirido ya mucho de viejo
(perdonadme q̄ esto y mas permite la amistad) cuya condiciō de
buena gana vitupera las cosas presentes, alaba las passadas, y
reprehende con demasia á los mancebos. El mundo està ya aficionado á
este genero de composicion: con el se solaza y rie: que podemos hazer
los pocos contra tantos? Será bien arrimar el pecho á tan furioso raudal
de gustos.
»DOCTOR. No por cierto, sino dexarse llevar de la corriente. Mas siendo
esta vuestra intenzion; para que hazerme gastar tiempo y palabras en lo
de que no os puede resultar provecho, por no usarlo? Alla os lo aved,
que de mi parte cumpli con rendirme á vuestra instancia, dando
satisfacion á las apariencias de vuestro gusto.
»Demos pues que ya esta comedia se halla escrita con arte, o sin el, que
forma observareys para que consiga su fin, que es el de la
representacion?
»DON LUIS. Tambien quereis dificultarme cosa tan facil. Haré llamar un
Autor de los mejores que huuiere en la Corte; y darele a entender el
estudio y trabajo que gasté en la presente comedia. Acometerele con
algunos assomos de lisonja, que hasta con semejantes será importante
medio para negociar bien. Alabarele su compañia. Direle quan bien
recebida se halla; y por este y otros caminos ire disponiendo su
voluntad. Antes de desembaynar el papel, significaré lo que confio de su
buen juyzio y conocimiento, causa de haverme determinado á darle este
primer trabajo, este amado y unico hijo de mi entendimiento.
»MAESTRO. Por lo menos no será muy sabroso manjar el que pide tanto
saynete. Introducion con tan larga arenga fuera para mi sospechosa.
»DOCTOR. Y por ventura señor Maestro, mandan nisperos los Priores de la
farsa? Tan necesarios son de semejantes juegos como quantos ay. Apenas
formará tales concetos nuestro primerizo, quando como platicos fulleros
le irán mirando a las manos, ponderando las palabras, y el fin con que
las dexare caer. Mas no es bien passar adelante sin alguna oposicion.
Haced cuenta, que como Catedratico os poneis al poste; y va de
argumento. Dezidme, quien os assegura que ningun Autor ha de ir a casa
de Poeta incognito? Engañado vivis. Quiera Dios, que aun entrandoos por
la suya, seays admitido, y que os toque vez tras muchos dias de
pretenzion y agasajo. Esto mi Rey, no es componer comedias con arte,
sino referir los estrechos por donde aveis de passar forçosamente; y asi
concededme tantica atencion, y no os de pesadumbre lo que oyeredes. No
ay en esta vida trance tan penoso como es la primera introducion y
noviciado de un poetilla Comico. Los professores de esta mala secta, o
son libres y determinados, o timidos y vergonzosos. Demos que la
insolencia de los primeros no aya menester valedores, sino que ellos
proprio motu se aparecen como Santelmo en la congregacion farseril.
Suele el más alentado proponer al Autor, le quiere leer una comedia la
mas famosa que jamas se presentó en teatro. Dize bellezas de la traza,
sublima las apariencias, encarama los versos, y sube de punto los passos
mas apretados de risa: y quierā, o no las circunstantes, comienza con
abultada voz, y peregrino aliēto a publicar su encarecido papel.
Advierte con grande pūtualidad las entradas y salidas, y
particularmente las diferēcias de trages. Entre otras cosas no da
lugar a q̄ la vayan loando segun la va leyendo; sino quando le parece
menudea las alabanzas con todo genero de exageraciones. Bañanse entanto
los oyentes, como dizen, en agua rosada; pisanse los pies, danse
codazos, y riyendose con demasía de la figura, piensa el relator nace
aquel excesso de risa de la graciosidad de sus dichos, y aumenta con la
propia notablemente la agena. Algunos ay contra quien no bastan escusas
de estorvos, porque con tan obstinada prosecucion llevan adelante su
letura, que ni por pensamiento la desamparan un punto hasta llegar al
Laus Deo[58]. Finalmente tras rendir al trabajo y sudor de sus
acciones, y razonado palabras generales, llenas de mentirosa alabança,
le entretienen dias y meses, y van dando siempre mas largas hasta que se
cansa el presumido pretendiente; si ya oliendo el poste, no se retira
antes que la dilacion no le solicite manifiesto desengaño. Esto quanto á
los que careciendo de todo empacho, se introduxeron sin ser llamados ni
escogidos. Siguense los vergonzosos, cuyo tormento viene á ser mucho
mayor, porque dura mas dias. Acuerdome aver visto rōdar á uno de
estos (y vale a nombrar) la casa de cierto Autor de la forma que suele
la de su dama el mas enternecido galan. Fenecen en sus principios sus
mayores osadías; porque apenas abre camino con la imaginacion para
entrar, quando le cierra y detiene la falta de conocimiento, la
estrañeza de la gente, y la dificultad del motivo que le lleva. Duran
estas irresoluciones tanto, que muchos por falta de valedor, no hazen
sino cōponer, y echar comedias al suelo del arca, con el ansia que
suele el avaro recojer y acumular doblones. Por esta causa se hallan
infinitos con muchas gruessas represadas, esperando se representarán
quando menos en el teatro de Josafat, donde por ningun caso les faltarán
oyentes[59]. Hallanse otros cō mas ventura, porque, o tienen amigos,
con quien poder desimular mejor los colores de la verguença, o son
allegados de algunos Principes, de cuya intercesion y autoridad se valen
para hacer un san Estevan al desdichado Autor.
»La primera clase procede cō mas suavidad. Entra el amigo siendo
garante de aquella desventura. Propone el ingenio del ahijado, celebra
la tersura de su escrivir, aunque apenas conocido hasta entonces. No
olvida la buena eleccion en los argumentos, y haziendole en lo rizo,
crespo y suave, un segundo Vega, pide se le señale hora para manifestar
las hazañas de su noble batallador. Dasele dia, y llegando el punto,
hallan el conclave bastecido de electores: por alegar el Autor no
poderse determinar á recibir nada sin el parecer de los compañeros.
Comienza, pues, el pobre corderillo á recitar su maraña en medio de
tanto lobo. Terribles son los actos publicos. ¡Como se cortan los brios,
como enmudecen las lenguas, y se estrechan los corazones en ellos!
¿Puedese considerar en el mundo gente tan idiota y que tanto yerre como
los farsantes? No, por cierto; pues hombres muy entendidos y cortesanos
se burlan en su presencia, y apenas tiene animo para articular las
vozes. Al fin se va prosiguiendo poco á poco; y si es obra que con
cercenar y añadir puede tener salida, vanle haziendo sus cotas á la
margen: mas si es rematada del todo, leida la primera, ó quando mucho
segunda jornada, dan por visto lo que resta, y despiden; ó por el
respeto que se deve al introductor, alegran al novato con dezir la
hizieran con mucho gusto si no les faltara tiempo para estudiarla. Que
sienten el averse de ir presto; mas que se pueden dar muchos parabienes
al Autor que la recibiere, por aver de ganar de comer con ella
largamente. Animanle tras esto á que no desampare la pluma; que es
lastima no honre sin cesar los teatros con la agudeza de su ingenio.
Suenanle suavisimamente al engañado estas lisonjas, y en su conformidad
publica lo que bien parecio á todos sus comedias, y que solo por aver de
partir con brevedad los Farsantes no la ponen y estudian. Asi se anda de
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