Filosofía Fundamental, Tomo III - 03

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en que pueda yo incurrir, al comparar la doctrina de Kant con la de los
aristotélicos.
«Sea cual fuere el modo, dice Kant, con que un conocimiento puede
referirse á objetos, y cualquiera que sea el medio, este modo que hace
que el conocimiento se refiera inmediatamente á las cosas, y que el
pensamiento sea mirado como un medio, constituye la _intuicion_. Esta
intuicion no existe sino en cuanto se nos da un objeto; lo que no es
posible, al menos para nosotros hombres, sino en cuanto el espíritu es
afectado de alguna manera. La capacidad de recibir las representaciones
por el modo con que los objetos nos afectan, se llama _sensibilidad_.
Por medio de la sensibilidad los objetos nos son dados: solo ella nos
suministra intuiciones; pero el entendimiento es quien los _concibe_, y
de aquí vienen los conceptos. Todo pensamiento debe en último resultado,
referirse directa ó indirectamente, por medio de ciertos signos, á
intuiciones, y por consiguiente á la sensibilidad: puesto que ningun
objeto puede sernos dado de otra manera.»
«El efecto de un objeto sobre la facultad representativa, en cuanto
nosotros somos afectados por él, se llama _sensacion_. Toda intuicion
que se refiere á un objeto por medio de la sensacion, se llama
_empírica_. El objeto indeterminado de una intuicion empírica se llama
_fenómeno_.» (_Estética trascendental,_ 1.ª parte).
La distincion entre la facultad de sentir y la de concebir, es
fundamental en el sistema de Kant, y así vemos que ya la expone, aunque
rápidamente, antes de comenzar sus investigaciones sobre la _Estética_,
ó sea la teoría de la sensibilidad. Mas adelante, al tratar de las
operaciones del entendimiento, desenvuelve mas ampliamente su doctrina;
y por el modo en que insiste sobre ella, se trasluce que la consideraba
como de alta importancia, y quizás como el descubrimiento de una region
enteramente desconocida en el mundo filosófico. Hé aquí cómo se expresa
en su _Lógica trascendental_.
«Nuestro conocimiento, dice, procede de dos manantiales intelectuales:
el primero es la capacidad de recibir las representaciones (la
receptividad de las impresiones), el segundo es la facultad de conocer
un objeto por sus representaciones, (la espontaneidad de los conceptos).
Por el primero, el objeto nos es dado; por el segundo, _es pensado_ en
relacion con esta representacion (como pura determinacion del espíritu).
Intuicion y conceptos, hé aquí los elementos de todo nuestro
conocimiento; por manera que los conceptos sin una intuicion
correspondiente, ó una intuicion sin conceptos, no pueden dar un
conocimiento».
* * * * *
«Llamaremos _sensibilidad_ la capacidad (receptividad) de nuestro
espíritu de tener representaciones, en tanto que es afectado de un modo
cualquiera; por el contrario, la facultad de producir representaciones,
ó la _espontaneidad_ del conocimiento, se llamará _entendimiento_. Es
propio de nuestra naturaleza el que la intuicion no pueda ser sino
_sensible_, es decir que no comprenda sino el modo con que nosotros
somos afectados por los objetos. El _entendimiento_ es la facultad de
_concebir_ el objeto de la intuicion sensible. De estas propiedades del
alma no es la una preferible á la otra: las dos son de igual
importancia. Sin la sensibilidad, ningun objeto nos seria dado, y sin el
entendimiento, ninguno seria pensado. Pensamientos sin materia y sin
objetos, son vanos; intuiciones sin conceptos, son ciegas. Es pues
igualmente indispensable el hacer sensibles los conceptos (es decir
darles un objeto en intuicion); y el hacer inteligibles las intuiciones,
sometiéndolas á conceptos. Estas dos facultades ó capacidades, no pueden
suplirse la una á la otra cambiando sus funciones. El entendimiento no
puede percibir nada[1] y el sentido no puede pensar: el conocimiento
solo resulta de su union. No se deben pues confundir sus atribuciones;
por el contrario, importa mucho distinguirlas y separarlas
cuidadosamente. Nosotros distinguimos pues, la ciencia de las leyes de
la sensibilidad en general, es decir la _Estética_, de la ciencia de las
leyes del entendimiento en general, es decir de la _Lógica_.» (Lógica
trascendental. Introduccion).
Nótese bien el sentido de esta doctrina. Se establecen dos hechos: la
intuicion sensible, y el concepto sobre ella: en consecuencia se
afirma la existencia de dos facultades: sensibilidad y entendimiento:
á la primera corresponden las representaciones sensibles, al segundo
los conceptos. Estas dos facultades, aunque diferentes, están
íntimamente enlazadas: se necesitan recíprocamente, para producir el
conocimiento. ¿Cómo se prestan la una á la otra el auxilio de que han
menester?
«El entendimiento, dice Kant en otro lugar, ha sido definido mas arriba
solo negativamente: una facultad de conocer no sensible. Como nosotros
no podemos tener ninguna intuicion independiente de la sensibilidad, se
sigue que el entendimiento no es una facultad intuitiva. Quitada la
intuicion, no hay otro modo de conocer que por conceptos; de donde se
infiere que el conocimiento de toda inteligencia humana, es un
conocimiento por conceptos, nó intuitivo, sino discursivo (general).
Todas las intuiciones, como sensibles, reposan sobre afecciones, y por
consiguiente, los conceptos sobre funciones. Entiendo por funciones la
unidad de accion necesaria para ordenar diferentes representaciones, y
hacer de ellas una representacion comun. Los conceptos tienen pues por
base la espontaneidad del pensamiento, como las intuiciones sensibles la
receptividad de las impresiones. El entendimiento no puede hacer otro
uso de estos conceptos que el _juzgar_ por medio de los mismos; y como
la intuicion es la sola representacion que tiene inmediatamente un
objeto, jamás un concepto se refiere inmediatamente á un objeto, sino á
alguna otra representacion de este objeto, ora sea esta una intuicion,
ora sea tambien un concepto. El _juicio_ es el conocimiento mediato de
un objeto, y por consiguiente la representacion de este objeto. En todo
juicio hay un concepto aplicable á muchas cosas, y que bajo esta
pluralidad comprende tambien una representacion dada, la cual se refiere
inmediatamente al objeto. Así en el juicio: _todos los cuerpos son
divisibles_; el concepto _divisible_, conviene á otros diferentes
conceptos, entre los cuales el de cuerpo, es el á que se refiere aquí
particularmente. Pero este concepto de cuerpo es relativo á ciertos
fenómenos que tenemos á nuestra vista; estos objetos son pues
mediatamente representados por el concepto de divisibilidad. Todos los
juicios son funciones de la unidad en nuestras representaciones; pues
que en lugar de una representacion inmediata, otra mas elevada que
contiene á la primera con muchas otras, sirve al conocimiento del
objeto; así un gran número de conocimientos posibles, son reducidos á
uno solo. Pero nosotros podemos reducir todas las operaciones del
entendimiento al juicio; de suerte que el _entendimiento_ en general,
puede ser representado como una _facultad de juzgar_; porque segun lo
dicho, esto es la facultad de pensar. El pensamiento es el conocimiento
por conceptos; pero los conceptos, como atributos de juicios posibles,
se refieren á una representacion cualquiera de un objeto, todavía
indeterminado. Así el concepto de cuerpo, significa alguna cosa, por
ejemplo un metal, que puede ser conocido por este concepto. Este
concepto pues no es tal, sino porque contiene en sí otras
representaciones, por cuyo medio se puede referir á objetos. Es pues el
atributo de un juicio posible, por ejemplo de este: _todo metal es un
cuerpo_» (Lógica trascendental. Analítica trascendental. Lib. 1.º Cap.
1. Seccion 1.ª).
[52.] En esta doctrina de Kant conviene distinguir dos cosas: primera:
los hechos sobre que se funda; segunda: el modo con que los examina y
explica y las consecuencias que de ellos deduce.
Desde luego se echa de ver una diferencia radical entre el sistema de
Kant y el de Condillac, con respecto á la observacion de los hechos
ideológicos: mientras este no descubre en el espíritu otro hecho que la
sensacion, ni mas facultad que la de sentir; aquel asienta como un
principio fundamental, la distincion entre la sensibilidad y el
entendimiento. En esto triunfa del filósofo francés el aleman, porque
tiene en su apoyo la observacion de lo que atestigua la experiencia.
Pero este triunfo sobre el sensualismo, lo habian obtenido antes muchos
otros filósofos, y particularmente los escolásticos. Tambien estos
admitian con Kant y Condillac, que todos nuestros conocimientos vienen
de los sentidos; pero tambien habian notado lo que vió Kant y no alcanzó
Condillac, á saber, que las sensaciones por sí solas, no bastan á
explicar todos los fenómenos de nuestro espíritu, y que á mas de la
facultad sensitiva, era preciso admitir otra muy diferente, llamada
entendimiento.
Considera Kant las sensaciones como materiales suministrados al
entendimiento, que este combina de varias maneras, reduciéndolos á
conceptos. «Pensamientos sin materia, dice, son vanos, intuiciones sin
conceptos son ciegas. Es pues igualmente indispensable, el hacer
sensibles los conceptos, esto es darles un objeto en intuicion, y el
hacer inteligibles las intuiciones, sometiéndolas á conceptos. ¿Quién no
ve en este pasaje, _el entendimiento agente_ de los aristotélicos, bien
que expresado con otras palabras? Sustitúyase á _intuicion sensible_,
_especie sensible_; á _concepto_, _especie inteligible_, y nos
encontraremos con una doctrina muy semejante á la de los escolásticos.
Hagamos el parangon.»
Dice Kant: es necesaria la accion de los sentidos, ó bien la
experiencia sensible, para que podamos adquirir conocimiento. Los
escolásticos dicen: nada hay en el entendimiento, que antes no haya
estado en el sentido: «nihil est in intellectu, quod prius non fuerit in
sensu.»
Dice Kant: las intuiciones sensibles por sí solas, son ciegas. Dicen los
escolásticos: las especies de la imaginacion, ó sensibles, que tambien
se llaman _phantasmata_, no son inteligibles.
Dice Kant; es indispensable hacer sensibles los conceptos, dándoles un
objeto en intuicion. Dicen los escolásticos: es imposible entender, ya
sea adquiriendo ciencia, ya sea usando de la adquirida, sin que el
entendimiento se dirija á las especies sensibles: «sine conversione ad
phantasmata.»
Dice Kant: es indispensable hacer inteligibles las intuiciones,
sometiéndolas á conceptos. Dicen los escolásticos: es necesario hacer
inteligibles las especies sensibles, para que puedan ser objeto del
entendimiento.
Dice Kant, que por medio de los conceptos juzgamos; y que el juicio es
el conocimiento mediato de un objeto y por consiguiente su
representacion. Dicen los escolásticos, que conocemos los objetos por
medio de una especie inteligible, la cual está sacada de la especie
sensible, y es su representacion inteligible.
Dice Kant, que en todo juicio hay un concepto aplicable á muchas cosas,
el cual bajo de esta pluralidad comprende tambien una representacion
dada, la que se refiere inmediatamente al objeto. Dicen los
escolásticos, que la especie inteligible es aplicable á muchas cosas,
porque es universal; pues aunque abstraida de una especie sensible y
particular, prescinde de las condiciones materiales é _individuantes_, y
por consiguiente abraza todos los objetos individuales, en una
representacion comun.
Para significar ese acto intelectual, forma, ó lo que se quiera, con que
el entendimiento aprovechándose de las intuiciones sensibles, combina
con arreglo á las leyes del órden intelectual los materiales ofrecidos
por la sensibilidad, emplea Kant las palabras _concepto, concebir_. Los
escolásticos enseñan tambien que la especie inteligible, llamada tambien
especie _impresa_, fecunda al entendimiento, produciendo en él una
concepcion intelectual, de la que resulta el _verbo_, locucion interior,
ó especie _expresa_, que tambien denominan _concepto_.
Dice Kant, que el conocimiento de la inteligencia humana es un
conocimiento por conceptos, nó intuitivo sino discursivo, general; y que
para nosotros no hay verdadera intuicion, sino en la esfera de la
sensibilidad. Dicen los escolásticos que nuestro entendimiento, mientras
estamos en esta vida, tiene una relacion necesaria á la naturaleza de
las cosas materiales; que por este motivo, no puede conocer _primo et
per se_, las substancias inmateriales; resultando que no las conocemos
perfectamente, sino por algunas comparaciones con las cosas materiales,
y principalmente por via de remocion, _per viam remotionis_, ó sea de un
modo negativo.
[53.] El parangon que precede es sobre manera interesante para apreciar
en su justo valor los puntos de semejanza de dos sistemas que ocupan un
distinguido lugar en la historia de la ideología: semejanza que tal vez
no ha sido notada hasta ahora, no obstante de que salta á los ojos á la
simple lectura del filósofo aleman. Esto no es de extrañar: el estudio
de los escolásticos es sumamente difícil: es preciso resignarse al
lenguaje, al estilo, á las opiniones, á las preocupaciones de aquella
época, y revolver mucha tierra inútil, para sacar un poco de oro puro.
Pero nótese bien que yo no me propongo descubrir en las obras de los
escolásticos el sistema de la _crítica de la razon pura_; y que me
limito á consignar un hecho poco conocido, cual es, el que lo bueno, lo
fundamental, lo concluyente que se halla en el sistema del filósofo
aleman contra el sensualismo de Condillac, lo habian dicho siglos antes
los escolásticos.
¿Deberemos inferir de esto que la doctrina de Kant haya sido tomada de
dichos autores? No lo sé; pero creo que se podria afirmar con algun
fundamento, no ser imposible que el filósofo aleman, hombre muy
laborioso, de vasta lectura, y de felicísima memoria, hubiese recibido
inspiraciones cuya reminiscencia se trasluciese en sus doctrinas. Sin
ser plagiario, puede un escritor verter como propias, ideas que no le
pertenecen. Muy á menudo se verifica, que el hombre se figura crear,
cuando no hace mas que recordar.
[54.] Aunque el filósofo aleman conviene con los escolásticos en la
observacion de las facultades primitivas de nuestro espíritu, se aparta
luego de ellos en las aplicaciones; y mientras aquellos van á parar á un
dogmatismo filosófico, él es conducido á un escepticismo desesperante.
Nada de lo que los filósofos mas eminentes habian reconocido por
incontestable, se sostiene á los ojos del filósofo aleman. Ha
distinguido, es verdad, el órden sensible del inteligible; ha reconocido
dos facultades primitivas en nuestra alma, sensibilidad y entendimiento;
ha señalado la línea que las separa, encargando con solicitud que no se
la borre jamás; pero en cambio, ha reducido el mundo sensible á un
conjunto de puros fenómenos, explicando el espacio de tal manera, que es
muy difícil evitar el idealismo de Berkeley; y por otra parte, ha
circunvalado el entendimiento, impidiéndole toda comunicacion que se
extienda mas allá de la experiencia sensible, reduciendo todos los
elementos que en él se encuentran á formas vacías que á nada conducen
cuando se las quiere aplicar á lo no sensible, que nada pueden decirnos
sobre los grandes problemas ontológicos, psicológicos y cosmológicos;
esos problemas, objeto de las meditaciones de los mas profundos
metafísicos, y en cuya resolucion han vertido un caudal de doctrinas
sublimes, justo título de noble orgullo para el espíritu humano, que
conoce la dignidad de su naturaleza, que demuestra su alto orígen, y
columbra la inmensidad de su destino.

[Nota 1: Habla de percepcion intuitiva, nó de la percepcion en general.]


CAPÍTULO IX.
OJEADA HISTÓRICA SOBRE EL VALOR DE LAS IDEAS PURAS.

[55.] Consignados los puntos de semejanza entre el sistema de Kant y el
de los escolásticos, voy á indicar las diferencias, mayormente en lo que
toca á la aplicacion de las doctrinas. Para dar una idea de lo grave y
trascendental de estas diferencias, basta observar la discrepancia de
los resultados. Los aristotélicos hacen estribar sobre sus principios
todo un cuerpo de ciencia metafísica, á la que consideran como la mas
digna de las ciencias, y cual luz poderosa y brillante que fecunda y
dirige á todas las demás; por el contrario Kant, partiendo de los mismos
hechos, arruina la ciencia metafísica, despojándola de todo valor para
el conocimiento de los objetos en sí mismos.
[56.] Es de notar que en esta parte, Kant se halla en oposicion, no solo
con los escolásticos propiamente dichos, sino tambien con todos los
metafísicos mas eminentes que le han precedido. Sobre este particular,
los escolásticos tienen en su favor á Platon, Aristóteles, san Agustin,
san Anselmo, santo Tomás, Descartes, Malebranche, Fenelon y Leibnitz.
[57.] La trascendencia de estas cuestiones, no puede desconocerla quien
no ignore lo vital que es para el espíritu humano el saber si es posible
una ciencia superior al órden puramente sensible, y por la cual el
hombre extienda su actividad mas allá de los fenómenos que le ofrece la
materia. Hay aquí cuestiones sumamente profundas que no pueden ser
tratadas ligeramente. Lo difícil y sumamente abstruso de los objetos y
relaciones que se han de considerar; lo importante, lo trascendental, de
las consecuencias, á que se llega, segun el camino que se sigue, exigen
que se desentrañen estas materias sin perdonar trabajo de ninguna clase.
Bien puede asegurarse que de estas cuestiones dependen la conservacion
de las sanas ideas sobre Dios y sobre el espíritu humano; esto es, sobre
cuanto puede ofrecerse mas importante y elevado á la consideracion del
hombre.
Para profundizar debidamente la materia elevémonos al orígen de la
divergencia en las opiniones filosóficas; investiguemos la causa de que
partiendo de unos mismos hechos se pueda llegar á resultados
contradictorios. Para esto es necesaria una exposicion clara de las
doctrinas opuestas.
[58.] Todos los filósofos convienen en admitir el hecho de la
sensibilidad; sobre él no puede caber ninguna duda: es un fenómeno
atestiguado por el sentido íntimo de una manera tan palpable, que los
mismos escépticos no han podido negar la realidad subjetiva de la
apariencia, por mas que hayan puesto en duda su realidad objetiva. Los
idealistas al negar la existencia de los cuerpos, no han negado su
existencia fenomenal, esto es, su apariencia á los ojos del espíritu
bajo una forma sensible. La sensibilidad pues, y los fenómenos que ella
contiene, han sido en todas épocas un dato primitivo en los problemas
ideológicos y psicológicos; discrepancia puede haberla con respecto á la
naturaleza y consecuencias de este dato, mas nó en cuanto á la
existencia del mismo.
[59.] La historia de las ciencias ideológicas nos presenta dos escuelas:
la una no admite mas que la sensacion, y explica todas las afecciones y
operaciones del alma por la transformacion de las sensaciones; la otra
admite hechos primitivos, distintos de la sensacion: facultades
diferentes de la de sentir; y reconoce en el espíritu una línea que
separa el órden sensible del intelectual.
[60.] Esta última escuela se divide en otras dos, de las cuales la una
considera el órden sensible, no solo como distinto, sino tambien como
separado del órden intelectual, como reñido en cierto modo con él; y en
consecuencia establece que el órden intelectual nada puede recibir del
sensible, á no ser exhalaciones malignas que ó emboten su actividad ó la
extravíen. De aquí el sistema de las ideas innatas en toda su pureza; de
aquí esa metafísica de un órden intelectual, enteramente exento de las
impresiones sensibles; metafísica que cultivada por genios eminentes, ha
sido profesada con sublime exageracion en los tiempos modernos, por el
autor de la _Investigacion de la verdad_. La otra ramificacion de dicha
escuela, aunque admite el órden intelectual puro, no cree que se le
contamine poniéndole en comunicacion con los fenómenos sensibles; antes
por el contrario, opina que los problemas de la inteligencia humana, tal
como se halla en esta vida, no pueden resolverse sin atender á dicha
comunicacion.
[61.] La experiencia enseña que esta comunicacion existe por una ley del
espíritu humano; negar esta ley es luchar contra una verdad atestiguada
por el sentido íntimo; intentar destruirla es acometer una empresa
temeraria, es arrojarse á una especie de suicidio del espíritu. Por esta
razon, la escuela de que acabo de hablar, aceptando los hechos tales
como la experiencia interna se los ofrece, ha procurado explicarlos,
señalando los puntos en que pueden estar en comunicacion el órden
sensible y el intelectual, sin que se destruyan ni confundan.
[62.] Esta escuela que admite la existencia de los dos órdenes sensible
é intelectual, y que al propio tiempo admite la posibilidad y la
realidad de su comunicacion é influencia recíprocas, tiene por principio
fundamental que el orígen de todos los conocimientos está en los
sentidos, siendo estos las causas excitantes de la actividad
intelectual, y como una especie de obreros que le ofrecen materiales que
despues ella combina de la manera necesaria para levantar el edificio
científico.
[63.] Hasta aquí andan acordes Kant y los escolásticos: pero luego se
separan en un punto de la mayor trascendencia, de lo cual resulta que
van á parar á consecuencias opuestas. Los escolásticos creen que en el
entendimiento puro hay verdaderas ideas con verdaderos objetos, sobre
los cuales se puede discurrir con entera seguridad, independientemente
del órden sensible. Aunque admiten el principio de que nada hay en el
entendimiento que antes no haya estado en el sentido, pretenden sin
embargo que en el entendimiento hay algo realmente; lo cual puede
conducir al conocimiento de la verdad de las cosas en sí mismas, no solo
materiales sino tambien inmateriales. Las ideas del órden intelectual
puro son originadas de los sentidos como excitantes de la actividad
intelectual; pero esta actividad, por medio de la abstraccion y demás
operaciones, se ha formado ideas propias, con cuyo auxilio puede andar
en busca de la verdad, fuera del órden sensible.
[64.] En esta explicacion del órden intelectual puro están acordes los
metafísicos escolásticos y no escolásticos, en cuanto se trata de
atribuir á las ideas un valor objetivo real, y hacerlas un medio seguro
para encontrar la verdad, independientemente de los fenómenos sensibles.
Estas escuelas, si bien discordes en cuanto al orígen de las ideas,
convienen en lo tocante á la realidad y valor de las mismas.
[65.] Kant, al propio tiempo que admite el principio de los escolásticos
de que todos nuestros conocimientos vienen de los sentidos, y que
reconoce con ellos la necesidad de admitir un órden intelectual puro,
una serie de conceptos diferente de la intuicion sensible, sostiene que
estos conceptos no son verdaderos conocimientos, sino formas vacías que
por sí solas nada dicen, nada enseñan al espíritu, que á nada pueden
conducir para conocer la realidad de las cosas. Estos conceptos solo
significan algo cuando se los llena por decirlo así con intuiciones
sensibles: en faltándoles estas intuiciones, no corresponden á nada, ni
pueden tener mas uso que el puramente lógico, esto es, que el
entendimiento pensará sobre ellos combinándolos, sin caer en
contradiccion, pero sin que jamás puedan dar ningun resultado.
«El entendimiento, dice Kant, no puede hacer jamás un uso trascendental
de todos sus principios _à priori_, no puede emplear sus conceptos sino
empíricamente, jamás trascendentalmente. Este es un principio que si
puede ser conocido con conviccion, trae las mas graves consecuencias.
El uso trascendental de un concepto en un principio, consiste en que se
refiere á las cosas _en general y en sí_, mientras que el uso empírico
se refiere á los solos fenómenos, es decir, á los objetos de una
experiencia posible: por donde se echa de ver que este último uso es el
solo que puede tener lugar. Para todo concepto es necesaria la forma
lógica de un concepto en general, del pensamiento, y en seguida la
posibilidad de someterle un objeto al cual se refiera: sin este objeto
carece de sentido; no contiene nada, aunque pueda encerrar la funcion
lógica para formar un concepto por medio de ciertos datos. Un objeto no
puede ser dado á su concepto sino en la intuicion; y aunque una
intuicion pura sea posible _à priori_ antes que el objeto, sin embargo
no puede recibir su objeto y por consiguiente su valor objetivo, sino
por la intuicion empírica de la cual ella es la forma. Todos los
conceptos, y con ellos todos los principios, aunque sean _à priori_, se
refieren no obstante á intuiciones empíricas, es decir, á datos de la
experiencia posible. _De otro modo no tienen ningun valor objetivo, no
son mas que un verdadero juego ya de la imaginacion ya del
entendimiento_, con las representaciones respectivas de una ú otra de
estas facultades.
* * * * *
«Lo mismo se verifica en las categorías y principios que de ellas se
forman; lo cual se manifiesta por la imposibilidad en que nos hallamos
de definir realmente una sola de ellas, es decir, que no podemos hacer
inteligible la posibilidad de su objeto, sin atenernos á las condiciones
de la sensibilidad, por consiguiente á la forma de los fenómenos;
condiciones á las cuales deben restringirse estas categorías, como á su
_único_ objeto. Si esta condicion desaparece, desaparecerá tambien _todo
valor, todo sentido_, esto es, toda relacion al objeto, y con ningun
ejemplo se puede hacer concebir cuál es el objeto propio de estos
conceptos.
* * * * *
«Si no se llevan en cuenta todas las condiciones de la sensibilidad que
las señalan (habla de las categorías) como conceptos de un uso empírico
posible, si se las toma como conceptos de las cosas en general y por
consiguiente de uso trascendental, nada queda por hacer en cuanto las
concierne, sino guardar la funcion lógica en los juicios, como la
condicion de la posibilidad de las cosas mismas, sin poder mostrar en
qué caso su aplicacion y su objeto, y por consiguiente ellas mismas,
pueden tener en el entendimiento puro, y sin la intervencion de la
sensibilidad, un sentido y un valor objetivo.
* * * * *
«Se sigue incontestablemente de lo dicho, que los conceptos puros del
entendimiento no pueden _jamás tener un uso trascendental_, y sí
únicamente un uso siempre empírico, y que los principios del
entendimiento puro no se refieren á los objetos de los sentidos, sino
cuando los sentidos están en relacion con las condiciones generales de
una experiencia posible; _pero jamás á las cosas en general_, sin
relacion á la manera con que nosotros las podemos percibir (Lógica
trascendental, lib. 2. cap. 3.).
[66.] Así destruye Kant toda la ciencia metafísica, y en esta deplorable
ruina van envueltas las ideas mas fundamentales, mas preciosas, mas
sagradas, del espíritu humano. Segun él, la analítica trascendental hace
ver que el entendimiento no puede traspasar jamás los límites de la
sensibilidad, únicos en que nos son dados los objetos en intuicion
sensible. Los principios que eran considerados como eternas columnas del
edificio científico, se reducen á formas vacías, á palabras sin sentido,
en cuanto se los saca de la esfera de la sensibilidad. La ontología con
sus doctrinas trascendentales para explicar la naturaleza y el orígen de
las cosas, nada vale á los ojos del filósofo aleman: estos principios,
dice, son simplemente principios de la exposicion de los fenómenos; y el
nombre _fastuoso de una ontología_ que pretende dar un conocimiento
sintético _á priori_ de las cosas, en una doctrina sistemática, por
ejemplo _el principio de causalidad_, debe reemplazarse por la
denominacion modesta de simple _analítica del entendimiento puro_.
[67.] Difícilmente se puede encontrar doctrina mas dañosa: ¿qué le resta
al espíritu humano si se le quitan los medios para salir de la esfera
sensible? ¿á qué se reduce nuestro entendimiento si sus ideas mas
fundamentales y sus principios mas elevados, no tienen ningun valor para
enseñarle algo sobre la naturaleza de las cosas? Si el mundo corpóreo no
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