Filosofía Fundamental, Tomo II - 09

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reducido á la nada, excepto un solo cuerpo, este podria variar de lugar,
moviéndose. Yo creo que esta opinion encierra contradicciones, que
difícilmente se pueden conciliar. Quien dice _extension-nada_, se
contradice en los términos; y sin embargo á esto se reduce la opinion de
que estamos hablando.
[46.] Si en un aposento se reduce á la nada todo lo que en él se
contiene, parece que las paredes no pueden quedar distantes. La idea de
distancia, incluye la de un medio entre los objetos: la nada no puede
ser un medio, es nada. Si el intervalo es nada, no hay distancia: estas
serán palabras vacías de sentido. Decir que la nada puede tener
propiedades, es destruir todas las ideas, es afirmar la posibilidad del
ser y no ser á un mismo tiempo, y subvertir por consiguiente el
fundamentos de los conocimientos humanos.
[47.] Decir que aniquilándose todo lo contenido queda un espacio
negativo, es jugar con las palabras y dejar en pié la misma dificultad.
Este espacio negativo, es algo ó nada: si es algo, cae la opinion que
combatimos; si nada, la dificultad permanece la misma.
[48.] Si se responde que á pesar de no quedar nada entre las
superficies, ellas sin embargo quedan con la capacidad de contener;
observaré que esta capacidad no está en las superficies mismas, sino en
la distancia respectiva: de lo contrario, dispuestas de cualquier modo
las superficies conservarian siempre la misma capacidad, lo que es
absurdo. No hemos pues adelantado un paso: falta explicar lo que es esa
capacidad, esa distancia; la cuestion está intacta todavía.
[49.] Tal vez pudiera replicarse que aniquilado lo contenido dentro de
las superficies, no se destruye el volúmen que forman; y en la idea de
este volúmen entra la de capacidad. Pero yo replicaré que la idea del
volúmen envuelve la de distancia; que si esta no existe, no hay volúmen;
y que no hay tal distancia, si esta distancia es un puro nada.
[50.] Cavilando para soltar estas dificultades tan apremiadoras, ocurre
una respuesta especiosa á primera vista, pero que bien examinada, es tan
fútil como las demás. La distancia, pudiéramos decir, es una pura
negacion de contacto; la negacion es un puro nada; luego con este nada
tenemos lo que buscamos. Repito que esta solucion es tan fútil como las
demás: porque si la distancia no es mas que la negacion del contacto no
habrá distancias mayores ó menores, todas serán iguales; pues que en
habiendo negacion de contacto, ya habrá todo lo que puede haber. Lo
mismo existe la negacion del contacto entre dos superficies que disten
entre sí una millonésima de línea, como un millon de leguas. Esta
negacion pues, nada explica, deja subsistente la misma dificultad.
[51.] Lejos de que la idea de distancia pueda explicarse por la de
contacto, como su opuesta, por el contrario, la de contacto solo puede
explicarse por la de distancia. Si se pregunta en qué consiste la
contigüidad de dos superficies, lo explicamos por la inmediacion;
decimos que se tocan porque no hay nada entre los dos, porque no hay
distancia. En la idea de contacto, no entran las calidades relativas á
los sentidos, ni tampoco las de la accion que uno de los cuerpos
contiguos puede ejercer sobre el otro, como por ejemplo el impulso ó la
compresion: la contigüidad es una idea negativa, puramente geométrica:
no encierra nada mas que negacion de distancia. La contigüidad no tiene
mas ni menos; para ser todo lo que puede ser, le basta el que no haya
distancia; es una verdadera negacion. Dos cosas pueden ser mas ó menos
distantes: pero no pueden tocarse mas ó menos, con respecto á unas
mismas partes. Lo que sí puede haber es contacto en mas puntos; pero nó
mas contacto entre los mismos puntos.
[52.] Esforcemos mas el argumento en favor de la realidad del espacio,
en el supuesto de que se le atribuyan capacidad y distancias. Supongamos
una esfera de dos piés de diámetro, enteramente vacía. Dentro no queda
mas que espacio: si el espacio es nada, no queda nada.
Pregunto ahora: en lo interior de la esfera vacía ¿es posible el
movimiento? Parece indudable; nada se opone; hay un cuerpo movible; hay
una extension mayor que la del cuerpo; hay distancias que recorrer.
Además que si el movimiento no fuera posible, seria imposible tambien
que la esfera se llenase con ningun cuerpo, despues de estar vacía, ni
que se vaciase en estando llena. Ni el vaciarse ni el llenarse puede
hacerse sin movimiento de los cuerpos en lo interior de la esfera; y
este movimiento no se hace de un cuerpo dentro de otro cuerpo, sino en
el espacio: 1.º Porque los cuerpos son impenetrables: 2.º Porque cuando
se llena la esfera despues de haber estado vacía, el cuerpo que entra no
encuentra otro cuerpo; y el que sale cuando la esfera se vacia, va
recorriendo el espacio que abandona, en el cual nada hay sino él, y nada
queda en saliendo él.
Luego suponiendo una esfera vacía, dentro de ella puede haber
movimiento. Ahora bien: si el espacio contenido es un puro nada, el
movimiento es nada tambien; y por lo mismo no existe. El movimiento ni
puede existir ni concebirse, sino recorriendo cierta distancia: en esto
consiste su esencia; si la distancia es nada, no recorre nada; luego no
hay movimiento. ¿Qué significará que el cuerpo haya recorrido la mitad
del diámetro, ó sea un pié? Si esto no es nada, no significará nada. Yo
no sé qué se puede responder á estas razones fundadas todas en aquel
axioma: la nada no tiene ninguna propiedad.
[53.] Por grandes que sean las dificultades que se opongan á conceder al
espacio una realidad, no alcanzo que puedan ser tan graves como las que
militan contra su nada, en el supuesto de que se le quiera otorgar
extension. Aquellas, como veremos luego, estriban mas bien en ciertos
inconvenientes nacidos de nuestra manera de concebir, que en razones
fundadas en sólidos principios; cuando las que acabamos de proponer se
apoyan en las ideas que sirven de base á todo conocimiento: en aquella
proposicion evidentísima: la nada no tiene ninguna propiedad. Si esta
proposicion no es admitida como axioma inconcuso, se arruinan todos los
conocimientos humanos, incluso el principio de contradiccion: pues
contradiccion evidente será que la nada tenga alguna propiedad, ni
partes; que de la nada se pueda afirmar nada; que en la nada se pueda
mover nada; que en la idea de la nada se pueda fundar una ciencia como
la geometría; que á la nada se refieran todos los cálculos que se hacen
sobre la naturaleza.


CAPÍTULO VIII.
OPINION DE DESCARTES Y DE LEIBNITZ, SOBRE EL ESPACIO.

[54.] Si el espacio es algo, ¿qué es? Hé aquí otra dificultad sumamente
grave: combatir á los adversarios ha sido fácil; sostener la posicion
que se escoja, no lo será tanto. ¿Podria decirse que el espacio no es
otra cosa que la extension misma de los cuerpos; la cual concebida en
abstracto, nos da la idea de eso que llamamos espacio puro; y que la
diversidad de puntos y posiciones, no son mas que modificaciones de la
extension?
Por lo pronto se echa de ver que si el espacio es la extension misma de
los cuerpos, donde no habrá cuerpo no habrá espacio. Luego el vacío es
imposible. Esta consecuencia es inevitable.
Así han pensado dos filósofos tan insignes como Descartes y Leibnitz;
pero no sé por qué ambos han querido señalar al universo una extension
indefinida. Es verdad que de esta suerte eludian la dificultad de los
espacios que imaginamos mas allá de los límites del universo; pues que
si el universo no es limitado, no puede haber nada fuera de límites: y
por tanto todo lo que podemos imaginar está dentro del universo. Pero
no se trata de eludir las dificultades sino de soltarlas; de que una
opinion conduzca á eludir una dificultad, nada resulta en pro de su
solidez.
[55.] Segun Descartes la esencia del cuerpo consiste en la extension; y
como en el espacio concebimos por necesidad extension, se sigue que
cuerpo, extension y espacio, son tres cosas esencialmente idénticas. El
vacío tal como suele concebirse, es decir una extension ó espacio sin
cuerpo, es cosa contradictoria; pues que equivale á suponer cuerpo, por
lo mismo que se supone extension; y no cuerpo, por lo mismo que se le
supone quitado.
Descartes acepta basta las últimas consecuencias de esta doctrina. Así,
proponiéndose la dificultad fundada en que imaginamos que Dios podria
quitar toda la materia contenida dentro de un vaso, permaneciendo la
misma figura del vaso, contesta resueltamente que esto es imposible.
«Para que podamos, dice, corregir una opinion tan falsa, observaremos,
que no hay enlace necesario entre el vaso y tal cuerpo que le llena;
pero sí le hay tan absolutamente necesario entre la figura cóncava del
vaso, y la extension que debe estar comprendida en esta concavidad; que
no hay mas repugnancia en concebir una montaña sin valle, que una tal
concavidad sin la extension que ella contiene, y esta extension sin
alguna cosa extensa; á causa de que la nada, como se ha observado ya
muchas veces, no puede tener extension. Por cuya razon, si se nos
pregunta qué sucederia en caso que Dios quitase todo el cuerpo que hay
en un vaso, sin permitir que entrase otro, responderemos que los lados
de este vaso se encontrarian tan cercanos, que se tocarian
inmediatamente. Porque es necesario que dos cuerpos se toquen cuando no
hay nada entre ellos; pues habria contradiccion en que estos dos cuerpos
estuviesen apartados, es decir, que hubiese distancia del uno al otro, y
que esta distancia no fuese nada. La distancia es una propiedad de la
extension que no puede existir sin la extension» (Princ. de la Filos. p.
2. § 18).
[56.] Si Descartes se ciñese á argumentar que el espacio, pues que
contiene verdaderas distancias, no puede ser un puro nada, su raciocinio
pareceria concluyente; pero cuando añade que el espacio es el cuerpo,
por la razon de que el espacio es extension, y la extension constituye
la esencia del cuerpo, asienta una cosa que no prueba. De que no
concibamos ó imaginemos cuerpo sin extension, solo se sigue que la
extension es una propiedad del cuerpo, sin la cual nosotros no le
concebimos, mas nó que sea su esencia. Para estar seguros de esto, seria
necesario que así como tenemos la idea de la extension, la tuviésemos
tambien del cuerpo, para ver si entre ellas hay identidad. Mas de los
cuerpos nada sabemos sino lo que experimentamos por los sentidos; sin
que nos haya sido dado el penetrar su íntima naturaleza.
¿De dónde nace la inseparabilidad de las ideas extension y cuerpo? Nace
de que la idea que tenemos del cuerpo es una idea confusa, pues la
concebimos como una substancia que está en ciertas relaciones con
nosotros, y nos causa las impresiones que llamamos sensaciones. Y como
segun hemos demostrado mas arriba, la base de las sensaciones es la
extension, este es el único conducto por el cual nosotros nos ponemos en
relacion con el cuerpo. Cuando esta base nos falta, porque prescindimos
de ella, no nos queda del cuerpo mas que una idea general de ser, ó de
substancia, sin nada que le caracterice y le distinga de lo demás. Todo
esto lo hallamos en el órden de nuestras ideas; pero no podemos inferir,
que en los cuerpos mismos no haya en realidad nada mas que extension.
[57.] Con el mismo raciocinio se destruye la opinion de la extension
indefinida ó infinita. Desenvolviendo Descartes su doctrina sobre la
idea de la extension, dice: «Sabremos tambien que este mundo, ó la
materia extensa que compone el universo, no tiene límites: porque donde
quiera que nos propongamos fingirlos, podemos imaginar mas allá,
espacios indefinidamente extensos, que no solo imaginamos, sino que
concebimos ser tales en efecto como los imaginamos; de suerte que
contienen un cuerpo indefinidamente extenso; porque la idea de la
extension que concebimos en todo espacio, es la verdadera idea que
debemos tener del cuerpo» (Ib. p. 2. § 21).
En este pasaje, á mas del error relativo á la esencia de los cuerpos,
hay el tránsito gratúito de un órden puramente ideal, ó mas bien
imaginario, á un órden real. Es cierto que donde quiera que yo imagine
los límites del universo, como cerrándole con una inmensa bóveda,
imagino todavía fuera de la bóveda nuevas inmensidades de espacio en que
mi fantasía se sumerge; pero de esto inferir que la realidad es como yo
la imagino, no parece muy ajustado á las reglas de una sana lógica. Si
esto es tan claro como supone Descartes, sí es no solo imaginacion, sino
concepcion fundada en ideas claras y distintas, ¿cómo es que son muchos
los filósofos que no ven en todo esto mas que un juego de la
imaginacion?
[58.] Leibnitz opina que el espacio es «una relacion, un órden, no solo
entre las cosas existentes, sino tambien entre las posibles, como si
ellas existiesen» (Nuevos Ensayos sobre el entendimiento humano, Lib. 2,
cap. 13, § 17). Cree tambien que el vacío es imposible, mas no se funda
en la razon de Descartes. Hé aquí sus palabras.
«_Philalethes_. Los que toman la materia y la extension por una misma
cosa, pretenden que las paredes interiores de un cuerpo cóncavo y vacío
se tocarian; pero el espacio que hay entre dos cuerpos basta para
impedir su contacto mutuo.
«_Theophilo_. Yo opino de la misma manera: porque aunque no admita
vacío, distingo la materia de la extension, y confieso que si hubiese
vacío en una esfera, nó por esto se tocarian los polos opuestos. Pero yo
creo que este caso no lo admite la perfeccion divina» (Ib. §. 21).
[59.] Me parece que Leibnitz comete en este pasaje una peticion de
principio. Dice que en el caso supuesto las paredes no se tocarian,
porque el espacio que hay entre ellas basta á impedirlo; pero esto es
cabalmente lo que se ha de probar: la existencia real de este espacio.
Esto es lo que niega Descartes.
[60.] Comparando las opiniones de Descartes y Leibnitz, se puede notar
que ambos convienen en negar al espacio una realidad distinta de los
cuerpos; pero fundando su dictámen en razones muy diferentes. Descartes
pone la esencia del cuerpo en la extension; donde hay extension hay
cuerpo: donde hay espacio hay extension: por consiguiente no hay ni
puede haber vacío. Leibnitz no cree intrínsecamente absurda una
capacidad vacía; y si no la admite, es porque, en su concepto, repugna á
la perfeccion divina. Los dos ilustres filósofos llegaban á un mismo
punto partiendo de principios muy diversos: Descartes estriba en razones
metafísicas, fundadas en la esencia de las cosas; Leibnitz no se apoya
en la esencia absoluta, sino en sus relaciones con la perfeccion divina.
La capacidad vacía, no era contradictoria en sentir de Leibnitz, sino en
cuanto se oponia al optimismo.
[61.] Como quiera, es bien notable que tres filósofos tan insignes como
Aristóteles, Descartes y Leibnitz, hayan estado de acuerdo en negar la
existencia de esa capacidad que se llama espacio, considerada como un
ser distinto de los cuerpos, y con posibilidad de existir sin ellos. La
diversidad de sus opiniones solo prueba que en el fondo de la cuestion
hay una dificultad algo mas grave de lo que parecen creer algunos
ideólogos, que con tanta facilidad explican la idea del espacio y su
generacion, como si se tratase de cosas muy sencillas.


CAPÍTULO IX.
OPINION DE LOS QUE ATRIBUYEN AL ESPACIO UNA NATURALEZA DISTINTA DE LOS
CUERPOS.

[62.] Por las consideraciones que preceden, parece poco menos que
demostrada la contradiccion que encierra un espacio-nada. Si es una
capacidad, con dimensiones que se pueden medir realmente, tiene
verdaderas propiedades, y por tanto no es un puro nada. Nosotros tenemos
idea del espacio; en ella se funda toda una ciencia tan cierta, tan
evidente como la geometría; esta idea nos es necesaria tambien para
concebir el movimiento. A esta idea no puede corresponder un mero nada.
¿El espacio será algo distinto de la extension misma de los cuerpos? A
la opinion que esto sostiene suele objetársele que el espacio ha de ser
ó cuerpo ó espíritu; que si no es cuerpo será espíritu, lo que es
contradictorio: porque lo esencialmente compuesto de partes, como el
espacio, no puede ser simple como el espíritu.
Razones fuertes militan contra la opinion que atribuye al espacio una
naturaleza distinta de la del cuerpo, pero no creo que lo sea mucho la
que acabo de proponer, pues en negando la disyuntiva, todo el argumento
queda arruinado. ¿Cómo se prueba que no haya medio entre cuerpo y
espíritu? De ninguna manera. Además, no conocemos la esencia del cuerpo,
tampoco la del espíritu; ¿y nos arrogaremos el derecho de afirmar que no
existe nada en el universo que no sea uno de estos extremos cuya
naturaleza nos es desconocida?
[63.] Se replicará que no hay medio entre lo simple y compuesto, como no
le hay entre el sí y el nó; y que por tanto, no hay medio entre el
cuerpo que es compuesto, y el espíritu que es simple. Convengo en que no
hay medio entre lo simple y lo compuesto; y que cuanto existe es uno ú
otro; pero nó en que todo lo compuesto sea cuerpo, ni todo lo simple
espíritu.
Esta proposicion: «Todo cuerpo es compuesto» no es idéntica á esta otra:
«Todo compuesto es cuerpo.» Luego puede haber compuestos que no sean
cuerpos. La composicion, el tener partes, es una propiedad del cuerpo;
mas esto no constituye su esencia, ó al menos nosotros lo ignoramos. De
lo contrario seria preciso abrazar la opinion de Descartes, de que la
esencia del cuerpo la constituye la extension. ¿Qué sabemos sobre si
puede haber cosas que tengan partes y no sean cuerpo?
[64.] Adviértase que el estado mismo de la cuestion nos hacia suponer el
espacio como substancia, es decir subsistente por sí mismo,
independientemente de la inherencia á otro ser: por lo mismo, habiendo
soltado la dificultad en este supuesto, lo queda en el caso mas difícil,
y por consiguiente en todos. Además, que suponiendo el espacio distinto
del cuerpo, y sin embargo verdadera realidad, seria indispensable
suponerle substancia, pues no estaria inherente á nada.
[65.] Para explicar lo que he dicho de que por ser una cosa simple no es
necesario que sea espíritu, observaré que: «Todo espíritu es simple» no
es lo mismo que «todo simple es espíritu.» La simplicidad es necesaria
al espíritu, mas no constituye su esencia. La idea de simple, expresa la
negacion de partes; y la esencia del espíritu no puede consistir en una
negacion.
[66.] Contra la opinion que atribuye al espacio una naturaleza distinta
del cuerpo, haciéndole una substancia extensa, tampoco parece valer el
argumento de los que de ahí quisieran deducir su infinidad; porque aun
en este supuesto, no hay ningun inconveniente en señalarle un límite.
¿Qué hay entonces mas allá? nada. Nosotros concebimos todavía una vaga
extension, pero la imaginacion no es la realidad. Tambien imaginamos lo
mismo refiriéndonos á una época que nos figuramos anterior á la creacion
del mundo: si pues la imaginacion probase algo en favor de la infinidad
del mundo, probaria tambien en favor de su eternidad.
Y aquí recordaré que los argumentos con que he combatido el
espacio-nada, no estriban en lo que nosotros imaginamos; sino en que es
imposible que la nada sea extension, ni tenga ninguna propiedad. Esta es
la razon capital con que he impugnado á los que pretenden ser posible
que se conciban y existan las propiedades que se atribuyen al espacio, y
que sin embargo el espacio sea un puro nada.


CAPÍTULO X.
OPINION DE LOS QUE CREEN QUE EL ESPACIO ES LA INMENSIDAD DE DIOS.

[67.] Abrumados por tan graves dificultades algunos filósofos, no
pudiendo conciliar con la nada esa realidad que se nos ofrece en el
espacio, ni tampoco concebir en ninguna cosa criada, la inmovilidad,
infinidad, y perpetuidad que en el espacio imaginamos; han dicho que el
espacio era la misma inmensidad de Dios. Esto á primera vista parece
una absurda extravagancia; pero si bien demostraremos luego la falsedad
de esta opinion, es necesario hacer justicia no solo á la recta
intencion de los que la han sostenido, y sanas explicaciones de que
procuraban echar mano, sino tambien al motivo que los llevó á tal
extremidad, que por cierto, aunque nada sólido, no es tampoco
despreciable.
[68.] Hé aquí cómo se puede discurrir en pro de dicha opinion. El
espacio es algo. Antes que Dios criase el mundo, el espacio existia. No
es posible concebir que los cuerpos existan, sin espacio en que se
extiendan. Antes de que existan, concebimos esa capacidad en que pueden
colocarse: luego el espacio es eterno. No hay movimiento sin espacio; y
en el primer instante de ser criados los cuerpos, se pudieron mover y se
movieron. Aunque no supongamos mas que un solo cuerpo en el mundo,
podria moverse, y este movimiento podria prolongarse hasta lo infinito.
Luego el espacio es infinito. Si Dios anonadase todo el universo, menos
un cuerpo solo, este cuerpo tambien se podria mover en todas
direcciones, prolongadas hasta lo infinito. Si despues fuese reducido á
la nada el cuerpo único, quedaria la extension en que se movia: en ella
podrian crearse nuevos cuerpos, nuevos mundos. Luego el espacio es
indestructible. Un ser eterno, infinito, indestructible, no puede ser
criado; luego el espacio es increado. Luego es Dios mismo. Luego ha de
ser Dios en cuanto nosotros lo concebimos con relacion á la extension:
luego el espacio es la inmensidad de Dios. La inmensidad es aquel
atributo por el cual Dios está en todas partes: este atributo es el que
dice relacion á la CAPÍTULO. El espacio pues será la inmensidad de Dios.
Adoptada esta teoría no hay inconveniente en hacer el espacio infinito,
eterno, indestructible.
[69.] Esta opinion tiene en contra de sí, el que destruye la simplicidad
de Dios. Sí el espacio es una propiedad de Dios, es Dios mismo; pues
todo lo que hay en Dios, es Dios. Luego, siendo el espacio esencialmente
extenso, Dios será extenso tambien.
Clarke vió la fuerza de este argumento, fuerza que además le hacian
sentir los argumentos de su adversario Leibnitz; pero responde á él de
una manera muy débil. Dice que el espacio tiene partes, mas nó
separables. Luego, sean como fueren, las tiene. Es cierto que en la idea
del espacio distinguimos las partes, sin separarlas; pero las concebimos
realmente en él; y sin ellas no concebimos el espacio. En este supuesto,
¿á qué se reducirán las pruebas en favor de la inmaterialidad del alma?
Si la sabiduría infinita pudiera ser extensa, ¿por qué no podria serlo
con mucha mas razon el alma humana?
Empujado por su idea favorita, llegó Clarke á escribir lo que no era de
esperar de un hombre como él. «En cuestiones de esta naturaleza, dice,
cuando se habla de partes, se entienden _partes separables_,
compuestas, y desunidas, tales como las de la materia, que por esta
razon es siempre un compuesto, y nó una substancia simple. La materia no
es una sola substancia, sino un compuesto de substancias. Por esto, _en
mi concepto, la materia es incapaz de pensamiento_. Esta incapacidad no
le viene de la extension, sino de que sus partes son substancias
distintas, desunidas é independientes las unas de las otras» (Fragmento
de una carta). Esta explicacion tiende á arruinar la simplicidad del ser
pensante; pues que por simplicidad siempre se ha entendido la absoluta
carencia de partes, nó de tal ó cual especie de partes. La
inseparabilidad no destruye la existencia de las partes, solo afirma la
fuerza de su cohesion.
[70.] Tambien seria de temer que esta doctrina abriese la puerta al
panteismo. Al mismo Clarke se le objetó ya el que con ella se hacia á
Dios alma del mundo; y aunque se defendió de este cargo, no obstante
siempre queda en pié una dificultad que no se le propuso, y que sin
embargo no deja de ser grave. Si no hay inconveniente en decir que Dios
es el espacio, ó que el espacio es una propiedad de Dios, ¿qué se opone
á que digamos que Dios es el mundo, ó que el mundo es una propiedad de
Dios? Si el mundo es extenso, tambien lo es el espacio; si pues Dios y
espacio no son cosas contradictorias en un mismo ser, ¿por qué lo serán
Dios y el universo?
Dice Clarke que los cuerpos están compuestos de diferentes substancias;
¿pero se sabe de los cuerpos otra cosa sino que son extensos, y que nos
producen ciertas impresiones? claro es que nó. Pues entonces, no
repugnando á Dios la extension, y mucho menos la causalidad de las
impresiones, no habria inconveniente en decir que lo que Clarke llama
substancias distintas, no son mas que partes, ó si se quiere
propiedades, de la substancia infinita. Newton llegó á decir que el
espacio era el sensorio de Dios; y aunque Clarke sostiene contra
Leibnitz que la expresion de Newton tenia un sentido muy racional, pues
no era mas que una comparacion, no obstante el filósofo aleman insiste
de tal suerte sobre este cargo que bien se deja conocer le habia hecho
malísimo efecto una palabra semejante.
[71.] Todo lo que sea mezclar á Dios con la naturaleza, ó ponerle en
comunicacion perenne con ella, excepto con actos purísimos de
entendimiento y voluntad, nos lleva á una pendiente sumamente
resbaladiza, en la cual es difícil no precipitarse hasta el fondo: y en
ese fondo está el panteismo, que no es mas que una fase del ateismo
(II).


CAPÍTULO XI.
OPINION DE FENELON.

[72.] La opinion de Clarke tiene mucha semejanza con la de Fenelon,
quien en su _Tratado de la existencia y atributos de Dios_ explica el de
la inmensidad, de una manera que á primera vista sorprende. Dice así:
«Despues de haber considerado la eternidad y la inmutabilidad de Dios,
que son una misma cosa, debo examinar su inmensidad. Siendo por sí
mismo, es soberanamente; y siendo soberanamente, tiene todo ser en sí;
teniendo todo ser en sí, tiene sin duda la extension; la extension es
una manera de ser de que yo tengo idea. Ya he visto que mis ideas sobre
las esencias de las cosas son grados reales del ser, que existen
actualmente en Dios, y son posibles fuera de él, porque él mismo los
puede producir; luego la extension existe en Dios, y él no puede
producirla á fuera, sino porque la tiene encerrada en la plenitud de su
ser.»
Hasta cierto punto las palabras de Fenelon pueden ser interpretadas con
un sentido que no rechaza el comun de los teólogos. Distinguen estos
dos clases de perfecciones: unas que no envuelven ninguna imperfeccion,
como la sabiduría, la santidad, la justicia; otras que envuelven alguna
imperfeccion, como por ejemplo, las que pertenecen á los cuerpos, la
extension, la figura etc. Las primeras que tambien se llaman
perfecciones _simpliciter_, se hallan en Dios _formaliter_, esto es,
tales como ellas son; pues que su naturaleza propia no incluye
imperfeccion de ninguna clase; y por consiguiente puestas en Dios, ni
disminuyen ni afean su perfeccion infinita; las segundas, que tambien se
llaman perfecciones _secundum quid_, están en Dios, nó _formaliter,_
porque la imperfeccion que envuelven repugna á la perfeccion infinita,
sino _virtualiter eminenter_, esto es, que todo cuanto ellas encierran
de perfeccion, de ser, se encuentra en Dios, perfeccion infinita, ser
infinito; que por esta razon, Dios las puede producir en lo exterior,
con su omnipotencia creadora; pero en cuanto preexisten en el ser
infinito, están depuradas de toda limitacion, de toda imperfeccion, é
identificadas con la esencia infinita, tienen un modo de ser, muy
superior á lo que son en realidad: lo que se ha expresado con la palabra
_eminenter_. Entre estas perfecciones _secundum quid_, se ha contado
siempre la extension.
[73.] Si el ilustre arzobispo de Cambrai se ciñese á este sentido, nada
tendríamos que observar con respecto á su doctrina; pero las palabras
que siguen parecen indicar que se inclinaba á la opinion de los que
afirman que el espacio es la misma inmensidad de Dios, «¿Por qué pues,
continúa, no le llamo extenso y corpóreo? porque hay muchísima
diferencia, como yo lo he notado, entre atribuir á Dios todo lo positivo
de la extension, y atribuírsela con un límite ó una negacion: _quien
pone la extension sin límites, cambia la extension en inmensidad_; quien
pone la extension con un límite, hace la naturaleza corpórea. «Por estas
palabras se podria creer que Fenelon no distingue dos modos de ser de la
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