Filosofía Fundamental, Tomo I - 14

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[289.] Hay evidencia inmediata cuando por el concepto del sujeto vemos
la conveniencia ó repugnancia del predicado, sin necesitar otro medio
que la simple reflexion sobre el significado de las palabras. A los
juicios de esta clase, se los llama con propiedad analíticos, porque
basta descomponer el concepto del sujeto para encontrar en él la
conveniencia ó repugnancia del predicado.
Hay evidencia mediata cuando por el simple concepto del sujeto, no
vemos desde luego la conveniencia ó repugnancia del predicado; por lo
cual necesitamos apelar á un medio que nos la manifieste.

[290.] Surge aqui la cuestion de si los juicios de evidencia mediata
pueden llamarse analíticos. Claro es que si por analíticos se
entienden solamente aquellos en los cuales basta entender el
significado de los términos para ver la conveniencia ó repugnancia del
predicado, no pueden llamarse tales los de evidencia mediata. Pero si
entendemos por juicio analítico aquel en que basta _descomponer_ un
concepto para encontrar en él la conveniencia ó repugnancia del
predicado, hallaremos que los juicios de evidencia mediata pertenecen
tambien á dicha clase, y que el medio empleado no es mas que la
formacion de un concepto total en que se hacen entrar los parciales
cuya relacion se quiere descubrir. En la _reunion_ de estos conceptos
parciales hay síntesis, es verdad, pero no la hay en el
_descubrimiento_ de sus relaciones, pues este se hace por análisis.
El que se hayan tenido que reunir varios conceptos para formar un
juicio, no destruye su carácter de analítico, pues de otro modo seria
menester decir que no hay ningun juicio analítico. Si se afirma: el
hombre es racional; en el concepto de hombre entran dos, animal y
racional, lo que no quita que el juicio sea analítico. Este carácter
consiste en que como lo dice su mismo nombre, baste la descomposicion
de un concepto para encontrar en él ciertos predicados, y prescinde
del modo con que se ha formado el concepto que se descompone y de si
se han hecho entrar en él dos ó mas conceptos.

[291.] De esta doctrina resulta con claridad en qué consiste la
evidencia mediata. El predicado está tambien contenido en la idea del
sujeto, pero la limitacion de nuestra inteligencia hace que ó estas
ideas sean incompletas, o no las veamos en toda su extension, ó no
distingamos bien lo que en las mismas pensamos ya de un modo confuso;
y de aquí dimana el que no sea suficiente entender el significado de
las palabras para ver desde luego contenido el predicado en la idea
del sujeto. Además, los objetos, aun los puramente ideales, se nos
presentan como dispersos; de aquí es que no conociendo el conjunto,
vamos pasando sucesivamente de unos á otros, descubriendo las
relaciones que tienen entre sí, á medida que los vamos aproximando.

[292.] De lo dicho se infiere que en el órden puramente ideal todos
los juicios son analíticos, pues todo conocimiento de este órden se
hace con la intuicion de lo que hay en un concepto mas ó menos
complicado, y que no hay mas síntesis que la necesaria para aproximar
los objetos reuniendo sus conceptos en uno total que nos sirva para el
descubrimiento de la relacion de los parciales.

[293.] La x pues de que nos habla Kant, y cuyo despejo es uno de los
problemas mas importantes de la filosofía, no será mas que la facultad
del entendimiento para reunir en un concepto total conceptos de cosas
diferentes y descubrir en aquel las relaciones que estos tienen entre
sí. Esta facultad no es un descubrimiento nuevo; pues que con este ó
aquel nombre, la han reconocido todas las escuelas. Nadie ha disputado
al entendimiento la facultad de comparar; y la comparacion es una
operacion por la cual el entendimiento se pone á la vista dos ó mas
conceptos para conocer las relaciones que tienen entre sí. En este
acto se forma un concepto total del cual los comparados son una parte;
así como hemos visto que en las construcciones geométricas para
averiguar la relacion de varias figuras, se construye una que las
comprenda todas y que sea como el campo en el cual se haga la
comparacion.
Basta por ahora lo dicho sobre los juicios analíticos y sintéticos,
pues que no proponiéndome tratarlos sino en general, y en cuanto
tienen relacion con la certeza, no descenderé á pormenores haciendo
aplicacion á varias ideas, cuyo análisis corresponde á otros lugares
de esta obra.


CAPÍTULO XXX.
CRITERIO DE VICO.

[294.] Con las cuestiones de los capítulos anteriores relativas á la
evidencia inmediata y á la mediata, está enlazada la doctrina de Vico
sobre el criterio de la verdad. Cree este filósofo que dicho criterio
consiste en haber hecho la verdad conocida; que nuestros conocimientos
son completamente ciertos cuando se verifica dicha circunstancia; y
que van perdiendo de su certeza á proporcion que el entendimiento
pierde su carácter de causa con respecto á los objetos. Dios, causa de
todo, lo conoce perfectamente todo; la criatura, de causalidad muy
limitada, conoce tambien con mucha limitacion; y si en alguna esfera
puede asemejarse á lo infinito, es en ese mundo ideal que ella propia
se construye, y que puede extender á su voluntad, sin que sea dable
señalarle un linde que no pueda todavía retirar.
Dejemos hablar al mismo autor. «Los términos _verum et factum_, lo
verdadero y lo hecho, se ponen el uno por el otro entre los latinos, o
como dice la escuela, se convierten. Para los latinos _intelligere_,
comprender, es lo mismo que leer con claridad y conocer con evidencia.
Llamaban _cogitare_ lo que en italiano se dice _pensare e andar
raccogliendo_; _ratio_, razon, designaba entre ellos una coleccion de
elementos numéricos, y ese don que distingue al hombre de los brutos y
constituye su superioridad. Llamaban ordinariamente al hombre un
animal partícipe de la razon (_rationis particeps_) y que por tanto no
la posee absolutamente. Así como las palabras son los signos de las
ideas, las ideas son los signos y representaciones de las cosas. Así
como leer _legere_, es reunir los elementos de la escritura de los
cuales se forman las palabras, la inteligencia, _intelligere_,
consiste en reunir todos los elementos de una cosa, de lo que resulta
la idea perfecta. Por donde podemos conjeturar que los antiguos
italianos admitian la doctrina siguiente sobre lo verdadero: lo
verdadero es lo hecho mismo; y por consiguiente Dios es la verdad
primera porque es el primer hacedor (_factor_), la verdad infinita
porque ha hecho todas las cosas, la verdad absoluta, pues que
representa todos los elementos de las cosas tanto internos como
externos, porque los contiene. Saber es reunir los elementos de las
cosas; de donde se sigue que el pensamiento (_cogitatio_) es propio
del espíritu humano, y la inteligencia lo es del espíritu divino:
porque Dios reune todos los elementos de las cosas internos y externos
á causa de que los contiene, y él propio es quien los dispone;
mientras el espíritu humano limitado como es, y fuera de todo lo que
no es él mismo, puede aproximar los puntos extremos mas nó reunirlo
todo; de manera que puede pensar sobre las cosas, pero no
comprenderlas; y hé aquí por qué participa de la razon, mas no la
posee. Para aclarar estas ideas con una comparacion: lo verdadero
divino es una imágen sólida de las cosas, como una figura plástica; lo
verdadero humano es una imágen plana sin profundidad, como una
pintura. Así como lo verdadero divino lo es, porque Dios en el acto
mismo de su conocimiento dispone y produce, lo verdadero humano es
para las cosas en que el hombre dispone y crea de una manera
semejante. La ciencia es el conocimiento del modo con que la cosa se
hace; conocimiento en el cual el espíritu mismo hace el objeto, pues
que recompone sus elementos. El objeto es un sólido para Dios que
comprende todas las cosas; una superficie para el hombre que no
comprende sino lo exterior. Establecidos estos puntos para ponerlos
mas fácilmente en armonía con nuestra religion, conviene saber, que
los antiguos filósofos de Italia identificaban lo verdadero con lo
hecho, porque creian el mundo eterno: asi los filósofos paganos
adoraron un Dios que obraba siempre _ad extra_, cosa desechada por
nuestra teología. Por cuyo motivo en nuestra religion, en la cual
profesamos que el mundo ha sido criado de la nada en el tiempo, es
necesario establecer una distincion, identificando lo verdadero criado
con lo hecho, y lo verdadero increado con el _engendrado_ (genito).
Así la Sagrada Escritura con una elegancia verdaderamente divina,
llama Verbo à la sabiduría de Dios que contiene en sí las ideas de
todas las cosas y los elementos de las ideas mismas. En este Verbo, lo
verdadero es la comprension misma de todos los elementos de este
universo, la cual podria formar infinitos mundos. De estos elementos
conocidos y contenidos en la omnipotencia divina, se forma el Verbo
real absoluto, conocido desde toda la eternidad por el Padre y
engendrado por él, tambien desde toda la eternidad.» (De la antigua
sabiduría de la Italia, lib. 1. cap. 1).

[295.] De estos principios saca Vico consecuencias muy
trascendentales, entre ellas la de explicar la causa de la division de
nuestra ciencia en muchos ramos, y de los diferentes grados de certeza
con que se distinguen. Las matemáticas son las mas ciertas porque son
una especie de creacion del entendimiento, el que partiendo de la
unidad y de un punto, se construye un mundo de formas y de números,
prolongando las líneas y multiplicando la unidad, hasta lo infinito.
Así conoce lo que él mismo produce, resultando que los mismos teoremas
tenidos vulgarmente como objetos de pura contemplacion, han menester
accion como los problemas. La mecánica ya es menos cierta que la
geometría y la aritmética, porque considera el movimiento realizado en
las máquinas; y la física lo es todavía menos, porque no considera
como la mecánica el movimiento externo de las circunferencias sino el
movimiento interno de los centros. En las ciencias del órden moral hay
todavía menos certeza, porque no se ocupan de los movimientos de los
cuerpos, los cuales dimanan de un orígen cierto y constante que es la
naturaleza, sino de los movimientos de las almas que se realizan á
grandes profundidades y con frecuencia nacen del capricho.
«La ciencia humana, dice, ha nacido de un defecto del espíritu humano,
que en su extrema limitacion está fuera de todas las cosas, no
contiene nada de lo que quiere conocer, y por consiguiente no puede
hacer la verdad á la cual aspira. Las ciencias mas ciertas son las que
expian el vicio de su orígen, y se asimilan como creacion á la ciencia
divina, es decir, aquellas en que lo verdadero y lo hecho son
mutuamente convertibles.
«De lo que precede se puede inferir que el criterio de lo verdadero y
la regla para reconocerlo, es el _haberlo hecho_; por consiguiente la
idea clara y distinta que tenemos de nuestro espíritu, no es un
criterio de lo verdadero, y no es ni aun un criterio de nuestro
espíritu; porque el alma conociéndose, no se hace á sí misma; y pues
que no se hace, no sabe la manera con que se conoce. Como la ciencia
humana tiene por base la abstraccion, las ciencias son tanto menos
ciertas cuanto mas se acercan á la materia corporal.................
....................................................................
«Para decirlo en una palabra, lo verdadero es convertible con lo
bueno, si lo que es conocido como verdadero tiene su ser del espíritu
que lo conoce, imitando la ciencia humana á la divina por la cual Dios
conociendo lo verdadero lo engendra _en lo interior_ en la eternidad,
y lo hace _en lo exterior_ en el tiempo. En cuanto al criterio de
verdad es para Dios el comunicar la bondad á los objetos de su
pensamiento (vidit Deus quod essent bona): y para los hombres el haber
_hecho lo verdadero que conocen_.» (Ibidem § 1).

[296.] No puede negarse que el sistema de Vico revela un pensador
profundo que ha meditado detenidamente sobre los problemas de la
inteligencia. La línea divisoria en cuanto á la certeza de las
ciencias es sobre manera interesante. A primera vista nada mas
especioso que la diferencia señalada entre las ciencias matemáticas y
las naturales y morales. Las matemáticas son absolutamente ciertas
porque son obra del entendimiento, son como el entendimiento las ve,
porque él mismo las construye; al contrario, las naturales y morales
versan sobre objetos independientes de la razon, que tienen por sí
mismos una existencia propia, y de aquí es que el entendimiento conoce
poco de ellos; y en esto se engaña con tanta mas facilidad cuanto mas
penetra en la esfera donde su construccion no alcanza. He llamado
especioso á este sistema porque examinado á fondo se le encuentra
destituido de cimiento sólido; al paso que he reconocido en su autor
un pensamiento profundo, porque efectivamente lo hay en considerar las
ciencias bajo el punto de vista que él las considera.

[297.] La inteligencia solo conoce lo que hace. Esta proposicion que
resume todo el sistema de Vico, no puede afianzarse en nada; y el
filósofo napolitano se encontraría detenido en sus primeros pasos con
solo pedirle la prueba de lo que afirma. ¿Por qué la inteligencia solo
conoce lo que hace? ¿Por qué el problema de la representacion no ha de
tener solucion posible sino en la causalidad? Creo haber demostrado
que á mas de este orígen se encuentra otro en la identidad, y tambien
en la idealidad enlazado del modo debido con la causalidad.

[298.] Entender no es causar: puede haber, y la hay en efecto, una
inteligencia productora; pero en general el acto de entender y el de
causar ofrecen ideas distintas. La inteligencia supone una actividad,
porque sin ésta no se concibe aquella vida íntima que distingue al ser
inteligente: pero esta actividad no es productora de los objetos
conocidos, se ejerce de un modo inmanente sobre estos objetos,
presupuestos ya en union con la inteligencia, mediata ó
inmediatamente.

[299.] Si la inteligencia estuviese condenada á no conocer sino lo que
ella misma hace, no es fácil concebir cómo el acto de entender
pudiera comenzar; colocándonos en el momento inicial, no sabremos cómo
explicar el desarrollo de esta actividad: porque si no puede entender
sino lo que ella hace, ¿qué entenderá en el primer momento cuando aun
no ha hecho nada? En el sistema que nos ocupa, no hay otro objeto para
la inteligencia que el que ella misma se produce; por otra parte
entender sin objeto entendido es una contradiccion; así, en el momento
inicial, no habiendo nada producido, no puede haber nada entendido; y
por consiguiente la inteligencia es inexplicable. No cabe suponer que
la actividad se despliega ciegamente; no hay nada ciego cuando se
trata de representacion, y la actividad productiva se refiere
esencialmente á cosas representadas en cuanto representadas. El que
estas sean producidas en lo exterior con existencia distinta de la
representacion intelectual, es indiferente para el problema de la
inteligencia. Así, como explica el mismo Vico, la razon humana conoce
lo que ella construye en un mundo puramente ideal, y Dios conoce al
Verbo que engendra, no obstante de que este Verbo no está fuera de la
esencia divina sino identificado con ella.

[300.] No se contenta el filósofo napolitano con aplicar su sistema á
la razon humana; lo generaliza á todas las inteligencias, inclusa la
divina; bien que procurando con loable religiosidad, conciliar sus
doctrinas ideológicas con los dogmas del cristianismo. Y en verdad que
los problemas de la inteligencia no pueden resolverse cumplidamente
sino encumbrándose á tanta altura. Para conocer al entendimiento
humano, no basta seguir los pasos de la humana razon; es necesario
proponerse además el problema general de la inteligencia misma, ora se
limite como la nuestra á flacas vislumbres, ora se dilate por las
regiones de la infinidad en un piélago de luz. Las sublimes palabras
con que san Juan comienza su Evangelio, encierran, á mas de la verdad
augusta enseñada por la inspiracion divina, doctrinas trascendentales
que aun miradas bajo un punto de vista meramente filosófico, son de
una importancia mayor de la que encontrarse pudiera en las palabras de
ningun hombre.
Al identificar lo verdadero con lo hecho, advierte Vico que segun el
dogma de nuestra religion, es necesario distinguir entre lo creado y
lo increado. A lo primero se le debe llamar hecho, á lo segundo
engendrado. Pondera la elegancia divina con que la Escritura santa
llama Verbo á la Sabiduría de Dios, en la cual se contienen las ideas
de todas las cosas, y los elementos de las ideas mismas; sin embargo,
las palabras de Vico son muy inexactas, cuando al explicar la
concepcion de dicho Verbo, parecen dar á entender que solo resulta de
los elementos conocidos y contenidos en la omnipotencia divina. «En
este Verbo, dice, lo verdadero es la comprension misma de todos los
elementos de este universo, la cual podria formar infinitos mundos; de
estos elementos conocidos y contenidos en la omnipotencia divina, se
_forma_ el Verbo real, absoluto, conocido desde toda la eternidad por
el Padre, y engendrado por él desde toda la eternidad.» (De la Antigua
Sabiduría de la Italia, lib. 1, cap. 1.) Si el autor quiere significar
que el Verbo es concebido por solo el conocimiento de lo contenido en
la omnipotencia divina, su asercion es falsa; si no quiso significar
esto, su locucion es inexacta.
Santo Tomás (1 part., cuest. 34, art. 3.)pregunta si en el nombre del
Verbo se contiene alguna relacion á la criatura «utrum in nomine Verbi
importetur respectus ad creaturam» y allí resuelve la cuestion con
admirable laconismo y solidez. «Respondo que en el Verbo se contiene
relacion á la criatura. Dios conociéndose á sí mismo, conoce á toda
criatura. El verbo pues, concebido en la mente, es representativo de
todo aquello que actualmente se entiende. Así en nosotros hay diversos
verbos segun son diversas las cosas entendidas. Pero como Dios con un
solo acto se conoce á sí y á todas las cosas, su único Verbo es
expresivo no solo del padre sino tambien de las criaturas. Y asi como
la ciencia de Dios en cuanto á Dios, es solo conocimiento, pero en
cuanto á las criaturas es conocimiento y causa, así el Verbo de Dios
con respecto á Dios Padre, es solo expresivo, pero con relacion á las
criaturas es expresivo y productivo, por cuya razon se dice en el
salmo 32: dijo, y las cosas fueron hechas, porque en el Verbo se
contiene la razon productiva de las cosas que Dios hace[1].»
[Footnote 1: Respondeo dicendum, quod in Verbo importatur respectus
ad creaturam. Deus enim cognoscendo se, cognoscit omnem creaturam.
Verbum igitur in mente conceptum est representativum omnis eius,
quod actu intelligitur. Unde in nobis sunt diverso verbo, secundum
diversa, quæ intelligimus. Sed quia Deus uno actu et se, et omnia
intelligit, unicum verbum eius est expressivum, non solum Patris
sed etiam creaturarum. Et sicut Dei scientia, Dei quidem est
congnoscitiva tantum, creaturarum autem cognoscitiva et factiva;
ila verbum Dei, eius quod in Deo Patre est, est expressivum tantum,
creaturarum vero est expressivum, et operativum, et propter hoc
dicitur in Psal. 32. Dixit, et facta sunt, quia importatur in verbo
ratio factiva eorum qua Deus facit.]
Por este pasaje se echa de ver que segun la doctrina de Santo Tomás,
el Verbo expresa tambien á las criaturas, pero que él es concebido no
solo por el conocimiento de estas, sino y primariamente, por el
conocimiento de la esencia divina; «el Padre, dice en otra parte el
Santo Doctor, entendiéndose á sí y al Hijo y al Espíritu Santo y á
todas las cosas contenidas en su ciencia, concibe al Verbo de manera
que toda la Trinidad es _dicha_ en el Verbo y tambien toda
criatura[2].»
[Footnote 2: Pater enim intelligendo se et Filium et Spiritum
Sanctum et omnia alia quæ eius scientia continentur, concipit
Verbum, ut sic tota Trinitas Verbo dicatur, et etiam omnis creatura
(1. par. q. 31. art. 1 - ad. 3.)]
[301.] Hay tambien otra doctrina de Santo Tomás que se opone al
sistema de Vico. Segun éste, la inteligencia conoce lo que hace, y
solo lo que hace, y solo por qué lo hace; pues que lo hecho y lo
verdadero son convertibles, siendo lo hecho el único criterio de
verdad. Esta doctrina la aplica Vico á la inteligencia divina
sustituyendo á _hecho, engendrado;_ con lo cual invierte el órden de
las ideas, pues que ni segun nuestro modo de concebir, Dios entiende
porque engendra, sino que engendra porque entiende; no se concibe la
generacion del Verbo sin concebir antes la inteligencia. «En quien
entiende, dice Santo Tomás, por lo mismo que entiende, procede alguna
cosa dentro de él, lo cual es el concepto de la cosa entendida, y
proviene de la fuerza intelectual y de su noticia[3]».
[Footnote 3: Quicumque autem intelligit ex hoc ipso quod
intelligit, procedit aliquid intra ipsum, quod est conceptio rei
intellectæ ex vi intellectiva proveniens et ex eius notitia
procedens. Quam quidem conceptionem vox significat, et dicitur
verbum cordis, significatum verbo vocis. (1. p. q. 27. art. 1.).]
Esta doctrina de Santo Tomás confirma la opinion expuesta mas arriba,
sobre la imposibilidad de explicar el acto intelectual por sola la
produccion. Es evidente que para producir en el órden intelectual, es
necesario entender ya: y por consiguiente en el momento inicial de
toda inteligencia, no puede ponerse la accion productiva, sino la
intuicion del objeto. En este mismo sentido habla Santo Tomás, en el
modo que hablar puede el hombre de las cosas divinas: no funda en la
generacion del Verbo la inteligencia divina; antes por el contrario,
en la inteligencia funda la generacion del Verbo. Dios, segun Santo
Tomás, engendra al Verbo porque entiende, no entiende porque engendra:
y si bien en este Verbo pone el Santo Doctor la expresion de todo
cuanto está contenido en Dios, es presuponiendo la inteligencia
divina, con la cual se hace posible decir ó proferir el Verbo. El
órden de los conceptos, pues, es el siguiente: entendimiento, objeto
entendido, verbo procedente de la accion de entender por el cual el
ser inteligente se expresa, se dice á sí propio, la misma cosa
entendida. Aplicadas estas ideas á Dios, serán: Dios Padre
inteligente; esencia divina con todo lo que ella contiene, entendida;
Verbo ó Hijo engendrado por este acto intelectual, y expresivo de todo
lo que se encierra en este acto generador.

[302.] No es mi ánimo inculpar á Vico; solo he querido hacer notar la
inexactitud de sus palabras, haciéndole por otra parte la justicia de
creer que él entendia las cosas del mismo modo que las he explicado,
aunque no acertó á expresarse con la debida claridad. Pasemos ahora á
considerar el sistema de Vico bajo puntos de vista menos delicados.
Es fácil notar que admitiendo lo hecho por único criterio de verdad,
la inteligencia queda incomunicada con todo lo que no sean sus obras.
Ni á sí misma se puede conocer, porque no se hace. «El alma,
conociéndose, dice Vico, no se hace, y por lo mismo no sabe la manera
con que se conoce;» de suerte que prescindiendo del problema de la
inteligibilidad que se ha ventilado mas arriba (cap. XII,) niega Vico
á nuestra alma el criterio de sí propia por la única razon de que no
se causa á sí misma. Entonces, la identidad lejos de ser un orígen de
representacion como se ha probado (cap. XI), es incompatible con ella;
nada podrá conocerse á sí mismo porque nada se hace á sí mismo.
De esto resulta un gravísimo error; pues que se infiere que tampoco
Dios puede conocerse á sí mismo; porque no se causa á sí mismo. Ni
basta decir que se conoce en el Verbo, pues que si no se supone la
inteligencia, el Verbo es imposible.

[303.] Todo el mundo de la realidad distinto del ser intelectual, será
desconocido para siempre; de donde se deduce que el sistema de Vico
lleva al escepticismo mas riguroso. ¿Qué admite el filósofo
napolitano? el conocimiento por el espíritu, de la obra misma del
espíritu; en esto se comprenden los actos de conciencia y todos los
objetos puramente ideales que en ella nos creamos; esto tambien lo
admiten los escépticos, ninguno de ellos dejará de convenir que hay en
nosotros conciencia, que hay un mundo ideal, obra de esta conciencia
misma ó atestiguado por ella.
Si pues no admitimos otro criterio de verdad que lo hecho, abrimos la
puerta al escepticismo, abandonamos el mundo de las realidades para
establecernos en el de las apariencias. No obstante ¡singularidad de
las opiniones humanas! Vico pensaba todo lo contrario; él creia que
solo con su sistema era posible rebatir á los escépticos. Es curioso
oirle decir con admirable seriedad «el único medio de destruir el
escepticismo es tomar por criterio de verdad, que cada cual está
seguro de lo verdadero que hace.»
¿En qué puede fundarse tamaña extrañeza? oigamos al filósofo, que dice
cosas muy buenas, pero que no se alcanza cómo pueden conducir á la
destruccion del escepticismo. «Los escépticos van repitiendo siempre
que las cosas les _parecen_, pero que ignoran lo que ellas son en
realidad; confiesan los efectos y conceden por consiguiente que estos
efectos tienen sus causas; pero afirman que no conocen á estas porque
ignoran el género ó la forma segun la cual las cosas se hacen. Admitid
estas proposiciones, y retorcedlas contra ellos de la manera
siguiente: esta comprension de causas que contiene todos los géneros ó
todas las formas bajo las cuales son dados todos los efectos, cuyas
apariencias confiesa ver el escéptico, pero cuya esencia real asegura
ignorar; esta comprension de causas se halla en la primera verdad que
las comprende todas, y donde todas están contenidas hasta las últimas.
Y pues que esta verdad las comprende todas, es infinita, y no excluye
ninguna, y tiene la prioridad sobre el cuerpo que no es mas que un
efecto. Por consiguiente esta verdad es alguna cosa espiritual, en
otros términos es Dios, el Dios que confesamos nosotros los
cristianos; sobre esta verdad debemos medir la verdad humana, pues que
la verdad humana es aquella cuyos elementos hemos ordenado nosotros
mismos, aquello que contenemos en nosotros y que por medio de ciertos
postulados podemos prolongar y seguir hasta lo infinito. Ordenando
estas verdades las conocemos, y las hacemos á un mismo tiempo; y hé
aquí por qué en este caso poseemos el género ó la forma segun la cual
hacemos» (Ibid. 3.).
En esta refutacion de los escépticos nada encuentro que pueda destruir
el escepticismo. Aun suponiendo que todos admiten el principio de
causalidad, lo que no es exacto, ¿qué se puede sacar de este principio
cuando se señala por único criterio la obra del mismo entendimiento
que ha de emplear el principio? Si no hay mas criterio que el de
causalidad, el entendimiento se encuentra aislado, sin poder ir mas
allá en el órden de los efectos, que hasta donde llegan los producidos
por él mismo; y en el de las causas, no puede subir mas arriba que de
sí propio; porque si sube, ya conoce cosas que él no ha hecho, á
saber, la causa que le ha producido á él. En este supuesto los
escépticos quedan triunfantes; el conocimiento se reduce al mundo
interior, á las simples apariencias; cuando de estas se quiera salir
se tropieza con el obstáculo del criterio único, el cual se opone al
conocimiento de todo lo _no hecho_ por el entendimiento mismo.
Entonces la realidad nos está vedada y nos hallamos separados de ella
por un vallado insalvable. El mundo en sí, será lo que se quiera
suponer; mas para nosotros no será nada. Esta ley se aplicará á todas
las inteligencias, de manera que la realidad solo podrá ser conocida
por la causa primera.
Estas consecuencias son inadmisibles en no arrojándose sin reserva al
campo del escepticismo, y no obstante son inevitables en el sistema de
Vico. Original ocurrencia la de querer combatir el escepticismo con un
sistema que le abre la mas anchurosa puerta.


CAPÍTULO XXXI.
CONTINUACION.

[304.] Si en algun terreno pudiera ser admitido el criterio del
filósofo napolitano, seria en el de las verdades ideales. Como estas
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