El Niño de la Bola: Novela - 16

Total number of words is 3324
Total number of unique words is 1295
37.7 of words are in the 2000 most common words
50.1 of words are in the 5000 most common words
56.9 of words are in the 8000 most common words
Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
vulgarísimo, y nada propio de un héroe de tanto corazon y arranque
como ella habia supuesto al famoso _Niño de la Bola_.
--En fin... (concluyó diciendo:) ¡el drama no ha resultado romántico!
--¡Tiene usted más razon de lo que se figura! (contestó el señor de
Mirabel.) ¡Para drama romántico, le falta un par de crímenes!--En
compensacion... (usted misma lo ha dicho), su desenlace ha sido
eminentemente cristiano.
--Y ¿qué tiene que ver el arte con el cristianismo?--replicó la
forastera.
--El arte romántico, ¡nada! (expuso el jovellanista.) Precisamente
es hijo de la soberbia y la impiedad, y no admite más culto que el
de la mujer y el de la venganza.--Los románticos son idólatras de sí
mismos, de sus pasiones, de sus afectos, de sus amarillentas adoradas
y de otras pobrezas terrenales _ejusdem furfuris_.
--Don Trajano debe de tener razon... (observó el hipócrita Pepito);
pues por ahí se dice que los más irritados con la solucion amistosa
del tal drama son los incrédulos de la Botica.
--¡Terrible gente! (respondió el jurisconsulto, alzando mucho las
cejas.)--Á mí no me asustan los milicianos nacionales...--¡Ya vieron
ustedes ayer qué entusiasmados y devotos iban en la Procesion!...
¡Estos progresistas son buenos en el fondo!--¡Pero esa gentecilla
nueva que no cree en la divinidad de Nuestro Señor Jesucristo
representa un gran peligro para el porvenir!
--Oye una palabra, Trajano... Con permiso de los señores...--dijo
en esto al discípulo de Moratin aquel otro viejo, tambien moderado
jovellanista, que la tarde ántes vimos con él en un balcon.
Y, arrimando la boca á su oido, añadió lo siguiente:
--Esa _gentecilla_ que dices, es nuestra legítima
heredera...--Nosotros, con todos nuestros pergaminos y nuestra
sangre azul, fuimos, cuando jóvenes, partidarios de la Razon, del
Buen Sentido y hasta de aquel _Sér Supremo_ que sustituyó al antiguo
_Jehová_...--¿No te acuerdas?
Y, al hablar de este modo, el viejo se reia cínicamente.
--¡Eso no se dice!--gruñó D. Trajano de muy mal humor.
--Te lo digo á tí...
--¡Ni á mí tampoco!--¡Ni á tí mismo!--Y verás cómo, con el tiempo, te
acostumbras á creer que tienes otras ideas...
Peliagudo se habia puesto el negocio, cuando quiso Dios que
llegaran á la Rifa Antonio Arregui y la _Dolorosa_, cortando con su
presencia aquella y todas las conversaciones pendientes, muy ménos
interesantes que las mismas personas que les servian de asunto.
Antonio iba sumamente descolorido y turbado, pero más obsequioso que
nunca con su mujer, como haciendo público alarde de dicha conyugal,
al par que buscando en el fondo una verdadera reconciliacion
doméstica.
Soledad no parecia la misteriosa esfinge de siempre. Habia cambiado
de actitud y hasta pudiera decirse que de carácter. Estaba inquieta:
miraba á todos lados, y sus ojos no eran ya mudos abismos llenos
de sombra, sino volcanes de amor en actividad...--El preconcebido
adulterio acechaba desde ellos á la honradez para herirla por la
espalda.
Vestía de blanco como una novia, sin que su elegancia y donaire
tuviesen nada que envidiar á la forastera. Una toca negra de encaje
hacía resaltar dulcemente la blancura de su muy descubierta garganta,
así como los hilos de perlas que le servian de brazaletes pardeaban
al querer competir con sus nevados brazos.--Estaba hermosísima: la
tentacion no se mostró nunca en más temible forma.
No al lado de su adorada hija, sino al lado de Antonio Arregui,
habíase sentado la señá María Josefa, muy acabada por aquellos dos
dias de mortal zozobra; pero aún vigilante y en la brecha, como si
la alarmasen tristes presentimientos.--Honor y dechado del _sexo
femenino_ (que tan desventajosa representacion tiene en esta reducida
historia), aquella noble mujer, que no se allanó, cuando moza, á las
demandas de su millonario señor, sino al debido precio de su mano
y de su nombre; la que despues hemos visto esposa fiel, paciente
y trabajadora; la madre amantísima; la amiga de los necesitados,
no podia ménos de hallar, y halló efectivamente aquella tarde en
tan numeroso y vário gentío, miradas de compasion y de respeto por
parte de otras muchas mujeres de bien; condigno premio de un largo
heroísmo; elogio fúnebre, no muy anticipado por cierto, de la que
habia de morir á los pocos dias.
Llegaron, al fin, los Canónigos, justificando su tardanza con la
solemnidad de las Vísperas que acababan de rezar, en conmemoracion
de no sé qué difunto monarca vencedor de los mahometanos, é
inmediatamente comenzó la Rifa, seguida del Baile; este último al són
de instrumentos moriscos, ó sea de guitarras, platillos, carrañacas y
castañuelas, como ántes de la Conquista.
Las parejas de danzarines no se concertaron en virtud de puja, sino
espontáneamente, formándolas, por tanto, mozas y mozos de la clase
baja, al tenor de sus particulares inclinaciones, de donde sólo
hubo que admirar el rumbo y desenfado de tal ó cual refajona metida
en carnes y de coloradas mejillas, que se movia como una peonza, ó
las primorosas y contínuas _mudanzas_ con que _la obligaba_ algun
pinturero bailador de zapatos blancos.
Respecto de la Rifa, era mucho menor el interes del _señorío_, pues
no se subastaba otra cosa que los hilos de marchitas uvas, las tortas
de pan de aceite y las panojas de arrugadas peras y manzanas (todo
allí de manifiesto) que habian regalado los devotos al Niño Jesus...
De esta manera llegaron las cinco de la tarde, y ya se disponian á
regresar á la Ciudad algunas familias acomodadas, entre ellas la
de Antonio Arregui, cuando notóse de pronto en las más distantes
y encumbradas cuevas una gran agitacion, acompañada de gritos de
mujeres y niños que decian:
--¡Manuel Venegas! ¡Manuel Venegas! ¡Allí viene! ¡Ahora cruza las
viñas! ¡Pronto llegará ahí!
Un rayo que hubiese caido en medio de la multitud no habria causado
tanto pavor.--Todo el mundo se puso de pié: cesaron la música y el
baile: corrieron gentes al encuentro del temido jóven, guiándose
por las indicaciones de los que lo veian (pues llegaba por camino
desusado); huyeron otras personas en sentido opuesto, como para
librarse de la tormenta que se cernia en los aires..., y áun hubo
algunas que hablaron de ir á buscar á D. Trinidad Muley...
Antonio Arregui era el único que permanecia sentado, ó, por
mejor decir, que habia vuelto á sentarse al oir aquel temeroso
anuncio.--Estaba lívido; pero resuelto, callado, y como indiferente á
lo que sucedia.
La señá María Josefa le decia llorando:
--¡Vámonos! ¡Vámonos á casa! ¡Piensa que tienes un hijo!
Otras mujeres se ofrecian á esconderlo en tal ó cual segurísima cueva.
Las autoridades procuraban tranquilizarlo, diciéndole que ellas no
consentirian ningun atropello...
Antonio no contestaba á nadie.
Soledad, de pié, silenciosa, terrible, parecia aguardar la resolucion
de su marido.
--¡Siéntate!--díjole éste con desabrido tono y sin mirarla.
Soledad obedeció con indiferencia.
Y las autoridades y las demas gentes retiráronse de él con frialdad,
en vista de que nada les respondia, yendo el Alcalde á consultar el
caso con el jefe de su partido, ó sea con D. Trajano Perícles de
Mirabel, á quien debia la vara.
El jurisconsulto informó que no podia prenderse á Manuel Venegas
miéntras no cometiese delito ó conato de él; pero que habia que
vigilarlo mucho, así como á Antonio Arregui.
La forastera, que, aunque algo asustada, estaba en sus glorias, opinó
lo mismo.
Entónces rogó el Alcalde á todo el mundo que se sentara, y mandó que
prosiguiesen la música y el baile; como, en efecto, así se hizo, bien
que sin gana de los actores ni atencion alguna de los circunstantes.
Entretanto, ya habia asomado Manuel Venegas, no por el camino de
la Ciudad, sino por lo alto de los cerros, cual si desde la vecina
Sierra hubiera bajado á campo travieso para caer más pronto en
aquellos parajes.
Venía á caballo, y faltábanle muy pocos obstáculos que vencer para
entrar en camino expedito y llegar en breves instantes al lugar de la
Rifa.
La perplejidad del _Coro_ era inmensa, indefinible.--¡Habia cambiado
tantas veces de papel en aquel drama, que ya no sabía qué actitud
tomar, ni discernia acaso sus propios sentimientos!
En esto, llegó Manuel cerca de la explanada que servia de centro á la
fiesta. Apeóse del caballo, cuya brida entregó al primer oficioso que
se puso á sus órdenes, y, sin mirar ni saludar á nadie, acercóse al
sitio en que se bailaba.
Antonio giró un poco sobre la silla, hasta dar la espalda al
arrogante jóven, como dejando el cuidado de su propia vida á la
conciencia del público y á los representantes de la Ley.
Manuel, demudado por cuarenta y ocho horas de constante martirio,
febril, delirante, enloquecido por la carta de Soledad, miraba
á ésta con la terrible audacia de siempre, y tambien con una
especie de amorosa ufanía y declarado triunfo que pregonaban
la deshonra de Antonio Arregui, llenando de asombro á la
concurrencia.--¡Indudablemente, si el esposo hubiera visto aquella
mirada, su dignidad le habria hecho saltar del asiento, y abalanzarse
al temerario que así le ofendía!... Pero repetimos que Antonio no
hacía caso alguno de Venegas.
Soledad, por su parte, tenía clavados los ojos en el suelo.
La madre era la única que lo veia todo; y, por resultas de ello,
temblaba como la hoja en el árbol.
Tambien temblaba el público...; y no fué uno solo de los presentes
quien murmuró en voz baja:
--¡Esto es horrible! ¡Se masca la sangre!
Otros decian al mismo tiempo:
--¿Habeis reparado? ¡Manuel trae dentro de la faja un par de
pistolas!
Y, en efecto, todos advertían que su rico ceñidor de seda marcaba en
la parte anterior de la cintura dos largos bultos que daban lugar á
semejante suposicion.
En fin: el caso era de lo más grave y comprometido que pudieron
apetecer nunca los aficionados á querellas y desastres.--Si
_Vitriolo_ hubiese estado allí, se habria bañado en agua de rosas.
Un buen hombre, el viejo buñolero de la Plaza, tuvo entónces una idea
muy feliz, nacida de su deseo de conjurar el inminente conflicto,
llamando hácia otro lado la atencion de Manuel y de los espectadores:
--¡Un real (exclamó), por que Manuel baile con la señora Marquesa!
Y señalaba á la huéspeda de D. Trajano.
El pensamiento fué muy aplaudido y despertó en la gente una
frenética y deliberada alegría, que más bien era generosidad y
misericordia.--La causa del Bien acababa de ganar mucho terreno.
Nadie pujó en contra del piadoso anciano; y, como la más vulgar
cortesía vedaba á Manuel oponerse á bailar con tan noble señora, y,
por otra parte, convenia á su propósito que la ley tradicional de la
Rifa fuese aquel dia respetada ciegamente por todo el mundo, cedió
al blando impulso con que lo animaban muchas personas, y adelantóse
hácia la forastera.
Esta no se hizo de rogar, y ya estaba de pié cuando Manuel llegó á
ella sombrero en mano. Dirigió la beldad una amable sonrisa á nuestro
héroe, por vía de saludo; tercióse la mantilla debajo del brazo, como
si hubiese nacido en el propio Albaicin; y, tomando puesto entre las
demas parejas (que hicieron alto inmediatamente, con gran respeto,
para que la gentil madrileña y el famoso Manuel luciesen mejor su
gallardía), rompió á bailar un fandango clásico, sobrio de mudanzas,
pero voluptuoso como el que más, que arrancó mil aclamaciones á los
circunstantes.
Manuel apénas se movia. Hubiera podido decirse que únicamente
oscilaba, atraido por las alternadas idas y venidas de la bella
aristócrata, cuyo traje de seda crujia á cada garbosa contorsion de
sus brazos y talle, como las lucientes escamas de elegante culebra
que se irgue y enrosca alternativamente, queriendo fascinar á la
ansiada víctima.
Pero el infortunado jóven, á quien la negra suerte habia reservado
aquel último escarnio, no levantaba la vista del suelo.
Soledad aprovechaba en tanto la general distraccion para devorar á
su amante con los ojos... Seguia Antonio casi vuelto de espaldas
á su mujer y al público... Y, como si todavía fuese posible que
sustituyese la comedia á la tragedia, D. Trajano y Pepito sentian
unos celos feroces al pensar que no eran ellos idóneos para el
personalísimo arte de Terpsícore.
Acabó de bailar la llamada Marquesa, y quedó con los brazos medio
tendidos, esperando el inexcusable abrazo de ordenanza.
Manuel se detuvo, cortado..., y ella permaneció tambien inmóvil,
dominada por el femenil pudor.
--¡Que la abrace!--gritó el público.
Manuel avanzó tímidamente y abrazó á la hermosa forastera, entre los
aplausos del gentío.
Cogióse entónces ella de la mano del jóven, para que la condujese á
su sitio, y díjole á los pocos pasos, deteniéndolo:
--¡Conque ya no se marcha usted!--Vaya usted á visitarme y hablaremos
de América...--Yo tengo intereses en Lima.
--Señora... (contestó Manuel lúgubremente.) ¡Lo que ha tenido usted
es la crueldad de bailar con un cadáver!
La forastera sintió un escalofrío de horror, y, soltando la mano del
infeliz, lo saludó ceremoniosamente y corrió á su asiento.
--¡Es un hombre finísimo!... ¡Un hombre delicioso!...--iba diciendo
á izquierda y derecha, para ocultar su miedo y su humillacion.
En aquel mismo instante sonó una voz terrible, como la trompeta del
Juicio Final: la voz de Manuel Venegas, que decia:
--¡Cien mil reales por que baile conmigo aquella señora!
Y señalaba á Soledad.
Todo el mundo se puso de pié, y Antonio el primero de todos.
Reinó, pues, una agitacion indescriptible.
Manuel Venegas estaba plantado en medio de la explanada, solo, con
los brazos cruzados, y fijos los ojos en la _Dolorosa_.
Esta y su madre contenian á Antonio, miéntras que las Autoridades,
los Prebendados, el señor de Mirabel y otras muchas personas de viso
le decian que Manuel estaba en su derecho; que la peticion era legal;
que sólo podia rechazarse haciendo otra oferta mayor; pero que sería
temeridad intentarlo, cuando aquel hombre poseia millones y estaba
medio loco.
La gente de pelea y toda la chusma de chiquillos y pordioseros
gritaban entre tanto:
--¡Ya está dicho! ¡Cien mil reales!--¡Si el otro no da más, que tenga
paciencia!--¡Vamos, señora!... ¡Salga usted á bailar, que se hace
tarde! ¡El Niño Jesus es ántes que todo!--¡Señor Arregui, en este
sitio no se pelea más que con dinero! ¡Suelte usted la mosca ó la
mujer! ¡No hay escapatoria!
Antonio tuvo que desistir de su empeño de ir á concertar con Manuel
un desafío á muerte (que era el plan que se deducia de sus medias
palabras), y, apremiado por el Mayordomo de la Cofradía, que gritaba
con voz oficial: «_¡Cien mil reales por que baile la señora de
Arregui con D. Manuel Venegas!_», exclamó con irritado acento:
--¡Todo mi caudal por que no baile!
--¡Eso no sirve!--¡Esa proposicion es nula!--¡Desde lo que pasó aquí
hace ocho años, quedó establecido que sólo se admiten pujas de dinero
presente! ¡D. Elías no le pagó á la Hermandad aquellos dos mil duros,
y los cofrades tuvimos que pechar con las costas del juicio!
Así dijeron á Antonio en varias formas y maneras los gritos de la
muchedumbre y los discursos de las importantes personas que lo
rodeaban.
Manuel seguia impasible, esperando en su puesto.
Soledad habia dicho ya varias veces á su marido:
--¡Déjalo! ¡Bailaré! ¿Eso qué importa?--¡Tambien ha bailado la prima
del Marqués!
--¡No bailas!--replicó duramente Antonio.
--Dices bien.--¡Que no baile! (exclamó la señá María
Josefa).--Vámonos á casa.
--¡Eso es imposible! (repusieron los hombres graves y la Autoridad.)
¡Hay que respetar las costumbres del pueblo! ¡Hay que evitar un
motin! El Niño Jesus no puede perder ese dinero...
--Iré á mi casa y á casa de mis amigos por todo el oro que pueda
reunir... ¡y pujaré hasta las nubes!...--contestóles el digno riojano.
--¡Locura! (arguyeron los otros.) ¡Pronto será de noche!--Además:
¿cómo va usted á dejarse aquí á la señora?--Ni ¿cómo llevársela, sin
que baile?--¡Nadie lo consentiria!...
En tal situacion, dejó su asiento la forastera, la dictadora de aquel
pueblo, la mujer de todos temida y reverenciada, y, llegándose á
Soledad, la cogió de la mano y le dijo políticamente:
--Señora: quisiera tener el honor de llevarla yo del brazo al
baile...--Y usted, caballero Arregui, reflexione que yo misma he
bailado con la persona de que se trata...--Conque vamos, señora... Se
lo suplico...
Soledad se levantó.
Arregui no supo qué contestar, y bajó la cabeza desesperadamente.
El público abrió calle, y la forastera condujo á Soledad á donde la
aguardaba su atrevido amante.
Este acababa de sacar de la faja lo que habia parecido un par de
pistolas, y que resultó ser un par de paquetes de onzas de oro. Contó
trescientas trece sobre la bandeja que le presentaba un cofrade, y
dijo naturalísimamente:
--Sobra media onza.--Désela usted á cualquier necesitado.
En seguida se volvió hácia Soledad; saludóla, quitándose
caballerescamente el sombrero; y, como en esto principiase la música,
comenzó tambien el fatídico baile de aquellos dos séres que no
habian cruzado nunca una palabra y que, sin embargo, podia decirse
que habian pasado la vida juntos, alentados por una sola alma,
subordinados á un mismo destino.
Soledad no bailaba: iba y venía de un lado á otro, con los ojos fijos
en tierra, como dominada por un vértigo. Manuel no bailaba tampoco:
seguia los pasos de Soledad, mirándola frenéticamente, como el
sediento mira el agua que va á llevar á sus labios.
Antonio temblaba con la faz oculta entre las manos, para no ver el
ludibrio que se hacía de su amor, tal vez de su honra...
El público guardaba un silencio medroso, que parecia la tácita
expresion del remordimiento anticipado.
Detúvose, al fin, Soledad, como dando por concluida tan espantosa
danza, y levantó hácia Manuel unos ojos hechiceros, voluptuosos
y malignos, en que se leia toda la carta que le habia escrito al
amanecer...
Manuel se llegó entónces á su querida con los brazos abiertos, en
los cuales se arrojó ella, sin poder dominar el amoroso arrebato
de su alma y de su sangre. Recogióla el mísero, y la estrechó á su
corazon, como el trofeo de toda su vida..., y el mundo y el cielo
desaparecieron á la vista de los dos insensatos...
--¡Socorro! ¡que la ahoga!--prorumpió súbitamente la madre, corriendo
hácia ellos.
--¡Asesino!--gritó Arregui, al alzar los ojos y ver lo que pasaba.
--¡La ha matado!--exclamaron otras muchas personas entre alaridos de
indescriptible horror.
Y era que todos habian visto á Soledad ponerse azul, echar sangre por
la boca y por los oidos, y doblar la cabeza sobre el seno de Manuel
Venegas... ¡Era que los más cercanos habian oido crugir endebles
huesos entre aquellas dos férreas tenazas con que el atleta loco
seguia estrechando contra su corazon á la _Dolorosa_!
¡Y el desdichado (ignorante sin duda de que le habia dado muerte)
miraba entretanto en derredor suyo, como desafiando al universo á
que se la quitara!...
Á todo esto, la madre habia llegado, y pugnaba inútilmente por
desasir á su hija de los brazos de aquel leon...
Antonio se abalanzaba por su parte al puñal que tenía á los piés el
Niño Jesus, y corria hácia Manuel lanzando aullidos de venganza...
Manuel lo vió llegar; vió que le heria; sintió el golpe; pero no hizo
nada para defenderse, por no soltar á su adorada...
Sólo cuando el puñal húbole atravesado el corazon, fué cuando abrió
los brazos, de donde se desplomó en el suelo el cadáver de la
_Dolorosa_.
Cayeron, pues, juntos los dos amantes, y la sangre de ambos, revuelta
y confundida, fué devorada por la sedienta tierra.
La madre, sin sentido, formaba grupo con los muertos.
Antonio volvió á poner el puñal á los piés del Niño Jesus, y se
entregó voluntariamente á la Justicia.

FIN.
You have read 1 text from Spanish literature.
  • Parts
  • El Niño de la Bola: Novela - 01
    Total number of words is 4684
    Total number of unique words is 1836
    33.3 of words are in the 2000 most common words
    46.6 of words are in the 5000 most common words
    53.7 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • El Niño de la Bola: Novela - 02
    Total number of words is 4827
    Total number of unique words is 1719
    36.2 of words are in the 2000 most common words
    48.6 of words are in the 5000 most common words
    55.5 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • El Niño de la Bola: Novela - 03
    Total number of words is 4856
    Total number of unique words is 1684
    37.2 of words are in the 2000 most common words
    50.6 of words are in the 5000 most common words
    57.1 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • El Niño de la Bola: Novela - 04
    Total number of words is 4843
    Total number of unique words is 1665
    35.9 of words are in the 2000 most common words
    49.5 of words are in the 5000 most common words
    55.6 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • El Niño de la Bola: Novela - 05
    Total number of words is 4868
    Total number of unique words is 1766
    34.2 of words are in the 2000 most common words
    48.3 of words are in the 5000 most common words
    56.5 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • El Niño de la Bola: Novela - 06
    Total number of words is 4822
    Total number of unique words is 1682
    36.8 of words are in the 2000 most common words
    49.7 of words are in the 5000 most common words
    57.0 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • El Niño de la Bola: Novela - 07
    Total number of words is 4856
    Total number of unique words is 1743
    36.2 of words are in the 2000 most common words
    49.8 of words are in the 5000 most common words
    56.3 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • El Niño de la Bola: Novela - 08
    Total number of words is 4784
    Total number of unique words is 1682
    35.8 of words are in the 2000 most common words
    47.3 of words are in the 5000 most common words
    53.3 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • El Niño de la Bola: Novela - 09
    Total number of words is 4771
    Total number of unique words is 1703
    36.2 of words are in the 2000 most common words
    50.6 of words are in the 5000 most common words
    56.7 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • El Niño de la Bola: Novela - 10
    Total number of words is 4740
    Total number of unique words is 1760
    35.2 of words are in the 2000 most common words
    48.6 of words are in the 5000 most common words
    55.7 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • El Niño de la Bola: Novela - 11
    Total number of words is 4677
    Total number of unique words is 1625
    34.7 of words are in the 2000 most common words
    46.9 of words are in the 5000 most common words
    53.6 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • El Niño de la Bola: Novela - 12
    Total number of words is 4878
    Total number of unique words is 1559
    37.9 of words are in the 2000 most common words
    50.5 of words are in the 5000 most common words
    55.8 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • El Niño de la Bola: Novela - 13
    Total number of words is 4809
    Total number of unique words is 1577
    36.8 of words are in the 2000 most common words
    50.4 of words are in the 5000 most common words
    56.4 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • El Niño de la Bola: Novela - 14
    Total number of words is 4739
    Total number of unique words is 1643
    34.3 of words are in the 2000 most common words
    48.5 of words are in the 5000 most common words
    55.9 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • El Niño de la Bola: Novela - 15
    Total number of words is 4852
    Total number of unique words is 1685
    36.6 of words are in the 2000 most common words
    49.0 of words are in the 5000 most common words
    55.5 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.
  • El Niño de la Bola: Novela - 16
    Total number of words is 3324
    Total number of unique words is 1295
    37.7 of words are in the 2000 most common words
    50.1 of words are in the 5000 most common words
    56.9 of words are in the 8000 most common words
    Each bar represents the percentage of words per 1000 most common words.